CUPO COMPLETO PARA EL PRIMER GRADO DE LA ESCUELITA ZAPATISTA EN LAS VUELTAS DE DICIEMBRE 2013 Y ENERO 2014.
Noviembre del 2013.
A las compañeras y compañeros de la Sexta:
A quien corresponda:
De: Subcomandante Insurgente Moisés.
Compas pasados, presentes y futuros:
Les mandamos nuestros saludos. De nueva cuenta les decimos que nos aventamos de hacer la segunda y tercera vueltas del primer grado de la escuelita zapatista, sabiendo que apenas alcanzamos de cubrir los gastos en la primera vuelta, gracias porque alguien dio de más de nuestras compañeras y compañeros de adentro y de afuera, así se cubrió lo que no salió en el bote.
Como quiera sabiendo esto, para esta vez de la segunda y tercera vueltas del Primer Grado de la escuelita aumentamos la cantidad de compañeras y compañeros para la escuelita, llegando ahora a que podremos recibir hasta 2,250 alumnos en cada vuelta. O sea que teníamos cupo para 2250 en la vuelta de Diciembre del 2013 y 2250 para la vuelta de Enero del 2014. Teníamos, porque ya se llenaron los 2 cupos.
O sea que los pueblos zapatistas hicieron un nuevo esfuerzo para recibir a mil alumn@s más que en la vuelta de agosto pasado.
Claro que el problema es a ver si nos sale la cuenta con los 380 pesos por alumno para cubrir algo de los gastos, pero me cuentan nuestros compañeros y compañeras de los equipos de apoyo de la Comisión Sexta que muchos ya se están organizando para juntar la paga y no hacerse de patos a la hora del registro. Y, lo que nos parece muy bien, es que alumnas y alumnos que ya estuvieron acá con nosotros en la primera vuelta, se están organizando también para apoyar a otros que vengan a aprender junto con nosotros. O sea que estos alumnos y alumnas sí aprendieron algo de acá.
Ya en la nueva revista que vamos a sacar y en los escritos que vayamos publicando en la página de Enlace Zapatista les vamos a ir contando de la evaluación que hemos hecho de la escuelita. Ahí en esa revista podrán leer ustedes la palabra de l@s Votanes que los cuidaron, de sus Maestr@s y de las familias que los recibieron, sobre la evaluación, o sea su palabra y pensamiento de cómo los vieron y sintieron a esos primeros alumnos y alumnas.
Ahora, como encargado que me tocó de la escuelita, les quiero informar que ya se llenó el cupo de los dos turnos. O sea que el diciembre de este año de 2013 ya se completó el cupo de 2250, y también ya se completó el cupo para enero del 2014. O sea que ya estamos llenos, compañeras y compañeros.
Ojalá hayan mandado su solicitud a tiempo y que esté bien escrita, sin trampas. Pero si no alcanzan cupo, no tengan pena. Ahí lo vamos a ver si podemos hacer una cuarta vuelta para abril o agosto del año que entra.
Les recuerdo que sólo l@s que son invitad@s son los que reciben registro. Porque algun@s están haciendo trampa y mandan su formulario sin que se les haya invitado. Entonces no hagan trampa. Los pasos son así: usted manda su solicitud de invitación, después le mandan la invitación, usted responde con el formulario, y le mandan su registro.
Una cosa muy importante que tienen que saber es que los registros para la escuelita son individuales. O sea que no se vale que alguien pone “Voy yo y 2 más”, sino que cada quien tiene que pedir su invitación porque cada alumno tiene que tener su registro individual porque a cada uno lo acomodamos con una familia zapatista y le ponemos un Votán, o sea un su Guardián o Guardiana. Todos, sea hombre, mujer, otr@, niño, niña, joven, jóvena, adulto o ya de edad.
Entonces es importante que mande cada quien su solicitud de registro, si es que ya los invitaron, porque los que no, no van a tener lugar en estas vueltas. Ya están avisados. Otra cosa que es importante es que tienen que poner en cuál de las 2 fechas pueden venir. Y mejor si es que pueden en cualquiera de las fechas porque así los acomodamos más fácil.
