jueves, 30 de junio de 2011

No me arrepiento del abrazo a Calderón; eso no nos iguala


Se siente incomprendido por la lluvia de críticas que ha recibido

Aunque se va a intentar desvirtuar la esencia del diálogo, no podemos dejar de acudir, porque sería alimentar la violencia. Nosotros estamos por encima del Presidente porque somos víctimas. Quiero hablar al corazón de ese hombre, que en un gesto de descortesía atroz nos manoteó en la mesa, señala

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Con el golpe que me tocó a mí empezó la visibilidad de los no escuchadosFoto Cristina Rodríguez
 
Blanche Petrich
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2011, p. 10

El poeta Javier Sicilia no niega que el del Castillo de Chapultepec fue un diálogo de sordos entre el Ejecutivo y las víctimas de la violencia, al menos en cuanto al cambio en la estrategia de seguridad que estamos exigiendo.

Pero no admite que sea un fracaso para el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que él encabeza. Ni una claudicación. Logramos romper el monólogo del poder, y ese es un primer paso en un proceso que seguramente va a ser muy largo.

El escritor reconoce que en el entorno del gobierno calderonista se va a manipular el contenido de estos acercamientos y se va a intentar desvirtuar la esencia del proceso. Pero no por eso podemos dejar de acudir. Negar el diálogo es alimentar la violencia, polarizar al país más de lo que ya está.

Ha transcurrido una semana del encuentro cara a cara entre el Ejecutivo –el presidente Felipe Calderón y su núcleo duro del gabinete de seguridad– y un grupo representativo de 23 familiares de asesinados y desaparecidos en el contexto de la guerra contra el crimen organizado declarada por el gobierno federal. Y el efecto mediático y político tiene perplejo a este hombre que nunca pretendió ser líder de nada.

Antes de ser golpeado por el homicidio de su hijo de 24 años él se dedicaba, como oficio, a construir endecasílabos (el último que escribió empieza así: El mundo ya no es digno de la palabra...). Escribía. Analizaba la realidad desde sus convicciones de cristiano progresista, inspirado por Mohandas Gandhi y Martin Luther King. Hasta que, a finales de marzo, el camino de Juan Francisco, su Juanelo, se cruzó con unos sicarios. El crimen lo lanzó a encabezar una de las movilizaciones ciudadanas más notables de los últimos años.

A estas alturas, Sicilia se siente incomprendido por la lluvia de críticas que ha recibido, principalmente de las izquierdas, con quienes se identifica mucho más que con los sectores conservadores que hoy lo alaban. Entre otros epítetos, le han llamado títere de Calderón y traidor. Claudicante también. En contraste, el poder y la derecha –con la que antagoniza– elogian anticipadamente su voluntad de pactar.

Para el poeta, es incomprensible que, entre cientos de imágenes que se sucedieron el 23 de junio, a lo largo de las tres horas que duró el encuentro en el alcázar, se destacara una sola: la del abrazo con Calderón. No me arrepiento de haberlo abrazado, porque quiero hablarle al corazón de ese hombre; aunque él nos haya manoteado en la mesa, en un gesto de descortesía atroz. Pero ese abrazo no nos iguala. Nosotros estamos por encima de él, porque somos víctimas. Sus funcionarios y sus propagandistas tergiversan lo que ahí sucedió. Ellos tienen el poder y la fuerza...pero no la razón.

Desde que regresó de la caravana –casi 4 mil kilómetros recorridos– sus días se consumen entre reuniones en corto con amigos y críticos; en asambleas y consultas con sus antiguos y nuevos compañeros de ruta; en idas y venidas de Cuernavaca a la ciudad de México, siempre custodiado por policías que asignó el gobierno morelense para su seguridad. Desde aquel viaje pavoroso de regreso de Filipinas (donde se encontraba cuando recibió la noticia de la muerte de su hijo) hasta la fecha no he podido retomar mi vida, mi rutina, mi trabajo cotidiano. No sé hasta dónde me va a llevar este vuelco.

No voy a volver a permitir el detector de metales

Por el momento, su trabajo tiene un plazo: la siguiente reunión con el Ejecutivo, dentro de tres meses. Tengo dos cosas claras. No quiero cambio de sede; es importante que se haga en el Museo de Antropología. Y no voy a permitir que a las víctimas nos pasen por el detector de metales. A los secretarios de Estado no los hacen pasar por ahí, ¿verdad? Pues a nosotros, menos. Hemos demostrado ser intachables, limpios. No vamos a permitir que nos traten como sospechosos. En el Castillo de Chapultepec cometí el error de permitir esa grosería.

Gandhi y el mariscal Smuts

Un amigo de larga data de Sicilia –más que amigo, maestro– acaba de advertirle: No conozco a nadie que vaya tan en cueros a meterse a la boca del lobo como usted lo hizo. Al hombre le cala lo dicho, se nota. Tal vez por eso, al arrancar la entrevista con La Jornada, cuenta lo que en el momento de sentarse a la mesa del alcázar le pasó por la mente.

“Me puse a imaginar cómo sería aquel encuentro de Mohandas Gandhi con el mariscal de los boers, el sudafricano Jan Christian Smuts, en Pretoria, en 1914, cuando ambos se sentaron a negociar la ley marcial que confinaba a los inmigrantes hindúes (el antecedente del apartheid)”. En ese episodio de la historia, el pacifista le regaló al militar segregacionista unas sandalias que había hecho en prisión. Sicilia le entregó a Calderón no sandalias, sino un escapulario, uno de los muchos que las víctimas le entregaron en el camino. A la larga, Smuts traicionó el acuerdo con Gandhi, pero éste nunca depuso su doctrina de resistencia pacífica mediante la desobediencia civil.

–A muchos observadores y analistas les está costando trabajo entender y aceptar este movimiento, surgido apenas hace tres meses y que ya ocupa tanta atención.

–Porque es complejo, creo. Es una formación espontánea que hereda mucho del zapatismo, desde lo moral, aunque no es igual. El zapatismo, con el que yo me identifico muchísimo, es una construcción lenta, de muchos años. Esto fue casi un relámpago. Lo generan varios actores que no estaban en la escena política, pero que desde hace muchos años hacen política en la sombra; gente que viene de la lucha por derechos humanos, de la teología de la liberación, de la cultura. Ni siquiera fui yo quien lo inició. La articulación del movimiento a partir de la muerte de mi hijo empieza incluso antes de que yo pudiera regresar de Filipinas.

“No es que este asesinato fuera diferente a los miles de crímenes anteriores. Fue tal vez la gota que derramó el vaso, porque tocó a un sector, el de la cultura, que no había sido tocado. Habían sido muy golpeados la franja de los segregados, los que nadie pela. O la de los empresarios. Pero esta vez me toca a mí el golpe. Ojalá que no hubiera sido así, ojalá que a nadie le tocara, que no le toque a nadie más. Pero entonces empieza a suceder algo que no había pasado todavía: la visibilidad de los invisibles, de las víctimas no escuchadas, de los familiares que por temor, por desprecio, por soledad, por marginación, no habían podido encontrar la coyuntura para ser nombrados.

Así se vio toda la podredumbre de las instituciones. Y esto ocurre en un momento histórico que ya no se parece a la época de Díaz Ordaz, cuando el Ejecutivo era todopoderoso. No, estas son las épocas de Calderón, un presidente obcecado en su estrategia de seguridad, pero débil, que enfrenta a una República en la que los gobernadores son reyes en su territorio y con un Poder Judicial que ha abonado a la impunidad en una forma atroz.

–¿Cómo siente la reacción de la izquierda partidista, del movimiento de Andrés Manuel López Obrador, frente a estas movilizaciones? ¿Cercanos, distantes?

–Respetuosos. Nos hubiera gustado que se involucraran más.

Nadie puede negar nuestra legitimidad
 
Después del sismo del 85, pero también bajo el influjo de las revoluciones en Centroamérica, un grupo de poetas mexicanos iniciaron en 1986 una revista de y para la poesía. Sicilia participaba. De ahí nació una colección de ediciones modestas que se llamó Los cuadernos de la orquesta, que dirigió Eduardo Vázquez. Uno de esos libros, La revelación de los días –Sicilia y el potosino Tomás Calvillo fueron los autores– bordaba sobre los principios filosóficos de Gandhi, Lanza del Vasto, Luther King, incluso la madre Teresa de Calcuta. Y Salvador Nava, en pie de lucha contra el caciquismo del PRI. Puro pacifismo. Algo que, admite Sicilia, no es demasiado familiar en la cultura política de los sectores progresistas de México.

–¿Será por eso que a algunos sectores les cuesta trabajo comprender ese pensamiento?

–Hay una fuerza moral detrás de nosotros. Nadie puede negar nuestra legitimidad. Nadie puede cuestionar la veracidad de lo que grita este movimiento. Nadie puede reclamar que gritemos nuestro dolor y nuestros agravios. Nadie puede desmentir este fondo que desnuda al poder en todos los sentidos. Nuestra base es muy plural: están los empresarios, pero también los de Atenco, los familiares de las víctimas pero también los estudiantes, los intelectuales, los trabajadores despedidos.

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El poeta Javier Sicilia durante la entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
–Esta fuerza acumulada también representa un capital político que puede ser aprovechado con otra intención...

–Hay de todo. Esa es precisamente nuestra fuerza y nuestra debilidad. Por ejemplo, lo que vivimos en Ciudad Juárez (donde culminó la caravana, el 11 de junio). Hubo grupos que subieron otras agendas a las asambleas y que nos pusieron en riesgo de perder de vista el reclamo de las víctimas a cambio de exigir un juicio político contra Felipe Calderón o demandar la salida del Ejército de manera irresponsable. Eso desviaba la atención de nuestro objetivo primordial. A eso le dijimos no. Defendimos los seis puntos de la marcha del 8 de mayo porque no nos los sacamos de la manga, fueron producto del consenso con organizaciones que han trabajado, como muchos sectores de la sociedad. Todos quieren utilizarnos, los partidos, el Ejecutivo, los poderes.

Lo importante es no perder de vista que la base del movimiento es el dolor de las víctimas, porque si lo hacemos vamos a entrar a una lógica, a una narrativa que ya conocemos, a una disputa ideológica. Y eso no es lo que queremos

–Cuando se habla de los de Juárez se cae en la descalificación, se les señala como los extremistas. El movimiento social en Juárez también tiene una identidad, una historia de resistencia.

–Juárez, tan dolido, tiene sus particularidades. Nosotros defendemos lo que quieren los juarenses, pero si Juárez necesita la retirada del Ejército de las calles, que se haga ahí. Como demanda nacional no es una cosa que se pueda discutir y decidir en tres horas. Lo que estamos discutiendo es la estrategia de seguridad nacional, caso por caso, estado por estado. Ese fue el problema de la mesa de la militarización. Ahí se expresó claramente la idea de otros lugares, por ejemplo, los de Cherán, en Michoacán, que dijeron muy claramente que en lo inmediato no quieren la salida del Ejército, lo mismo que los grupos que llegaron de Tamaulipas.

