viernes, 30 de septiembre de 2011

Ciclo de pensamiento Latinoamericano - Catedra de los Libertadores Eduardo Galeano 2/2

Ciclo de pensamiento Latinoamericano - Catedra de los Libertadores Eduardo Galeano 1/2

Primera carta a las izquierdas

22/09/2011
Por Boaventura de Sousa Santos *
imagesCAZ1VG9S Primera carta a las izquierdas
No pongo en cuestión que exista un futuro para las izquierdas, pero su futuro no será una continuación lineal de su pasado. Definir lo que tienen en común equivale a responder la pregunta: ¿qué es la izquierda? La izquierda es un conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que los seres humanos tienen todos el mismo valor, y que son el valor más alto. Ese ideal es puesto en cuestión siempre que hay relaciones sociales de poder de-sigual, esto es, de dominación. En este caso, algunos individuos o grupos satisfacen algunas de sus necesidades transformando a otros individuos o grupos en medios para sus fines. El capitalismo no es la única fuente de dominación, pero es una fuente importante.
Las diferentes comprensiones de este ideal produjeron diversas fracturas. Las principales fueron respuestas opuestas a las siguientes preguntas. ¿Puede el capitalismo ser reformado para mejorar la suerte de los dominados, o esto sólo es posible más allá del capitalismo? ¿La lucha social debe ser conducida por una clase (la clase obrera) o por diferentes clases o grupos sociales? ¿Debe ser conducida dentro de las instituciones democráticas o fuera de ellas? ¿El Estado es, en sí mismo, una relación de dominación, o puede ser movilizado para combatir las relaciones de dominación?
Las respuestas opuestas a estas preguntas estuvieron en el origen de violentas fracturas. En nombre de la izquierda se cometieron atrocidades contra la izquierda; pero, en su conjunto, las izquierdas dominaron el siglo XX (a pesar del nazismo, el fascismo y el colonialismo) y el mundo se volvió más libre e igualitario gracias a ellas. Este siglo corto de las izquierdas terminó con la caída del Muro de Berlín. Los últimos treinta años fueron marcados, por un lado, por una gestión de ruinas y de inercias y, por el otro, por la emergencia de nuevas luchas contra la dominación, con otros actores y otros lenguajes que las izquierdas no pudieron entender.
Mientras tanto, liberado de las izquierdas, el capitalismo volvió a mostrar su vocación antisocial. Ahora vuelve a ser urgente reconstruir las izquierdas para evitar la barbarie. ¿Cómo recomenzar? Con la aceptación de las siguientes ideas:
Primero, el mundo se diversificó y la diversidad se instaló en el interior de cada país. La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo; no hay internacionalismo sin interculturalismo.
Segundo, el capitalismo concibe a la democracia como un instrumento de acumulación; si es preciso, la reduce a la irrelevancia y, si encuentra otro instrumento más eficiente, prescinde de ella (el caso de China). La defensa de la democracia de alta intensidad debe ser la gran bandera de las izquierdas.
Tercero, el capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; defender esta dignidad es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalismo (en el capitalismo, incluso las limosnas sólo existen como relaciones públicas).
Cuarto, la experiencia del mundo muestra que hay inmensas realidades no capitalistas, guiadas por la reciprocidad y el cooperativismo, a la espera de ser valoradas como el futuro dentro del presente.
Quinto, el siglo pasado reveló que la relación de los humanos con la naturaleza es una relación de dominación contra la cual hay que luchar; el crecimiento económico no es infinito.
Sexto, la propiedad privada sólo es un bien social si es una entre varias formas de propiedad y si todas están protegidas; hay bienes comunes de la humanidad (como el agua y el aire).
Séptimo, el siglo corto de las izquierdas fue suficiente para crear un espíritu igualitario entre los seres humanos que sobresale en todas las encuestas; éste es un patrimonio de las izquierdas que ellas han estado dilapidando.
Octavo, el capitalismo precisa otras formas de dominación para florecer, del racismo al sexismo y la guerra, y todas deben ser combatidas.
Noveno, el Estado es un animal extraño, mitad ángel y mitad monstruo, pero, sin él, muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables, a la caza de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca.
Con estas ideas, las izquierdas seguirán siendo varias, aunque ya no es probable que se maten unas a otras y es posible que se unan para detener la barbarie que se aproxima.
* Doctor en Sociología del Derecho.
Traducción: Javier Lorca.

La obstinada potencia de la descolonización

Raúl Zibechi

No es fácil encontrar un presidente que pida disculpas en público ante su pueblo, por las razones que sean, y menos aún cuando a los que solicita el perdón se oponen a un proyecto defendido con vehemencia por la máxima autoridad. Evo Morales es el único presidente que lo ha hecho en los últimos años, que yo sepa.

No es fácil encontrar un movimiento popular capaz de movilizarse con energía en defensa de un modo de vida que se está extinguiendo en el mundo, y de hacerlo incluso contra un gobierno presidido por alguien de su propia sangre, al que consideran hermano.

Es evidente, el propio gobierno lo reconoció, que la represión contra quienes defienden el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) fue una decisión equivocada y una acción criminal. La población boliviana no está dispuesta a tolerar represión y muerte. Fue la masacre del Porvenir, en Pando en 2008, la causa de la derrota de la oligarquía cruceña. La población no tolera la violencia del Estado. Fueron demasiadas represiones en muchos años, desde la última de 2003 que se cobró 75 vidas en dos días, hasta las no tan lejanas de los 70 en las que los muertos se contaban por centenares.

Esa conciencia anti-represiva es una buena señal que Evo, y quienes apoyan su proyecto, podrían tomar como punto de partida para enderezar el proceso, porque esa misma población no está dispuesta a ser juguete de la derecha ni del imperio, como lo demostró de sobra por lo menos desde la Guerra del Agua en abril de 2000, en Cochabamba.

Es inocultable que hay intereses oligárquicos y multinacionales que se frotan las manos ante el conflicto en torno al TIPNIS, y hasta se tiñen de ambientalistas para promover distancias entre gobierno y movimientos. Es oportunismo y es síntoma de una derrota histórica infligida por esos mismos movimientos. La derecha boliviana no tiene espacio ni aire y sólo respira cuando el gobierno se equivoca, como lo hizo en diciembre cuando el “gasolinazo” y ahora con la represión en Yucumo.

También es evidente que la dichosa carretera interesa más al expansionismo brasileño que a la propia Bolivia. Nótese que algunos de los más importantes movimientos en la región, como el de Puno contra la minería y las hidroeléctricas y como el que defiende el TIPNIS, están enfilados contra proyectos de las multinacionales brasileñas financiadas por el BNDES. La misma lucha en Brasil enfrenta las represas de Belo Monte y del río Madera. Lo que menos necesitamos es debatir a quién beneficia cada acción: si a la derecha y el imperio o al subimperio y la burguesía paulista.

El fondo de la cuestión es el camino que desean transitar los pueblos que habitan Bolivia. Y esta es la cuestión más difícil, la más espinosa y la que menos estamos debatiendo. ¿Acaso alguien puede ignorar que el Buen Vivir y la no explotación de la naturaleza impedirá el acceso al consumo a grandes sectores de la población? ¿Es posible combinar una política no desarrollista, con bajo crecimiento económico, con una mínima satisfacción de las necesidades de alimentación, salud y educación de toda la población?

Es evidente que no tenemos respuestas, porque sencillamente no sabemos; y no sabemos porque damos por sentado que no hay vida más allá del modelo basado en el crecimiento económico. Podemos elegir la austeridad para sostener un proyecto de cambios, pero esa opción debe pasar por un debate sincero que no puede ser protagonizado por los sectores acomodados e ilustrados de las clases medias, que no son austeras ni están por fuera del consumo. Ese debate deben orientarlo los de más abajo, los que hasta ahora no tienen la vida resuelta, porque son los y las que pusieron el cuerpo contra el neoliberalismo y porque son quienes más tienen para perder si los procesos de cambio se desmoronan.

Hace falta voluntad política, y cierta audacia, para encarar esos debates y no dar por sentado que los tecnócratas de arriba ya saben lo que se necesita. La ventaja de Bolivia es que hay un presidente capaz de pedir perdón y, sobre todo, movimientos de los diversos abajos que saben lo que no quieren y están dispuestos a dar la vida para evitarlo. No sabemos, sin embargo, cómo es el Buen Vivir aquí y ahora, y eso debemos reconocerlo por una cuestión ética y porque sólo así es posible enriquecer los debates.

Convocar un referendo, como anunció Evo, en los departamentos de Beni y Cochabamba, donde está el TIPNIS, es la mejor forma de evitar debates de fondo. El problema es que abrir un proceso de debates, que no de negociación, requiere mucho tiempo, pero ese es el costo que una sociedad debe estar dispuesta a pagar para resolver cómo y por dónde.

La disputa entre movimientos y gobierno, que en Bolivia se va a mantener largo tiempo, es la mejor noticia incluso para los gobernantes que quieren cambios de verdad y no sólo estar aferrados a un cargo. No fue la “lucidez” de los cuadros, siempre blancos y tecnócratas, ilustrados y bien hablados, lo que cambió América Latina en la década oscura del neoliberalismo sino la acción cotidiana de las gentes del color de la tierra. Pensar que son buenos para poner el cuerpo pero no para conducir, sería reproducir los modos coloniales que son, precisamente, lo que pretendemos remover.

Decir Bolivia, aún hoy, es decir que todavía es posible que los de más abajo decidan. En el acierto o en el error. ¿No es esa la descolonización?

- Raúl Zibechi es periodista uruguayo, docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales

Latinoamérica LA MALA PALABRA

lunes, 26 de septiembre de 2011

Dice Hebe:

"...cansarse de luchar es como cansarse de respirar. Para la vida no hay alimento más hermoso, más puro y más sano que la lucha"

Hebe de Bonafini
En La Garganta Poderosa
Julio 2011

Protegiéndonos

Hay que contagiarse de locura, para protegernos de la normalidad.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Si, hay razones para creer en un mundo mejor...