Y por favor no se registren si no van a venir. Y les pedimos que avisen si es que ya tienen invitación pero no van a poder, porque así le quitan el lugar a alguien que sí quiere venir pero no puede porque el cupo ya se llenó. Porque así hicieron algunas personas en la vuelta de agosto, que se apuntaron y a la hora de la hora no llegaron. Y además ni siquiera tuvieron la educación de avisar que no llegaban. Mejor avisen y déjenle el lugar a alguien que sí puede en estas vueltas y ustedes esperen a ver cuándo pueden venir de las siguientes fechas que haya.
A nuestras hermanas y hermanos del Congreso Nacional Indígena y de los Pueblos Originarios de todo el mundo, les recordamos que luego haremos encuentros especiales con ellas y ellos. Ya nos pondremos de acuerdo luego para eso.
Bueno compañeros de la sexta, mejor los dejo y ojalá puedan venir y que vean con sus propios ojos y escuchen sus propios oídos lo que es nuestra lucha por la libertad.
Ahí les va seguir escribiendo el SupMarcos más luego, porque ahorita lo mordió el gato-perro y lo están curando por el servicio insurgente de sanidad. O sea lo están curando al gato-perro porque le hizo daño morder al SupMarcos. Como quiera le dije que les ponga unos videos para pensar o para cantar y bailar o para todo eso.
Sale. Acá los estamos esperando.
SubComandante Insurgente Moisés.
Rector de la Escuelita Zapatista.
México, Noviembre del 2013.
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Ve y escucha los videos que acompañan este texto:
Saludo enviado a la Escuelita Zapatista por nuestro compañero Mayor Insurgente Honorario Félix Serdán Nájera, un luchador de toda su vida.
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Video realizado por l@s compas de la Coordinadora Valle de Chalco Libre en su curso de primer grado en la Escuelita Zapatista.
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Fernando Delgadillo nos advierte sobre la complicidad entre la ignorancia y el Poder.
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Alejandro Filio y León Gieco, dos de los que no se venden, con esta rola titulada “Un precio”.
Espacio para compartir experiencias, historias y documentos que nos ayuden a ver la vida de los pueblos del mundo como una constante lucha contra quienes quieren hacer de la Vida Digna y el Buen Vivir Objetos Prohibidos.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
domingo, 17 de noviembre de 2013
REBOBINAR 3.
REBOBINAR 3.
Que explica el porqué de ese extraño título y de los que le seguirán, que narra el excepcional encuentro entre un escarabajo y un ser desconcertante (quiero decir, más desconcertante que el escarabajo), y las reflexiones no coyunturales y sin importancia que en él se dieron; así como la forma en la que, aprovechando un aniversario, el Sup intenta explicar, sin lograrlo, cómo ven l@s zapatistas su propia historia.
Noviembre del 2013.
A quien corresponda:
ADVERTENCIA.- Como se advirtió en el texto autodenominado “Malas y no tan malas noticias”, no se hicieron públicos los textos que antecedían al susodicho. Ergo, lo que vamos a hacer es “rebobinar” (o, como quien dice, darle “rewind” a la cinta) para llegar a lo que se suponía iba a aparecer el día de muertos. Cumplido lo cual, puede usted proceder a darle a la lectura en orden inverso al orden inverso en el que irán apareciendo y entonces así tendrá usted… mmh… olvídelo, hasta yo ya me hice pelotas. El caso es que se entienda el espíritu de, como quien dice, “retrospectiva”, o sea que uno va para allá pero se regresa para ver cómo es que a uno le dio por ir para allá. ¿Está claro? ¿No?
ADVERTENCIA A LA ADVERTENCIA.- Los textos que siguen a continuación no contienen ninguna referencia a las situaciones actuales, coyunturales, trascendentes, importantes, etc., ni tienen implicaciones o referencias políticas, ni nada de eso. Son textos “inocentes”, como “inocentes” son todos los escritos de quien se autodenomina “el supcomandante de acero inoxidable” (o sea yo merengues). Cualquier parecido o semejanza con hechos o personas de la vida real es mera esquizofrenia… sí, como la situación internacional y nacional donde se puede ver que… ok, ok, ok, nada de política.
ADVERTENCIA AL CUBO.- En el muy improbable caso que usted se sienta aludido por lo que a continuación se dice, está rotundamente equivocado… o es un fan vergonzante de las teorías de la conspiración ad hoc (que se puede traducir a “para cada falla, hay una teoría de la conspiración para explicarlo todo y reiterar los errores”.