“No hubo consenso. Mi obligación moral era decirles: ‘pues no es así, señores’. Ahora nos acusan de traición. Nosotros pensamos que traición sería permitir la imposición”.

El debate ciudadano sobre el Ejército apenas empieza

–El tema del papel del Ejército casi no se debate en México. Siempre fue tabú, tanto para la clase política como para el movimiento social. ¿Cree que ahora la sociedad ha empezado a analizar y debatir sobre las fuerzas armadas?

–Creo que sí; quisiera que sí. Pero los diálogos son largos y éste apenas lleva tres meses. Y tenemos cuatro años y medio de ver al Ejército en las calles de esta manera, de sufrir esta descomposición. Antes de sacar acuerdos debemos debatir y analizar con mucha claridad y profundidad. Sabemos que al meter al Ejército al combate contra el narcotráfico hubo omisiones muy graves por parte del gobierno. Dio a los cárteles carácter de parte beligerante, de ejército regular, lo que es un equívoco fundamental, gravísimo. Además, eludió al Congreso, que por derecho constitucional debe aprobar o vetar la participación de las fuerzas armadas en esas funciones. El Ejército ya está ahí, ya se cometieron todas las barbaridades. ¿Hay que regresarlo a los cuarteles? Yo creo que sí. El problema es cómo.

–¿Y cómo?

–No lo sé. Nos falta hacer una radiografía muy fina sobre el problema, como la que estamos haciendo con las víctimas. Apenas estamos empezando. No podemos tomar decisiones sobre temas tan delicados sin pensarlo bien. ¿Cómo vamos a ir sacando al Ejército? Hay que mirar experiencias interesantes de autodefensa y discutirlas para que se puedan aplicar en más lugares, para que puedan ser aceptadas. Es verdad que una parte de la izquierda ya empezó ese debate, y esa misma izquierda es la que ahora me dice: no vayas a los diálogos con el gobierno.

–¿Quiénes son?

–Ciertas fracciones. Los mismos de Juárez nos dijeron: no vayan al diálogo con Calderón porque los va a traicionar. Y sí, hay traición a la palabra, lo sabemos. En Chiapas los diálogos de San Andrés Larráinzar entre el gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fueron traicionados (durante el gobierno de Ernesto Zedillo). A pesar de ello, hoy son los mismos zapatistas quienes nos dicen: vayan, tienen que pasar el trámite. No podemos dejar de acudir a los diálogos.

–¿Y qué se logró en el alcázar?

–Hay un plazo y cosas que hacer en estos tres meses.

Vamos a demostrarle a Calderón que sigue de necio

–¿Diálogo de sordos?

–Sí lo fue, en cuanto a la estrategia de seguridad. El Presidente no se movió de su posición. Al próximo diálogo vamos a ir con expertos a discutir las estrategias, a demostrarle a Calderón que hay alternativas y que él sigue de necio.

–¿No cree que el gobierno de Calderón tiene su propio cálculo, que tiene otras intenciones, incluso de cooptación?

–De cooptación no creo. A ninguno de nosotros nos va a cooptar con puestos, con dinero. Pero sí intentan tergiversar, desvirtuar el movimiento.

El papá del ajedrecista

Son muchas las instantáneas que guarda Sicilia en la memoria de lo ocurrido el jueves, hace una semana, en el alcázar. Como el rostro ajado de Roberto Galván, de Monterrey –comenta–, un hombre ya mayor que participó en la caravana. Hace años busca a su hijo Roberto Galván Llep, un ajedrecista que fue levantado por la fuerza pública durante un operativo en una plaza, y nunca más supo de él. Años de ser un cero a la izquierda frente al Ministerio Público, de ser ninguneado y humillado por la procuraduría estatal. Y de pronto, en Chapultepec, la esposa del presidente, Margarita Zavala, se le acerca, le habla, le da su número de celular y le dice: Para lo que se le ofrezca. La esperanza resplandeció en su cara.

–¿No es muy cruel, un gesto trivial frente a la impunidad absoluta?

–Mira, cuando pasamos por Monterrey, a las 12 de la noche, después del mitin, fuimos a ver al procurador estatal. Llevamos nueve casos; lo sentamos frente a las víctimas y lo emplazamos: ¿Por qué no hay solución? Algunos casos llevan tres, cuatro años sin ningún avance. Don Roberto era uno de ellos. ¿Cómo no entender que este hombre sienta por primera vez una esperanza? La señora María Elena Herrera, de Michoacán, buscando como loca en varios estados a Jesús, a Raúl, a Gustavo, a Luis Armando, sus cuatro hijos desaparecidos. Le dicen: véngase a Los Pinos, la vamos a ayudar. ¿Cómo negarles esa rendija de esperanza? No se está haciendo justicia, desde luego, pero esos padres viven el infierno desde que les desaparecieron a sus hijos. Si alguien les dice: al menos te voy a decir dónde está, ¿cómo negarles esa mecha de luz? Eso es lo que no pueden ver los ideologizados de cualquier signo. Yo, sólo por ver que atrajeron el caso de María Elena Herrera, cuyo dolor no me es imaginable, considero que el recorrido de los 3 mil kilómetros valió la pena. Sólo por eso.

–¿Es este un movimiento político?

–Es de lo mejor de la política. Es la vida de la polis, la ciudad, en el sentido humano de la palabra, sin intereses partidistas; es el rescate de la relación entre seres humanos.

–¿Cuáles son los pendientes más inmediatos?

–Todos lo son, pero el tema de las indemnizaciones es importante. Las familias con un hijo muerto, con un padre muerto, no sólo se destruyen anímicamente, sino que se arruinan en lo económico. Por eso es importante revisar el fondo de víctimas. Si hay que ampliarlo, hay que ampliarlo. Por eso la importancia de visibilizar qué le pasó al asesinado, al desaparecido; cómo pasó, investigar, determinar si es inocente o no. Y si lo es, se indemniza, se apoya, se restituye el honor. Si no es inocente, hay que ver qué parte del tejido social se está desgarrando, dónde está lo que estamos dejando de hacer para producir criminales.

–En tres meses, en un siguiente encuentro ¿cómo cree que va a encontrar estos temas?

–Vamos a exigir resultados. Y vamos a volver a exigir el cambio de la estrategia de seguridad, no vamos a quitar el dedo del renglón.

miércoles, 29 de junio de 2011

Facebook: ¿coro de pajaritos?

José Steinsleger

“Yo sólo quiero mirar los campos / yo sólo quiero cantar mi canto / pero no quiero cantar solito / yo quiero un coro de pajaritos… / yo quiero tener un millón de amigos / y así más fuerte poder cantar.”

Ignoro si el brasileño Roberto Carlos logró con sus canciones "un millón de amigos", pero es sabido que vendió más de 120 millones de discos, y a causa de su agitada vida afectiva tuvo éxito con letras como ¿Adónde se van los amigos que se van?, o Amiga, si quieres dialogar cuenta conmigo. Mi preferida dice: "Yo soy de esos amantes a la antigua / que suelen todavía mandar flores". Y la que me pone serio se llama Enamorada de un amigo mío francés: “Lo siento mucho, amiga mía, / pero debes entender que nuestro amor sufre una crisis….”

Miles de años después, me pregunto si la negativa a "chatear" o figurar en Facebook me priva de la alegría de tener cientos de "amigos". ¡Cientos!… Cuando junto unos pesos, apenas puedo agasajar a diez. Uno de mis abuelos, que con cualquier pretexto festivo llenaba la casa de gente, me dijo un día: "Los amigos son como las mujeres: van y vienen. Si a lo largo de la vida conservas cuatro o cinco, date por feliz".

Con los altibajos de rigor, creo haber sido un tipo feliz. Además, cuento con e-mail, y una antigualla llamada "teléfono fijo". A propósito, ¿cómo es que a dos años de pagar a Telmex el derecho a no figurar en el directorio, siguen llamando los optimistas candidatos del PAN, las agencias de Bancomer para cobrar una deuda que no es mía, o personas del otro lado del muro que aseguran ser parientes? ¿No se supone que firmé un "convenio de privacidad"?

No uso celular porque no lo necesito, y valoro a Internet como "herramienta de trabajo". Sin embargo, Facebook me pone en guardia. Coincido con el inglés Tom Hodkinson, autor de un magnífico trabajo sobre Facebook, donde sugiere que la red anima “un espíritu competitivo de la amistad: con los amigos de hoy, la calidad no cuenta y la cantidad es el rey…” (The Guardian, 14/1/8).

Además, conviene no cometer errores. El año pasado, leí que una niña de Londres invitó desde su cuenta a un grupo de amigos para celebrar su fiesta de cumpleaños, y recibió la confirmación de 21 mil personas. No todas asistieron. Sólo aparecieron cinco mil, y a solicitud del padre la policía tuvo que acordonar el barrio.

En cambio, otra mujer anunció a "mil amigos" que se había tomado todas sus pastillas, y nadie hizo nada. Al día siguiente apareció en su página un mensaje que decía: “Mi muy querida Simone… te extrañaremos pero tu legado (sic) continuará”. Y otro más: "Si alguno de ustedes de veras se llama amigo, debe ir a ver si está bien. Me alegra no conocer en persona a ninguno de ustedes. No tienen corazón" (La Jornada, 7/1/11).

Drama que, al parecer, no pasaría por ahí. En abril de 2009, un informe del Instituto del Cerebro y la Creatividad de la Universidad del Sur de California observó que el abuso de Facebook puede afectar al desarrollo de la comprensión, la admiración y otras emociones humanas. "Tras leer por enésima vez que otro de nuestros 300 contactos en Facebook ha tenido un día de perros, somos incapaces de sentir nada ni de compadecernos por esta persona", dice el estudio.

En cuanto a rendimiento académico, una investigación realizada en más de 200 estudiantes de la Universidad de Ohio concluyó que aquellos universitarios que reconocieron ser usuarios de la red social tenían unas notas medias entre 3 y 3.5 sobre un máximo de 5 puntos. Por su parte, los que no utilizaban la página alcanzaron un promedio de entre 3.5 y 4 puntos. Los adictos reconocieron que estudiaban sólo entre una y cinco horas a la semana, en tanto los que no entran en la página dedican 11 horas a los libros.

