Espacio para compartir experiencias, historias y documentos que nos ayuden a ver la vida de los pueblos del mundo como una constante lucha contra quienes quieren hacer de la Vida Digna y el Buen Vivir Objetos Prohibidos.
domingo, 31 de enero de 2010
Cierto ayer, cierto hoy
sábado, 30 de enero de 2010
Gotan Project - Queremos Paz
Howard Zinn, 1922-2010
"Tener esperanza en tiempos difíciles no es sólo tontamente romántico. Está basado sobre el hecho de que la historia humana es una historia no sólo de crueldad, sino también de compasión, sacrificio, valentía, bondad. Lo que optemos por enfatizar en esta compleja historia determinará nuestras vidas. Si vemos sólo lo peor, eso destruye nuestra capacidad para actuar. Si recordamos esos tiempos y lugares, y hay muchos, donde la gente se ha comportado de manera magnífica, eso nos da la energía para actuar, y por lo menos la posibilidad de enviar este trompo de mundo a que gire en otra dirección. Y si actuamos, por más pequeña que sea la acción, no tenemos que esperar un gran futuro utópico. El futuro es una sucesión infinita de presentes, y vivir ahora tal como pensamos que deberían de vivir los seres humanos, en desafío de todo lo malo que nos rodea, es en sí un triunfo maravilloso." (You Can’t Be Neutral on a Moving Train, autobiografía del historiador y dramaturgo estadunidense)
"El cambio revolucionario no llega como un momento cataclísmico (¡cuidado con tales momentos!), sino como una sucesión interminable de sorpresas, caminando de manera zigzagueante hacia una sociedad mas decente. No tenemos que participar en grandes acciones heroicas para participar en el proceso del cambio. Acciones pequeñas, multiplicadas por millones de personas, pueden transformar el mundo." (Autobiografía)
“La verdad es que el establishment depende mucho de la amnesia histórica, del hecho de que en este país la gente generalmente no conoce esta historia. No sólo no conoce lo que ocurrió a finales del siglo XIX o principios del XX; desconoce la historia de los últimos 15 o 20 años. Eso facilita que el gobierno diga al pueblo cosas que son inmediatamente aceptadas… Creo que es cierto que en América Latina y Europa los pueblos son más conscientes de la historia que el estadunidense.” (Entrevista con La Jornada).
“La palabra ‘anarquía’ perturba a la mayoría de la gente en el mundo occidental; sugiere desorden, violencia, incertidumbre. Tenemos buenas razones para tenerle miedo a estas condiciones, porque hemos estado viviendo en ellas por largo rato, no en sociedades anarquistas (nunca han existido), pero precisamente en esas sociedades más temerosas de la anarquía, los poderosos estados-nación de los tiempos modernos. En ningún momento en la historia humana ha existido tal caos social… Son estas condiciones las que los anarquistas desean anular, para traer un tipo de orden al mundo por primera vez.” ("El arte de revolución", 1971, introducción al libro de Herbert Read Anarchy and Order)
"El anarquista ve el cambio revolucionario como algo inmediato, algo que tenemos que hacer ahora mismo, donde estamos, donde vivimos, donde trabajamos. Implica empezar desde ahora mismo a deshacerse de las relaciones autoritarias y crueles, entre hombres y mujeres, entre padre e hijos, entre un tipo de trabajador y otro tipo. Tal acción revolucionaria no puede ser aplastada como una insurgencia armada. Ocurre en la vida cotidiana, en las esquinitas donde las manos poderosas pero torpes del poder estatal no pueden fácilmente alcanzar. No está centralizada o aislada, y por lo tanto no puede ser destruida por los ricos, la policía, los militares. Ocurre en 100 mil lugares al mismo tiempo, en familias, en las calles, en los barrios, en los lugares de trabajo. Suprimida en un lugar, reaparece en otro hasta que está en todas partes. Tal revolución es un arte. Eso es, requiere la valentía no sólo de la resistencia, sino de la imaginación." ("El arte de revolución")
"Hay un poder que se puede crear de la indignación acumulada, de la valentía, y la inspiración de una causa común, y si suficientes personas ponen sus mentes y sus cuerpos con esa causa, pueden ganar. Es un fenómeno registrado una y otra vez en la historia de los movimientos populares contra la injusticia por todo el mundo." (Autobiografía)
"Si la izquierda va a tener fuerza, no creo que se dé en el campo electoral, sino que surgirá en las calles, básicamente como siempre ha sucedido en Estados Unidos. La izquierda estadunidense nunca ha logrado hacer mucho en la arena electoral, solamente ha logrado algo cuando genera conmoción nacional que ejerce presión contra quien esté en el poder, demócrata o republicano." (Entrevista con La Jornada)
"Pero no creer en la posibilidad del cambio dramático es olvidar que las cosas han cambiado, no lo suficiente por supuesto, pero lo suficiente para demostrar lo que es posible. Nos hemos sorprendido antes en la historia. Podemos ser sorprendidos de nuevo. De hecho, podemos hacer la sorpresa." (Autobiografía).
“Mi punto de vista, al contar la historia de los EEUU, es diferente: no debemos aceptar la memoria de los estados como cosa propia. Las naciones no son comunidades y nunca lo fueron. La historia de cualquier país, si se presenta como si fuera la de una familia, disimula terribles conflictos de intereses (algo explosivo, casi siempre reprimido) entre conquistadores y conquistados, amos y esclavos, capitalistas y trabajadores, dominadores y dominados por razones de raza y sexo. Y en un mundo de conflictos, en un mundo de víctimas y verdugos, la tarea de la gente pensante debe ser –como sugirió Albert Camus- no situarse en el bando de los verdugos”.
http://www.howardzinn.org/default/index.php
http://howardzinn.org/video/thepeoplespeak.mov
http://www.hiru-ed.com/COLECCIONES/LAS-OTRAS-VOCES/La-otra-historia-de-los-EEUU.htm
viernes, 29 de enero de 2010
Haití en nuestras mentes, ensayo de Mumia Abu-Jamal
Haití, conocido en tiempos coloniales como “la perla de las Antillas” y luego “la madre de las revoluciones”, ha sufrido durante casi dos siglos por atreverse a pelear y ganar su libertad del colonialismo y saqueo europeo.
Los medios corporativos nos informan que Haití es la nación más pobre del Occidente. Pero nunca nos dicen cómo llegó a serlo. ¿Cuántos sabemos que Estados Unidos brutalmente ocupó a Haití y se quedó ahí durante 20 años? ¿Cuántos sabemos que Haití, que tenía la temeridad de derrotar no sólo uno, ni dos, sino tres ejércitos coloniales ––el francés, el inglés y el español–– , fue obligado a pagar reparaciones a Francia durante casi 200 años? Ésta fue la primera y única vez que un vencedor en guerra tuvo que pagar al país que había derrotado.
Haití no solo es pobre. Ha sido empobrecido por un sistema global de explotación y una economía capitalista de plantación que fue diseñada como una sanción contra la liberación negra. C.L.R. James, el gran estudioso y activista revolucionario, sostiene que la Revolución Haitíana fue un evento singular en la historia humana ––más importante que la Revolución Francesa o la Americana. Esto es, en parte, porque la Revolución Haitíana acabó con el imperialismo francés en las Américas. Napoleón, quien había perdido su vaca lechera Haitíana, vendió extensas tierras a Estados Unidos por monedas, duplicando el tamaño del país en un solo día. El hecho de que un predicador americano compara la venta con un pacto con el diablo, nos da una idea del peso que todavía tiene.
Increíblemente ninguna de las otras dos revoluciones puso fin a la esclavitud. Todo lo contrario, porque George Washington y Thomas Jefferson eran dueños de esclavos, y Napoleón Bonaparte envió su ejército a Haití para defender la esclavitud.
Las décadas y décadas de dictadores respaldados por el Estados Unidos ––un legado del capitalismo de plantación y explotación––, los golpes de estado apoyados por Estados Unidos como la expulsión de Jean Bertrand Aristide, y el ahorcamiento corporativo de los obreros pobres de Haití han dejado un país gravemente subdesarrollado e incapaz de sobrellevar los desastres naturales.
Hace varios años cuando un huracán golpeó una ciudad en la nación más rica del mundo, la gente rica y de clase media tenían los recursos para salir justo antes de que el huracán le cayera. En Haití casi no existen este tipo de recursos.
Pero un temblor no es un huracán. Golpea de repente, sin aviso. Muchas naciones como Japón han construido edificios que resisten las sacudidas y las vueltas de los temblores. Semejantes técnicas aplicadas a las casas y escuelas de Haití pudieron haber reducido la pérdida de vidas y el sufrimiento. De no haber sido desangrado y explotado durante siglos, Haití hubiera tenido los recursos disponibles para proteger a su gente en la medida que fuera posible.
Ojalá el futuro de Haití sea más esperanzador que su pasado post-colonial.
Del corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.
jueves, 28 de enero de 2010
Versos Sencillos
157 años y esta muy vivo
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez –en la reja,
A la entrada de la viña.—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: --cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, --es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla, y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,--
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
V
Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
X
El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¡Lo mismo que un alelí!