Va:
-*-
P.D. El primer encuentro de Durito con el Gato-Perro.-
Durito estaba serio. Pero no con la falsa impostura de un funcionario cualquiera de un gobierno cualquiera. Estaba serio como cuando una pena grande nos abofetea el rostro y nada hay que hacer, como no sea maldecir… o contar un cuento.
Enciende la pipa Don Durito de La Lacandona, errante y errado caballero, consuelo de los afligidos, alegría de los niños, anhelo imposible de mujeres y otr@s, inalcanzable espejo para varones, desvelo de tiranos y tiranuelos, incómoda tesis para ignorantes pedantes.
Mirando arrobado la luz de nuestros desvelos, casi en un susurro narra, para que yo la transcriba:
LA HISTORIA DEL GATO-PERRO
(De como Durito conoció al Gato-Perro y de lo que dijeron esa madrugada sobre los fanatismos).
A simple vista, el gato-perro parece perro… bueno, más bien gato… o perro…hasta que maúlla… o gato… hasta que ladra.
El gato-perro es una incógnita para biólogos terrestres y marinos (¿en qué tabla de clasificación de los seres vivos acomodamos este caso?), caso irresoluble para la psicología (una cirugía neuronal no descubre el centro cerebral que define la perrunez o la gatez), misterio para la antropología (¿los usos y costumbres al mismo tiempo semejantes y antitéticos?), desesperación para la jurisprudencia (¿qué derechos y deberes emanan del ser y no ser?), el santo grial de la ingeniería genética (imposible privatizar ese escurridizo ADN). En suma: el eslabón perdido que echaría abajo todo el darwinismo de laboratorio, cátedra, simposio, reiterada moda científica.
Pero permítanme narrarles lo que ocurrió:
Como es ley, era madrugada. Una lucecita bastaba para definir la sombra. Quieto, caminaba sólo con los pasos de la memoria. Entonces escuché claramente que alguien decía:
“Un fanático es alguien que, con vergüenza, esconde una duda”.
No sin antes darle la razón en mis adentros, me acerqué y lo encontré. Sin mediar presentación alguna, le pregunté:
− Ah, de modo que usted es… un perro.
− Miau − me respondió.
−… O más bien un gato − dije dudando.
− guau − replicó.
− Bueno, un gato-perro − dije y me dije.
− Eso − dijo… o creí que dijo.
− Y la vida, ¿cómo va? − pregunté (y yo transcribí sin dudarlo, dispuesto a no dejarme sorprender con nada, puesto que era un escarabajo quien me dictaba esta singular historia).
− A ratos vale la pena − respondió con una especie de ronroneo −. A ratos como perros y gatos − gruñó.
− ¿Es un problema de identidad? − dije encendiendo la pipa y sacando mi esmarfon-tablet multitouch para escribir (en realidad se trata de un cuaderno de esos engargolados, pero Durito se las quiere dar de muy moderno −nota del escribano−).
− Nah, uno no elige quién es pero sí quién puede ser − ladró desdeñoso el gato-perro −. Y la vida no es más que ese complicado tránsito, logrado o trunco, de una cosa a la otra − agregó con un maullido.
− Entonces, ¿gato o perro? – pregunté.
− Gato-perro − dijo él como señalando lo obvio.
− ¿Y qué lo trae por estas tierras?
− Una ella, qué va a ser.
− Ah.
− Le voy a cantar, porque algunos gatos saben.
− Err… antes de su serenata, que no dudo sea un canto excelso a la fémina que lo inquieta, ¿me podría aclarar lo que dijo al inicio de su participación en este cuento?
− ¿Lo del fanatismo?
− Sí, era algo como que hay quien esconde sus dudas de fe detrás del culto irracional.
− Eso.
− Pero, ¿cómo evitar el instalarse en uno de los tenebrosos cuartos de esa torva casa de espejos que es el fanatismo? ¿Cómo resistirse a los reclamos y chantajes para instalarse y militar en el fanatismo religioso o laico, el más antiguo sí, pero no el único actual?
− Simple − dice lacónico el gato-perro−, no entrando.
Construir muchas casas, cada quien la suya. Abandonar el miedo a la diferencia.
Porque hay algo igual o peor que un fanático religioso, y es un fanático anti religioso, el fanatismo laico. Y digo que puede ser peor porque éste último acude a la razón como coartada.
Y, claro, sus equivalentes: al homofóbico y machista, la fobia a lo heterosexual y el hembrismo. Y sume usted el largo etcétera de la historia de la humanidad.