Sigamos. En Internet y la vida de los estudiantes estadunidenses (estudio del Proyecto Pew) se dice que 45 por ciento de las personas de todas las edades gustan de socializar a través de las computadoras y aparatos portátiles. Pero 48 por ciento aseguraron ser indiferentes a estas redes sociales y sentirse abrumados por los aparatos o, de plano, descartan Internet. Cerca de 7 por ciento fueron calificados de "ambivalentes", que serían los que sienten ansiedad cuando están desconectadas (pues creen que se perderán de algo), al tiempo de reconocer que necesitan un respiro.

Con Facebook, Linkedin, Plaxo y Twitter, los jóvenes tratan de no quedar a un lado o sentirse irrelevantes. Y como Facebook lo sabe, hace correr en la red una aplicación con la cual leemos los nombres de la gente que tenemos registrados en la inbox del correo electrónico: "fulanito está en Facebook y te invita a unirte a él". Práctica que tambien realiza Linkedin.

¿Y las cláusulas de "seguridad" y "privacidad"? En la práctica (y así como en Telmex, Bancomer o el PAN) no existen. Cosa que a Facebook le vale, porque también sabe que la mayoría de las personas no piensan en esto. Y menos en que su seguridad personal pueda ser violentada. Asunto que obliga al siguiente artículo: Facebook y la verdadera vida de los otros.

http://www.jornada.unam.mx/2011/06/29/opinion/021a2pol

martes, 28 de junio de 2011

Cita con ángeles en vivo en Santiago de Chile

Desesperados, los querubes
toman los cielos de la tierra
y con sus lápices de nubes
pintan adioses a las guerras.
El mundo llena los balcones
y exclama al fin: esta es mi lucha,
pero el señor de los cañones
no mira al cielo ni lo escucha.

Llover sobre mojado - Silvio Rodríguez

Absurdo suponer que el paraíso
es solo la igualdad, las buenas leyes
el sueño se hace a mano y sin permiso
arando el porvenir con viejos bueyes.


Sicilia, después de Chapultepec




Fuente: José Gil Olmos / Proceso

  • Su cerrazón demuestra que el presidente no es sensible
  • La presencia de García Luna, un signo más de intransigencia
  • Tal vez me faltó dureza, pero también con serenidad se gana
  • Yo también soy de mecha corta, pero no caí en la provocación;
 el que manoteó fue Calderón
  • Aceptó cargar las culpas y su costo moral; tendrá que 
 asumir su consecuencia jurídica
  • Cedimos el lugar pero ganamos voz y presencia públicas

Javier Sicilia aún no se recupera de las emociones contenidas durante las cuatro horas que duró el encuentro con Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec y confiesa que le molestó que el presidente haya mantenido su cerrazón de no cambiar la estrategia militar de combate al narcotráfico que, advierte, seguirá costando la vida de miles de mexicanos.

Frescas aún las sensaciones del encuentro realizado la mañana del jueves 23 entre las víctimas de la guerra contra el narcotráfico con el jefe del Ejecutivo y parte de su gabinete, el poeta precisa que no hay un problema personal con Calderón sino con el presidente de la República, quien ahora acepta que pasará a la historia como “el presidente de las 40 mil muertes”.

A las críticas que le hizo Sicilia de que no hay un solo dato positivo que sustente la eficacia de su estrategia de combate al crimen organizado, Calderón repitió en varias ocasiones que mientras no tenga propuestas viables para combatir el crimen organizado y la violencia que genera, seguirá usando al Ejército y enfrentará la crítica “aunque sea injusta”.

“Estoy abierto a revisar la estrategia pero, realmente, mientras no sea clara la alternativa, como usted dice, mientras no se pueda decir ‘es para este otro lado’ (…) creo que tengo que seguir en eso: combatiendo a los criminales y reconstruyendo el tejido social”, dijo Calderón casi al final del encuentro.

Sin dar ninguna posibilidad de ceder, Calderón dijo que desde el inicio de su gobierno no podía esperar ninguna reforma de ley ni limpiar las instituciones para actuar con la fuerza del Ejército contra el crimen organizado, como se lo remarcó el poeta en el encuentro.

“Si estuviera en la posibilidad de evitar un crimen y no tuviera más que piedras en la mano, lo haría con piedras, esperando que por lo menos tuviera aliento para hacerlo. Pero así hay que hacer las cosas en un México que está dolido. Hay que hacerlo con lo que tenemos, que no es poco lo que tenemos. El Ejército no es poco (…) podrá haber muchos prejuicios, podrá haber abusos que se han cometido y que, además, se esclarecen y tienen que castigarse. Podrá haber muchas cosas, pero no es poco lo que tenemos.

“Y eso es lo que hice, don Javier. Pudo ser un error, probablemente. Yo no lo creo. (….) La verdad es que no vi, en conciencia, otra forma de actuar.”

Incluso ante la petición que le hizo Julián LeBarón de cambiar la estrategia y de que “mande un mensaje al mundo de que la violencia no termina nunca con la violencia, y así no sea recordado como el presidente de los 40 mil muertos y nosotros como una nación de salvajes y cobardes”, Calderón reviró:

“¿Que me gustaría que esta violencia terminara? ¡Por supuesto! Me gustaría ser recordado por las cosas que he hecho en la educación, por los hospitales que ya comenté, por las carreteras que ahora se han hecho (…) No. Probablemente voy a ser recordado por este tema y, probablemente, con mucha injusticia. Pero mire, don Javier, si algo comparto con usted es que cuando usted tiene un deber, tiene que hacerlo, y si cree que es su deber moral, tiene que cumplirlo, independientemente de lo que qué dirán.

“¿Cómo voy a ser recordado? Yo creo que en esa ética. Y sí, a lo mejor puedo estar equivocado, sí pude haberme hecho pato. Estoy dispuesto a rectificar, sí, nada más quiero ver con claridad en qué.”

“La verdad, prefiero, que se me juzgue –a veces creo que injustamente, en fin, la historia lo dirá– por haber actuado, que por haberme quedado quieto (…) Yo prefiero asumir la crítica, así sea injusta, de haber actuado, a quedarme con el cargo de conciencia de haber visto el problema y, por conveniencia, no haber hecho nada.”

Grave obcecación

Entrevistado al término del diálogo, Sicilia reflexiona sobre la necedad de Calderón. “Lamentamos la cerrazón del presidente, que es muy poco sensible todavía para un cambio de óptica en la seguridad, lo cual va a seguir provocando los problemas que criticamos (…) Como se lo dije, nosotros no somos competidores políticos, somos ciudadanos, no tenemos nada que perder. Le dijimos que podía hablar, mostrarse humilde. Entonces bajó el tono”.

Recuerda que Calderón pidió propuestas para cambiar su estrategia y que por eso llevarán expertos en la materia que han visto otros modelos, para que planteen al presidente nuevas alternativas sin costos para la sociedad. Sin embargo, señala que esta obcecación del mandatario es tan grave como su declaración de pasar a la historia con la carga moral de ser “el presidente de los 40 mil muertos”.

“Calderón dijo algo terrible y peligroso que debería repensar. Que estaría dispuesto a pagar los costos morales de su decisión. Eso es grave. Un hombre no puede decir eso, es muy irresponsable”, advierte.

–Dijo que puede pasar a la historia como el presidente responsable de miles de muertes.

–Si quiere asumir sus costos morales, pues bueno… eso es grave. Cargar eso está difícil, cargar con la responsabilidad moral de las muertes está cabrón. Quisiera decirle que retire esas palabras porque son un despropósito, unas palabras que pueden poner en riesgo su propia vida.

–¿Por qué?

–Porque acepta los costos morales, acepta cargar con la culpa.

–¿También porque podría tener una consecuencia jurídica?

–Claro, puede ser sujeto de juicio en tribunales, aunque él habló de costos morales. Por eso digo que eso es mucho más grave que los costos jurídicos que seguramente vendrán. Creo que esto le abrió una posibilidad al presidente pero no supo, por el lado de la Ley de Seguridad Nacional, abrírsela. Debió haber dicho: “Sí, me equivoqué; sí, entrémosle a una nueva estrategia”. Pero en esa posición pagará los costos morales que pueden también volverse jurídicos.

“Él dice que lo asume, dice que es injusto. Yo no lo creo así. En mi discurso hablo de las responsabilidades como jefe de Estado frente a esas muertes, pero también hay que entender que hay corresponsabilidades de las procuradurías, de los jueces, de los gobernadores. (…) Lo terrible es que quiera cargar o asumir la responsabilidad moral y, al mismo tiempo, engañarse con no sentir el peso de lo que representa esa misma responsabilidad moral.”

Estado fracasado

Otro de los aspectos que resalta Sicilia de lo que Calderón dijo en el encuentro con el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad es que al describir la transformación de los narcotraficantes mexicanos, de transportadores a vendedores de droga al menudeo, su crecimiento territorial y el aumento de su poder, aceptó implícitamente el fracaso del Estado mexicano.

En su primera intervención, el presidente dedicó un espacio para defender ante las víctimas su estrategia de combate al crimen organizado. Dijo que el Estado no era el responsable de la violencia sino los criminales, como Los Zetas y el cártel de El Chapo que tiene pueblos “asustados” en Zacatecas, Durango y Coahuila. Y de cómo reclutan a jóvenes “para satisfacer su apetito voraz de controlar territorios y comunidades”.

Explicó que al pasar del modelo tradicional del narcotráfico de llevar la droga a Estados Unidos a venderla aquí, ya no sólo corrompía a las autoridades sino que busca dominar territorios y “controlar ciudadanos y pueblos. Es una disputa violenta de cárteles contra cárteles lo que genera, fundamentalmente, la escalada de violencia”.

“El crimen, al controlar territorio –dijo Calderón– se adueña de esa comunidad, desplaza a la autoridad, la corrompe o la mata y entonces secuestra, extorsiona, asalta, viola impunemente. ¿Por qué? Porque la autoridad ya no existe o está a su servicio. Y es ahí donde yo coincido en la responsabilidad del Estado, que abdica de su deber esencial de defender a los ciudadanos.

“Ellos quieren ser ahora la autoridad. Por eso sustituyen las leyes de los Congresos por sus propias leyes; por eso sustituyen a la fuerza pública por sus propias fuerzas y por eso sustituyen la recaudación de impuestos por sus propias cuotas. Y eso es exactamente, Javier, lo que tenemos que impedir”, aceptó el presidente.

Pero esto, dice Sicilia, es que cuando hace este recuento, sin quererlo Calderón describe un Estado fallido.

“Exactamente eso fue lo que hizo. Por eso insistí en que una gran parte del problema estaba en el pudrimiento de esas instituciones. Cuando hace ese recuento, lo que refleja es la existencia de un Estado fallido, un Estado cooptado. ¿Cómo es posible que eso no lo quiera responder? Lo que vemos es que se encierra en su discurso, sólo ve lo que está bien. No es comprensible que el Estado esté marginado, desplazado por la delincuencia. Eso no lo ve el presidente, no se da cuenta de que ya hay estados, poblaciones donde quien reina es la delincuencia.