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombre la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca:
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es un rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca a su rincón,
El alma trémula y sola!
XI
Yo tengo un paje muy fiel
Que me cuida y que me gruñe,
Y al salir, me limpia y bruñe
Mi corona de laurel.
Yo tengo un paje ejemplar
Que no come, que no duerme,
Y que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.
Salgo, y el vil se desliza
Y en mi bolsillo aparece;
Vuelvo, y el terco me ofrece
Una taza de ceniza.
Si duermo, al rayar el día
Se sienta junto a mi cama:
Si escribo, sangre derrama
Mi paje en la escribanía.
Mi paje, hombre de respeto,
Al andar castañetea:
Hiela mi paje, y chispea:
Mi paje es un esqueleto.
XVIII
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado;
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silva, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
XII
Estoy en el baile extraño
De polaina y casaquín
Que dan, del año hacia el fin,
Los cazadores del año.
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado:
Marca un vizconde pintado
El tiempo en la pandereta.
Y pasan las chupas rojas;
Pasan los tules de fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.
XLV
Sueño con claustros de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
¡De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empuñan
La espada de piedra: lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!:
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un mármol: "Oh mármol,
Dicen que beben tus hijos
Su propia sangre en las copas
Venenosas de sus dueños!
Que hablan la lengua podrida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del oprobio,
En la mesa ensangrentada!!
Que pierden en lengua inútil
El último fuego!: ¡dicen,
Oh mármol, mármol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!"
Échame en tierra de un bote
El héroe que abrazo: me ase
Del cuello: barre la tierra
Con mi cabeza: levanta
El brazo, ¡el brazo le luce
Lo mismo que un sol!: resuena
La piedra: buscan el cinto
Las manos blancas: del soclo
Saltan los hombres de mármol!
XLVI
Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi ardor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.
Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
En cuanto me agobia el alma.
Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.
Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre;
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,
Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte.
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!
¿estado de derecho? (Si, con minúsculas)
Andrés Timoteo Morales
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 28 de enero de 2010, p. 30
Jalapa, Ver., 27 de enero. Nueve mujeres fueron sometidas a proceso judicial en Veracruz por abortar, en algunos casos de forma no intencional, y ocho de ellas están en prisión acusadas de homicidio calificado, informó el Instituto Veracruzano de la Mujer (IVM).
Martha Mendoza Parissi, directora del organismo, señaló este miércoles que cinco de las mujeres mencionadas ya recibieron sentencia y purgan condenas de 12 a 15 años de cárcel, por lo que se gestiona ante el Poder Judicial del estado que se revisen los expedientes y se apele a la reforma hecha el año pasado al Código Penal de Veracruz, para conmutar las penas por "tratamiento médico y educativo".
La situación de las mujeres encarceladas por abortar fue dada a conocer por la organización de grupos civiles Articulación Estatal por el Derecho a Decidir, cuya representante, Aracely Saavedra, aseguró que médicos y enfermeras de la Secretaría de Salud estatal aportaron "evidencias" para incriminar a las procesadas.
Señaló que en al menos un caso el aborto fue por mala medicación, y una mujer murió por practicarse un legrado; además, todas las afectadas son pobres y provienen de comunidades rurales o suburbanas.
El IVM corroboró la información de Articulación Estatal. Mendoza Parissi precisó que sólo una de las nueve mujeres procesadas está en libertad y vive en el municipio de Chocamán, en la zona centro de Veracruz.
Cinco están en el penal de Pacho Viejo, cerca de la ciudad de Jalapa; dos en el reclusorio de La Toma, en Amatlán, y una en el penal de Zongolica.
"A ellas se les tipificó el delito de homicidio calificado, argumentando que, según las pruebas en su contra, el producto nació vivo y murió fuera del vientre de la madre, pero en realidad son casos de aborto", explicó Mendoza Parissi.
La funcionaria acotó que las encarceladas tienen entre 20 y 25 años de edad. Indicó que el IVM brinda asesoría jurídica a las que no han recibido sentencia, y en el caso de las sentenciadas se busca apelar del proceso y pedir que se conmute la sanción.
El 3 de diciembre pasado el Congreso local modificó el artículo 150 del Código Penal para eliminar la pena de cárcel a mujeres que se provoquen o consientan la práctica del legrado, y fijó como sanción "tratamiento en libertad consistente en medidas de asistencia médica y educativa".
"La retroactividad de la ley sí es factible en este caso porque beneficia al procesado. Por ello estamos apelando a los jueces y agentes del Ministerio Público para que se reconsideren los casos de estas mujeres y se cambie el delito del cual se les acusa", expuso.
A su vez, la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Noemí Quirasco, consideró que los jueces que procesaron y sentenciaron a las mujeres presas "incurrieron en una falta de sensibilidad al acusarlas de un homicidio doloso y no de aborto".
domingo, 24 de enero de 2010
sábado, 23 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
jueves, 21 de enero de 2010
miércoles, 20 de enero de 2010
Una posesión ancestral y otra oficial en la fundación del Estado Plurinacional
El primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, será ungido el jueves como guía espiritual en las ruinas precolombinas, testimonio de una gran civilización, y un día después juramentará en un acto formal en el edificio de la primera Asamblea Legislativa Plurinacional, que sustituye al anacrónico Congreso Nacional.
El jefe de Estado, cuyo mandato durará hasta 2015, pedirá unidad, sabiduría, racionalidad y buena económica para Bolivia en Tiawanaku con ofrendas en los cuatro puntos cardinales de la pirámide de Akapana, centro ceremonial del templete que se encuentra a 72 kilómetros de La Paz, en el agreste altiplano, en una edificación en la que, según las tradiciones, convergen las fuerzas de todas las regiones.
Según expertos antropólogos y arqueólogos, hasta ahora no ha sido posible reconstruir en toda su magnitud la extensión y la verdadera característica de la nación que habitó en esa región, en tiempos remotos, y que adquirió un grado superior en la arquitectura y las artes.
Pero está fundado, que Tiawanaku fue la capital de una nación que se extendió por una buena parte del territorio que actualmente ocupan Bolivia, Perú, Chile y Argentina y cuya población superó, hacia el siglo VII después de Cristo, las 100.000 personas, como ninguna otra en la Europa que desembarazaba del dominio del Islam y menos en la entonces pujante Asia.
Morales será ungido guía espiritual en el templete de Kalasasaya, después de un ritual celebrado por yatiris (sabios andinos), que rematará con la entronización y la entrega del bastón de mando.
Ese acto simbolizará la consolidación de un proceso histórico de inclusión de los indígenas originarios al Estado Plurinacional, después de muchos años de opresión y humillación, aunque criticada por la oposición por una supuesta exagerada visión andinocentrista.
Un día después, ese simbolismo se aproximará a la realidad cuando Morales sea investido como presidente de Bolivia en un acto oficial que se realizará en el edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional, inéditamente conformada por casi el 50% de legisladores indígenas y 44% de mujeres, en una muestra inequívoca de que son otros tiempos, lejos del frac y la corbata.
El jefe de Estado entregará inicialmente al Congreso la banda presidencial que utilizaron los gobernantes de la República, para que sea guardada en bóvedas del Banco Central y se ceñirá otra con los nuevos símbolos del Estado Plurinacional, incluida la whipala, con la que se entronizarán a los presidentes de este nuevo periodo de la historia boliviana.
Morales fue reelecto el pasado 6 de diciembre con más del 64% de los votos en otro hecho inédito en la historia boliviana y el de mayor registro en América Latina, que le otorga una gran legitimidad para impulsar la consolidación de la nueva Constitución Política del Estado de corte estatista e indigenista, que impulsó y que fue aprobada en las urnas con más del 62%, también por primera en la historia boliviana.
rsl/cc ABI
lunes, 18 de enero de 2010
Todos somos haitianos
¡Ay que dolor por ti, Haití! Espero que nuestras manos no sirvan sólo para abrazarte, sino para alzarte de nuevo; expresen no sólo el amparo que necesitas, sino el compromiso para que vuelvas a ser lo que siempre has sido, lo que fuiste Haití, cuna y faro de la libertad.
Allí va Toussaint-Louverture libertando las montañas y los campos, sublevando los pueblos y los árboles, haciendo de la unión la fuerza. Allí van sus generales y el ejército en su tiempo más grande del planeta proclamando la primera independencia de la América Negra, India, Morena, Pobre, Popular. La América Profunda, como señaló el Maestro Kusch. ¡Allí empezó el sueño de una América Nuestra, de una Patria Grande y para todos! ¡Eso es Haití! ¡Eso será siempre Haití! ¡Ay que dolor por ti, ay que dolor por mis hermanos!
Las estadísticas de mierda siempre dicen que ahora eres el país más pobre, la más sangrada de las patrias, la más mortificada. Pocos recuerdan que tú fuiste, Haití, la inspiración de América, ejemplo del mundo, sangre de la sangre libre que corre en nuestras venas. Pocos se conmueven con tu historia de dignidad, pocos se acuerdan del patriota Toussaint que se murió de frío y pena en una cárcel de los Alpes porque tuvo la osadía de vencer a las tropas del propio Napoleón en su apogeo.