In my secret life - Leonard Cohen

Canta Silvio..., y no pocos lo signamos

“Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.
Será que la necedad parió conmigo,
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo,
la necedad de vivir sin tener precio.”

Silvio Rodríguez

Simón dice...

“Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra”.

Simón Rodríguez

El cielo en la tierra

FREI BETTO
teólogo brasileño
 
Aprendí a amar a Cuba, incluso sus errores, porque lo positivo es mucho más profundo; porque soy cristiano y creo que el don mayor de Dios es la vida, y no hay país del mundo que defienda la vida como Cuba, una nación verdaderamente evangélica.

Cuba no es el paraíso, pero en un continente de miserables, quien puede comer es rey. En medio de la catástrofe, los cubanos han resistido. Es el único país del hemisferio occidental que implantó el socialismo. 

Fidel Castro es un hombre privilegiado por su formación cristiana, su opción marxista y la asimilación de la prédica martiana.
 
Es una persona tímida, que casi pide permiso para ser quien es... A pesar de toda su genialidad, de toda la historia que encarna, consigue hacernos sentir su hermano.

Fidel es un hombre que pone su vida en función de la utopía, es un hombre que jamás en esta vida encontrará su plenitud porque Fidel cree que es posible el cielo en la tierra.

Ana María Radaelli: Fechado en La Habana, Editora Política,
La Habana, 2001, p.59

sábado, 24 de septiembre de 2011

Reconocer soberanía palestina es acto de justicia histórico: Hugo Chavéz

Miraflores, 17 de septiembre de 2011

Su Excelencia
Ban Ki-Moon
Secretario General
Organización de las Naciones Unidas

Señor Secretario General:
Distinguidos representantes de los pueblos del mundo:

Dirijo estas palabras a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, a este gran foro donde están representados todos los pueblos de la tierra, para ratificar, en este día y en este escenario, el total apoyo de Venezuela al reconocimiento del Estado palestino: al derecho de Palestina a convertirse en un país libre, soberano e independiente. Se trata de un acto de justicia histórico con un pueblo que lleva en sí, desde siempre, todo el dolor y el sufrimiento del mundo.

El gran filósofo francés Gilles Deleuze, en su memorable escrito La grandeza de Arafat, dice con el acento de la verdad: La causa palestina es ante todo el conjunto de injusticias que este pueblo ha padecido y sigue padeciendo. Y también es, me atrevo agregar, una permanente e indoblegable voluntad de resistencia que ya está inscrita en la memoria heroica de la condición humana. Voluntad de resistencia que nace del más profundo amor por la tierra.

Mahmud Darwish, voz infinita de la Palestina posible, nos habla desde el sentimiento y la conciencia de este amor: No necesitamos el recuerdo/ porque en nosotros está el Monte Carmelo/ y en nuestros párpados está la hierba de Galilea./ No digas: ¡si corriésemos hacia mi país como el río!/ ¡No lo digas!/ Porque estamos en la carne de nuestro país/ y él está en nosotros.

Contra quienes sostienen, falazmente que lo ocurrido al pueblo palestino no es un genocidio, el mismo Deleuze sostiene con implacable lucidez: En todos los casos se trata de hacer como si el pueblo palestino no solamente no debiera existir, sino que no hubiera existido nunca. Es, cómo decirlo, el grado cero del genocidio: decretar que un pueblo no existe; negarle el derecho a la existencia.

A propósito, cuánta razón tiene el gran escritor español Juan Goytisolo cuando señala contundentemente: La promesa bíblica de la tierra de Judea y Samaria a las tribus de Israel no es un contrato de propiedad avalado ante notario que autoriza a desahuciar de su suelo a quienes nacieron y viven en él. Por eso mismo, la resolución del conflicto del Medio Oriente pasa, necesariamente, por hacerle justicia al pueblo palestino; éste es el único camino para conquistar la paz.

Duele e indigna que quienes padecieron uno de los peores genocidios de la historia, se hayan convertido en verdugos del pueblo palestino: duele e indigna que la herencia del Holocausto sea la Nakba. E indigna, a secas, que el sionismo siga haciendo uso del chantaje del antisemitismo contra quienes se oponen a sus atropellos y a sus crímenes.

Israel ha instrumentalizado e instrumentaliza, con descaro y vileza, la memoria de las víctimas. Y lo hace para actuar, con total impunidad, contra Palestina. De paso, no es ocioso precisar que el antisemitismo es una miseria occidental, europea, de la que no participan los árabes. No olvidemos, además, que es el pueblo semita palestino el que padece la limpieza étnica practicada por el Estado colonialista israelí.

Quiero que se me entienda: una cosa es rechazar al antisemitismo, y otra muy diferente aceptar pasivamente que la barbarie sionista le imponga un régimen de apartheid al pueblo palestino. Desde un punto de vista ético, quien rechaza lo primero, tiene que condenar lo segundo.

Una digresión necesaria: es francamente abusivo confundir sionismo con judaísmo; no pocas voces intelectuales judías, como las de Albert Einstein y Erich Fromm, se han encargado de recordárnoslo a través del tiempo. Y, hoy por hoy, es cada vez más numerosa la ciudadanía consciente que, en el propio Israel, se opone abiertamente al sionismo y a sus prácticas terroristas y criminales.

Hay que decirlo con todas sus letras: el sionismo, como visión del mundo, es absolutamente racista. Estas palabras de Golda Meir, en su aterrador cinismo, son prueba fehaciente de ello: ¿Cómo vamos a devolver los territorios ocupados? No hay nadie a quien devolverlo. No hay tal cosa llamada palestinos. No era como se piensa que existía un pueblo llamado palestino, que se considera él mismo como palestino y que nosotros llegamos, los echamos y les quitamos su país. Ellos no existían.

Necesario es hacer memoria: desde finales del siglo XIX, el sionismo planteó el regreso del pueblo judío a Palestina y la creación de un Estado nacional propio. Este planteamiento era funcional al colonialismo francés y británico, como lo sería después al imperialismo yanqui. Occidente alentó y apoyó, desde siempre, la ocupación sionista de Palestina por la vía militar.

Léase y reléase ese documento que se conoce históricamente como Declaración de Balfour del año 1917: el Gobierno británico se arrogaba la potestad de prometer a los judíos un hogar nacional en Palestina, desconociendo deliberadamente la presencia y la voluntad de sus habitantes. Hay que acotar que en Tierra Santa convivieron en paz, durante siglos, cristianos y musulmanes, hasta que el sionismo comenzó a reivindicarla como de su entera y exclusiva propiedad.

Recordemos que, desde la segunda década del siglo XX, el sionismo, aprovechando la ocupación colonial británica de Palestina, comenzó a desarrollar su proyecto expansionista. Al concluir la Segunda Guerra Mundial, se exacerbaría la tragedia del pueblo palestino, consumándose la expulsión de su territorio y, al mismo tiempo, de la historia. En 1947 la ominosa e ilegal resolución 181 de Naciones Unidas recomienda la partición de Palestina en un Estado judío, un Estado árabe y una zona bajo control internacional (Jerusalén y Belén). Se concedió, vaya qué descaro, el 56% del territorio al sionismo para la constitución de su Estado. De hecho, esta resolución violaba el derecho internacional y desconocía flagrantemente la voluntad de las grandes mayorías árabes: el derecho de autodeterminación de los pueblos se convertía en letra muerta.

Desde 1948 hasta hoy, el Estado sionista ha proseguido con su criminal estrategia contra el pueblo palestino. Para ello, ha contado siempre con un aliado incondicional: los Estados Unidos de Norteamérica. Y esta incondicionalidad se demuestra a través de un hecho bien concreto: es Israel quien orienta y fija la política internacional estadounidense para el Medio Oriente. Con toda razón, Edward Said, esa gran conciencia palestina y universal, sostenía que cualquier acuerdo de paz que se construya sobre la alianza con EEUU será una alianza que confirme el poder del sionismo, más que confrontarlo.

Ahora bien: contra lo que Israel y Estados Unidos pretenden hacerle creer al mundo, a través de las transnacionales de la comunicación, lo que aconteció y sigue aconteciendo en Palestina, digámoslo con Said, no es un conflicto religioso: es un conflicto político, de cuño colonial e imperialista; no es un conflicto milenario sino contemporáneo; no es un conflicto que nació en el Medio Oriente sino en Europa.

¿Cuál era y cuál sigue siendo el meollo del conflicto?: se privilegia la discusión y consideración de la seguridad de Israel, y para nada la de Palestina. Así puede corroborarse en la historia reciente: basta con recordar el nuevo episodio genocida desencadenado por Israel a través de la operación “Plomo Fundido” en Gaza.

La seguridad de Palestina no puede reducirse al simple reconocimiento de un limitado autogobierno y autocontrol policíaco en sus “enclaves” de la ribera occidental del Jordán y en la franja de Gaza, dejando por fuera no sólo la creación del Estado palestino, sobre las fronteras anteriores a 1967 y con Jerusalén oriental como su capital, los derechos de sus nacionales y su autodeterminación como pueblo, sino, también, la compensación y consiguiente vuelta a la Patria del 50% de la población palestina que se encuentra dispersa por el mundo entero, tal y como lo establece la resolución 194.

Es increíble que un país (Israel) que debe su existencia a una resolución de la Asamblea General, pueda ser tan desdeñoso de las resoluciones que emanan de las Naciones Unidas, denunciaba el padre Miguel D’Escoto cuando pedía el cese de la masacre contra el pueblo de Gaza, a finales de 2008 y principios de 2009.

Señor Secretario General y distinguidos representantes de los pueblos del mundo:

Es imposible ignorar la crisis de Naciones Unidas. Ante esta misma Asamblea General sostuvimos, en el año 2005, que el modelo de Naciones Unidas se había agotado. El hecho de que se haya postergado el debate sobre la cuestión palestina, y que se le esté saboteando abiertamente, es una nueva confirmación de ello.