“Cómo vamos a ir a las elecciones si no van a poder ni siquiera instalar las casillas y si lo hacen va a ser con la anuencia de los narcos. Uno se tendrá que preguntar por qué cártel va a tener que votar. De eso no se está dando cuenta el presidente y por desgracia tampoco el Poder Legislativo ni los partidos, que es lo más grave.”

–¿No hizo falta de parte de ustedes enfatizárselo?

–Creo que hizo falta, pero dado el formato y que las víctimas eran lo importante, no se pudieron decir más cosas. Pero qué bueno que las víctimas lo rompieron. Por eso no pudimos darle más tiempo a estos temas que son importantes, pero también hay que entender que el agravio de las víctimas es muy grande, que sus dolores son tremendos, que querían solución, encontrar a su hijos, una respuesta a su largo peregrinar por esas instituciones fallidas y cooptadas. Preferimos eso. No queríamos desviar la discusión hacia temas más profundos o de fondo. Creo que era más importante lo humano.

El balance

Para Sicilia, el encuentro fue positivo porque el movimiento de víctimas logró sentar al mandatario a dialogar y a hacerle ver que su estrategia es fallida.

Ante las críticas de que fue muy flexible o condescendiente con el panista explica que prefirió mantener cierta serenidad ante la actitud impulsiva y hasta violenta de Calderón.

–Se vio usted moderado.

–Sí, porque conozco al presidente. Es un hombre de mecha corta. Me conozco a mí y también soy de mecha corta. Si hubiera caído en la provocación hubiera sido un diálogo de sordos. El que manoteó fue él. Era mejor bajar el tono para obligar a bajar el tono a Felipe. Eso se puede ver como debilidad, pero son lecturas. Creo que el discurso y la fuerza de los argumentos hablan por sí mismos. Hay que entender que a veces se ganan más posiciones con la apertura a un diálogo sereno que dando el espectáculo de la rudeza.

Dentro de un contexto de la dictadura presidencial que en México existe, el hecho de que un movimiento ciudadano de tres meses haya logrado sentar a Calderón también puede ser leído como una debilidad del presidente, considera Sicilia.

Sin embargo, manifiesta, ojalá esto se pueda leer como un signo de humildad.

“Yo le dije que no tenía por qué temer, ni por qué defenderse de nosotros; puede ser humilde, nosotros no estamos con fines políticos, no queremos pegarle para obtener las cosas. Estamos exigiendo desde la ética que tiene que ver con los ciudadanos. Tiene el derecho de ser humilde.”

–¿Qué hizo falta?

–Quizá más presión, una posición más fuerte. No sé si se hubiera ganado más o menos, no sé si se hubieran crispado los ánimos. Llegó un momento en que Julián LeBarón le dijo: “No nos insulte” o que el esposo de Bety Cariño les dijo que dejaran de burlarse de nosotros.

–Estaba ahí García Luna. ¿No era la oportunidad para insistir en la renuncia?

–No iba a cambiar nada, era perder el diálogo. Lo que nosotros estamos buscando es avanzar en la justicia para las víctimas. Nos molestó su presencia porque no estaba en la lista. Ese mensaje fue muy desagradable pero no quise entrar en esa polémica; fue como un reto de que, digamos lo que digamos, no cambiará su política.

–Hubo señales con lecturas polémicas. Por ejemplo, que usted le haya dado el escapulario.

–El problema es que no se entienden los símbolos. Hemos perdido el lenguaje poético. Cuando se lo di le dije cosas que ya no se escucharon porque ya no me llevé el micrófono. Pero le dije: “Todo esto que traigo es fruto del dolor que recogimos a lo largo del camino, de la gente que tenía compasión de mí y me ponía cosas para cuidarme, para seguir adelante con este consuelo. Nosotros decidimos traer puestos estos signos del consuelo y le entrego éste como símbolo de la justicia que usted le debe a las víctimas”.

Sicilia considera que en el encuentro ambas partes ganaron, pues “en un país donde nadie se sienta a dialogar, el hecho de que haya reconocido las víctimas y de que nosotros hayamos podido sentarlo, el hecho de que las víctimas hayan roto el formato sin que se violentara el acto, el hecho de que haya el compromiso de volverse a sentarse en esta mesa de diálogo, para que los ciudadanos intervengamos en la supervisión de lo que estamos pidiendo, todo eso hizo que todos ganáramos”.

Destaca como logros principales que “pudiéramos mandar nuestra narrativa y que no sólo se acreditaran los medios oficiales, sino los independientes, como un desafío a los monopolios. Cedimos el lugar pero ganamos estos espacios fundamentales. Ganamos voz y presencia públicas”.

También se visibilizaron las víctimas y se abrió el conducto para volverse a sentar para empezar a dar poco a poco dignidad a los deudos con la Ley de Víctimas que es fundamental.

Dice que el movimiento buscará fortalecerse con el apoyo de otras agrupaciones ciudadanas y que ahora buscarán hablar con los partidos, con la Conago, con el Poder Judicial y el Legislativo.

“El problema es muy grande y si queremos que se resuelva de la noche a la mañana estamos equivocados. Creo que es importante no dejar caer el movimiento, porque puede caer por la mecha corta de la ciudadanía que no sabe nada de los procesos largos, de los procesos lentos.

La emergencia nacional tiene problemas muy fuertes. Hay que ir presionando, hay que ir avanzando, pero son procesos largos y los responsables son toda la clase política. Los diálogos tienen que seguir y a partir de ahí ver resultados y seguir presionando.”

lunes, 27 de junio de 2011

Los Pájaros Prohibidos

¿Qué es militarización? Y en consecuencia ¿Qué es desmilitarización?


Estas semanas un movimiento nacional se articula a partir de movimientos locales que llevan 3, 5, 10, 15 y 20 años desarrollándose. A su manera podemos también podemos hablar de que existen movimientos que llevan 40 y 50 años luchando en torno a un alto a la violencia, la impunidad y la militarización. Aunque el movimiento que hoy en día intenta articularse, aún a contracorriente de vicios organizacionales de personas y colectividades, se da a partir de los movimientos locales que llevan 3, 5, 10, 15 y 20 años artículándose.

Ahora, el poeta Javier Sicilia y el defensor de los derechos humanos Emilio Álvarez Icaza, han dicho que no están llamando a la desmilitarización inmediata. Antes de posicionarnos a favor o en contra es necesario definir y discutir qué es militarización y en consecuencia qué se está diciendo cuando se dice desmilitarización. Ya de por si, la marcha del 5 al 8 de mayo y la caravana del 4 al 10 de junio fueron llamadas de distintas maneras por cada movimiento local en cada parte del país. Ello implica que tendrán una diversidad de definiciones respecto a términos idénticos, en lugar de definiciones centrales y únicas.

Una misma palabra puede significar muy diversas cosas para los movimientos locales que tienen años de lucha, así como para la población que estos días se suma a la conformación de un movimiento nacional. Militarización, desmilitarización, resistencia civil y desobediencia civil son términos que cada familia, colectivo, comunidad y organización debieran discutir y definir mínimamente antes de intentar articularse con otros y otras que usan las mismas palabras pero que tal vez puedan tener significados radicalmente distintos.

"Militarización" en distintas partes de México, en distintas partes de América y en distintas partes del mundo tendrá significados distintos y específicos según sus distintas implicaciones represivas, históricas, políticas y económicas.

Ya el movimiento estudiantil y popular en 1968 exigia en los 6 puntos de su pliego petitorio cosas que nos son muy familiares respecto al tema de desmilitarización, por lo que incluso en México la discusión de desmilitarización no es nada nueva:

1.- Libertad de todos los presos políticos.
2.- Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal. (Que definía el delito de disolución social y que daba una amplia libertad al estado para realizar detenciones arbitrarias)
3.- Desaparición del cuerpo de granaderos.
4.- Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías.
5.- Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos del conflicto.
6.- Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos

Estos puntos implicaban la demanda de un alto a la represión como política de gobierno que se había conjurado contra el movimiento estudiantil y popular. Esa estrategia de guerra y militarización contra la población que exigía libertades democráticas básicas duró por lo menos una década. Concluyó con una amnistía general y con una reforma política, tras 10 años de cruenta guerra civil, con cientos de mexicanos torturados asesinados y desaparecidos, muchos arrojados desde aviones militares al mar, así como miles de desplazados. Se les acusaba de comunistas. Ese conflicto interno nos parecía un día tan lejano, y hoy un nuevo conflicto mucho más agudo arroja ya 40 mil muertos, 10 mil desaparecidos y más de 200 mil desplazados. Ahora se les acusa de narcotraficantes. Ayer como hoy, muchos de los muertos, desaparecidos y desplazados no tienen nada que ver en la disputa alegada por el gobierno para iniciar la guerra civil. Ayer como hoy se ejecutan violaciones masivas a los derechos humanos, incluso la violación del derecho a la vida contra quienes son acusados por el gobierno, así como contra las personas que circunstancialmente van pasando donde se dan las ejecuciones extrajudiciales. Ayer como hoy se delinque y se cometen crímenes de lesa humanidad desde el gobierno contra quienes se acusa de delincuentes.

Una de las fechas en que inició la actual militarización fue 11 de diciembre de 2006, tras la declaración de guerra dada por Felipe Calderón contra el narcotráfico. Con ello los soldados fueron sacados ilegalmente de los cuarteles y echados a luchar contra la delincuencia organizada.

Otra de las fechas punto de partida de la militarización reciente es febrero de 2000, los militares enrolados en la Policía Federal Preventiva ocupan la Universidad Nacional Autónoma de México, a partir de ahí serán usados de nueva cuenta para golpear movimientos sociales en todo el país. La alta deserción en la PFP hace que en lugar de traspasarse su composición a policías civiles sea permanentemente alimentada por soldados comisionados a esta.

Otra de las fechas simbólicas que datan los procesos de militarización fue el 1 de enero de 1994, cuando el EZLN se levantó en armas y el gobierno mexicano durante 1993 y 1994 arrancó el envió a contingentes militares a diversas zonas del país, ante todo indígenas, para contener el descontento popular. Desde esas fechas y hasta hoy en día han continuado militarizándose los territorios indígenas, en particular los que resisten contra los megaproyectos y las estrategias neoliberales.

Sin embargo al lado de estas fechas emblemáticas podemos hacer un largo recuento de fechas cuando para instrumentar el control social y la represión contra la población el ejército y la marina fueron echados a las calles y comunidades del país.