Todos querían tu azúcar, tu café y tu tabaco, más no tu libertad. Tu índigo, tu algodón, tu cacao, más no tu libertad. Tu solito te la forjaste, Haití. Tú, en tu negra soledad, Haití, te liberaste. Tú, en tu terrible lucha, señalaste el camino y nos guiaste.
¡Si algo deberíamos apreciar y sin dudarlo es tu ejemplo, Haití! ¡Si algo debería conmovernos es esa lucha inolvidable por la libertad! ¡Si ahora hay un dolor que sobrepasa todos nuestros propios dolores es el tuyo! ¡Es el dolor de Haití! ¡Es el dolor por ti!
¿Cómo abrazarte de nuevo? ¿Cómo alzarte una vez más? Toda la sangre derramada siempre debería encendernos. Toda la libertad añejada en tus montes debería guiarnos otra vez. Toda esa dignidad de tu pueblo, que se liberó a sí mismo como debe ser, debería regenerar y volverse cauce.
¡Ay que dolor por ti, Haití!
Tu dolor es el nuestro, porque es el dolor de esa América Profunda que es la nuestra.
Tu dolor es el nuestro, porque aunque no nos tiemble la tierra, lo sentimos igual.
El dolor de Haití es el dolor de la América Profunda.
El dolor de la América Profunda es el dolor de Haití.
Porque el dolor de la América Profunda sigue siendo dolor negro, dolor indio, dolor moreno, dolor pobre, dolor popular.
Dolor porque mataron a los indígenas en Baguá y no hay justicia, dolor porque mataron a los campesinos en Porvenir y tampoco la hay, dolor porque engañan a los Mosetenes y quién sabe qué tipo de justicia habrá, dolor porque los Qom se mueren de hambre, dolor porque encarcelan a los mapuches, dolor porque les roban las tierras como a todos los pueblos indígenas, dolor porque inundan la Amazonia, dolor porque la quieren seguir inundando, y a los campesinos que viven de ella: dolor, dolor, dolor, porque no hay nada, por la Pachamama, mi dios, que los detenga.
Dolor porque hay dolor.
Dolor negro, dolor indio, dolor moreno, dolor pobre, dolor popular.
Como el dolor de Haití que es el dolor de la América Profunda.
El dolor de la América Profunda que es el dolor de nuestro Haití.
Pero siempre hay esperanza.
Siempre habrá un Toussaint que dará un paso al frente.
Siempre habrá un pueblo que decida, por si mismo, volver a librar la batalla.
Por su verdadera independencia, contra todas las ataduras. Porque nos merecemos algo más nuestro que sólo el dolor. El dolor por los nuestros es nuestro, pero la identidad también.
Por ello la lucha de Haití es la lucha de la América Profunda.
La lucha de la América Profunda es la lucha de Haití.
La lucha de la América Profunda y la lucha de Haití debería ser, a la vez, la lucha de todos nosotros..
Porque la verdad: no nacimos para sufrir tanto dolor y tanta pena.
Hoy somos todos haitianos. Hoy deberíamos ser todos Toussaint.
Para que nos liberemos de sismos, de REPSOL, de Geokinetics, de poderes, de los gringos, del capitalismo, de los discursos, de las imposturas, de toda esa mierda, de una vez y para siempre.
Hoy, aunque sea por esos cinco minutos de magia que reclamaba Rodolfo Walsh, todos deberíamos sentir que todos somos haitianos, todos somos víctimas pero todos también tenemos derecho a ser libres, con identidad y con justicia.
Todos por Haití.
Todos por Nuestra América Profunda.
Haití: desastre natural sobre la infamia de la historia
La última tragedia que azota Haití ha atraído los focos de las empresas internacionales comercializadoras de noticias que no se cansan de repetir cuán pobre, qué falta de infraestructuras y servicios resulta la sociedad haitiana. El periódico español El País reseña "la crueldad" de la historia de esa nación caribeña: "crisis gubernamentales arbitradas a machetazos, pobreza, hambre y migraciones masivas". Otro análisis de la agencia Ap cita a algunos "expertos" que explican la desgracia por la conjugación de una serie de factores "asesinos": geografía, problemas sociales, chapuceros estándares en la construcción de edificios "y mala suerte". De remate, el predicador estadunidense y alguna vez precandidato presidencial republicano Pat Robertson afirma que existe una maldición sobre el pueblo haitiano porque éste habría hecho un pacto con el demonio para destruir la esclavitud e independizarse del yugo francés.
De lo que se cuidan de hablar estos medios y sus fuentes "expertas", o que apenas aluden, es de la responsabilidad de Estados Unidos y Europa en la postración de Haití. Si algo ilustra la crueldad en la historia haitiana es precisamente la continua agresión de la que ha sido objeto el país (registrada por Gregorio Selser en su monumental obra sobre las intervenciones extranjeras en América Latina). Vale la pena recordar, aunque sea de forma sucinta, algunos de estos otros "factores asesinos" que han contribuido a la pobreza endémica de los haitianos.
En primer lugar mencionemos la exigencia de Francia, en 1838, para que Haití pagara 90 millones de francos de la época, para indemnizar los dueños de esclavos y plantaciones, y como condición ineludible para reconocer al país como nación independiente (cifra abonada religiosamente por los haitianos hasta ser cancelada en 1883).
Otro es el "incidente Lüders", que más bien pareciera un cuento del realismo mágico. La historia va así: En 1897, unos policías haitianos quisieron detener a un individuo a quien su anterior patrón acusó de un robo menor. El nuevo empleador del acusado, el comerciante Emile Lüders, trató de impedir utilizando bastonazos que se ejecutara la orden judicial. Lüders era hijo de madre haitiana y de padre alemán, y detentaba la ciudadanía haitiana. Con su actitud violó las leyes haitianas, fue juzgado y condenado a un año de prisión. Apeló entonces a su ascendencia alemana, y fue liberado poco después gracias a las gestiones de un diplomático de Estados Unidos. Lüders se trasladó a Alemania donde gestionó represalias contra Haítí. El káiser, ni corto ni perezoso, envió varias naves de guerra y un ultimátum para los haitianos: la entrega de 20 mil dólares como indemnización para Lüders, además de ofrecer disculpas al representante alemán y saludar con 21 cañonazos la bandera de Alemania. De no cumplirse la demanda, Puerto Príncipe sería arrasada por las cañoneras alemanas. El gobierno haitiano se vio obligado a ceder al chantaje.
Un tercer elemento es el de la invasión militar estadunidense que engendró la dictadura de Francois Duvalier, Papá Doc, y de su hijo Jean-Claude, el igualmente corrupto y asesino Baby Doc. Estos siniestros personajes duraron tanto en el poder gracias a la alimentación recibida por el cordón umbilical de la complicidad "americana".
Hechos más contemporáneos también merecen mención. Entre ellos el ascenso y la caída de Jean Bertrand Aristide, a quien El País identifica como "el cura populista que nunca pudo o supo erradicar las causas" de la postración haitiana (como si un solo hombre pudiera transformar, en algunos meses de gobierno, las secuelas de un sistema que tiene siglos de castigar a los haitianos). Aristide fue derrocado con la complicidad estadunidense, y restituido en el poder tras comprometerse a aplicar unas políticas neoliberales que desangraron todavía más a una población hundida ya en la miseria. Bill Clinton, hoy irónicamente nombrado enviado especial de Naciones Unidas para Haití, era entonces el presidente estadunidense cuando esto ocurrió.
Como podemos ver, una de las principales claves para entender la tragedia haitiana está en lo que menciona, casi sin querer, el periódico español: el protectorado que de hecho ejerce la Casa Blanca sobre Haití desde 1915. Si alguna maldición ha caído sobre el pueblo haitiano es precisamente la del intervencionismo de Estados Unidos; una maldición que al parecer continúa hasta el día de hoy, cuando todo indica que el gobierno de Estados Unidos toma la nueva tragedia como un pretexto para ocupar militarmente, una vez más, a tan desdichada nación.
* Periodista, ex editor de la revista Barricada Internacional.
miércoles, 13 de enero de 2010
“Los 5” en el techo de América
Rebelión
El caso de “los cinco” revela como pocos los alcances de la putrefacción moral del imperio. Si están presos en Estados Unidos es precisamente por haber luchado contra el terrorismo. En cambio, disfrutan de la libertad terroristas probados y confesos como Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, responsables de la voladura del avión de Cubana de Aviación causante de 73 muertes, habiendo sido el primero de los nombrados beneficiados con un indulto presidencial es porque Washington ampara y protege al terrorismo, como en su momento lo hizo con Osama bin Laden, Saddam Hussein, Videla, Pinochet y la tenebrosa red de mercenarios que en el marco del Plan Cóndor desapareció y torturó a casi medio millón de latinoamericanos.