Desde hace ya varios días, Washington viene manifestando que vetará en el Consejo de Seguridad lo que será resolución mayoritaria de la Asamblea General: el reconocimiento de Palestina como miembro pleno de la ONU. Junto a las Naciones hermanas que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en la Declaración de reconocimiento del Estado palestino, hemos deplorado, desde ya, que tan justa aspiración pueda ser bloqueada por esta vía. Como sabemos, el imperio, en éste y en otros casos, pretende imponer un doble estándar en el escenario mundial: es la doble moral yanqui que viola el derecho internacional en Libia, pero permite que Israel haga lo que le dé la gana, convirtiéndose así en el principal cómplice del genocidio palestino a manos de la barbarie sionista. Recordemos unas palabras de Said que meten el dedo en la llaga: Debido a los intereses de Israel en Estados Unidos, la política de este país en torno a Medio Oriente es, por tanto, israelocéntrica.

Quiero finalizar con la voz de Mahmud Darwish en su memorable poema Sobre esta tierra: Sobre esta tierra hay algo que merece vivir: sobre esta tierra está la señora de/ la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales. Se llamaba Palestina. Se sigue llamando/ Palestina. Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.

Se seguirá llamando Palestina: ¡Palestina vivirá y vencerá! ¡Larga vida a Palestina libre, soberana e independiente!

Hugo Chávez Frías
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

viernes, 23 de septiembre de 2011

Corazón del Tiempo

Alturas de Machu Pichu




 ALTURAS DE MACHU PICHU
.
XII
.
Sube a nacer conmigo, hermano.
Dame la mano desde la profunda
zona de tu dolor diseminado.
No volverás del fondo de las rocas.
No volverás del tiempo subterráneo.
No volverá  tu voz endurecida.
No volverán tus ojos taladrados.
Mírame desde el fondo de la tierra,
labrador, tejedor, pastor callado:
domador de guanacos tutelares:
albañil del andamio desafiado:
aguador de las lágrimas andinas:
joyero de los dedos machacados:
agricultor temblando en la semilla:
alfarero en tu greda derramado:
traed a la copa de esta nueva vida
vuestros viejos dolores enterrados.
Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,
decidme: aquí fui castigado,
.
porque la joya no brilló o la tierra
no entregó a tiempo la piedra o el grano:
señaladme la piedra en que caísteis
y la madera en que os crucificaron,
encendedme los viejos pedernales,
las viejas lámparas, los látigos pegados
a través de los siglos en las llagas
y las hachas de brillo ensangrentado.
Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.
A través de la tierra juntad todos
los silenciosos labios derramados
y desde el fondo habladme toda esta larga noche
como si yo estuviera con vosotros anclado,
contadme todo, cadena a cadena,
eslabón a eslabón, y paso a paso,
afilad los cuchillos que guardasteis,
ponedlos en mi pecho y en mi mano,
como un río de rayos amarillos,
como un río de tigres enterrados,
y dejadme llorar, horas, días, años,
edades ciegas, siglos estelares.
.
Dadme el silencio, el agua, la esperanza.
.
Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.
.
Apegadme los cuerpos como imanes.
.
Acudid a mis venas y a mi boca,
.
Hablad por mis palabras y mi sangre.

Fragmento de "Canto General", Pablo Neruda 

Pablo siempre Presente

Tal vez los deberes del poeta fueron siempre los mismos en la historia. El honor de la poesía fue salir a la calle, fue tomar parte en éste y en el otro combate. No se asustó el poeta cuando le dijeron insurgente. La poesía es una insurrección. No se ofendió el poeta porque lo llamaron subversivo. La vida sobrepasa las estructuras y hay nuevos códigos para el alma. De todas partes salta la semilla; todas las ideas son exóticas; esperamos cada día cambios inmensos; vivimos con entusiasmo la mutación del orden humano: la primavera es insurreccional.
Pablo Neruda

Asalto al cuartel Madera, 23 de Septiembre de 1965

"... El imperialismo yanqui, más tarde o más temprano, ocupará militarmente nuestra Patria pero también al imperialismo se le puede derrotar, se le está derrotando en otras partes y en México también será derrotado..."
Segundo Encuentro En La Sierra
RESOLUCIONES 5
EL UNICO CAMINO A SEGUIR
Ediciones LINEA REVOLUCIONARIA - 1965 -

1965 - 2010
MADERA, 45 AÑOS DESPUÉS
El 23 de septiembre de 1965 el grupo guerrillero comandado por Arturo Gámiz García y Pablo Gómez Ramírez asaltó el cuartel militar del ejército mexicano ubicado en Cd. Madera, en las faldas de la Sierra Madre del estado de Chihuahua, al norte de México. En la acción murieron ocho de sus integrantes: Además de los ya mencionados, Oscar Sandoval Salinas, Emilio Gámiz García, Miguel Quiñones Pedroza, Rafael Martínez Valdivia, Salomón Gaytán y Antonio Scobell Gaytán, y varios militares. Al enfrentamiento sobrevivieron cinco guerrilleros, cuatro de ellos participantes del ataque directo al cuartel. En esta página, presente en el ciberespacio desde el 35º aniversario de aquella gesta, el visitante encontrará un sinfín de datos históricos, biográficos, bibliográficos, así como una galería de ilustraciones, pero, ante todo, encontrará los documentos esenciales elaborados por los participantes, con las razones ideológicas, políticas y sociales que los llevaron al máximo enfrentamiento con el Estado Mexicano. Más que una conmemoración funeraria o virtual, la página intenta propiciar la discusión, inexplicablemente pospuesta, acerca de las razones, las consecuencias, los aciertos, las fallas y las concepciones, no sólo de los “maderianos”, sino de toda la izquierda mexicana y su actuación en la vida política del país a lo largo de ya casi medio siglo después del “Asalto al Cuartel Madera”. Hacerlo tiene un no menos valioso propósito: Contribuir a hacer una revaloración de todo un período de la vida contemporánea de México, de la cual se podrán obtener las necesarias conclusiones que alumbren el camino de un pueblo, de una nación…. COMITE PRIMEROS VIENTOS