La estructura del país en regiones y zonas militares con campamentos que vigilan y reprimen a la población es permanente, con lo que el ejército mexicano en realidad funciona como un ejército de ocupación del territorio mexicano, presto a reaccionar ante la movilización social, para frenar al "enemigo interno": la población civil. Violando en el camino diversas garantías individuales y derechos humanos básicos, así como diversos tratados y convenios internacionales en materia de derechos humanos, incluyendo las Convenciones de Ginebra. Además de ello si bien los cuerpos policiacos de acuerdo al principio de proporcionalidad de aplicación de la fuerza están preparados para contener la violencia con el mínimo de violencia, las fuerzas militares están preparadas para contener la violencia de su enemigo aniquilándolo, reduciéndolo, asesinándolo.

Complementariamente el actuar del ejército mexicano no ha cambiado desde el fin de la Revolución Mexicana, donde fue utilizado para acallar a sectores de la población inconformes por el incumplimiento de las banderas revolucionarias. Ayer y hoy, en los lugares dónde hay presencia militar, sea una serie de campamentos o incluso un retén, se reportan regularmente ejecuciones extrajudiciales (asesinatos), violaciones, desapariciones, tortura contra la población, robos y saqueos. Nada de eso cambió en el 68, en los 70s, en los 90s y en los años recientes. El 12 de junio pasado Felipe Calderón reconoció en Stanford las masacres que contra estudiantes y movimientos sociales cometió el ejército en los años 60s y 70s.

Cabe señalar que el uso masivo de la fuerza militar contra la delincuencia organizada ha provocado que se eleve la capacitación y la capacidad de fuego de la delincuencia organizada, de tal manera que ahora están en situación de hostigar y combatir al Ejército Mexicano y a la Armada de México en todo el país.

Sin embargo la presencia de militares en las calles y la sustitución que hacen de los cuerpos policiacos, así como la personificación que hacen en la población como "enemigo interno", componiendo una fuerza coercitiva permanente contra la población pueden no ser la única cosa a la que nos referimos cuando hablamos de militarización y desmilitarización inmediata.

La legitimación de los militares en las calles mediante la publicidad y la propaganda son otro de los aspectos de la militarización y la desmilitarización: la publicidad y la propaganda que pretenden legitimar la presencia de los militares fuera de los cuarteles, mediante comerciales, publicidad fija, espectaculares, telenovelas, música y películas, etc.

Practicas de militarización de diversos aspectos de la vida, vía la mercadotecnia y la generación de productos que rinden culto a lo militar son otro aspecto: juguetes, uniformes, ropa de moda usando motivos militares, prácticas en las escuelas, así como actividades extracurriculares, el culto a la masculinidad con rasgos militarizados, el culto a la "mujer moderna" que también puede enlistarse, etc.

Otro aspecto, que es evidente, pero que pocas veces se dice es la militarización de la delincuencia organizada. Con la salida de los militares de los cuarteles se ha ido corrompiendo la estructura militar y alimentando las filas de la delincuencia organizada. De tal manera que al realizarse detenciones de bandas de secuestradores y narcotraficantes es frecuente la detención de militares en funciones, desertores y exmilitares. De tal manera que se vive una militarización de la delincuencia organizada. No se ha medido que tanto la militarización de la delincuencia organizada ha elevado la fuerza de dichos grupos. Uno de los grupos que retan a la seguridad pública son los zetas, que originalmente fueron formados por militares de élite desertores.

Otro aspecto, es la militarización de las relaciones sociales, la imposición de actitudes verticales, dominación y obediencia, la legitimación de la idea del lider y los subordinados, que se van imponiendo y normalizando en la sociedad y hasta en las organizaciones de lucha. Cuestionándose, prohibiéndo y criminalizándo la horizontalidad, la creatividad, la desobediencia y la manifestación social.

En algunas partes del país la militarización va aparejada de la paramilitarización, como en Chiapas y Oaxaca. Primero como complemento para el control poblacional de quienes exigen el cumplimiento de derechos humanos básicos y de quienes se niegan al saqueo de recursos colectivos, y luego cuando el ejército se retira para militarizar otras regiones los paramilitares se quedan para sustituir al ejército en sus funciones de ejército de ocupación. Una variedad del paramilitarismo es la formación de escuadrones de la muerte, que en años recientes en "operativos quirúrgicos" ejecutaban a disidentes y hoy en día realizan ejecuciones al parecer al azar o hasta por diversión extrajudiciales en diversas partes del país.

Un aspecto completo de la militarización y la desmilitarización son los exmilitares, expolicías con formación militar, los exparamilitares y los exmiembros de escuadrones de la muerte, que décadas después continúan con su actuar delincuencial, pero ya sin estar sujetos a las órdenes de funcionarios del estado, lo que agudiza y escala a la delincuencia organizada, que ya como fuerzas irregulares continúan ejerciendo acciones de control poblacional para las que fueron entrenados, algunas veces todavía vinculados a la línea política de tal o cual funcionario gubernamental o de tal o cual grupo político o económico.

Entonces como primer recuento cuando se exige la desmilitarización inmediata se pueden estár haciendo una variedad de exigencias: que los militares regresen a los cuarteles, que se deje de ver a la población como enemigo interno, la retirada del ejército de funciones policiacas y junto a ello el cese de la militarización de los cuerpos policiacos, el cese de la publicidad y la propaganda desde el estado y desde las corporaciones que normalizan y reivindican la militarización del país, el cese de circulación de mercancías que hacen culto a la militarización, alto a la militarización de la delincuencia organizada, alto a la militarización de las relaciones sociales y alto a la paramilitarización.

Sin embargo aquí definimos desmilitarización por negación, se pueden hacer otras definiciones sobre desmilitarización en el sentido de una sociedad desmilitarizada.

Si bien la salida del ejército de las calles de manera inmediata es parte sustancial de una exigencia nacional, los otros aspectos de la militarización no son menores y no deben soslayarse.

Como no debe soslayarse la discusión y el análisis en torno al papel del estado mexicano en el surgimiento de la delincuencia organizada a gran escala, a partir de las redes de complicidad e impunidad que usando los recursos del estado alimentaron a verdaderas transnacionales del narcotráfico, de la trata de personas, del secuestro y la extorsión.
http://cmldf.lunasexta.org/node/18826

sábado, 25 de junio de 2011

Conferencia de Jenaro Villamil

Conferencia del reportero Jenaro Villamil, especialista en medios de comunicación, acerca del poder medíatico y el control político en México.

Explica la articulación entre la porción de políticos más autoritarios en México y el duopolio Televisa-TV Azteca para la recuperación de la presidencia de la República por parte del PRI.

Parte de la serie de presentaciones de reporteros de la Revista Proceso en el Centro Cultural TierrAdentro, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.





Opciones para descarga:


http://www.archive.org/details/ConferenciaDeJenaroVillamilEl25DeJunioEnElCentroCultural&reCache=1

Legado de la resistencia. La urgencia de aprender

Legado de la resistencia.La urgencia de aprender
 
John Berger
 
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Un anciano muestra al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, una foto de Carla Bruni, esposa del mandatario, el sábado pasado, antes de la ceremonia para recordar, en Mont-Valerien, el 71 aniversario del llamado desde Londres a resistir contra la ocupación nazi. Foto Reuters
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Un veterano francés arriba a la ceremonia por el 71 aniversario del llamado del general Charles de Gaulle para resistir contra la ocupación nazi, el sábado pasado, en Mont-Valerien, cerca de París. Foto Reuters
 
 
Comentar sobre la urgencia de aprender y sobre la ignorancia displicente, suena como pregunta en un examen de alguna institución pedagógica. Pero piénsenlo como un título para describir algunos acontecimientos ocurridos el mismo fin de semana. Todo aquí son hechos reales, pero se leen como una fábula.
 
El viernes 13 de mayo de 2011, hubo luna llena sobre los Alpes franceses. Siendo muy claro el aire, uno podía ver sus cráteres a simple vista. En Nueva York, Dominique Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y probable candidato del Partido Socialista a las elecciones presidenciales francesas, se registró en una suite privada del hotel Sofitel, en Manhattan, algo que cuesta 3 mil dólares la noche.
 
El sábado 14, llegaron más de mil personas de toda Francia al pequeño poblado de Thorens-Glières, en la Alta Saboya, a participar en lo que se llamó Rendezvous Citoyen (encuentro ciudadano), cuyo propósito era discutir y considerar la historia y las estrategias de la resistencia: la resistencia armada y la resistencia política. Varios veteranos de la Resistencia francesa contra la ocupación alemana hablaron pausadamente de sus experiencias de hace setenta años. No se trataba de lanzar alguna campaña política; más bien, era un encuentro público para reflexionar entre diferentes generaciones acerca de cuál debe ser la conducta y cuáles los medios de protesta al enfrentarnos con algo inaceptable.
 
En la tarde de ese mismo sábado, Strauss-Kahn salió escoltado de un avión, que estaba a punto de volar a París, por un equipo de la policía de Nueva York. Viajaba en primera clase, con una reservación hecha con muchos días de anticipación. Fue arrestado para poder investigarlo por el cargo de intento de violación que pesa en su contra.

Muy temprano en la mañana del domingo 15, cinco mil personas comenzaron a subir, sobre todo en carros, a la Meseta de Glières, situada a una altitud de mil 500 metros por encima del pueblo de Thorens.

Hacía viento y la mañana era fría y nublada. En la meseta hay una escultura enorme en honor de la Resistencia armada francesa que combatió a los nazis, a los italianos fascistas y al gobierno francés colaboracionista de Vichy, entre los años de 1943-1944. La gente hace la peregrinación para visitar este sitio histórico.

El camino a la meseta es largo y angosto, con muchas curvas cerradas como pasador de cabello. Es un territorio agreste (en el sentido geológico): precipicios, cavernas, macizos rocosos. Puede hacernos pensar en las tortuosas veredas de la historia.

La Saboya fue la única parte de Francia que se liberó a sí misma de la ocupación alemana, sin ayuda de tropas externas. Las fuerzas de la Resistencia que lograron esto se configuraron a partir de grupos procedentes de diferentes tendencias políticas y, en su mayor parte, contaban con las armas y municiones que les lanzaban por paracaídas los bombarderos de la RAF a la Meseta de Glières, siendo el general De Gaulle quien dirigía esas entregas desde Londres. Un batallón local de cuatrocientos maquisard* tenía la responsabilidad de hallar y distribuir estas armas. Más de una cuarta parte del batallón no sobrevivió a los mensajes confusos, los malos entendidos, los informantes y la pesada nieve. Muchos hombres fueron torturados antes de ser asesinados por la Milicia, las fuerzas del orden de Vichy. El monumento en cuestión no se relaciona con una fulgurante victoria sino con la recalcitrante determinación de resistir.

Durante el domingo en cuestión hubo algunos breves momentos de sol pero casi todo el tiempo nubes frías de neblina redujeron la visibilidad a algunos cuantos metros y el monumento permaneció invisible.