La reclusión de los héroes antiterroristas cubanos es un escándalo cuya inmoralidad denuncia a los gritos que a Estados Unidos no le interesa en lo más mínimo combatir al terrorismo y que su prédica en este sentido es una monumental hipocresía. Si Barack Obama quiere ser fiel a la memoria de quien en su discurso de Oslo considerara como uno de sus mentores, Martin Luther King, debería indultar a “los cinco” ya mismo y rechazar con firmeza y dignidad la gritería de la mafia terrorista enquistada en las principales agencias y departamentos de los tres poderes del estado norteamericano. Mafia, además, articulada con la derecha radical y los grandes intereses del complejo militar-industrial, opositores intransigentes a cualquier iniciativa medianamente progresista que quisiera poner en práctica quien llegara a la Casa Blanca seduciendo al electorado con sus promesas de cambio y su consigna de “Sí, podemos.”
Si Obama no indulta a los luchadores antiterroristas, como lo exige la comunidad internacional -y lo reclama la bandera que los valientes andinistas neuquinos enarbolaron en la cumbre del Aconcagua-, es porque o bien su integridad moral está carcomida por insanables flaquezas (lo cual es gravísimo para un Premio Nóbel de la Paz ) o porque carece de la audacia y valentía necesarias para enfrentarse con el “gobierno permanente” de Estados Unidos: el fatídico complejo militar-industrial que es quien realmente rige los destinos de ese país haciendo de la tan exaltada democracia norteamericana una burla sangrienta. La insanable degradación moral del imperio y del nuevo elenco gobernante brotó como el pus cuando meses atrás el Departamento de Estado negó la visa de ingreso temporario a Estados Unidos a Adriana Pérez O’ Conor , esposa de Gerardo Hernández Nordelo. En esa farsa legal montada en Miami con el consentimiento de Bill Clinton, de George W.Bush y, ahora, del Premio Nóbel de la Paz , Gerardo fue condenado a dos cadenas perpetuas más quince años de prisión. Como si tamaña monstruosidad penal no fuera suficiente la “justicia” estadounidense le prohibió, a lo largo de once años, la visita de su esposa, algo que no se lo niegan siquiera al peor criminal confinado en sus cárceles. En este infame episodio, digno de figurar como un nuevo capítulo del memorable libro de Jorge Luis Borges, Historia Universal de la Infamia , la actual la Secretaria de Estado Hillary Clinton declaró para justificar lo injustificable que la visita de Adriana “constituye una amenaza a la estabilidad y seguridad nacional de los Estados Unidos”. Pocas expresiones pueden superar a ésta a la hora de demostrar la podredumbre moral del imperio. Ojalá que la proeza de Santiago, Aldo y Alcides en el Aconcagua sirva para que Obama tome conciencia del universal descrédito en que está cayendo por mantener la política de sus predecesores en relación a dos temas clave: el injusto encarcelamiento de “los cinco” y el mantenimiento del criminal bloqueo en contra de Cuba.
Haití, el país más pobre y digno del continente
Llamamos y convocamos toda la solidaridad inmediata y permanente por el pueblo de Haití.
Recordemos que el Haití independiente apoyo con armas y personal a Simón Bolívar, con la condición de que este reconociera la independencia haitiana, pero Bolívar olvido su compromiso, no repitamos la historia.
martes, 12 de enero de 2010
Doce tesis sobre el antipoder
I
1. El punto de partida es la negatividad.
Empezamos con el grito, no con el verbo. Ante la mutilación de las vidas humanas por el capitalismo, un grito de tristeza, un grito de horror, un grito de rabia, un grito de negación: ¡NO!
El pensar, para decir la verdad del grito, tiene que ser negativo. No queremos entender al mundo sin negarlo. La meta de la teoría es conceptualizar al mundo negativamente, no como algo separado de la práctica, sino como un momento de la práctica, como parte de la lucha para cambiar el mundo, para hacer de él un lugar digno de la humanidad.
Pero, después de todo lo que ha pasado, ¿cómo podemos incluso empezar a pensar en cambiar el mundo?
2. Un mundo digno no se pude crear por medio del estado.
Durante la mayor parte del siglo pasado, los esfuerzos para crear un mundo digno de la humanidad se enfocaron en el estado y en la idea de conquistar el poder estatal. Las polémicas principales (entre "reformistas" y "revolucionarios") eran acerca de cómo conquistar el poder estatal, sea por la vía parlmentaria o por la vía extra-parlamentaria. La historia del siglo XX sugiere que la cuestión de cómo ganar el poder no era tan importante. En ninguno de los casos la conquista del poder estatal logró realizar los cambios que los militantes esperaban. Ni los gobiernos reformistas ni los gobiernos revolucionarios lograron cambiar el mundo de forma radical.
Es fácil acusar a todos los liderazgos de estos movimientos de traicionar a los movimientos que encabezaban. El hecho de que hubo tantas traiciones sugiere, sin embargo, que el fracaso de los gobiernos radicales, sociales o comunistas tiene raíces mucho más profundas. La razón por la cual el estado no se puede usar para llevar a cabo un cambio radical en la sociedad es que el estado mismo es una forma de relaciones sociales capitalistas. La existencia misma del estado como una instancia separada de la sociedad significa que, sea cual sea el contenido de sus políticas, participa activamente en el proceso de separar a la gente del control de su propia vida. El capitalismo es simplemente eso: la separación de la gente de su propio hacer. Una política que está orientada hacia el estado reproduce inevitablemente dentro de sí misma el mismo proceso de separación, separando a los dirigentes de los dirigidos, separando la actividad política seria de la actividad personal frívola. Una política orientada hacia el estado, lejos de conseguir un cambio radical de la sociedad, conduce a la subordinación progresiva de la oposición a la lógica del capitalismo.
Ahora podemos ver que la idea de que el mundo se podría cambiar por medio del estado era una ilusión. Tenemos la buena suerte de estar viviendo el fin de esa ilusión.
3. La única forma de concebir un cambio radical hoy no es como conquista del poder sino como disolución del poder.
La revolución es más urgente que nunca. Los horrores que surgen de la organización capitalista de la sociedad se vuelven cada vez más intensos. Si la revolución a través de la conquista del poder estatal se ha revelado como ilusión, eso no quiere decir que debemos abandonar la idea de la revolución. Pero es necesario concebirla en otros términos: no como la toma del poder sino como la disolución del poder.
II
4. La lucha por la disolución del poder es la lucha por la emancipación del poder-hacer (potentia) del poder-sobre (potestas).
Para empezar a pensar en cambiar el mundo sin tomar el poder, hay que hacer una distinción entre el poder-hacer (potentia) y el poder-sobre (potestas).
Cualquier intento de cambiar la sociedad involucra el hacer, la actividad. El hacer, a su vez, involucra la capacidad de hacer, el poder-hacer. Muchas veces usamos la palabra 'poder' en este sentido, como algo bueno, como cuando una acción junto con otros (una manifestación o incluso un buen seminario) nos da una sensación de poder. El poder en este sentido tiene su fundamento en el hacer: es el poder-hacer.
El poder-hacer es siempre social, siempre parte del flujo social del hacer. Nuestra capacidad de hacer es producto del hacer de otros y crea las condiciones para el hacer futuro de otros. Es imposible imaginar un hacer que no esté integrado de una forma u otra al hacer de otros, en el pasado, el presente o el futuro.
5. El poder-hacer está transformado en el poder-sobre cuando se rompe el hacer.
La transformación del poder-hacer en poder-sobre implica la ruptura del flujo social del hacer. Los que ejercen el poder-sobre separan lo hecho del hacer de otros y lo declaran suyo. La apropiación de lo hecho es al mismo tiempo la apropiación de los medios de hacer, y esto permite a los poderosos controlar el hacer de los hacedores. Los hacedores (los humanos, entendidos como activos) están separados así de su hecho, de los medio de hacer y del hacer mismo.
Como hacedores, están separados de sí mismos. Esta separación, que es la base de cualquier sociedad en la cual algunos ejercen poder sobre otros, llega a su punto más alto en el capitalismo.
Se rompe el flujo social del hacer. El poder-hacer se transforma en poder-sobre. Los que controlan el hacer de otros aparecen ahora como los Hacedores de la sociedad, y los de quienes el hacer está controlado por otros se vuelven invisibles, sin voz, sin rostro. El poder-hacer ya no aparece como parte de un flujo social, sino existe en la forma de un poder individual. Para la mayoría de la gente el poder-hacer está transformado en su contrario, la impotencia, o el poder de hacer lo que está determinado por otros. Para los poderosos, el poder-hacer se transforma en poder-sobre, el poder de decir a otro lo que tienen que hacer, y por lo tanto en una dependencia con respecto al hacer de otros.
En la sociedad actual, el poder-hacer existe en la forma de su propia negación, como poder-sobre. El poder-hacer existe en el modo de ser negado. Esto no quiere decir que deja de existir. Existe, pero existe como negado, en una tensión antagónica con su propia forma de existencia como poder-sobre.
6. La ruptura del hacer es la ruptura de cada aspecto de la sociedad, cada aspecto de nosotros.
La separación de lo hecho y de los hacedores significa que las personas ya no se relacionan entre sí como hacedores, sino como propietarios (o no propietarios) de lo hecho (visto ya como una cosa divorciada del hacer). Las relaciones entre las personas existen como relaciones entre cosas, y las personas existen no como hacedores sino como portadores pasivos de las cosas.