Los fanáticos de la raza, el color, el credo, el género, la política, el deporte, etcétera, son, al final de cuentas, fanáticos de sí mismos. Y todos comparten el mismo miedo a lo diferente. Y encasillan al mundo entero en la cerrada caja de las opciones excluyentes: “si no eres tal, entonces eres lo contrario”.
− ¿Quiere usted decir, mi estimado, que los que critican a los fanáticos deportivos son iguales? – interrumpió Durito.
− Es lo mismo. Ahí tiene, por ejemplo, la política y el deporte, ambos de paga: en los dos los fanáticos piensan que lo profesional es lo que cuenta; en ambos son meros espectadores aplaudiendo o abucheando a los contrincantes, festejando victorias que no son suyas y lamentando derrotas que no les pertenecen; en ambos culpan a los jugadores, al árbitro, a la cancha, al contrario; en ambos esperan que “a la siguiente sí”; ambos piensan que si cambian de técnico, de estrategia o de táctica entonces se resolverá todo; en ambos persiguen a los fanáticos contrarios; en ambos se ignora que el problema está en el sistema.
− ¿Está usted hablando de fútbol? − pregunta Durito mientras saca un balón autografiado por él mismo.
− No sólo de fútbol. En todo, el problema es quién es el que manda, el dueño, el que dicta las reglas.
En los dos ámbitos se desprecia lo que no sea de paga: el fútbol llanero o callejero, la política que no confluya en coyunturas electorales. “Si no se gana dinero, ¿para qué entonces?”, se preguntan.
− Ah, ¿está usted hablando de política?
− Ni pensarlo. Aunque, por ejemplo, cada día que pasa es más evidente que lo que llaman “el Estado Nacional Moderno” es un montón de ruinas en venta de ocasión, y que las clases políticas respectivas se empeñan en rehacer, una y otra vez, la cúspide de un castillo de naipes derruido, sin darse cuenta que las barajas de la base están completamente rotas y ajadas, incapaces de mantenerse erguidas, ya no digamos de sostener algo.
− Mmh… será difícil poner eso en un tuit − dice Durito mientras cuenta para ver si se ajusta a los 140 caracteres.
− La clase política moderna se disputa quién será el piloto de un avión que hace tiempo se estrelló en la realidad neoliberal − sentencia el gato-perro y Durito agradece con una venia.
− ¿Entonces qué hacer? − pregunta Durito mientras guarda con recato su banderín de Los Jaguares de Chiapas.
− Eludir la trampa que sostiene que libertad es poder elegir entre dos opciones impuestas.
Todas las opciones terminantes son una trampa. No hay sólo dos caminos, de la misma forma que no hay dos colores, dos sexos, dos creencias. Así que ni ahí, ni allá. Mejor hacer un nuevo camino que sí vaya a donde uno quiere ir.
− ¿Conclusión? − pregunta Durito.
− Ni perro, ni gato. Gato-perro, para no servirle a usted.
Y que nadie juzgue ni condene lo que no entiende, porque lo diferente es una muestra de que no todo está perdido, que hay todavía mucho que mirar y escuchar, que hay otros mundos aún por descubrir…
Se fue el gato-perro que, como su nombre lo indica, tiene las desventajas del perro y las del gato… y ninguna de sus ventajas, si es que las hubiere.
Ya amanecía cuando escuché una mezcla de maullido y ladrido sublime. Era el gato-perro cantándole, desafinado, a la luz de nuestros mejores sueños.
Y en alguna madrugada, tal vez lejana aún en el calendario y en incierta geografía, ella, la luz que me desvela y devela, entenderá que hubo trazos ocultos y para ella hechos, que tal vez sólo entonces le serán revelados o los reconoce ahora en estas letras, y sabrá en ese momento que no importaba qué caminos anduvieran mis pasos: porque ella fue, es y será, siempre, el único destino que vale la pena.
Tan-tan.
P.D.- En la que el Sup trata de explicar, en modo multimedia post moderno, la forma en que l@s zapatistas ven y se ven en su historia propia.
Bueno, primero hay que aclarar que para nosotras, nosotros, nuestra historia no es sólo lo que hemos sido, lo que nos ha pasado, lo que hemos hecho. Es también, y sobre todo, lo que queremos ser y hacer.