Junto a un edificio de piedra que sirve como refugio para los esquiadores de fondo y los peregrinos ocasionales se había dispuesto un pequeño podio de madera con un frágil toldo de lona para los oradores que estaban por dirigirse a las cinco mil personas. No era más grande que un teatrito de marionetas. Había dos micrófonos, el toldo aleteaba con el viento, y más allá pusieron unos parlantes en postes altos de cara a la pendiente rocosa por detrás de la gente que había llegado a escuchar y comenzaba a acomodarse, sentada en el pasto con sus rompevientos y anoraks abrochados hasta el cuello. Algunas personas preferían estar más cerca del podio, de pie. Los anoraks eran de muchos colores diferentes; la gente tenía variadas edades.

¿Qué los trajo aquí?

Tras la liberación en 1944, el Consejo Nacional de la Resistencia publicó un documento donde delineaba algunos de los rasgos de la Francia que ahora esperaba ver nacer: un país de seguridad social, de educación libre de altos estándares, servicios públicos de salud, salarios y condiciones laborales garantizadas, una prensa y unos medios independientes del gobierno y las corporaciones.

Entre 1946 y 1952, tras continuos debates y confrontaciones el plan se puso en práctica, más o menos. Francia se volvió un país con cierta justicia social y cierta responsabilidad democrática, y hubo la posibilidad de tener debates continuos, a veces confusos, en torno a cómo mantener o mejorar esta justicia. Eso se mantuvo firme hasta los años ochenta.

Luego comenzó a avanzar, como los cangrejos, el nuevo orden económico de globalización, corporaciones multinacionales y hegemonía del capital financiero, basado en la especulación y la deuda, y cruzando el mundo llegó a Francia. Los partidos políticos de izquierda y derecha intentaron negociar y prevaricaron; después se rindieron. El vocabulario político cambió. De un codazo la flexibilidad desplazó a la solidaridad. La Francia de una cierta justicia y una cierta fraternidad comenzó a desmoronarse y de pronto dejaron de repararla.

Con la elección presidencial de Sarkozy en 2007 cambiaron dramáticamente las perspectivas sociales y económicas. Todo el ardiente, inconexo y desperdiciado establishment de seguridad social y justicia fue desmantelado tan pronto como se pudo. Según Sarkozy y sus asesores, todo lo que proponía este establishment se había vuelto obsoleto.

La mitad de la gente presente en la meseta trajo su paraguas. Pero hubo quien trajo dos. Cuando comenzó a granizar abrieron sus paraguas y le ofrecieron el segundo paraguas a las otras personas, de pie o sentadas, que no traían nada.

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John Berger, el 12 de diciembre 2007. Foto Carlos Ramos Mamahua
 
Durante su campaña electoral, Nicolas Sarkozy realizó una visita muy publicitada a la meseta y anunció que, si era electo presidente, vendría aquí una vez al año a rendirle honores a los héroes de la Resistencia. Y comentó al paso que el lugar tenía un aura de especial serenidad.

Inmediatamente después de esto, algunos de los miembros sobrevivientes y voceros de la Resistencia en la guerra mundial, junto con activistas sociales más jóvenes, formaron una asociación de la resistencia de ayer y hoy haciendo un llamado a que la gente se juntara en la meseta todos los meses de mayo para expresar su oposición al desmantelamiento de la Francia por la cual luchó la resistencia original.

Es así que esa mañana de domingo llegaron cinco mil personas a estar de pie o sentados en la meseta, escuchando, haciendo preguntas, maravillados.

No había ni estandartes ni consignas pintadas. Tan sólo las palabras, las frases, que salían de los altoparlantes hacia el aire de las montañas y las olas de viento. Cesó la granizada. Por algunos momentos salió un sol tibio. El granizo volvió con pedruscos más grandes. Luego cesó de nuevo. Entre discurso y discurso había una suerte de silencio para escuchar, como los animales cuando se llaman unos a otros y esperan escuchar de dónde proviene la distancia a la que hay que responder.

Las palabras describían experiencias. Walter fue arrestado por los alemanes cuando tenía diecisiete años y lo enviaron al campo de concentración en Dachau. Sus palabras describían la experiencia de recordar a camaradas que nunca regresaron. Las palabras de Jean-Pierre hablaban del trato que hoy reciben en Francia los trabajadores extranjeros sin papeles.

Las palabras de Didier insistían en el precio que las multinacionales le pagan a los campesinos por la leche de sus propias vacas de ordeña y cómo es que se había establecido una cláusula obligatoria en los contratos que les prohibía protestar.

Las palabras de Radia remitían a la tortura interminable que sufren los insurrectos en Túnez a manos de las fuerzas de seguridad que se mantienen en el poder. Todas las palabras, como todos aquellos que las escuchaban, tenían plantados los pies sobre la tierra.

Corine era una cajera de un supermercado en el poblado cercano de Albertville. Estaba ahí con cinco de sus compañeras de trabajo y sus palabras relataban que se estaban negando a trabajar los domingos por la mañana para poder pasar el día con sus niños. Y que esto las ponía en riesgo de ser corridas.

La pregunta que todas las palabras hacían: Cómo podemos decir NO. En la plenitud del tiempo cómo podemos decir NO.

Esa misma tarde en Madrid, en la Puerta del Sol, la plaza comenzó a estar ocupada día y noche por gente joven que protesta contra los brutales recortes en seguridad social impuestos por el gobierno español y por el FMI. Otras ocupaciones siguieron después en otras ciudades españolas. Este movimiento espontáneo de jóvenes recalcitrantes fue conocido de inmediato como M15, en nombre del 15 de mayo.

En Nueva York, muchas horas después, el mismo día, Strauss-Kahn fue conducido a una estación de policía en Harlem. Esposado, lo arrumbaron bajo custodia en espera de ser juzgado. Incontables palabras se han escrito ya acerca de este escándalo. Es muy probable que nunca se ventile con claridad lo que exactamente ocurrió entre él y la mucama en la suite del Sofitel. Y no obstante casi ninguno de quienes han comentado el hecho –sea que apunten a su culpabilidad o su inocencia, sea lo que haya hecho o no– ha resaltado que si tomamos en cuenta el lugar, las circunstancias y el momento histórico, podemos decir que Strauss-Kahn estaba increíblemente desapercibido de las posibles o probables consecuencias de cualquier acto que hubiera hecho. Ignorancia e inocencia son dos cosas totalmente diferentes, pero algunas veces conllevan una expresión facial semejante. Cómo explicar tal displicente ignorancia.

¿Podría decirse que la explicación no es ni moral ni patológica sino ideológica?

El FMI, del cual este señor era director, procede de acuerdo con una sofisticada lógica que es evanescente, que se concentra en lo virtual, en especular sobre los riesgos, en las tendencias y cálculos de la posible rentabilidad, pendiente de la constante pero siempre elusiva confianza de los inversionistas. Para esta visión del mundo tan evanescente, lo que ocurre en el lugar de los hechos, como cualquiera de las formas que asuman los daños colaterales, es incidental y no tiene consecuencias de largo plazo. Hablando en general, de acuerdo con esta lógica, es algo que puede ser ignorado con desdén.

El último orador en la Meseta de Glières era un hombre joven cuyas palabras –estoy seguro que era la primera vez en su vida que tenía que dirigirse a tantas personas– describían la experiencia de trabajar en París y de vivir entre quienes ocupan edificios abandonados.

Terminó su recuento, uno tan modesto como una flor-globo de las que crecen en los Alpes a tal altitud que cuando la recoges y la pones en un vaso de inmediato se inclina para saludarte. Y como frase final repitió lo que había dicho uno de los veteranos: Crear es resistir, resistir es crear.

Ya no había granizo. Los paraguas se cerraron. El viento traía hielo. Varias personas le ofrecían una pañoleta a cualquiera para cubrirse el rostro. Apagaron la corriente de los altoparlantes. El pasto estaba lodoso. No se resbalen, decía una abuela. Y a su propio tiempo, la gente comenzó a discutir en pequeños grupos lo que habían aprendido. Lo que se aprende de las experiencias en el terreno, en lo real, en el lugar de los hechos.

*Así se le conoce a los miembros de la guerrilla rural francesa de los años cuarenta que, tras negarse a ser reclutados por las fuerzas de Vichy y habiendo escapado de los campos de trabajo forzado, se iban al monte a pelear para expulsar a los invasores alemanes. Literalmente, significa matorral. Los maquisard eran la gente del matorral.

Traducción: Ramón Vera Herrera

http://www.jornada.unam.mx/2011/06/25/opinion/002a1pol

viernes, 24 de junio de 2011

El monólogo


Luis Javier Garrido

El fracaso del movimiento de Javier Sicilia para hacer valer la exigencia nacional de poner fin a la guerra criminal que Felipe Calderón ha impuesto a los mexicanos no significa que la maquinaria criminal del régimen no se pueda detener a corto plazo.

1. La lógica de violencia militar contra el pueblo de México, que no es contra el crimen organizado, llamada mentirosamente “guerra contra el narco”, acordada en 2006 por el grupo de Felipe Calderón y el gobierno republicano de George W. Bush, entre otras cosas para tener en la silla presidencial de México a quien no había ganado las elecciones, tiene como objetivo someter a los mexicanos a fin de poder imponer a fondo el modelo neoliberal y los intereses de Washington y del capital trasnacional, y no combatir el narcotráfico, que es un negocio de Estado, de ahí que uno de sus objetivos colaterales sea precisamente la muerte de miles de inocentes, y esto al parecer no lo quisieron entender los integrantes del movimiento fundado por Sicilia.

2. El encuentro llevado a cabo ayer 23 de junio en el Castillo de Chapultepec entre el novelista y poeta Javier Sicilia e integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, por un lado, y Felipe Calderón y algunos de sus colaboradores en el gobierno ilegítimo, por el otro, podría ser visto por algunos dirigentes de dicho movimiento como un pírrico triunfo porque lograron que se pudiera escuchar a través de un canal de la televisión por cable, durante poco más de tres horas, la voz de la inconformidad social o porque exhibieron a Calderón repitiendo hasta la saciedad sus tonterías, pero en realidad constituyó en los hechos un rotundo fracaso para Sicilia y sus compañeros, que aparecieron al terminar el mismo como plenamente subordinados al gobierno criminal que pretendían impugnar, relegados al papel de colaboradores de éste en comisiones de seguimiento de sus demandas en el marco de la lógica militarista a la que decían oponerse, y sobre todo, como incapaces para hacer valer lo mínimo que se habían propuesto, que era exigir con fuerza y dignidad un alto a la guerra.