Mujeres de Madera

Alma Gómez Caballero1
Comité Primeros Vientos

La humanidad ha dado un salto sorprendente en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Los conocimientos aumentan a ritmo vertiginoso y también sus enfoques. La dirección del conocimiento se modifica al ritmo de lo que acontece en la sociedad.
Cómo y qué estudiamos del presente y el pasado está cuestionado por lo que sucede a nuestro alrededor. El hacer social hace cambiar los rumbos, las herramientas, los enfoques para que la sociedad se comprenda a si misma. Vemos o ignoramos a las personas, las circunstancias y las cosas según la importancia que les damos en la mente, es decir, según los presupuestos con los cuales abordamos el mundo que nos rodea.
Determinar que el niño no es un adulto chiquito, abrió la posibilidad de que se desarrollara la paidología, la pediatría, la pedagogía, etc. En el otro extremo de la vida, con los adultos mayores o en plenitud ha sucedido lo mismo. Reconocer que hay personas con capacidades diferentes, plenas de derechos y discriminadas ha promovido nuevos enfoques y campos de acción de la ciencia, la política, el deporte y el urbanismo.
Lo mismo aconteció en los años 70 del siglo XX con el movimiento de las mujeres, el que despertó un enorme interés por el análisis y la comprensión de lo que concierne a la vida de las mujeres. A partir de entonces se crea una cantidad sin precedente de trabajos sobre nosotras; se emprendió, en cada disciplina, el estudio de los sesgos que nos habían vuelto invisibles o insignificantes y los límites que ello establecía a los conocimientos elaborados
En el campo de la historia se plantea el problema de saber si las mujeres hemos contribuido alguna vez en algo a los cambios sociales. Si somos sujetas de la historia. Repasando la historia oficial apreciamos cuántas mujeres aparecen en ella. En la conquista La Malinche, expuesta como símbolo de la traición a lo nuestro. En la independencia Doña Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario; en la reforma, Carlota, la frívola loca que fue a clamar por la vida de su esposo. En la revolución, Carmen Serdán y ahora si, muchas mujeres: Adelita, que hasta estatua tiene en la Cd. de Chihuahua, Valentina, La Generala, La Cucaracha, Juana Gallo, Marieta. Mujeres sin nombre, mujeres sin rostro, sin historia personal. Todas y ninguna. Invisibles.
Esta ausencia tiene varias explicaciones: puede ser que la mitad de la población ha permanecido al margen de las transformaciones sociales o que la representación del ser humano ha sido canalizada hacia un masculino construido como universal, relegando lo femenino. Desdeñadas como agentes del cambio social.
Las mujeres representamos la mitad de la población mundial y hemos acumulado, en tal sentido, la mitad de la experiencia del mundo, sin embargo no tenemos ni voz ni voto para definir la orientación del saber. El hecho que las instituciones imponen los paradigmas de una especialidad y legitiman ciertos temas en detrimento de otros perpetúa una noción del saber en términos masculinos y produce un conocimiento fragmentario, discontinuo.
En la mente del investigador, que aborda el hacer social, las mujeres no existimos por nosotras mismas. Este juicio de valor opera inconscientemente, filtra los hechos, sin retener lo que concierne a las mujeres o relegándolas a segundo plano, los mecanismos mentales que le impiden tomar en cuenta a las mujeres producen un conocimiento, a la vez truncado y sesgado.
Decía Peggy McIntosh que Si se aspira enseñar sobre la raza humana sin saber nada sobre la mitad de esta raza, no se puede realmente pretender que sabemos y podemos enseñar respecto a la raza humana.2
Lo mismo acontece con los hechos que hoy nos ocupan.
Durante los últimos cuarenta años hemos hablado con orgullo de nuestros muertos, los hemos calificado como revolucionarios, la escala máxima de la especie humana; mantenido vivo su recuerdo, pregonado las motivaciones y justeza de su lucha, el análisis de su pensamiento a la luz de la teoría revolucionaria, su ubicación en el contexto mundial y latinoamericano, la trascendencia de su lucha en el México actual, el legado histórico que dejaron, su inserción en la modernidad a través del Internet, etc.
Hemos celebrado a los sobrevivientes, reconocido a los actores de la etapa que precedió al ataque, a los que han escrito, pintado y cantado la gesta, pero las mujeres somos invisibles en esta historia.
Doña Herculana Adame no es solo la madre abnegada y amorosa de Matías3. Es la mujer conciente que le grita a su hijo preso por participar en las invasiones de tierra ¡hijo, primero muerto que dejar de ser hombre¡ Es la mujer que con lenguaje claro, profundo y vehemente hablaba en aquel mitin en Saucillo4 en 1964, explicando como l@s campesin@s producían riqueza con su trabajo en la tierras de los latifundistas, mientras estos se coluden con autoridades, policía e iglesia para mantener su poder contra los más pobres. En ese mitin las estudiantes de la Normal Rural para mujeres, Ricardo Flores Magón, fuimos agredidas con huevos, palos, víboras y gases, por una turba de jóvenes envenenados por el clero y los caciques.
Las y los estudiantes de las normales rural de Salaices, Saucillo y del Estado participábamos en las invasiones de tierra al lado de los campesinos y en las protestas contra la intolerancia, rigidez, autoritarismo y represión de los gobiernos, sistemas educativos y medios de comunicación. Nos solidarizábamos con la Revolución Cubana que sufría los embates de EU. También exigíamos: plazas para maestr@s, becas, internados, seguridad social para l@s maestra@s estatales y democracia sindical.
¿Quien habla de Doña Albertina Gaytán Aguirre? mujer campesina que no solo es la madre de Antonio y Lupito Scobel, uno muerto en Madera y el otro fusilado por el ejército en Tezopaco, Sonora en 1968, sino que además acompañó la lucha de los pobladores de Cebadilla de Dolores, del Municipio de Madera por la tierra, la democracia y la dignidad, junto con Doña Aurelia Aguirre Ramos madre de Salomón y Juan Antonio5.
En esos años los pobladores de la sierra de Chihuahua sufrían condiciones de vida parecidas al porfiriato: autoridades eternas, como el Presidente Seccional de Cebadilla que tenía 18 años en el cargo; despojo de las tierras a los rancheros y quema de sus ranchos y cosechas; represión: azotes, robos, asesinatos; prisión a los rancheros y campesinos solicitantes de tierras y violación a las mujeres.
Doña Elodia García madre de Arturo y Emilio6, que no quiso identificar el cadáver de Arturo para que siguiera cabalgando y ganando batallas como el CID, después de muerto. Doña Elodia buscó junto con otras madres, a Jacobo, su otro hijo, desaparecido en 1974 y acompañó en el exilio a Lolita y Amalia sus hijas presas por participar en la guerrilla de los setentas.
Doña Loreto Ramírez Uranga, mi abuela, mujer humilde, campesina analfabeta que se vanagloriaba de que su hijo Pablo7 murió luchando por lo que creía.
Doña Consuelo Salinas Domínguez, que en silencio, con entereza y orgullo sobrellevó la muerte de Oscar8, posteriormente la lesión de Héctor en la agresión de los rurales a una manifestación, mejor conocida como la Batalla del Chuvíscar9, que a decir de la gente fue la única que ganó Giner10 en su vida de general. Por si fuera poco la muerte accidental de Jaime, que empezaba a destacar en la lucha política. Doña Consuelo tuvo oportunidad de irse del país, buscar la seguridad para su familia y decidieron quedarse en México, le apostaron a la educación, que en esos años significaba participación política y represión.
Doña Carmen Torres Olivas mujer templada que le daba a Ramón11 una gran fuerza moral, le decía que no cambiara sus convicciones y que luchara por ellas a costa de lo que fuera.
Quien conoció a Doña Refugio Pedroza Reyes madre de Miguel12 sabe que las cualidades que lo distinguieron: amor al conocimiento, humildad, dedicación, cultura, modestia, responsabilidad, son fruto de su ejemplo.
Doña Celestina Hernández, madre de Florencio Lugo, sobreviviente herido del asalto, que en silencio, orgullosa, sufrió posteriormente la clandestinidad y prisión de su hijo en Lecumberri y Santa Martha Acatitla.
Que difícil decisión tomo mi padre para dejar a su esposa, sus cinco hijos, su profesión y tomar las armas. Yo misma me he preguntado las razones. Fue la fuerza de sus convicciones y el deseo de dejarnos un mundo mejor, pero además su decisión estuvo fundada en la certeza de que tenía por esposa a una mujer inteligente, valiente y rebelde, en quien podía dejar no solo la responsabilidad de nuestro futuro, sino la continuidad de su lucha.
Y así fue, Doña Alma Caballero Talamantes13, cumplió no solo como madre, sino que alentó y apoyó nuestra autonomía y participación política; resistió con entereza su secuestro en manos de la Brigada Blanca; luchó por mi libertad en los años que permanecí en Santa Martha Acatitla por pertenecer al Movimiento de Acción Revolucionaria; fundó escuelas en colonias proletarias, la Francisco Villa y la Salvador Allende; fue maestra disidente y sigue pendiente de lo que acontece en el país para seguir luchando.
El movimiento campesino, estudiantil y magisterial de los años sesentas tuvo en sus filas a decenas de mujeres que participaron libre y concientemente en la toma de decisiones, en los encuentros, las marchas, las protestas, las invasiones. Mujeres organizadoras, mensajeras, dirigentes, proveedoras. Algunas encarceladas, pero todas dejamos constancia de nuestro derecho a ser agentes de la historia: Glicelba Morales, Estela Salado, Mélida y Carmen Terrazas, Guadalupe Jacott, Clara Elena Gutiérrez, Silvina Rodríguez, Rosalba y Nereida Abarca, Lucila Ochoa, Trinidad Erives, Amparo Osollo, Lucina Alvarado, Socorro Olivas, Marcia Moreno, Manuelita Elias, Maria Elena Jara, Francisca y Margarita Urías, Irma Campos, Dolores Carrasco, Gloria Juárez, Martha Cecilia Ornelas y tantas mas.
Doña Refugio Carrasco, que durante la vida que compartió con Raúl Gómez Ramírez14, fue un auténtico refugio para l@s luchador@s, en su casa siempre hubo un plato de comida lo mismo para sus sobrin@s e hij@s, que para campesinos, dirigentes, maestr@s y guerriller@s.
Judith Reyes que escribió con su participación la historia y también la cantó. Militante de las luchas agrarias en Chihuahua y del Frente Electoral el Pueblo. Compositora y cantante a través del corrido como manifestación artística contra la opresión.
Belem Millán que en abril de 1965 en Zaragoza, en viernes santo, enfrentó con su esposo Secundino López e hijos a un grupo de ricos y autoridades, armados hasta los dientes que dinamitaron y quemaron su casa para presionarlos a que dejaran la tierra que desde años atrás cultivaban. Belem, o la tía, como le decíamos cariñosamente los clandestinos de las organizaciones armadas de los años setentas en cuya casa encontramos siempre un lugar donde dormir y un plato de comida en la mesa.
Estela Quiñones, Evangelina Prieto, Rosa Ornelas, Alma Caballero y yo, que rodeadas y encañonadas por los soldados, en noviembre de 1965 limpiamos y pusimos flores en la tumba de los guerrilleros.
Después del 65 las historias de lucha y rebeldía continuaron y ahí estuvieron otras mujeres: Gloria Ponce15, Laurita Saldívar16, Alicia Merino17, todas Doñas, Doñas vestidas de dignidad, madres del nuevo amanecer.
Queda como paradoja que Giner, si nos vió, cuando expresó "Para que quieren internados las estudiantes, si les gusta irse a dormir al campo con los campesinos" y en referencia a las maestras que luchaban por mejores condiciones de vida y de trabajo "Las maestras nos piden permiso con goce de sueldo a cada rato, para tener sus hijos... legítimos o ilegítimos, que de los dos les gusta tener..."
Es tiempo de reexaminar este proceso de la historia desde el punto de vista de las mujeres y su participación y hacer como las feministas parisinas que en 1970 llegaron en procesión ante el Arco del triunfo para depositar una ofrenda floral “a la mujer del soldado desconocido”, reconociendo que cuando los hombres se van a las trincheras se abren para las mujeres espacios de libertad y responsabilidad, que hemos llenado cumplidamente.
A cuarenta años del asalto al cuartel militar, es tiempo de recuperar las historias de las mujeres que dejaron sus tradicionales espacios y tareas para construir otro futuro.
Madres que alimentaron y militaron;
esposas que amaron y organizaron,
hermanas que protegieron y protestaron,
compañeras que lloraron y agitaron.

Es tiempo de las Mujeres de Madera.