Ahora bien, en esta avalancha de medios audiovisuales que van desde el cine 4D y las televisiones LED 4K, hasta las pantallas policromas y multitouch de los celulares (que muestran la realidad en colores que, permítanme la digresión, no tienen nada qué ver con la realidad), podemos ubicar, en una improbable “línea del tiempo”, nuestro modo de ver nuestra historia con… el kinetoscopio.
Sí, ya sé que me fui un poco lejos, a los orígenes del cine, pero con eso del internet y las múltiples wikis que lo abundan y redundan, no tendrá usted problema en saber a qué me refiero.
A veces, podría parecer que nos acercamos a los formatos 8 y súper 8, y aun así el formato de 16 milímetros sigue estando lejano.
Quiero decir, nuestro modo de explicar nuestra historia parece como una imagen de movimiento continuo y repetitivo, con algunas variaciones que dan esa sensación de móvil inmovilidad. Siempre atacados y perseguidos, siempre resistiendo; siempre siendo aniquilados, siempre reapareciendo. Tal vez por eso las denuncias de las bases de apoyo zapatistas, hechas a través de sus Juntas de Buen Gobierno, tienen tan pocas lecturas. Es como si uno ya hubiera leído eso antes y sólo cambiaran los nombres y las geografías.
Pero también aquí nos mostramos. Por ejemplo, en:
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2013/11/13/la-jbg-corazon-del-arco-iris-de-la-esperanza-caracol-iv-torbellino-de-nuestras-palabras-denuncia-hostigamiento-y-agresiones/
Y sí, es un poco como si en esas imágenes en movimiento de Edison, de 1894, en su kinetoscopio (“Annie Oackley”), nosotros fuéramos la moneda lanzada al aire, mientras la señorita civilización nos dispara una y otra vez (sí, el gobierno sería el empleado servil que lanza la moneda). O como si en “La llegada del tren” de los Hermanos Lumiere, de 1895, nosotros fuéramos quienes permanecen en el andén mientras el tren del progreso llega y se va. Al final de este texto encontrará unos videos que le ayudarán a entender esto.
Pero he aquí que el colectivo que somos toma y hace cada fotograma, lo dibuja y lo pinta viendo la realidad que fuimos y somos, muchas veces con los negros de persecuciones y cárceles, con los grises del desprecio, y con el rojo del despojo y la explotación. Pero también con el color marrón y verde que somos de la tierra que somos.
Cuando alguien de fuera se detiene a mirar nuestra “película”, por lo regular comenta: “¡qué hábil tiradora!” O “¡qué arriesgado empleado que arroja la moneda al aire sin temor de ser herido!”, pero nadie comenta nada de la moneda.
O, en el tren de los Lumiere, dicen: “pero qué tontos, ¿por qué siguen en el andén y no se suben al tren?”. O “he ahí una muestra más de que los indígenas están como están porque no quieren progresar”. Alguno más aventura “¿Viste qué ropa tan ridícula usaban en esa época?”. Pero si alguien nos preguntara por qué no subimos a ese tren, nosotros diríamos “porque las estaciones que siguen son “decadencia”, “guerra”, “destrucción”, y el destino final es “catástrofe”. La pregunta pertinente no es por qué no nos subimos nosotros, sino por qué no se bajan ustedes”.
Quienes vienen a estar con nosotros para mirarnos mirándonos, para escucharnos, para aprendernos en la escuelita, descubren que, en cada fotograma, l@s zapatistas hemos agregado una imagen que no es perceptible a simple vista. Como si el movimiento aparente de las imágenes ocultara lo particular que cada fotograma contiene. Eso que no se ve en el trasiego cotidiano es la historia que seremos. Y no hay esmarfon que capture esas imágenes. Sólo con un corazón muy grande se pueden apreciar.
Claro que no falta quien venga y nos diga que ya hay tabletas y celulares con cámaras al frente y atrás, con colores más vívidos que los de la realidad, que ya hay cámaras e impresoras en tercera dimensión, que el plasma, el lcd y el led, que la democracia representativa, que las elecciones, que los partidos políticos, que la modernidad, que el progreso, que la civilización.
Que dejemos eso del colectivismo (que, además, rima con primitivismo): que abandonemos esa obsesión por el cuidado de la naturaleza, el discurso de la madre tierra, la autogestión, la autonomía, la rebeldía, la libertad.