3. La incapacidad hasta ahora de quienes desde ese movimiento anunciaron que se proponían terminar con la guerra de Calderón, a la que ahí mismo en Chapultepec varios de ellos calificaron como atroz y sin sentido, irracional e injusta, está en la caracterización equivocada de lo que es el gobierno ultraderechista y entreguista de Calderón, pero también y sobre todo en la injerencia que han tenido al interior de dicho movimiento políticos de la derecha dirigentes de varias ONG católicas y vinculados al régimen panista.

4. El encuentro estaba destinado al fracaso de antemano, ya que la dirigencia del movimiento pretendía absurdamente, por la vía del diálogo, convencer al gobierno panista de facto de terminar con la guerra que lleva a cabo, cuando ésta responde a los intereses económicos y políticos del grupo en el poder, y la única posibilidad de supervivencia política de Calderón y de poder imponer a su sucesor en el 2012 es precisamente el extremar la violencia y el clima de terror en el país, como lo está haciendo en Michoacán con el sueño de imponer a su hermana en la gubernatura, olvidándose además los inconformes que esta guerra impuesta al gobierno panista desde el exterior, la dirigen ya las agencias de Washington, y que Calderón y su grupo no tienen capacidad de decisión sobre su futuro. No obstante lo cual, haciendo prevalecer un supuesto espíritu cristiano, persistieron en este escenario del diálogo que les resultó fatal.

5. La exigencia más fuerte de Javier Sicilia, que fue la de demandarle a Felipe Calderón le pidiera perdón a la nación por su guerra, fue así retomada por éste, que no dejó en ningún momento el tono de chacota que le caracteriza, ni ante el dolor expresado por varios integrantes del movimiento, señalando que en todo caso podría pedir perdón por no haber sido suficientemente eficaz en su guerra.

6. Calderón logró capotear a lo largo de esas más de tres horas a las voces del movimiento fundado por Sicilia y transformarlo al final en su discurso demagógico en un grupo que está de acuerdo con él en lo fundamental, sin que nadie le contradijera, y que en lo sucesivo va a trabajar con él; es decir, que los criminales son los otros, que los responsables de todo son los gobiernos del PRI en el pasado y los gobiernos locales y municipales, y desde luego los jueces, pero nunca su gobierno, por más que se haya hablado de las vinculaciones del régimen panista con el narco. Del diálogo se pasó al monólogo, no en balde Sicilia y sus amigos están apoyando la contrarreforma electoral calderonista, incluyendo la relección inmediata de diputados y senadores, que con el pretexto de crear instituciones democráticas lo que busca es hacerlas inexistentes, y en relación con la guerra le piden a Calderón que cree un organismo ciudadano para vigilarlo: una vez más, la confusión de lo público y lo privado.

7. De lo acontecido en Chapultepec, muchas cosas se recordarán: las voces dolientes de Araceli Rodríguez Nava, Norma Ledesma y María Elena Herrera hablando de la irresponsabilidad del gobierno y de su complicidad con la injusticia, o la del indígena Salvador reclamando el fin de la represión y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. Pero sobre todo la de Julián LeBaron, de Chihuahua, reclamándole a Calderón sus mentiras en torno a la justicia que dice se ha hecho sobre los crímenes de sus familiares, pues ahí aparece un punto crucial de todo: buena parte de los crímenes contra el pueblo han sido cometidos por lo que Calderón llama bandas criminales, que no son otra cosa que los grupos paramilitares organizados por su gobierno: de ahí la impunidad.

8. Diversas plumas han sostenido que tras la caravana del consuelo de Cuernavaca a Ciudad Juárez (4-10 de junio) se escuchó la voz de los dolientes, pero lo cierto es que en los medios la única voz que se escucha sigue siendo la del poder, y tras lo acontecido en Chapultepec aparece la responsabilidad de Sicilia y de sus compañeros. ¿Cómo puede un movimiento que entre otras cosas pretende democratizar al país oponerse a la democracia al interior del mismo, como lo hicieron sus dirigentes, tras las mesas de Ciudad Juárez, que iban a servir para definir sus objetivos, y ellos se negaron a acatar los acuerdos que ahí democráticamente se tomaron para poner fin a la guerra?

9. Los acuerdos de exigir un juicio político a Calderón, de demandar el fin inmediato de la Iniciativa Mérida y de cancelar toda injerencia de las agencias de seguridad de Washington en los asuntos de México fueron suprimidos de un plumazo por la cúpula del movimiento, y uno de sus dirigentes, Emilio Álvarez Icaza, se dedicó en una campaña en los medios a descalificar a quienes los sostuvieron como extremistas y ultras.

Cherán, los pueblos indígenas y la desmilitarización


Salvador Campanur Sánchez *

Soy Salvador Campanur Sánchez, pertenezco al pueblo indigena purépecha de Cherán, Michoacán, no tomo la palabra para hablar sólo por mi pueblo, sino por todos mis herman@s. Somos una voz de los pueblos, naciones y tribus indígenas de nuestro país que nos hemos encontrado en el camino de este Movimiento por la Paz y la Justicia con Dignidad.

Tenemos diferentes lenguas e identidades, compartimos los agravios: el despojo, el saqueo y la destrucción de nuestro territorio; la negación de nuestra identidad y la violencia sistemática de gobernantes, empresas rapaces y criminales. A nosotros nos agreden las autoridades que desconocen nuestro derecho a la autonomía y libre determinación, criminalizan nuestras luchas, roban nuestras riquezas y aplican una política nacional de exterminio contra nosotros. La agresión del Estado y sus cuerpos represivos se suma a la violencia impune de grupos paramilitares y de una criminalidad que cuenta siempre con el cobijo de las autoridades y la impunidad del sistema de justicia.

Nosotros reafirmamos los acuerdos de San Andrés como el punto de partida para el desarrollo digno de los pueblos originarios de méxico; ustedes, quienes dicen gobernar, además de faltar a la palabra empeñada, se han propuesto legislar en nuestra contra y han reformado la Constitución con el único interés de negarnos como sujetos de derecho público, para que nuestras riquezas pasen a las empresas privadas y trasnacionales.
Nosotros cuidamos los bosques y ustedes protegen a los talamontes; mientras nosotros cuidamos la madre tierra, ustedes abren el camino a las mineras trasnacionales que destruyen los montes y envenenan el agua, como sucede ahora mismo en San Luis Potosí, Durango y Guerrero, entre otros estados; con esto destruyen el futuro de nuestros hijos.

Los efectos de la devastación ecológica y el cambio climático son resposabilidad de ustedes, el resultado de estas políticas que han impulsado se traduce en el exterminio de pueblos y abre el camino a la migración, a la destrucción del tejido social; las instituciones y sus programas de dominacion generan el enfrentamiento entre pueblos, naciones y tribus.

En esta guerra injusta, nosotros, como pueblos indígenas, no sólo somos víctimas de la delincuencia organizada sino también de la violencia institucional del Estado mexicano, quien no reconoce nuestros derechos ancestrales y nuestras formas de organización. Por ello exigimos el reconocimiento constitucional de todos nuestros derechos y el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés.

Cuando una comunidad indígena se enfrenta al crimen organizado nos topamos con la complicidad del gobierno y no encontramos protección para nuestros herman@s que valientemente han decidido denunciar ante las autoridades a estos criminales, pues no existe en el sistema de justicia un mecanismo concreto para proteger a las personas que denunciamos.

El gobierno también ejerce una forma de violencia cuando criminaliza nuestros sistemas de autodefensa y persigue a nuestros herman@s como si fueran delincuentes, sin considerar que esa forma de organización es una costumbre ancestral que hoy más que nunca toma vigencia ante la ausencia de protección y seguridad por parte del Estado mexicano. Por ello exigimos el reconocimiento de nuestros sistemas de autodefensa y de nuestras guaradias comunitarias.

Una violencia específica que sufrimos los pueblos indígenas es la que ejercen los grupos paramilitares que, a diferencia de la delincuencia organizada, son financiados, fomentados y protegidos por las autoridades. Por ello exigimos la desarticulación, el desarme y la desmovilización de todos los grupos paramilitares que existen en nuestro país y particularmente en nuestros territorios.

Ante todo esto exigimos como una muestra mínima de que ha escuchado nuestra voz:

  1. Cumplimiento de los acuerdos suscritos entre las autoridades federales y la comunidad indígena de Cherán en materia de protección y justicia para desmantelar a los grupos criminales que la acechan.
  2. Cumplimiento del Pacto Haurra Manaka, firmado en el año 2008 para la preservación de los lugares sagrados del pueblo wirrárika, y cancelación de las 22 concesiones otorgadas a la minera Ferst Majestic Silver en Wirikuta.
  3. Garantizar el derecho al agua de los pueblos y comunidades indígenas del estado de Morelos y el respeto absoluto del territorio y los recursos naturales de los 13 pueblos que se surten de los manantiales Chihuahuita, El Salto, El Zapote y Santa Rosa, y esclarecimiento de los asesinatos de los indígenas morelenses Miguel Ángel Pérez Cazales y Rubén Flores, de las comunidades de Santa Catarina y Coajomulco.
  4. Esclarecimiento del asesinato de nuestra hermana Bety Cariño y nuestro hermano Jyri Jaakkola, defensores de derechos humanos asesinados en la caravana humanitaria del 27 de abril de 2010 en San Juan Copala, y desmantelamiento y castigo del grupo paramilitar Ubisort.
  5. Cumplimiento de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de Inés Fernández y Valentina Rosendo, hermanas indígenas violadas por militares.
  6. Basta de agresiones y hostigamientos a la comunidad de Ostula, Michoacan, y a las comunidades zapatistas.

* Testimonio presentado este 23 de junio en el encuentro del Movimiento por la Paz y la Justicia con Dignidad y el gobierno federal.

jueves, 23 de junio de 2011

Primera intervención de Javier Sicilia en el Diálogo por la Paz

Ciudad de México • Buenos días señor Presidente, señora Primera Dama, señora Procuradora, señores secretarios de Estado y demás servidores públicos que lo acompañan, buenos días compañeros de viaje, buenos días a quien nos escuchan y ven, antes de empezar este diálogo quiero leerles unos versos de Jaime Sabines:

Quote:

Queremos decirles que no somos enfermeros, padrotes de la muerte, oradores de panteones, alcahuetes, pinches de Dios, sacerdotes de penas, queremos decirles que a ustedes les sobra el aire y por ello, pido a todos los presentes guardar de pie un minuto de silencio por todas las víctimas de esta guerra atroz y sin sentido.

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Lamento señor Presidente y funcionarios que lo acompañan que estemos aquí para dialogar en el primer ejercicio de varios que queremos tener con todos los poderes, gobiernos y partidos políticos, sobre un asunto que si la clase política hiciera lo que debe hacer no habría tenido lugar. Habernos movilizado para llegar a este castillo de Chapultepec, con historia de claroscuros es también la historia de México, en él residió el imperio de quienes se equivocaron creyendo que con las armas extranjeras se resolverían los problemas de México, pero también en él se firmaron los tratados de paz de El Salvador, ojalá que hoy encontremos también un camino para la paz con nuestro querido México.