Chihuahua, Chih a 21 de septiembre de 2005

Notas:

1.- Intervención en el Panel México en el Siglo XXI a 40 años del asalto al cuartel de Madera el 23 de septiembre de 1965, organizado por el Comité Primeros Vientos con motivo del Cuarenta Aniversario, en el Paraninfo de la UACH.
2.- Citado por Anne Pérotin-Dumon en El género en Historia, publicación del Institute of Latin American Studies, University of London.
3.- José Juan Fernández Adame sobreviviente del asalto
4.- Saucillo, ahora ciudad, cabecera del municipio del mismo nombre en el centro sur del Estado de Chihuahua.
5.- Salomón y Juan Antonio Gaytán Aguirre, uno muerto en Madera y el otro fusilado por el ejército en Tezopaco, Sonora en 1968, respectivamente.
6.- Arturo y Emilio Gámiz García, muertos en el asalto al cuartel
7.- Pablo Gómez Ramírez, maestro normalista y doctor, muerto en el asalto al cuartel.
8.- Oscar Sandoval Salinas, muerto en el asalto.
9.- Batalla del Chuvíscar. Represión de la policía estatal, conocida como Rurales, a una manifestación de maestr@s y estudiantes en el puente sobre el Río Chuvíscar de la Cd. de Chihuahua.
10.- Práxedes Giner Durán, Gobernador del Estado de Chihuahua 1964-70. Veterano de la Revolución.
11.- Ramón Mendoza Torres sobreviviente del asalto
12.- Miguel Quiñones Pedroza, maestro egresado de la Normal Rural de Salaices, muerto en el asalto al cuartel.
13.- Esposa de Pablo Gómez Ramírez, muerto en el asalto al cuartel.
14.- Raúl Gómez Ramírez, maestro, dirigente campesino de la UGOCM, hermano de Pablo Gómez R.
15.- Madre de Carlos Armendáriz Ponce, muerto en un enfrentamiento con el ejército en 1968, en la Sierra de Chihuahua y de Minerva Armendáriz Ponce, presa política en el Tribunal para menores de la Cd. de México en 1973 por participar en el Movimiento de Acción Revolucionaria, MAR.
16.- Madre de Javier Gaytán Saldívar desaparecido en 1974.
17.- Madre de Alicia De los Ríos Merino, desaparecida en 1978


http://www.madera1965.com.mx/intro.html

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Réquiem por la paz

José Gil Olmos
21 de septiembre de 2011

MÉXICO, D.F., 21 de septiembre (apro).- Después de siete mil kilómetros recorridos en las caravanas del norte y el sur, bien podría decirse que los integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad son privilegiados, porque bajaron a las profundidades del horror y vieron, escucharon y palparon la tragedia que el país sufre, y luego, sanos y salvos, ascendieron para traer un mensaje de esperanza revestido de una exigencia: la paz.

Desde Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera norte, hasta Ciudad Hidalgo, en la frontera sur, el movimiento fue forjando una tarea hasta ahora no realizada: visibilizar a las víctimas de la guerra contra el narcotráfico declarada por Felipe Calderón, es decir ejecutados, desaparecidos, secuestrados, adictos, migrantes vejados y violados…

De todos ellos fue recogiendo sus historias, que si bien ya se conocían individualmente, en conjunto ofrecen un panorama de terror como no se había visto en mucho tiempo en el país.

A su paso, la caravana también fue recuperando del olvido a las víctimas seculares del sistema: campesinos, indígenas, desempleados, perseguidos políticos, rechazados del sistema educativo y los desaparecidos de la guerra sucia, cuyos familiares siguen esperando justicia por parte del Estado.

En los dos recorridos, que abarcaron 17 estados, no hubo una sola plaza donde el movimiento encabezado por el poeta Javier Sicilia no recogiera historias de terror, con víctimas no sólo del crimen organizado, sino también de autoridades municipales, estatales y federales, así como de las fuerzas armadas coludidas con las bandas criminales que literalmente controlan zonas enteras del país, incluyendo ciudades importantes como Acapulco, Monterrey, Ciudad Juárez, Coatzacoalcos, Jalapa, Cuernavaca, Morelia, Durango, Saltillo, Reynosa, Matamoros, Chilpancingo y otras tantas.

En el inframundo al que bajó la caravana, integrada por cientos de ciudadanos y víctimas de la guerra contra el crimen organizado, pudo verse una orgía de sangre, donde los principales actores son sicarios y asesinos en plena competencia por conquistar la saña más sangrienta, el crimen más espantoso o la tortura más insoportable.

Profesionales del terror, estos personajes, creados en el mismo sistema de impunidad, corrupción e injusticia, son los dueños de las calles, que al caer la noche se vacían, mostrando el miedo y el pánico que se ha apoderado de la sociedad.

Si hacemos un ejercicio de memoria, podremos decir que la caravana del norte reveló en toda su magnitud la tragedia de los desaparecidos –por parte de autoridades locales y federales, así como del crimen organizado–, a varios de los cuales los han vuelto sus esclavos, pues muchos de ellos son ingenieros, arquitectos, médicos, expertos en computación, químicos, ingenieros mecánicos, etc., y les sirven para dar mantenimiento a su cuarteles y a sus laboratorios donde procesan las drogas.

La caravana del sur hizo visibles principalmente a los migrantes de Centro y Sudamérica, que son secuestrados, extorsionados, vejados o igualmente tratados como esclavos por los narcotraficantes en sus tareas de cultivo y producción de drogas, o como vigías o “halcones” y sicarios entrenados a fuerza de tortura y adicciones.

La mayor parte de los desaparecidos, tanto del norte como del sur, son jóvenes e incluso adolescentes que se han convertido en el principal mercado de fuerza de trabajo.

El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha recibido muchas críticas por su desorganización y el deseo de querer abarcar todos los temas de la agenda nacional, haciendo a un lado su eje principal, las víctimas, pero lo que no puede dejar de reconocerse es que ha sido el único movimiento en atreverse a hacer este recorrido por las zonas más peligrosas del país –sólo faltaría Tamaulipas– para escuchar a las víctimas y aglutinarlas en una sola pieza, lanzando un grito de paz y justicia frente la clase política y gobernante, más entretenida en sus propios intereses.

Javier Sicilia, al frente del movimiento ciudadano, ha dicho en muchas ocasiones que éste es quizá el último movimiento pacífico, la última oportunidad de cambiar la situación del país por la vía pacífica. Y ello porque el grado de descomposición política, el rompimiento profundo del tejido social, el hartazgo popular, la corrupción e inconsciencia de la clase política en general, están cerrando las puertas para las expresiones pacíficas de la ciudadanía, que podría buscar otras alternativas más violentas para demandar una transformación radical y de origen.

El horror que hay en el país, revelado a lo largo de cinco meses de trabajo del movimiento por la paz, muestra que ningún gobernante de cualquier partido –sea Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Josefina Vázquez Mota, etc.– tendrá la capacidad de resolver este grave problema de la violencia, con profundas raíces en las estructuras económicas y políticas.

El crimen organizado ha acumulado tanto poder que es capaz de desafiar a cualquiera que llegue a la presidencia en 2012, y un acuerdo de paz –la famosa pax mafiosa alcanzada en Italia hace una décadas– es casi imposible de alcanzar, ya que a esos grupos no se les puede ofrecer nada que no tengan.

De ahí la importancia de que los señores del poder escuchen a la ciudadanía, hoy por hoy la única que puede enfrentar este desafío, pero de manera organizada y unida.

Por ahora la paz necesita un réquiem, una oración de esperanza ante tanta violencia que sufre la sociedad mexicana. Una oración de esperanza ante la indolencia y complicidad de las autoridades, que bien están coludidas con el crimen organizado o ya forman parte de él.

martes, 20 de septiembre de 2011

Los “ninis” héroes

Jenaro Villamil
13 de septiembre de 2011

MÉXICO D.F. (apro).- El “sexenio del empleo” recibió en vísperas de la conmemoración del Día de los Niños Héroes de Chapultepec una noticia nada agradable: con 7 millones 226 mil jóvenes de entre 15 y 29 años que no estudian ni trabajan, México ocupa el tercer lugar dentro de los 34 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presunto club de naciones desarrolladas, el tercer lugar en porcentaje de ninis, sólo por debajo de Turquía y de Israel.

La noticia fue el tema de portada en los periódicos La Jornada, Milenio Diario, Reforma, los principales noticieros radiofónicos y, por supuesto, en los blogs y redes sociales ha generado una reacción de alarma que no parece perturbar al gobierno federal, tan insistente en poner como prioridad el tema del combate al crimen organizado y evadir la fractura social provocada por la crisis económica.

Las cifras comparativas indican que México tiene el primer lugar en la OCDE de mujeres ninis: representan el 38% del total de 7.2 millones de jóvenes sin empleo ni trabajo; sólo el 45% de los adolescentes y jóvenes mexicanos que ingresan a estudios medios superiores concluyen, en contraste con la media internacional de cumplimiento que es de 68%; México gasta más por un alumno de nivel universitario per cápita (6 mil 298 dólares anuales) que por los estudiantes de primaria (2 mil 246 dólares).

El estudio de la OCDE también revela que los verdaderos ninis héroes de nuestro país son aquellos de más escasos recursos. Las cifras indican que si bien la tendencia es que a mayor nivel socioeconómico, mejore resultados escolares, existe en México un 30% de los estudiantes más desfavorecidos económicamente que se ubican en el 25% de los que, en términos totales, son mejores alumnos. Buena parte de estos estudiantes deben abandonar la educación media superior por falta de recursos económicos, la ausencia de becas y apoyos estatales para evitar la deserción y estimular el buen desempeño académico.

El término ninis se ha generalizado, aunque la connotación peyorativa trata de encubrir el problema fundamental: se trata de jóvenes que dejan de estudiar y no encuentran trabajo no por su voluntad, por flojos o por falta de capacidades sino por el desmantelamiento de un modelo de Estado que antes trataba las demandas de educación y empleo que la “mano invisible” del mercado no logra responder.

En otras palabras, es el fracaso de un modelo neoliberal intenso, que privilegia el trabajo precario (los call centers, los outsourcing y toda la gama de empleos mal pagados, sin seguridad social ni capacitación que han proliferado, gracias a esta filosofía de que en el neoliberalismo sobrevive el más fuerte y no el más capaz), y menosprecia el desarrollo profesional y personal, a partir de un trabajo digno, bien pagado, con seguridad social y con perspectivas de crecimiento y de realización personal.

El informe de la OCDE no lo señala, pero justo en aquellos países –como México- donde ha crecido el porcentaje de jóvenes sin trabajo ni empleo también se ha reforzado la concentración del ingreso, la distribución inequitativa del salario y la ausencia de parámetros entre capacidades e ingresos.