Esta separación de los hacedores del hacer y por lo tanto de ellos mismos está discutida en la literatura en términos estrechamente relacionados entre sí: alienación (el joven Marx), fetichismo (el viejo Marx), reificación (Lukács), disciplina (Foucault) o identificación (Adorno). Todos estos términos establecen claramente que el poder-sobre no se pude entender como algo externo a nosotros, sino que permea cada aspecto de nuestra existencia. Todos estos términos se refieren a una rigidificación de la vida, una contención del flujo social del hacer, una cerrazón de las posibilidades.
El hacer está convertido en ser: esto es el núcleo del poder-sobre. Mientras que el hacer significa que somos y no somos, la ruptura del hacer arranca el "y no somos". Lo que nos queda es simplemente "somos": identificación. El "y no somos" se olvida o se trata como puro sueño. Se nos arranca la posibilidad. El tiempo se homogeneiza. El futuro es ahora la extensión del presente, el pasado el antecedente del presente. Todo hacer, todo movimiento, está contenido dentro de la extensión de lo que es. Puede ser lindo soñar con un mundo digno de la humanidad, pero es nada más un sueño. El régimen del poder-sobre es el régimen del "así son las cosas", el régimen de la identidad.
7. Participamos en la ruptura de nuestro propio hacer, en la construcción de nuestra propia subordinación.
Como hacedores separados de nuestro propio hacer, re-creamos nuestra propia subordinación. Como trabajadores, producimos el capital que nos subordina. Como docentes universitarios, jugamos un papel activo en la identificación de la sociedad, en la transformación del hacer en ser. Cuando definimos, clasificamos o cuantificamos, o cuando mantenemos que la meta de ciencia social es entender la sociedad tal como es, o cuando pretendemos estudiar a la sociedad objetivamente, como su fuera un objeto separado de nosotros, participamos activamente en la negación del hacer, en la separación de sujeto y objeto, en el divorcio entre hacedor y hecho.
8. No hay ninguna simetría entre el poder-hacer y el poder-sobre.
El poder-sobre es la ruptura y negación del hacer. Es la negación activa y repetida del flujo social del hacer, del nosotros que nos constituimos a través del hacer social. Pensar que la conquista del poder-sobre puede llevar a la emancipación de lo que niega es absurdo.
El poder-hacer es social. Es la constitución del nosotros, la práctica del reconocimiento mutuo de la dignidad.
El movimiento del poder-hacer en contra del poder-sobre no se debe concebir como "contra-poder" (término que sugiere una simetría entre poder y contra-poder) sino como anti-poder (término que, para mí, sugiere una asimetría total entre poder y nuestra lucha).
III
9. Parece que el poder-sobre nos penetra tan profundamente que la única solución posible es a través de la intervención de una fuerza externa. Esta no es ninguna solución.
No es difícil llegar a conclusiones muy pesimistas sobre la sociedad actual. Las injusticias y la violencia y la explotación nos gritan, pero sin embargo parece que no hay salida posible. El poder-sobre parece penetrar cada aspecto de nuestras vidas tan a fondo que es difícil imaginar la existencia de "masas revolucionarias". En el pasado, la penetración profunda de la dominación capitalista condujo a muchos a ver la solución en términos del liderazgo de un partido de vanguardia, pero resultó que no fue ninguna solución, ya que simplemente remplazó una forma de poder-sobre con otra.
La respuesta fácil es la desilusión pesimista. El grito inicial de rabia ante los horrores del capitalismo no está abandonado, pero aprendemos a vivir con él. No nos volvemos aficionados del capitalismo, pero aceptamos que no hay nada que hacer. La desilusión implica caer en la identificación, aceptar que lo que es, es. Implica participar, pues, en la separación del hacer del hecho.
10. La única forma de romper el círculo aparentemente cerrado del poseer es viendo que la transformación del poder-hacer en poder-sobre es un proceso que implica necesariamente la existencia de su contrario: la fetichización implica la anti-fetichización.
La mayoría de las veces, se discute la alienación (fetichismo, reificación, disciplina, identificación, etc.) como si fuera un hecho cumplido. Se habla de las formas capitalistas de relaciones sociales como si estuvieran establecidas al alba del capitalismo para seguir existiendo hasta que el capitalismo sea remplazado por otro modo de producción. En otras palabras, se hace una separación entre constitución y existencia: se ubica la constitución del capitalismo en pasado histórico, y se asume que su existencia actual es estable. Este enfoque conduce necesariamente al pesimismo.
Si, al contrario, vemos la separación del hacer y hecho no como algo terminado sino como un proceso, el mundo se empieza a abrir. El hecho mismo que hablamos de alienación significa que la alienación no puede ser total. Si la separación, alienación (etc.) se entiende como proceso, esto implica que su curso no está predeterminado, que la transformación del poder-hacer en poder-sobre siempre está abierta, siempre está en cuestión. Un proceso implica un movimiento de devenir, implica que lo que está en proceso (la alienación) es y no es. La alienación, entonces, es un movimiento contra su propia negación, contra la anti-alienación. La existencia de la alienación implica la existencia de la anti-alienación. La existencia del poder-sobre implica la existencia del anti-poder-sobre o, en otras palabras, el movimiento de emancipación del poder-hacer.
Lo que existe en la forma de su negación, lo que existe en el modo de ser negado, existe realmente, a pesar de su negación, como negación del proceso de negación. El capitalismo está basado en la negación del poder-hacer de la humanidad, la creatividad, la dignidad: pero eso no quiere decir que esto deja de existir. Como lo han mostrado los zapatistas, la dignidad existe a pesar de su negación. El poder-hacer existe también: no como isla en un mar de poder-sobre, sino en la única forma en que puede existir, como lucha contra su propia negación. La libertad también existe, no como la presentan los liberales, como algo independiente de los antagonismos sociales, sino en la única forma en que puede existir en una sociedad caracterizada por relaciones de dominación, como lucha contra esa dominación.
La existencia real y material de lo que existen en la forma de su propia negación es la base de la esperanza.
11. La posibilidad de cambiar la sociedad radicalmente depende de la fuerza material de lo que existe en el modo de ser negado.
La fuerza material de lo negado se puede ver de diferentes maneras.
En primer lugar, se puede ver en la infinitud de luchas que no tienen como meta ganar el poder sobre otros, sino simplemente la afirmación de nuestro poder-hacer, nuestra resistencia en contra de la dominación por otros. Estas luchas toman muchas formas diferentes, desde la rebelión abierta hasta luchas para ganar o defender el control sobre el proceso de trabajo o el acceso o adecuación o servicios de salud, o la afirmación de dignidad más fragmentadas y muchas veces silenciosas dentro del hogar. La lucha por la dignidad, por lo que está negado por la sociedad actual, se puede ver también en muchas formas que no son abiertamente políticas, en la literatura, en la música, en los cuentos de hadas. La lucha contra la inhumanidad es omnipresente, ya que está inherente en nuestra existencia como humanos.
En segundo lugar, la fuerza de lo negado se puede ver en la dependencia del poder-sobre con respecto a lo que niega. La gente cuyo poder-hacer existe como capacidad de decir a otros lo que tienen que hacer siempre depende por su existencia del hacer de otros. Toda la historia de la dominación se puede ver como la lucha por parte de los poderosos de liberarse de su dependencia hacia los impotentes. La transición del feudalismo al capitalismo se pude ver de esta manera, no sólo como la lucha de los siervos para liberarse de los señores, sino como la lucha de los señores para liberarse de los siervos a través de la conversión de su poder en dinero y así en capital. La misma búsqueda de la libertad con respecto a los trabajadores se puede ver en la introducción de la maquinaria, o en la conversión masiva de capital productivo en capital dinero, que juega un papel tan importante en el capitalismo contemporáneo. En cada caso, la fuga de los poderosos con respecto a los hacedores es en vano. No hay forma de que el poder-sobre pueda ser otra cosa que la metamorfosis del poder-hacer. No hay forma de que los poderosos se puedan escapar de su dependencia hacia los impotentes.
Esta dependencia se manifiesta, en tercer lugar, en la inestabilidad de los poderosos, en la tendencia del capital hacia la crisis. La huída del capital con respeto al trabajo, a través del remplazamiento de trabajadores por máquinas o por su conversión en capital dinero, enfrenta al capital con su dependencia final hacia el trabajo (es decir, su capacidad de convertir el hacer humano en trabajo abstracto productor de valor) en la forma de la caída de las tasas de ganancia. Lo que se manifiesta en la crisis es la fuerza de lo que el capital niega, es decir el poder-hacer no subordinado.
12. La revolución es urgente pero incierta, una pregunta y no una respuesta.
Las teorías marxista-ortodoxas buscaron captar la certidumbre al lado de la revolución, con el argumento de que el desarrollo histórico conducía inevitablemente a la creación de una sociedad comunista. Este intento es fundamentalmente erróneo, ya que no puede haber ninguna certeza en la creación de una sociedad auto-determinante. La certeza sólo puede estar por el lado de la dominación. La certeza se puede encontrar en la homogeneización del tiempo, en la congelación del hacer en ser. La auto-determinación es inherentemente incierta. La muerte de las viejas certezas es una liberación.