Habernos movilizado hasta aquí para recordarles su deber habla muy mal de las instituciones y del dinero que gastamos en ellas, contra las fundadas dudas de que el diálogo no servirá de nada, lo hemos aceptado porque estamos convencidos de que el diálogo es fundamental como un práctica de la democracia para construir los caminos de la paz que son los más difíciles de recorrer, si no somos capaces de construirlos lo que nos aguardará será esta espantosa violencia que ya vivimos pero multiplicada exponencialmente. Lo hemos aceptado también porque creemos que a menos que el corazón se haya oscurecido a grados demoníacos, un hombre puede escuchar todavía el latido humano de su corazón, por ello, lo que diremos aquí las víctimas de la guerra entre ustedes y los narcotraficantes una guerra que es nuestra, que no es nuestra pero que nosotros padecemos en carne viva no será grato pero sí verdadero, propositivo y firme.

En verdad señor Presidente que ustedes no son responsables del pudrimiento de las instituciones políticas del país que se formaron de manera mafiosa, aunque han participado de ese mismo pudrimiento. Les recuerdo la manera en que llegaron al poder, los compromisos que para lograrlo hicieron con fracciones que a lo largo del tiempo se han ido corrompiendo y que solo sirven a sus propios intereses, pero son responsables de haber tratado el problema de la droga no como un asunto de salud pública, sino de seguridad nacional, y por lo mismo, de haberse lanzado junto con esas instituciones que no responden a la seguridad de los ciudadanos, que en muchos sentidos están cooptadas y que en otros sentidos se hacen una con los criminales, a una guerra que tiene al país en una emergencia nacional.

El Estado mexicano está fallando en su obligación de proteger a su gente y defender sus derechos, por eso, señor Presidente en su función de estado ustedes son corresponsables junto con los gobiernos de los estados de 40 mil muertos, miles de desaparecidos y miles de huérfanos, es decir, son corresponsables, independientemente de los criminales, del dolor, de la muerte y del sufrimiento de miles de familias en nuestro país.

Más aún cuando ese mismo estado vuelve a victimizar a quienes buscan justicia los dejan en el abandono y el olvido. Ustedes señor Presidente, son responsables de haber declarado esta guerra contra un Ejército que además no existe porque está formado por criminales, sin haber hecho antes una profunda reforma política y un saneamiento de las instituciones.

Desde hace décadas en aras de disputar la riqueza material y el poder, este país y sus instituciones olvidamos el verdadero quehacer humano, construir las mejores formas sociales para compartir nuestra experiencia colectiva de vida. Este olvido no solo se ha vuelto trágico, sino sistémico, dejó que la impunidad se asentara en nuestro suelo y la convirtió en un factor funcional para la sobrevivencia y el quehacer político de los grupos que disputan el poder.

En ese suelo que ha dejado de estar bajo nuestros pies se han fortalecido, se ha fortalecido una concepción criminal del poder, aquí señor Presidente, nos encontramos 23 víctimas, una muestra emblemática de miles de víctimas inocentes de la delincuencia, del Ejército de la Policía, de los vínculos que hay entre algunos elementos de los aparatos de justicia con el crimen.
Hay también familiares de policías muertos en el cumplimiento de su deber y tratados con la misma impunidad, secuestrados y secuestradas, desaparecidos y desaparecidas, acribillados y acribilladas, torturadas y torturados, asesinados y asesinadas, violadas y destrozadas, ustedes nos dirán que muchas de esas víctimas son criminales, sin embargo, nosotros les decimos que aunque lo fueran, porque nadie nace criminal son también víctimas que hay que reconocer para saber de dónde provienen y qué no les dio el Estado y qué no les dimos la sociedad para haber fracturado sus vidas. Solo así podemos hacer la justicia que hemos perdido y rehacer el tejido social que día con día se desgarra hasta hacernos perder el suelo que debería de estar bajo nuestros pies.

Aquí señor Presidente, vean bien nuestros rostros, busquen bien nuestros nombres, escuchen bien nuestras palabras, estamos una representación de víctimas inocentes

¿Les parecemos bajas colaterales, números estadísticos? El 1% de los muertos de cara a esa justicia que reclamamos, venimos hasta aquí en primer lugar a que reconozcan la deuda que el estado mexicano tiene con las víctimas con sus familias, y la sociedad entera, por eso, en su calidad de representante del Estado, señor Presidente está obligado a pedir perdón a la Nación, en particular a las víctimas, en segundo lugar, hemos venido...aquí a que nos haga justicia.

En el primer punto del documento que leímos el 8 de mayo en el Zócalo de la Ciudad de México y que constituye el pacto nacional ciudadano exigíamos para empezar esa justicia la solución de los casos emblemáticos en los cuales, se ha ido resolviendo solo el de mi hijo y el de sus amigos asesinados en Morelos, en qué momento, ponga usted una fecha inminente y pronta se resolverán los otros, algunos de los cuales como el de la familia Le Barón, el de la familia Reyes Salazar o el de las familias de las guarderías ABC un crimen que lleva el sello de las complicidades delictivas que hay en funcionarios de gobierno en los partidos políticos llevan años sin resolverse.

En tercer lugar, a que juntos detengamos esta guerra y busquemos condiciones para la paz con justicia y dignidad. En este marco general, exigimos del Poder Ejecutivo federal uno, nuestro derecho a la verdad, a la justicia y a la no repetición, su base debe ser la visibilidad de las víctimas, la garantía de que los crímenes no vuelvan a suceder y la reparación por los daños generados por el Estado mexicano, reparación que debe incluir acciones para la memoria histórica, sin la memoria y la historia de nuestro horror seremos un pueblo sin dignidad ni futuro e indemnizaciones a las familias inocentes. Tenemos derecho a la verdad.

Para ello, exigimos que usted proponga la creación de un organismo ciudadano autónomo, puede una comisión de la Verdad, de la Justicia y de la Reconciliación o una fiscalía social de la Paz, su función deberá ser establecer y vigilar el cumplimiento del quehacer político en la visibilización de todas las víctimas sean inocentes o culpables, en el seguimiento de sus casos, o que incluye los resultados de las investigaciones y las sentencias, además de delitos que abarcan redes de complicidad de las autoridades con el crimen.

Tenemos derecho a la reparación de daños, es decir, a la justicia que se nos ha negado. Para ello necesitamos que el ejercicio de sus atribuciones proponga una ley de atención y protección a víctimas que debe ser aprobada lo más pronto posible por todos los poderes de todas las entidades y generar así una política pública, instituciones, normas y recursos especializada en la atención, el acompañamiento y la protección de las víctimas mediante un programa que obligue a las autoridades correspondientes a reparar lo que la guerra y la impunidad ha causado en miles de familias.

Adicionalmente es indispensable la puesta en marcha del mecanismo de protección a defensores de derechos humanos y periodistas, es vergonzoso mundialmente lo que sucede en México con los defensores de las víctimas, tenemos derecho a la garantía de la no repetición de los crímenes, para ello se debe junto con la ciudadanía establecer mecanismos para sancionar a los funcionarios involucrados en redes de complicidad o delitos de omisión.

Tenemos con nosotros un video de los dolores que recogimos durante la caravana del consuelo, le pedimos señor Presidente que se comprometa a pasarlo en todas las escuelas secundarias y preparatorias y se hagan mesas de discusión y análisis con los alumnos a fin de recuperar esta memoria y de ayudar a que esto no se repita nunca.

Dos, nuestro derecho como ciudadanos a una redefinición de la estrategia de seguridad, para ello es necesario terminar con el enfoque militarista de combate al crimen organizado mediante un enfoque más amplio y estructural que contenga:

A) El diseño de una estrategia que parta de los conceptos de seguridad humana y ciudadana y con un énfasis absoluto en los derechos humanos y no en la seguridad de las instituciones... como hasta ahora para nuestra desgracia se ha hecho.

B) La creación de estrategias alternativas y ciudadanas que con el apoyo del Estado y en acuerdo con las necesidades de cada lugar, apunten a la reconstrucción del tejido social y conduzcan al retiro paulatino del Ejército de las calles. En este sentido, es de suma importancia no solo tomar en cuenta las necesidades y exigencias de cada entidad federativa y erradicar el uso indebido del fuero militar, como lo han señalado organismos internacionales de derechos humanos, sino también rescatar las experiencias comunitarias y autogestivas de defensa ciudadana.

C) Abrir la discusión para la despenalización del consumo de ciertas drogas y la reducción de su demanda, de esa manera se abordará el problema de su consumo de manera integral.

D) Es urgente crear controles democráticos de nuestras policías, por ejemplo, un auditor policíaco independiente de la Policía Federal, un mecanismo que en relación con las pruebas de confianza haga un seguimiento de las actividades de todos aquellos que no la pasaron, no sabemos dónde están nuestros policías que no pasaron la confianza y eso es grave.

E) Darle a la educación de los jóvenes, son ellos la mayoría de los que están muriendo y de los que se vuelven el Ejército de Reserva de la delincuencia mayores posibilidades. Exigimos por lo tanto, recursos de la misma magnitud que se entregan a las fuerzas de seguridad para la educación de nuestros hijos y programas verdaderamente eficientes de educación.

No podemos aceptar que las opciones para nuestra juventud sean la migración, la miseria o la violencia, no podemos además señor Presidente seguir comprometiendo la educación y con ella el presente y el futuro de nuestros niños para mantener los privilegios de esa máquina electoral llamada el SNTE.

Tres, nuestro derecho a decidir y a ser tomados en cuenta, mediante un mecanismo de democracia participativa y de democracia efectiva, en este punto coincidimos con algunas de sus posiciones, señor Presidente exigimos a los partidos políticos y a nuestros representantes en el Congreso de la Unión generar las condiciones para contar con la revocación de mandato, el referéndum, la consulta y la iniciativa ciudadana, el plebiscito, el voto blanco, candidaturas ciudadanas, reelección y limitación del fuero. Exigimos una renovación profunda del sistema político mexicano, una renovación que permita empoderar a la ciudadanía en los asuntos del gobierno y permita así poner un coto a la partidocracia que tanto daño nos está haciendo y que provocará que nuestras próximas elecciones sean las elecciones de la ignominia.

Todo esto señor Presidente, dadas las condiciones de emergencia nacional en la que todos nos encontramos, es de la mayor urgencia y usted, en lo que concierne al Ejecutivo tiene la responsabilidad de dar respuestas claras y decisivas para esta justicia y esta paz que nos han arrancado.

Muchas gracias.