No en balde, un joven con licenciatura o hasta maestría tiene que aceptar un salario de 3 mil pesos mensuales para acosar a tarjetahabientes en algún call center, con jornadas superiores a las ocho horas de trabajo. Y, en el otro extremo, existen empresas con disparidades salariales alarmantes. Por ejemplo, en un medio electrónico un reportero o redactor de base gana menos de 3 mil pesos mensuales y un conductor afamado puede tener ingresos superiores a los 100 mil pesos mensuales, siempre y cuando garantice docilidad frente a los intereses de la empresa.

El drama sociológico y generacional que representa este fenómeno no sólo es la explicación de los empleos precarios, del reclutamiento de jóvenes en la delincuencia organizada o la proliferación de la informalidad. Es también la explicación del quiebre de un sistema político que tras 11 años de alternancia y más de 25 años de promover “la transición a la democracia” no le ha garantizado a las nuevas generaciones lo elemental: un presente digno, una autoestima social.

www.homozapping.com.mx

El amor abstracto del presidente

Javier Sicilia
14 de septiembre de 2011

MÉXICO, D.F. (Proceso).- En uno de sus ensayos, Albert Camus, esa gran conciencia moral del siglo XX, escribió una frase que define muy bien una forma del mal que se muestra como bien –la frase la he citado varias veces, pero no la he explicado en profundidad–: “Conozco algo peor que el odio, el amor abstracto”.

El odio es limitado. Se dirige a alguien o a álguienes. Por lo general –porque el odio es el rostro invertido del amor–, a quien o quienes se ha amado y han traicionado ese amor. Su radio de mal es, por lo tanto, focalizable. En cambio, en nombre del amor por lo abstracto se han cometido atrocidades inmensas, incluso genocidios.

Cuando Camus escribió esa frase tenía en mente no sólo su crítica a la Iglesia, sino también al comunismo y al fascismo. En nombre del amor a abstracciones como Dios, la sociedad sin clases y “las mañanas que cantan”, en nombre de la raza y del amor a Alemania, se habían cometido crímenes impensables: Inquisiciones, hogueras, Gulags, campos de exterminio, juicios sumarios. En nombre de los seres humanos de mañana –seres que no existen más que en la abstracción–, día y noche se encarcelaba, humillaba y asesinaba a otros que, valga la redundancia, existían, tenían vida.

Las democracias no se han quedado atrás. En nombre de la libertad se lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, y Bush, el júnior, asesinó hombres, mujeres y niños en Irak.

El presidente Felipe Calderón viene de ese amor. En nombre de la protección de los jóvenes de la droga, de erradicar ésta para que la juventud de mañana esté libre de la misma, desencadenó una guerra que ha cobrado más de 60 mil vidas, si contamos a los desaparecidos –la mayoría jóvenes–, y ha generado más de 120 mil desplazados. Su obsesión por lo que debería ser lo ha llevado, como a todos los ideologizados, a buscar la justicia social en el poder que, al hablar en nombre de las víctimas potenciales de la droga, desemboca en su asesinato. No es otra cosa lo que, a pesar de las evidencias que la visibilización de las víctimas le muestra, ha reiterado para justificar su guerra.

Para Calderón, los jóvenes muertos son, como lo ha sido para las ideologías históricas, un mal necesario cuya justificación es su amor por ellos. Los ama tanto que ha decidido combatir a los que quieren dañarlos, y al combatirlos los ha ido destruyendo. Mientras 20 grandes capos, como lo dice bien Sabina Berman (Informe de guerra, Proceso 1818), “yacen (en su estrategia de guerra) bajo tierra o están encerrados en cárceles”, los cárteles se han pulverizado en grupúsculos liderados por jóvenes (que, abandonados por el Estado, han sido cooptados por esos propios grupos) “capaces de acciones de una estupidez y de una crueldad abismales” que han multiplicado el crimen. Mientras eso sucede, el mismo Estado –que el propio Calderón custodia– hace bisagra con ese mismo crimen: “los gobernadores y los alcaldes corruptos, las policías y los jueces corruptos, los secretarios de Estado corruptos: los criminales de corbata a los que el presidente ni siquiera ha pretendido aplicar la ley, en una suerte de lealtad de clase (…)”.

Encubierto en su amor abstracto y en su puritanismo –que sólo puede ver la maldad en el crimen no amparado por el Estado–, considera que los jóvenes que mueren a diario de manera inocente o culpable son necesarios para hacer posible el bien. Semejante a lo hecho por los Estados totalitarios, Calderón, al colocar el amor a los jóvenes por encima de sus libertades ha desgarrado la Constitución, alienado los derechos inalienables, multiplicado el crimen y ahogado la vida social bajo el peso de una guerra que ha derivado en terror. O para decirlo de manera más simple, el horror de su política proviene de una idolatría del bien, de un amor abstracto por aquellos a quienes ha querido salvar de lo que absurdamente considera un mal: la droga. “El mal –escribía Levinas– (…) se lleva a cabo por la bondad tanto como por la crueldad”. Entre esos polos –la bondad de Calderón y del Estado y la crueldad de los criminales– los seres humanos de este país –en particular los jóvenes– vivimos en la indefensión, el horror y la muerte.

Lo que al presidente y a quienes legitiman su política les da la ilusión de hacer una guerra justa –aunque nunca hay guerras justas– no es la voluntad de poder, sino la voluntad de justicia por los millones de jóvenes que el crimen quiere destruir. Se sienten requeridos, reivindicados, inspirados por ellos. Se sienten los guardianes de un pueblo en peligro. Las víctimas de su guerra no pueden conmoverlos. Su sufrimiento es su manera de justificar su servicio, de comparecer frente a la historia y decir que sirven a la justicia de mañana. Su amor a la abstracción los conduce a aceptar que los que viven tienen lamentablemente que morir. Así, como señala Finkielkraut, “el campo de Abel puede ser tan criminal como la violencia de Caín, y (las víctimas) de esta guerra toman su sitio al lado de millones de seres humanos de cualquier clase y de cualquier confesión víctimas del mismo amor” por lo abstracto.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón.

Palabras de Javier Sicilia para finalizar la Caravana de Paz

Quiero comenzar este discurso con el que concluimos esta larga, dolorosa y bella caravana al sur con unos versos del poeta Miguel Aguilar Carrillo: “Somos los daños colaterales/ No somos sangre alegre en las arterias/ para las urnas y las estadísticas somos los daños colaterales./ Ceniza fuimos y seremos y somos sólo ceniza/ No el rumor ante el ángel ante el ángel terrible No la sangre fluyendo en el espasmo de la piel en la piel Sólo ceniza almacenada para el dato estadístico de la primera plana/ Los conejillos de indias que comprueban que el plomo es fábrica de la ceniza Somos el número, el número sin nombre/ Un guarismo más en la estadística que el gordo bufón presenta a los micrófonos”. Por esa realidad a la que el crimen y el Estado nos ha reducido y que lleva su dolor, su rostro y su rabia en nuestros muertos, pido un minuto de silencio.

Hermanos y hermanas:

Hace 11 días salimos de este mismo lugar --donde los más primeros de nuestros padres vieron por vez primera los símbolos que reunieron a la nación-- para abrazar a nuestros hermanos del sur, para visibilizar sus dolores y abrazarlos, para unir los agravios y los dolores que recogimos en el norte con los agravios y dolores del sur, para mostrar no sólo la emergencia nacional que nuestra clase política, encerrada en los bunkers de sus oficinas y en el bienestar de sus sueldos, no quiere mirar, sino la inmensa reserva moral de la patria cuyo corazón late abajo, arriba, a la izquierda, a la derecha, en el norte, en el sur, en el este y el oeste, y decirles a los señores de la muerte y los gobiernos corruptos --revueltos en el lodo en el que están convirtiendo la tierra y el agua del país-- que somos mucho más que ellos y que en nuestra dignidad, nacida del dolor de nuestros muerto, de nuestros desaparecidos, de los ancestrales agravios a los más primeros de nosotros, llevamos vivo el país que quieren destruir y la paz que nos han arrancado.

Durante estos 11 días hemos visto que la herida abierta en Ciudad Juárez –a causa de la fallida estrategia de guerra del presidente Calderón– se ha ido extendiendo como una gangrena hacia el sur del país para juntarse con los dolores ancestrales que viven los pueblos indios y las comunidades del sur –Guerrero y Veracruz se han convertido hoy en día en réplicas de Ciudad Juárez, Monterrey y Tamauliupas–. Ambos agravios, que llevan a cuesta sus dolores y sus muertos, son el producto del modelo económico. Si la inmoralidad de la economía moderna –cuyo objetivo es la maximización de la ganancia mediante la explotación de la naturaleza reducida a “recursos materiales” y de los seres humanos reducidos a “recursos humanos”, ha arrasado tierras, despojado territorios, culturas, memorias, provocado desplazamientos, generado fuerzas paramilitares y asesinatos terribles, como el de Acteal o Aguas Blancas, para mantener el despojo, y desgarrado gravemente el tejidos de la patria, el crimen organizado no ha hecho otra cosa que llevar eso a extremos atroces: secuestros, tráfico de personas, asesinatos, uso de la fuerza de trabajo desocupada por la maximización de los recursos de la economía legal para fines delictivos, no son más que la maximización del capital y del poder mediante la explotación ilimitada de esa cosa, de esa mercancía llamada “recurso humano”. A esa enseñanza, que hemos podido visiblizar en el sur, se une, sin embargo, otras enseñanzas. En las zonas sureñas –Oaxaca y partes de Chiapas– donde, pese al sistemático despojo, permanecen vivas las formas de vida comunitarias, el crimen organizado está limitado. Acteal y las zonas zapatistas son las más seguras de los territorios por donde la Caravana de la Paz pasó. La razón es obvia, pero por obvia ajena a la ceguera mercantilista de los poderes fácticos y de la clase política: la vida común, la reserva moral del país que, contra la economía de mercado, se expresa en lo que la Caravana no ha dejado de visibilizar y de mostrar en cada plaza, en cada marcha, en cada diálogo, en cada mitin: la generosidad, la humildad, el don, la dignidad, todas aquellas virtudes que contiene el amor.