Por las mismas razones, la revolución no se puede entender como una respuesta, sino sólo como una pregunta, como una exploración de la realización de la dignidad. Preguntando caminamos.
Bibliografía
* T.W. Adorno, La dialéctica negativa.
* Ernst Bloch, El principio esperanza.
* Michel Foucault, Vigilar y castigar.
* John Holloway "Teoría volcánica", Bajo el volcán pp. 119-134.
* Georg Lukács, Historia y Conciencia de clase.
* Carlos Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844.
* Carlos Marx, El Capital.
lunes, 11 de enero de 2010
¿El diálogo, la inteligencia, los argumentos, la habilidad, podrán superar algún día la lucha de clases?
1. La lucha de clases ha existido desde que aparecieron las clases sociales, es decir, los explotadores del trabajo y los trabajadores explotados y oprimidos; desde que surgió el Estado (gobierno, leyes, fuerzas armadas, ideología clasísta) como instrumento de la clase dominante. Cuando Marx comenzó a escribir en 1842 tuvo como base estos elementos y, a partir de ellos, sustentó toda su obra filosófica, económica, política e histórica hasta su muerte en 1883. Para Marx existía una “inteligencia” que siempre respondía a intereses de clase y, aunque un pequeño sector de ésta podría estar ligado a los intereses de los trabajadores, la inmensa mayoría era parte del Estado y estaba a su servicio. Sin embargo en los siglos XX y XXI muchas cosas han cambiado y aunque muchos intelectuales se han comprometido con los trabajadores, Marx sigue teniendo razón.
2. Cuando los dirigentes electricistas -con aprobación de su asamblea que representa a 44 mil obreros echados a la calle- confían en una comisión de “notables” para instalar un mesa de negociación sindicato/gobierno se debe a tres cosas: a) que no confían en su fuerza como obreros y en sus apoyos, b) en que aún confían en que el gobierno puede “arrepentirse” y ser “bueno” para resolver los problemas obreros y c) en que no entienden o no están de acuerdo en que la burguesía es su enemiga natural de clase, a pesar de haberla sufrido muchas veces. Piensan: ¿Qué tal si el presidente Calderón, los secretarios de Gobernación y del Trabajo, ya se dieron cuenta de sus errores y ahora están dispuestos a reconocer nuestros derechos? Y entonces entra la religión: Ojalá que así sea, que los rezos hayan tocado el corazón del gobierno y nos resuelvan bien.
3. Y continúan pensando: “No sólo consideraríamos que no nos ha perjudicado el gobierno sino que estaríamos permanentemente agradecidos a él”. Es decir, al parecer dios, la política y el capital se unen en beneficio de los trabajadores. ¿Así pensará la clase obrera de la gran industria en la que tanto cifró Marx sus esperanzas de ser la vanguardia de la revolución proletaria? O ¿es que son víctimas de sus dirigentes y del desarrollo de sus organizaciones en este capitalismo “moderno” que no alcanzó ver Marx? Esta experiencia y muchas más me lleva a reafirmar la tesis que desde finales de los años sesenta manejábamos: La burguesía sigue siendo poderosa y el pensamiento del proletariado aún es muy débil; para dominar le basta su instrumento ideológico que le sirve para engañar, mediatizar, manipular y controlar.
4. Por ese motivo hay que entender porqué en los sistemas capitalistas “democráticos y libres” se dilapidan miles de millones de pesos en campañas políticas electorales que se prolongan por varios años. Los procesos electorales sirven de enorme entretenimiento para la población que -aunque participe poco y vote sólo un 40 por ciento de los electores- es bombardeada por los medios de información (TV, radio, prensa) durante muchas horas del día, meses y años, haciendo que su mentalidad crea en “las bondades del sistema democrático y libre”. Si bien en las campañas electorales los partidos se enfrentan abiertamente por ganar más votos, el acuerdo esencial e inviolable de todos ellos para ser registrados en procesos electorales es la defensa del sistema capitalista y de todos los reglamentos que garantizan que es intocable.
5. En las últimas semanas -cuando aún faltan casi tres años para las elecciones presidenciales- el Instituto Electoral cada 15 minutos pasa un comercial por los distintos medios de información llamando al voto, a la credencialización, afirmando que México es un país democrático, libre, justo y poniendo los más altos calificativos al sistema político y económico mexicano. La poca gente consciente está hasta la madre con esa propaganda que falsifica la realidad mexicana pero de tanto repetirse la mentira en los medios es posible que de manera mecánica esa mentira se convierta en “verdad” para el pueblo que carece de juicio crítico. Mientras los problemas del país se agudizan por el desempleo, los miserables salarios y la represión, las campañas pre electorales nos presentan un México justo y pacífico mientras se han asesinado 20 mil con el pretexto del narcotráfico.
6. Me pregunto: ¿Han logrado los intelectuales del neoliberalismo acabar, mediante argumentos “científicos” con la lucha de clases y coincidir con el viejo clero que ha buscado convencer desde hace siglos que las clases sociales no existen, que la explotación del trabajo humano es natural y que por tanto la verdad es el “amaos los unos a los otros”? ¿Desde cuándo la acumulación de gigantescos capitales en unas cuantas manos no vienen de la explotación y obtención brutal de plusvalía? ¿Quién dijo que la miseria y el hambre de millones de seres humanos no se originan de las sociedades dividas en clases sino producto de la flojera y falta de ambiciones? Si los trabajadores siguen pensando en que los ricos pueden abrir su corazón para dejar de explotar, para no seguir dominando y así atenderlos entonces el capitalismo vivirá otro siglo.
7. Desde principios de los años sesenta comencé a leer entre la conocida corriente filosófica de Frankfurt (Marcusse) acerca de la aristocracia obrera que capitalismo había producido en su alto desarrollo. Marx habló de la clase obrera de la gran industria de los países altamente desarrollados pero no alcanzó ver una clase obrera que pertenecía al “establecimiento”. ¿Fue por esto que se fortaleció la teoría del papel importante de los marginados en las próximas rebeliones? Esto que apunto ha sido analizado y discutido con mucha profundidad en los setenta en una serie de textos –más de 50- de la colección Pasado y Presente de siglo XXI, Argentina. Sin embargo debemos esperar las experiencias que salgan de las mesas de diálogo entre los dirigentes de los electricistas y el gobierno, con la intermediación de un “grupo de notables”.
pedroe@cablered.net.mx
domingo, 10 de enero de 2010
El mundo medio siglo después
El mundo medio siglo después
Al cumplirse hace dos días el 51 aniversario del triunfo de la Revolución, acudieron a mi mente los recuerdos de aquel 1º de Enero de 1959. Ninguno de nosotros imaginó nunca la peregrina idea de que transcurrido medio siglo, que pasó volando, lo estaríamos recordando como si fuera ayer.
Durante la reunión en el central Oriente, el 28 de diciembre de 1958, con el Comandante en Jefe de las fuerzas enemigas, cuyas unidades élites estaban cercadas y sin escape alguno, este reconoció su derrota y apeló a nuestra generosidad para buscar una salida decorosa al resto de sus fuerzas. Conocía de nuestro trato humano a los prisioneros y heridos sin excepción alguna. Aceptó el acuerdo que le propuse, aunque le advertí que las operaciones en curso proseguirían. Pero viajó a la capital e instigado por la embajada de Estados Unidos promovió un golpe de Estado.
Nos preparábamos para los combates de ese día 1º de Enero, cuando en la madrugada llegó la noticia de la fuga del tirano. Se impartieron órdenes al Ejército Rebelde de no admitir el alto al fuego y continuar los combates en todos los frentes. A través de Radio Rebelde se convocó a los trabajadores a una Huelga General Revolucionaria, secundada de inmediato por toda la nación. El intento golpista fue derrotado, y en horas de la tarde de ese mismo día nuestras tropas victoriosas penetraron en Santiago de Cuba.
El Che y Camilo recibieron instrucciones de avanzar rápidamente por la carretera, en vehículos motorizados con sus aguerridas fuerzas, hacia La Cabaña y el Campamento Militar de Columbia. El ejército adversario, golpeado en todos los frentes, no tendría capacidad de resistir. El propio pueblo sublevado, ocupó los centros de represión y las estaciones de policía. El día 2, en horas de la tarde, acompañado por una pequeña escolta, me reuní en un estadio de Bayamo con más de dos mil soldados de los tanques, artillería e infantería motorizada, contra los cuales habíamos estado combatiendo hasta el día anterior. Portaban todavía su armamento. Nos habíamos ganado el respeto del adversario con nuestros audaces, pero humanitarios métodos de guerra irregular. De este modo, en solo cuatro días -después de 25 meses de guerra que reiniciamos con unos pocos fusiles-, alrededor de cien mil armas de aire, mar y tierra y todo el poder del Estado quedaron en manos de la Revolución. En solo pocas líneas relato lo ocurrido aquellos días hace 51 años.
