domingo, 8 de mayo de 2011

Sólo puede haber vida si hay paz, libertad y justicia

Sólo puede haber vida si hay paz, libertad y justicia
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Miles de indígenas con pasamontañas procedentes de las cinco regiones bajo influencia del EZLN recorrieron las calles de San CristóbalFoto Moysés Zúñiga Santiago
Gloria Muñoz Ramírez
Especial
Periódico La Jornada
Domingo 8 de mayo de 2011, p. 3
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 7 de mayo. En asombroso y absoluto silencio más de 15 mil bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), según cálculos conservadores, inundaron hoy las calles de esta ciudad en lo que fue la reaparición pública de las comunidades en rebeldía y de la plana mayor del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, después de más de cinco años de no manifestarse fuera de su territorio.
En el discurso central, ante una plaza colmada de zapatistas y de organizaciones y colectivos de la otra campaña en Chiapas, el comandante David esbozó con claridad la postura del EZLN ante la guerra y ante las diferentes corrientes: No se trata de ver quién gana de entre los católicos, evangélicos, mormones, presbiterianos o de cualquier religión o no creyente. No se trata de ver quién es indígena y quiénes no. No se trata de ver quién es más rico o más pobre. No se trata de quién es de izquierda, de centro o de derecha. No se trata de si son mejores los panistas, o los priístas, o los perredistas o como se llame cada quien, o todos son iguales de malos. No se trata de quién es zapatista o no lo es. No se trata de estar con el crimen organizado o con el crimen desorganizado de este gobierno. No. De lo que se trata es de que para poder ser lo que cada quien escoge ser, para poder creer o no creer, para elegir una creencia ideológica, política o religiosa, para poder discutir, acordar o desacordar, son necesarias la paz, la libertad, la justicia.
Miles de hombres, mujeres y niños procedentes de las cinco regiones bajo influencia del EZLN (La Realidad, La Garrucha, Morelia, Roberto Barrios y Oventic) arribaron en camiones de redilas desde las primeras horas de la mañana. Con los rostros cubiertos y con la disciplina que los caracteriza, partieron en filas del Centro Indígena de Capacitación Integral (Cideci), en las afueras de esta ciudad, hasta la Plaza de la Paz, lugar al que tardaron más de 4 horas en llegar, pues cuando la vanguardia del contingente pisó la plaza, el camino a San Juan Chamula, el barrio de San Ramón, el Puente Blanco y la calle Diego de Mazariegos se encontraban repletas de zapatistas.
Casi al finalizar su discurso, el comandante David conminó a la repetición, siete veces, de un mensaje dirigido a todas las víctimas y familiares de la guerra de Calderón: No están solos, una consigna que durante más de 17 años los ha acompañado a ellos y que en esta ocasión manifestaron en un solo grito, con el puño izquierdo levantado, en uno de los momentos más emotivos de la concentración.
Los zapatistas señalaron que con su adhesión a la movilización nacional, y en particular con su presencia silenciosa en San Cristóbal de las Casas, dejaron claro que no señalarían caminos ni responderían a la pregunta de qué sigue. Tampoco, dijeron, “estamos aquí para hablar de nuestros dolores, de nuestras luchas, de nuestros sueños, de nuestras vidas y muertes… Hoy estamos aquí representando a decenas de miles de indígenas zapatistas, mucho más de los que hoy somos vistos, para decirles a ese digno paso silencioso, que en su demanda de justicia, que en su luchar por la vida, que en su anhelo de paz, que en su exigencia de libertad, nosotros los comprendemos y los apoyamos. Hoy estamos aquí para responder al llamado de quienes luchan por la vida, y a quienes el mal gobierno responde con la muerte”.
Más de 30 comandantes y comandantas del EZLN, entre ellos Tacho, Zebedeo, Bulmaro, Guillermo, Miriam y Ester, ocuparon el templete frente a la Catedral de la Paz. Desde ahí, el comandante David explicó que el llamado a la marcha nacional nace de personas que no nos están llamando o convenciendo para ser de una religión, una idea, un pensamiento político o una posición social. No nos están llamando a quitar un gobierno para poner otro. No nos están diciendo que hay que votar por uno o por otro. Estas personas nos están convocando a luchar por la vida. Y sólo puede haber vida si hay libertad, justicia y paz. Por eso esta es una lucha entre quienes quieren la vida y quienes quieren la muerte.
En escandaloso silencio y con miles de pancartas realizadas en pequeñas cartulinas con las consignas No más sangre, Estamos hasta la madre y Alto a la guerra de Calderón, los zapatistas tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y mames cargaron también enormes mantas con los siguientes mensajes: hermanos y hermanas, dolor sentimos por la pérdida de sus familiares, por esta guerra cruel de Calderón y Viva la vida, la libertad, la justicia y la paz.
Al final, luego de más de 5 horas de movilización, sin contar con las que usaron para trasladarse a esta ciudad, la maestra de ceremonias dijo: Ya dijimos lo que tuvimos que decir. Aunque estamos cansados y cansadas, pues así es la lucha. Y sobre las traducciones al tzotzil, tzeltal, tojolabal y chol, señaló, con humor zapatista, sabemos que no entendieron nada, pero ni modos, nos tuvieron que aguantar. Gracias por su paciencia. Ahora, se despidió, así como entramos vamos a salir.

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