La emergencia nacional que hemos visibilizado a lo largo del país en los dolores de sus víctimas de la guerra, en las injusticias estructurales del sistema, en la corrupción y la impunidad del Estado, pide que se tomen en serio las demandas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en lo que a los 6 puntos del documento que leímos el 8 de mayo se refieren y que se discuten en las mesas de trabajo que nacieron de los diálogos en el Castillo de Chapultepec. Pide también, después de su regreso por el sur, que mirándonos en el espejo del pasado del mundo indígenas y de las vidas pueblerinas del sur, que pensemos la manera de rehacer con ellos el tejido social cuya destrucción nos tiene en la miseria, el horror y la postración, es decir, en la pérdida del suelo de la patria, cuyo dolor no cesa. Desde esa realidad atroz, les preguntamos a los criminales. ¿qué felicidad pretenden construir para ustedes si sus cimientos se basan en la muerte, el sufrimiento y la tortura de los semejantes a ustedes? Les preguntamos también a nuestra clase política y a los poderes fáctico –tan ciegos, tan venales, tan corruptos y omisos– ¿cómo van a cuidar esta casa, que se nos derruye, si sus cimientos se edificaron sobre la indiferencia, el desprecio y el despojo a los ciudadanos; que casa van a rehacer si, arrodillados frente a los poderes del mercado global, sólo tienen imaginación para las mil formas de la violencia legalizada? Toda violencia, que es una inteligencia torcida, todo lo que obstaculiza la vida y su orden armónico, es una manera de someter la vida a la esclavitud en la que desde hace mucho vivimos y cuyos dolores llevamos con nuestros muertos a cuestas. Todo gobierno que olvida servir es un gobierno perdido, un gobierno que con su propia perdición va perdiendo día con día lo que se le encomendó custodiar, la vida humana de un país.

Nosotros no tenemos poder, no somos gobiernos, no somos roble, no somos elefante, somos caña, hormiga, los más pobres de los pobres, las víctimas, las bajas colaterales, las viudas, los huérfanos, los que no tenemos nombre porque perdimos a nuestros hijos, los despreciados que nos hemos vuelto puente, escalera que venimos a unir en el dolor y el amor el norte con el sur, el este con el oeste, porque nuestro corazón, que conoce y trae consigo, en su carne, en su piel, en su alma, los dolores de la patria, late a la izquierda, a la derecha, abajo, arriba, en el centro, en todos los hombres, mujeres, organizaciones, pueblos de todo el país que son la paz, la justicia y la dignidad de la nación.

Además opinamos, desde este lugar donde los más primeros vieron por vez primera los símbolos que reúnen a la nación: el águila, la piedra, el nopal y la serpiente, que deben respetarse los Acuerdos de San Andrés.

Plaza de la Constitución, 19 de septiembre de 2011.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Terremotos de 1985 ''Nada, nadie. Las voces del temblor''

Terremotos de 1985
''Nada, nadie. Las voces del temblor'', 20 años después
Miércoles 14 de septiembre de 2005

Elena Poniatowska

Un terremoto es un descubrimiento. El 19 de septiembre de 1985 el centro de la ciudad de México fue devastado por un primer terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter que se sintió en un área de 800 kilómetros cuadrados. El primer terremoto destruyó 250 edificios, 50 quedaron en riesgo de desplomarse, mil construcciones inutilizables, 5 mil heridos, mil o más bajo los escombros. En todo el primer cuadro no hubo luz. El Hotel Regis, la SCOP con los murales de mosaicos de Juan O'Gorman, el Multifamiliar Juárez, la Unidad No-noalco-Tlatelolco, Televisa, el Centro Médico, el Hospital General, la Secretaría de Comercio se desplomaron. Maternidades y hospitales, edificios públicos que jamás deberían caerse se hicieron pedazos. En los día siguientes habríamos de enterarnos que los muertos eran más de los 10 mil especulados o los seis o siete mil que daba el gobierno. La Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) registró 26 mil muertos. Salieron rescatados de los escombros 4 mil 100 personas, entre ellas varios recién nacidos.

Y he aquí el primer descubrimiento. ¿Qué pasa con nuestro gobierno? ¿Quién cuida a los mexicanos? ¿Qué diablos es un asentamiento humano? ¿Dónde están los que mandan y dirigen? Aquel 19 de septiembre de 1985, en medio de una nube de polvo que raspaba la garganta no apareció el gobierno, aparecieron los mexicanos más pobres, vaciaron las tlapalerías de picos y palas y empezaron a escarbar. ''A ver compadrito, ¿por dónde dice usted que pasaba su mujer para ir al pan? ¿Por aquí, por esta esquina derrumbada? Venga, vamos a escarbar y le juro que la sacamos con vida". Los bomberos, los paramédicos, la Cruz Roja fueron más lentos que los boys scouts, más lentos que la gente que iba pasando por la calle, más lentos que la gente común y corriente, que hizo largas y fuertes cadenas de brazos que quitaban una a una las piedras para encontrar vidas entre los escombros. Las grúas, los tractores, los tanques de oxígeno llegaron después.

viernes, 16 de septiembre de 2011

El derecho de vivir en paz, Jara y Lennon

Manifiesto Jara y Lennon

Pelicula "Víctor Jara El Derecho de Vivir en Paz"

No es en la mejor resolución, pero se puede ver.


VICTOR JARA - EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ por klaudia_daniela

Manifiesto - Víctor Jara



Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz
canto porque la guitarra
tiene sentido y razon,
tiene corazon de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas,
aqui se encajo mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.

Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morira cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una alondra
hasta el fondo de la tierra.

Ahi donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre sera cancion nueva.

Carta de Víctor Jara

Palabras de Javier Sicilia en Oventic, Chiapas

Oventic, Chiapas, 16 de septiembre de 2011.- Quiero saludar este encuentro con unos versos que escribieron los zapatistas para celebrar el séptimo aniversario de su alzamiento: (…)/ Resistimos a la muerte que mata matando/ Resistimos a la muerte que mata olvidando/ Resistimos a la muerte/ Vivimos/ Aquí estamos/ Así está mandado por nuestros más primeros:/ Que el 7 se abra a nuestro latido/ Que eco se haga/ Y puente/ Y camino/ Y lugar/ Y casa/ Para que viva el corazón primero de esta patria/ Para que nunca más el silencio sea cómplice del crimen/ Para que la palabra no se pierda entre el ruido/ Para que la soledad sea derrotada y no haya fronteras para el esperanza/ Para que los pies de todos tengan el paso digno/ Para que nadie quede sin lugar para sembrar la memoria/ Para que todos puedan entrar y salir y las paredes no sean cárceles sino cobijo/ Para que este país llamado México nunca vuelva olvidar a quienes por ellos y con ellos es/ Para que quien antes estuvo fuera y perseguido dentro se esté y con todos y devuelva la memoria/ (…)/ El tiempo marca ya el tiempo de los más pequeños/ (…)”. Por la memoria de nuestros muertos que viven cuando resistimos al olvido, hagamos un minuto de silencio.

Hermanos y hermanas zapatistas, venimos desde hace 5 meses caminando, recorriendo el país, recogiendo dolores, consolando y consolándonos de tantos desprecios, de tantos agravios, gastando el alma y las suelas para encontrarlos y abrazarlos también a ustedes cuyos dolores y agravios son más antiguos que los nuestros.

Hace 17 años ustedes hicieron consciente a la nación de ese desprecio ancestral y al hacerlo, al mostrarlo con el símbolo de los sin rostro, no sólo nos hicieron sentir vergüenza de nuestro olvido, de nuestra deuda histórica con los más primeros de nuestros pobladores, sino que, con una dignidad ejemplar, llenaron de contenidos a una nación que, devorada por la esclavitud de lo económico y la administración institucional de la vida, había perdido de vista su dignidad y, como en otras épocas --en las épocas en que los barbados, los que vinieron del mar, los despojaron de su historia primera-- los había dejado morir de enfermedad, de despojo, de hambre y de desprecio. Por desgracia, después de la vergüenza, del entusiasmo por devolverles su historia y aprender de ella, volvimos a olvidarlos. El gobierno traicionó los Acuerdos de San Andrés y nosotros, sin saber bien lo que habíamos mirado y nos habían revelado, volvimos a someternos al juego del Estado, a la corrupción de los gobiernos, a la simulación de una transición democrática que abriría el camino a los intereses globales y a la voracidad del mercado. La consecuencia de ese olvido, de ese no haber entendido, desgarró aún más el tejido social de la nación, miserabilizó a todos, le cerró el presente a los jóvenes, fomentó el crimen y exaltó la corrupción. En esas condiciones, el gobierno, cuyo partido había enarbolado la bandera de la transición democrática, decidió, en nombre de los intereses globales de los norteamericanos y de su consumo de drogas, desatar una guerra contra el narcotráfico que nos ha costado más de 60 mil muertos, más de 10 mil desaparecidos y más de 120 mil desplazados criminalizados por un Estado que hasta recientes fechas no había querido asumir su responsabilidad. A los agravios ancestrales a los pueblos indios se han sumado ahora los agravios a toda la nación. El norte del país, hermanos y hermanas zapatistas, está balcanizado por el crimen y la corrupción de los gobiernos; el norte y parte del sur del país está destrozado por la muerte, los levantones, los secuestros, las desapariciones forzadas, los feminicidios, los cobros de piso del crimen organizado y por un ejército que, contra su vocación fundamental, ha sido sacado de sus cuarteles y ahora habita en nuestras calles. La herida abierta en la frontera norte del país, en Ciudad Juárez, se ha ido extendiendo por toda la nación como una gangrena que se está llevando a nuestros hijos e hijas y amenaza con devorarlo todo.