Comenzó entonces la principal batalla: preservar la independencia de Cuba frente al imperio más poderoso que ha existido, y que nuestro pueblo libró con gran dignidad. Me complace hoy observar a aquellos que por encima de increíbles obstáculos, sacrificios y riesgos, supieron defender a nuestra Patria, y en estos días, junto a sus hijos, sus padres y sus seres más queridos, disfrutan la alegría y las glorias de cada nuevo año.
En nada se parecen, sin embargo, los días de hoy a los de ayer. Vivimos una época nueva que no tiene parecido con ninguna otra de la historia. Antes los pueblos luchaban y luchan todavía con honor por un mundo mejor y más justo, pero hoy tienen que luchar, además, y sin alternativa posible, por la propia supervivencia de la especie. No sabemos absolutamente nada si ignoramos esto. Cuba es, sin duda, uno de los países políticamente más instruido del planeta; había partido del más bochornoso analfabetismo, y lo que es peor: nuestros amos yankis y la burguesía asociada a los dueños extranjeros eran los propietarios de las tierras, los centrales azucareros, las plantas productoras de bienes de consumo, los almacenes, los comercios, la electricidad, los teléfonos, los bancos, las minas, los seguros, los muelles, los bares, los hoteles, las oficinas, las casas de vivienda, los cines, las imprentas, las revistas, los periódicos, la radio, la naciente televisión y todo cuanto tuviera un valor importante.
Los yankis, apagadas las ardientes llamas de nuestras batallas por la libertad, se habían arrogado la tarea de pensar por un pueblo que tanto luchó por ser dueño de su independencia, sus riquezas y su destino. Nada en absoluto, ni siquiera la tarea de pensar políticamente, nos pertenecía. ¿Cuántos sabíamos leer y escribir? ¿Cuántos llegábamos siquiera al sexto grado? Lo recuerdo especialmente un día como hoy, porque ese era el país que se suponía pertenecía a los cubanos. No cito más cosas, porque tendría que incluir muchas más, entre ellas las mejores escuelas, los mejores hospitales, las mejores casas, los mejores médicos, los mejores abogados. ¿Cuántos éramos los que teníamos derecho a ello? ¿Quiénes poseíamos, salvo excepciones, el derecho natural y divino de ser administradores y jefes?
Ningún millonario o sujeto rico, sin excepción, dejaba de ser jefe de Partido, Senador, Representante o funcionario importante. Esa era la democracia representativa y pura que imperaba en nuestra Patria, excepto que los yankis impusieran a su antojo tiranuelos despiadados y crueles, cuando convenía más a sus intereses para defender mejor sus propiedades frente a campesinos sin tierra y obreros con o sin trabajo. Como ya nadie habla siquiera de eso, me aventuro a recordarlo. Nuestro país forma parte de los más de 150 que constituyen el Tercer Mundo, que serán los primeros aunque no los únicos destinados a sufrir las increíbles consecuencias si la humanidad no toma conciencia clara, cierta y bastante más rápida de lo que imaginamos de la realidad y consecuencias del cambio climático ocasionado por el hombre, si no se logra impedirlo a tiempo.
Nuestros medios de comunicación masiva han dedicado espacios a describir los efectos de los cambios climáticos. Los huracanes de creciente violencia, las sequías y otras calamidades naturales, han contribuido igualmente a la educación de nuestro pueblo sobre el tema. Un hecho singular, la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias.
Tampoco se trata de una simple acción contra el imperio y sus secuaces, que en esto, como en todo, tratan de imponer sus estúpidos y egoístas intereses, sino de una batalla de opinión mundial que no se puede dejar a la espontaneidad ni al capricho de la mayoría de sus medios de comunicación. Es una situación que por fortuna conocen millones de personas honradas y valientes en el mundo, una batalla a librar con las masas y en el seno de las organizaciones sociales e instituciones científicas, culturales, humanitarias, y otras de carácter internacional, muy especialmente en el seno de las Naciones Unidas, donde el Gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y los países más ricos trataron de asestar, en Dinamarca, un golpe fraudulento y antidemocrático contra el resto de los países emergentes y pobres del Tercer Mundo.
En Copenhague, la delegación cubana, que asistió junto a otras del ALBA y el Tercer Mundo, se vio obligada a una lucha a fondo ante los increíbles acontecimientos que se originaron con el discurso del presidente yanki, Barack Obama, y del grupo de Estados más ricos del planeta, decididos a desmantelar los compromisos vinculantes de Kyoto -donde hace más de 12 años se discutió el peliagudo problema- y a hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y los subdesarrollados, que son los más pobres y a la vez los principales suministradores de materias primas y recursos no renovables del planeta a los más desarrollados y opulentos.
En Copenhague, Obama se presentó el último día de la Conferencia, iniciada el 7 de diciembre. Lo peor de su conducta fue que, cuando tenía ya decidido enviar 30 mil soldados a la carnicería de Afganistán -un país de fuerte tradición independentista, al que ni siquiera los ingleses en sus mejores y más crueles tiempos pudieron someter- asistió a Oslo para recibir nada menos que el Premio Nobel de la Paz. A la capital noruega llegó el 10 de diciembre, donde pronunció un discurso hueco, demagógico y justificativo. El 18, que era la fecha de la última sesión de la Cumbre, se apareció en Copenhague, donde pensaba permanecer inicialmente solo 8 horas. El día anterior habían llegado la Secretaria de Estado y un grupo selecto de sus mejores estrategas.
Lo primero que hizo Obama fue seleccionar a un grupo de invitados que recibieron el honor de acompañarlo a pronunciar un discurso en la Cumbre. El Primer Ministro danés, que presidía la Cumbre, complaciente y adulón, le cedió la palabra al grupo que apenas rebasaba 15 personas. El jefe imperial merecía honores especiales. Su discurso fue una mezcla de edulcoradas palabras aliñadas con gestos teatrales, que ya aburren a quienes, como yo, se asignaron la tarea de escucharlo para tratar de ser objetivos en la apreciación de sus características e intenciones políticas. Obama impuso a su dócil anfitrión dinamarqués que solo sus invitados podían hacer uso de la palabra, aunque él, tan pronto pronunció las suyas, hizo “mutis por el foro” por una puerta trasera, como duende que escapa de un auditorio que le había hecho el honor de escuchar con interés.
Concluida la lista autorizada de oradores, un indígena aymara de pura cepa, Evo Morales, presidente de Bolivia, que acababa de ser reelecto con el 65% de los votos, exigió el derecho a usar la palabra, que le fue concedida ante el aplauso abrumador de los presentes. En solo nueve minutos expresó profundos y dignos conceptos que respondían a las palabras del ausente Presidente de Estados Unidos. Acto seguido se levantó Hugo Chávez para solicitar hablar en nombre de la República Bolivariana de Venezuela; a quien presidía la sesión no le quedó otra alternativa que concederle también el uso de la palabra, que utilizó para improvisar uno de los más brillantes discursos que le he escuchado. Al concluir, un martillazo puso fin a la insólita sesión.
El ocupadísimo Obama y su séquito no tenían, sin embargo, un minuto que perder. Su grupo había elaborado un Proyecto de Declaración, repleto de vaguedades, que era la negación del Protocolo de Kyoto. Después que salió precipitadamente de la plenaria, se reunió con otros grupos de invitados que no llegaban a 30, negoció en privado y en grupo; insistió, mencionó cifras millonarias de billetes verdes sin respaldo en oro, que constantemente se devalúan y hasta amenazó con marcharse de la reunión sí no se accedía a sus demandas. Lo peor fue que se trató de una reunión de países superricos a la que invitaron a varias de las más importantes naciones emergentes y a dos o tres pobres, a las cuales sometió el documento, como quien propone: ¡Lo tomas o lo dejas!
Tal declaración confusa, ambigua y contradictoria -en cuya discusión no participó para nada la Organización de Naciones Unidas-, el Primer Ministro danés trató de presentarla como Acuerdo de la Cumbre. Ya esta había concluido su período de sesiones, casi todos los Jefes de Estado, de Gobierno y Ministros de Relaciones Exteriores se habían marchado a sus respectivos países, y a las tres de la madrugada, el distinguido Primer Ministro danés lo presentó al plenario, donde cientos de sufridos funcionarios que desde hacía tres días no dormían, recibieron el engorroso documento ofreciéndoles solo una hora para analizarlo y decidir su aprobación.
Allí se incendió la reunión. Los delegados no habían tenido siquiera tiempo de leerlo. Varios solicitaron la palabra. El primero fue el de Tuvalu, cuyas islas quedarán bajo las aguas si se aprobaba lo que allí se proponía; lo siguieron los de Bolivia, Venezuela, Cuba y Nicaragua. El enfrentamiento dialéctico a las 3 de aquella madrugada del 19 de diciembre es digno de pasar a la historia, si la historia durara mucho tiempo después del cambio climático.
Como gran parte de lo ocurrido se conoce en Cuba, o está en las páginas Web de Internet, me limitaré sólo a exponer en parte las dos réplicas del canciller cubano, Bruno Rodríguez, dignas de ser consignadas para conocer los episodios finales de la telenovela de Copenhague, y los elementos del último capítulo que todavía no han sido publicados en nuestro país.