Nos dicen todo eso editando torpemente que es en su modernidad donde se perpetran los crímenes más atroces; donde los infantes son quemados vivos y los pirómanos son diputados y senadores; donde la ignorancia simula regir los destinos de una nación; donde se destruyen las fuentes de trabajo; donde los maestros son perseguidos y calumniados; donde una gran mentira es opacada por otra mayor; donde se premia y encumbra lo inhumano y cualquier valor ético y moral es síntoma de “atraso cultural”.
Para los grandes medios de paga, ellos son los modernos, nosotros los arcaicos. Ellos son los civilizados, nosotros los bárbaros. Ellos son los que trabajan, nosotros los haraganes. Ellos son la “gente bien”, nosotros los parias. Ellos los sabios, nosotros los ignorantes. Ellos son los limpios, nosotros los sucios. Ellos son los bonitos, nosotros los feos. Ellos son los buenos, nosotros somos los malos.
Y olvidan, ellos y ellas, lo fundamental: ésta es nuestra historia, nuestro modo de verla y de vernos, nuestra forma de pensarnos, de hacernos nuestro camino. Es nuestra, con nuestros errores, nuestras caídas, nuestros colores, nuestras vidas, nuestras muertes. Es nuestra libertad.
Así es nuestra historia.
Porque cuando los zapatistas, las zapatistas, dibujamos una llave abajo y a la izquierda en cada fotograma de nuestra película, estamos pensando no en qué puerta abrir, sino en qué casa con qué puerta hay que construir para que esa llave tenga motivo y destino. Y si la banda sonora de esta película tiene ritmo de polka-balada-corrido-ranchera-cumbia-rock-ska-metal-reggae-trova-punk-hip-hop-rap-y-los-que-se-acumulen no es porque no tengamos noción musical. Es porque esa casa tendrá todos los colores y todos los sonidos. Y habrá entonces miradas y oídos nuevos que comprenderán nuestro empeño… aunque sólo silencio y sombra seamos en esos mundos venideros.
Ergo: nosotros tenemos imaginación, ellos sólo tienen esquemas con opciones terminantes.
Por eso su mundo se derrumba. Por eso el nuestro resurge, justo como esa lucecita que no por pequeña es menor cuando a la sombra abriga.
Vale. Salud y que los cumplamos muy felices, es decir, luchando.
El Sup haciéndose pelotas con los videos que tiene que poner para, como quien dice, ponerle la velita al pastel que no dice, pero se sabe treintañero.
México, Noviembre 17 del 2013.
Trigésimo aniversario del EZLN.
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Escucha y ve los videos que acompañan este texto:
Video que cuenta la historia del “Perro que era un gato por dentro”, de Siri Melchoir. Reino Unido, 2002.
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Un gato-perro en acción. Noten como vuelve a su identidad secreta cuando es descubierto.
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Brevísima referencia al inicio del cine. Ojo al mini corto: “Annie Oackley”, segundos del 20 al 26.
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“La Llegada del Tren”, de los hermanos Lumiere, 1895.
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Para un cumpleañero tan otro como es el ezetaelene, las Otras Mañanitas, con Pedro Infante y Los Beatles.
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Que explica el porqué de ese extraño título y de los que le seguirán, que narra el excepcional encuentro entre un escarabajo y un ser desconcertante (quiero decir, más desconcertante que el escarabajo), y las reflexiones no coyunturales y sin importancia que en él se dieron; así como la forma en la que, aprovechando un aniversario, el Sup intenta explicar, sin lograrlo, cómo ven l@s zapatistas su propia historia.
Noviembre del 2013.
A quien corresponda:
ADVERTENCIA.- Como se advirtió en el texto autodenominado “Malas y no tan malas noticias”, no se hicieron públicos los textos que antecedían al susodicho. Ergo, lo que vamos a hacer es “rebobinar” (o, como quien dice, darle “rewind” a la cinta) para llegar a lo que se suponía iba a aparecer el día de muertos. Cumplido lo cual, puede usted proceder a darle a la lectura en orden inverso al orden inverso en el que irán apareciendo y entonces así tendrá usted… mmh… olvídelo, hasta yo ya me hice pelotas. El caso es que se entienda el espíritu de, como quien dice, “retrospectiva”, o sea que uno va para allá pero se regresa para ver cómo es que a uno le dio por ir para allá. ¿Está claro? ¿No?