Desde hace 5 meses, sin embargo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, después del brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos Julio, Luis y Gabo, nos pusimos a caminar, a mostrar que las “bajas colaterales”, las cifras con las que el gobierno quería enterrar en el olvido a nuestro muertos, tienen nombres, apellidos, familias, que muchos de ellos son inocentes y que todos, no importa que sean criminales –porque no se nace criminal-- deben ser visibilizados, mostrados, recuperados en sus historias y en nuestra memoria, que debemos detener esta guerra y hacer una paz con justicia y dignidad donde, como ustedes no han dejado de repetir, se funde “un mundo donde quepan muchos mundos”, donde ningún hijo, hija, padre, madre, hermano o hermana de esta familia humana que habita México sea humillado, violado, asesinado.

Por eso decidimos, sobreponiéndonos a nuestro sufrimiento, caminar, abrazar, besar, dialogar, tocar el corazón y las conciencias de todos, hacer, sin perder la firmeza y la crítica, la paz. Porque creemos, como lo creía Gandhi, que no hay camino para la paz porque la paz es el camino, buscamos con nuestros gestos mostrarla, revelarla, hacerla presente en donde estamos.
Es tiempo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, de hacer la paz, y la paz no puede hacerse sin todos y sin escuchar el latido del corazón de la patria, de ese corazón que late al norte, al sur, al este, al oeste, a la izquierda, a la derecha, abajo y arriba, en todas partes en donde un hombre y una mujer de buena voluntad han decidido refundar a la nación y, en el amor que sobrepasa al odio, crear un mundo en el que quepan muchos mundos. Por eso fuimos al norte, por esos nos sentamos a dialogar con todos y por eso venimos hasta aquí a saludar con toda humildad a los más primeros, a los que nos recordaron y nos recuerdan siempre que nada compensa la humillación de un ser humano.

Ciertamente, como alguna vez lo dijo Albert Camus, no podemos crear un mundo en donde ya no se asesine a los inocentes, pero juntos, con todos esas voluntades unidas, podemos hacer un mundo en donde su dolor y su muerte disminuya.

Además, no dejamos de seguir opinando y ahora exigiendo, que deben respetarse los Acuerdos de San Andrés.

Operacion 15 de septiembre 2

Anonymous Op 15 de septiembre!

Palabras del Movimiento al pueblo de Acteal



San Cristobal de las Casas 15 de septiembre de 2011.- Esta noche del 15 de septiembre, una noche en que la memoria de la libertad y de la independencia, está dolida y traicionada, quiero empezar con unos versos del poeta Alberto Blanco: “[…] pertenezco a la tribu/ de los que no tienen tribu;/ o a la tribu de las ovejas negras;/ o a una tribu cuyos ancestros vienen del futuro;/ una tribu que está por llegar/ […]/ […] grande/ […] fuerte, / una tribu donde nadie/ quede fuera de la tribu,/ donde todos,/ todos y siempre/ tengan su santo lugar”. Por esa tribu que somos nosotros y que esta noche traicionada carga con el dolor y la memoria de sus muertos que viven en nosotros pido un minuto de silencio.

Como en 1810, como desde hace 101 años, los mexicanos no hemos dejado de rememorar el grito de Hidalgo que, en medio del dolor y de la sangre, inició la independencia de nuestra nación. Sin embargo, desde hace 17 años, después de que los Acuerdos de San Andrés Larrainzar, que visibilizaron y dignificaron a aquellos con los que la independencia tenía un largo pendiente, se traicionaron y se coronaron con la infamante masacre de Acteal y con de de muchas de dulces y hermosas Abejas, el grito se vació de contenido. Esa traición, en nombre del capital, del liberalismo económico, de los valores de cambio sobre los valores de uso, del dinero sobre los ámbitos de comunidad, fundados en la sacralidad de la tierra, en la proporción y la memoria; esa traición que ha reducido los territorios y las personas a “recursos materiales” y “recursos humanos” explotables, mmanipulables, miserabilizables, como presindibles, ha redundado en el horror de una guerra que, impuesta por el gobierno norteamericano para proteger su alto consumo de droga, y decretada y avalada irresponsablemente por el gobierno de México, tiene desgarrada a la nación. En ella, los ciudadanos –que no la hicimos ni la queremos– hemos ido perdiendo, como ha sucesido en el mundo indígena, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos. Sesenta mil muertos, más de 10 mil desaparecidos, más de 120 mil desplazados, que se suman a los miles de muertos y de desplazados de los pueblos indios, y que día con día acrecientan su número –simplemente desde el diálogo que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad sostuvo el 23 de junio con el Presidente de la República, al 9 de septiembre, es decir, menos de tres meses después, se han sumado a las miles de víctimas que visibilizamos, 2867 nuevos asesinatos– son el saldo de una guerra en donde, como un lodo en el que el agua y la tierra están mezcladas, se han borrado las fronteras entre los criminales y los gobernantes.

Bajo ese horror, el grito de independencia se ha vuelto impronunciable. Hoy no podemos gritar Viva México porque en nombre de los intereses globales de un país extranjero tenemos una guerra en donde se secuestra a nuestros hijos e hijas, se les desaparece, se les viola, se les asesina o se les corrompe; no podemos pronunciar el nombre de los héroes que nos dieron patria porque a falta de un tejido social, que la clase política y el desprecio de los poderes fácticos ha ido desgarrado, nuestros jóvenes y niños tienen destruido y cerrado su futuro, que es el futuro del país; no podemos gritar porque cargamos a cuestas el nombre de nuestros muertos que la frialdad del Estado –el más frío de los monstruos fríos– ha querido borrar bajo la criminalización, la estadística y el deprecio que insulta con el epíteto de “bajas colaterales”; no podemos gritar porque la corrupción de la clase política y la impunidad, ha perdido la vocación fundamental del Estado que es cuidar la seguridad de los hijos e hijas de la patria y a causa de ello millones de nosotros vivimos en el terror y en la miseria; no podemos gritar porque hoy ningún ciudadano puede transitar por sus espacios públicos o poner un negocio o cultivar su tierra sin correr el riesgo de ser levantado, extorsionado, despojado o asesinado; no podemos gritar porque los ministerios públicos no sólo no hacen justicia a la víctimas, sino que, bajo este lodo en el que se ha convertido el suelo del país, se les desprecia e incluso se les amenaza, porque la delincuencia que habita en muchos funcionarios y miembros de partido que han hecho de la noble palabra gobernar un forma de delinquir, de expoliar a la nación y de vincularse con el crimen organizado, permanecen impunes, protegidos por la propia clase política, mientras las cárceles están repletas en su mayoría de hombres y mujeres cuyos delitos son acaso faltas morales, delitos del hambre o disidencias políticas; no podemos gritar porque el gobierno, al igual que los delincuentes del crimen organizado, sólo tienen imaginación para la violencia y quieren militarizar el país como una falsa garantía de paz; no podemos gritar porque el latido del corazón de la patria está desacompasado y, hundidos en un pantano hecho de miseria y despojo, ya no sentimos su suelo bajo nuestros pies.

Por eso hoy, este 15 de septiembre de 2011, guardamos silencio, como lo hicimos durante la marcha rumbo a la Ciudad de México. Ese silencio grita que nuestra independencia está traicionada, que la sangre de nuestros héroes –en la sangre de los hijos y las hijas de la patria, que la corrupción del Estado y los señores de la muerte han negado– está humillada, que los gritos de independencia que los poderes gritan hoy en las plazas vacías es una mentira que nos humilla a todos; ese silencio grita que necesitamos una ley de seguridad ciudadana y humana que haga la paz y no continúe la guerra, que necesitamos visibilizar a las víctimas y, mediante una buena procuraduría de atención a ellas y una comisión de la verdad, darles la justicia y el acompañamiento que les hemos negado, que necesitamos la memoria de todos nuestros muertos y retejer entre todos el tejido desgarrado de la nación, que necesitamos, por lo mismo, respetar los Acuerdos de San Andrés que los intereses del mercado y la miopía de un Estado sin sustancia han traicionado y repensar un mundo en el que, como es el mundo de las Abejas de Acteal, bajo la proporción y el límite puedan caber muchos mundos. Nuestro silencio grita hoy en este lugar que entre todos debemos hacer la paz con justicia y dignidad, una paz que sólo puede nacer de la humildad, del amor, de lo pequeño e inestable como el pueblo de Acteal y esta Caravana que hoy llegó a estas tierras para abrazarlos y consolarnos, para retejer junto con el norte el manto desgarrado y humillado de la patria. Nosotros somos junto con ustedes los hijos y las hijas de la patria dolida y traicionada, los más pequeños, los pobres, los desconsolados, los humillados, los negados, somos, junto con ustedes y todos los olvidados de la historia, escalera, puente que viene desde la frontera norte del país a unir, no a separar, a servir, no a servirse, a mostrar con ustedes y todos los hombres y mujeres dignos, el corazón dolido de la patria que en la presencia de todos los que, como hoy, nos han acogido, amado, consolado, muestra la paz, el amor y la libertad que queremos, esa paz, ese amor y esa libertad que no hemos dejado de mostrar durante siglos de andar, como antorchas, bajo la noche de quienes quieren reinar con la muerte; somos los hijos y las hijas de “una tribu [que ya llegó] y está por llegar/ […]/ una tribu donde nadie/ quede fuera de la tribu,/ donde todos,/ todos y siempre/ tengan” el santo lugar que llevamos en nuestro corazón como una presencia y una promesa de lo que somos.

Que nuestro silencio resuene durante cinco minutos, en este lugar del dolor y del amor que en la reunión de las víctimas representa los inmensos dolores y reclamos de nuestra patria.

Acteal, Chiapas

15 de Septiembre de 2011.



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