“Señor Presidente (Primer Ministro de Dinamarca)… El documento que usted varias veces afirmó que no existía, aparece ahora. Todos hemos visto versiones que circulan de manera subrepticia y que se discuten en pequeños conciliábulos secretos, fuera de las salas en que la comunidad internacional, a través de sus representantes, negocia de una manera transparente.”
“Sumo mi voz a la de los representantes de Tuvalu, Venezuela y Bolivia. Cuba considera extremadamente insuficiente e inadmisible el texto de este proyecto apócrifo…”
“El documento que usted, lamentablemente, presenta no contiene compromiso alguno de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
“Conozco las versiones anteriores que también, a través de procedimientos cuestionables y clandestinos, se estuvieron negociando en corrillos cerrados que hablaban, al menos, de una reducción del 50% para el año 2050…”
“El documento que usted presenta ahora, omite, precisamente, las ya magras e insuficientes frases clave que aquella versión contenía. Este documento no garantiza, en modo alguno, la adopción de medidas mínimas que permitan evitar una gravísima catástrofe para el planeta y la especie humana.”
“Este vergonzoso documento que usted trae es también omiso y ambiguo en relación con el compromiso específico de reducción de emisiones por parte de los países desarrollados, responsables del calentamiento global por el nivel histórico y actual de sus emisiones, y a quienes corresponde aplicar reducciones sustanciales de manera inmediata. Este papel no contiene una sola palabra de compromiso de parte de los países desarrollados.”
“…Su papel, señor Presidente, es el acta de defunción del Protocolo de Kyoto, que mi delegación no acepta.”
“La delegación cubana desea hacer énfasis en la preeminencia del principio de ‘responsabilidades comunes, pero diferenciadas’, como concepto central del futuro proceso de negociaciones. Su papel no dice una palabra de eso.”
“La delegación de Cuba reitera su protesta por las graves violaciones de procedimiento que se han producido en la conducción antidemocrática del proceso de esta conferencia, especialmente, mediante la utilización de formatos de debate y de negociación, arbitrarios, excluyentes y discriminatorios…”
“Señor Presidente, le solicito formalmente que esta declaración sea recogida en el informe final sobre los trabajos de esta lamentable y bochornosa 15 Conferencia de las Partes.”
Lo que nadie podría imaginar es que, después de otro largo receso y cuando ya todos pensaban que solo faltaban los trámites formales para dar por concluida la Cumbre, el Primer Ministro del país sede, instigado por los yankis, haría otro intento de hacer pasar el documento como consenso de la Cumbre, cuando no quedaban ni siquiera Cancilleres en el plenario. Delegados de Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Cuba, que permanecieron vigilantes e insomnes hasta el último minuto, frustraron la postrera maniobra en Copenhague.
No concluiría, sin embargo, el problema. Los poderosos no están habituados, ni admiten resistencia. El 30 de diciembre la Misión Permanente de Dinamarca ante Naciones Unidas, en Nueva York, informó cortésmente a nuestra Misión en esa ciudad que había tomado nota del Acuerdo de Copenhague del 18 de diciembre de 2009, y adjuntaba copia avanzada de esa decisión. Textualmente afirmó: “…el Gobierno de Dinamarca, en su calidad de Presidente de la COP15, invita a las Partes de la Convención a informar por escrito a la Secretaría de la UNFCCC, lo antes posible, su voluntad de asociarse al Acuerdo de Copenhague.”
Esta sorpresiva comunicación motivó la respuesta de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas, en la que “…rechaza de plano la intención de hacer aprobar, por vía indirecta, un texto que fue objeto de repudio de varias delegaciones, no sólo por su insuficiencia ante los graves efectos del cambio climático, sino también por responder exclusivamente a los intereses de un reducido grupo de Estados.”
A su vez, originó una carta del Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, Doctor Fernando González Bermúdez, al Sr. Yvo de Boer, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, algunos de cuyos párrafos transcribimos:
“Hemos recibido con sorpresa y preocupación la Nota que el Gobierno de Dinamarca circulara a las Misiones Permanentes de los Estados miembros de las Naciones Unidas en Nueva York, que usted seguramente conoce, mediante la cual se invita a los Estados Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático a informar a la Secretaría Ejecutiva, por escrito, y a su más pronta conveniencia, su deseo de asociarse al denominado Acuerdo de Copenhague.”
“Hemos observado, con preocupación adicional, que el Gobierno de Dinamarca comunica que la Secretaría Ejecutiva de la Convención incluirá, en el informe de la Conferencia de las Partes efectuada en Copenhague, un listado de los Estados Partes que hubieran manifestado su voluntad de asociarse con el citado Acuerdo.”
“A juicio de la República de Cuba, esta forma de actuar constituye una burda y reprobable violación de lo decidido en Copenhague, donde los Estados Partes, ante la evidente falta de consenso, se limitaron a tomar nota de la existencia de dicho documento.”
“Nada de lo acordado en la 15 COP autoriza al Gobierno de Dinamarca a adoptar esta acción y, mucho menos, a la Secretaría Ejecutiva a incluir en el informe final un listado de Estados Partes, para lo cual no tiene mandato.”
“Debo indicarle que el Gobierno de la República de Cuba rechaza de la manera más firme este nuevo intento de legitimar por vía indirecta un documento espurio y reiterarle que esta forma de actuar compromete el resultado de las futuras negociaciones, sienta un peligroso precedente para los trabajos de la Convención y lesiona en particular el espíritu de buena fe con que las delegaciones deberán continuar el proceso de negociaciones el próximo año.”, concluyó el Viceministro Primero de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
Muchos conocen, especialmente los movimientos sociales y las personas mejor informadas de las instituciones humanitarias, culturales y científicas, que el documento promovido por Estados Unidos constituye un retroceso de las posiciones alcanzadas por los que se esfuerzan en evitar una colosal catástrofe para nuestra especie. Sería ocioso repetir aquí cifras y hechos que lo demuestran matemáticamente. Los datos constan en las páginas Web de Internet y están al alcance del número creciente de personas que se interesan por el tema.
La teoría con que se defiende la adhesión al documento es endeble e implica un retroceso. Se invoca la idea engañosa de que los países ricos aportarían una mísera suma de 30 mil millones de dólares en tres años a los países pobres para sufragar los gastos que implique enfrentar el cambio climático, cifra que podría elevarse a 100 mil por año en el 2020, lo que en este gravísimo problema, equivale a esperar por las calendas griegas. Los especialistas conocen que, esas cifras son ridículas e inaceptables por el volumen de las inversiones que se requieren. El origen de tales sumas es vago y confuso, de modo que no comprometen a nadie.
¿Cuál es el valor de un dólar? ¿Qué significan 30 mil millones? Todos sabemos que desde Bretton Woods, en 1944, hasta la orden presidencial de Nixon en 1971 -impartida para echar sobre la economía mundial el gasto de la guerra genocida contra Viet Nam-, el valor de un dólar, medido en oro, se fue reduciendo hasta ser hoy aproximadamente 32 veces menor que entonces; 30 mil millones significan menos de mil millones, y 100 mil divididos por 32, equivalen a 3 125, que no alcanzan en la actualidad ni para construir una refinería de petróleo de mediana capacidad.
Si los países industrializados cumplieran alguna vez la promesa de aportar a los que están por desarrollarse el 0,7 por ciento del PIB -algo que salvo contadas excepciones nunca hicieron-, la cifra excedería los 250 mil millones de dólares cada año.
Para salvar los bancos el gobierno de Estados Unidos gastó 800 mil millones, ¿Cuánto estaría dispuesto gastar para salvar a los 9 mil millones de personas que habitarán el planeta en el 2050, si antes no se producen grandes sequías e inundaciones provocadas por el mar debido al deshielo de glaciares y grandes masas de aguas congeladas de Groenlandia y la Antártida?
No nos dejemos engañar. Lo que Estados Unidos ha pretendido con sus maniobras en Copenhague es dividir al Tercer Mundo, separar a más de 150 países subdesarrollados de China, India, Brasil, Sudáfrica y otros con los cuales debemos luchar unidos para defender, en Bonn, en México o en cualquier otra conferencia internacional, junto a las organizaciones sociales, científicas y humanitarias, verdaderos Acuerdos que beneficien a todos los países y preserven a la humanidad de una catástrofe que puede conducir a la extinción de nuestra especie.
El mundo posee cada vez más información, pero los políticos tienen cada vez menos tiempo para pensar.
Las naciones ricas y sus líderes, incluido el Congreso de Estados Unidos, parecen estar discutiendo cuál será el último en desaparecer.
Cuando Obama haya concluido las 28 fiestas con que se propuso celebrar estas Navidades, si entre ellas está incluida la de los Reyes Magos, quizás Gaspar, Melchor y Baltasar le aconsejen lo que debe hacer.
Ruego me excusen la extensión. No quise dividir en dos partes esta Reflexión. Pido perdón a los pacientes lectores.
Fidel Castro Ruz
Enero 3 de 2010
3 y 16 p.m.