ADVERTENCIA A LA ADVERTENCIA.- Los textos que siguen a continuación no contienen ninguna referencia a las situaciones actuales, coyunturales, trascendentes, importantes, etc., ni tienen implicaciones o referencias políticas, ni nada de eso. Son textos “inocentes”, como “inocentes” son todos los escritos de quien se autodenomina “el supcomandante de acero inoxidable” (o sea yo merengues). Cualquier parecido o semejanza con hechos o personas de la vida real es mera esquizofrenia… sí, como la situación internacional y nacional donde se puede ver que… ok, ok, ok, nada de política.
ADVERTENCIA AL CUBO.- En el muy improbable caso que usted se sienta aludido por lo que a continuación se dice, está rotundamente equivocado… o es un fan vergonzante de las teorías de la conspiración ad hoc (que se puede traducir a “para cada falla, hay una teoría de la conspiración para explicarlo todo y reiterar los errores”.
Va:
-*-
P.D. El primer encuentro de Durito con el Gato-Perro.-
Durito estaba serio. Pero no con la falsa impostura de un funcionario cualquiera de un gobierno cualquiera. Estaba serio como cuando una pena grande nos abofetea el rostro y nada hay que hacer, como no sea maldecir… o contar un cuento.
Enciende la pipa Don Durito de La Lacandona, errante y errado caballero, consuelo de los afligidos, alegría de los niños, anhelo imposible de mujeres y otr@s, inalcanzable espejo para varones, desvelo de tiranos y tiranuelos, incómoda tesis para ignorantes pedantes.
Mirando arrobado la luz de nuestros desvelos, casi en un susurro narra, para que yo la transcriba:
LA HISTORIA DEL GATO-PERRO
(De como Durito conoció al Gato-Perro y de lo que dijeron esa madrugada sobre los fanatismos).
A simple vista, el gato-perro parece perro… bueno, más bien gato… o perro…hasta que maúlla… o gato… hasta que ladra.
El gato-perro es una incógnita para biólogos terrestres y marinos (¿en qué tabla de clasificación de los seres vivos acomodamos este caso?), caso irresoluble para la psicología (una cirugía neuronal no descubre el centro cerebral que define la perrunez o la gatez), misterio para la antropología (¿los usos y costumbres al mismo tiempo semejantes y antitéticos?), desesperación para la jurisprudencia (¿qué derechos y deberes emanan del ser y no ser?), el santo grial de la ingeniería genética (imposible privatizar ese escurridizo ADN). En suma: el eslabón perdido que echaría abajo todo el darwinismo de laboratorio, cátedra, simposio, reiterada moda científica.
Pero permítanme narrarles lo que ocurrió:
Como es ley, era madrugada. Una lucecita bastaba para definir la sombra. Quieto, caminaba sólo con los pasos de la memoria. Entonces escuché claramente que alguien decía:
“Un fanático es alguien que, con vergüenza, esconde una duda”.
No sin antes darle la razón en mis adentros, me acerqué y lo encontré. Sin mediar presentación alguna, le pregunté:
− Ah, de modo que usted es… un perro.
− Miau − me respondió.
−… O más bien un gato − dije dudando.
− guau − replicó.
− Bueno, un gato-perro − dije y me dije.
− Eso − dijo… o creí que dijo.
− Y la vida, ¿cómo va? − pregunté (y yo transcribí sin dudarlo, dispuesto a no dejarme sorprender con nada, puesto que era un escarabajo quien me dictaba esta singular historia).
− A ratos vale la pena − respondió con una especie de ronroneo −. A ratos como perros y gatos − gruñó.
− ¿Es un problema de identidad? − dije encendiendo la pipa y sacando mi esmarfon-tablet multitouch para escribir (en realidad se trata de un cuaderno de esos engargolados, pero Durito se las quiere dar de muy moderno −nota del escribano−).
− Nah, uno no elige quién es pero sí quién puede ser − ladró desdeñoso el gato-perro −. Y la vida no es más que ese complicado tránsito, logrado o trunco, de una cosa a la otra − agregó con un maullido.
− Entonces, ¿gato o perro? – pregunté.
− Gato-perro − dijo él como señalando lo obvio.
− ¿Y qué lo trae por estas tierras?
− Una ella, qué va a ser.
− Ah.
− Le voy a cantar, porque algunos gatos saben.
− Err… antes de su serenata, que no dudo sea un canto excelso a la fémina que lo inquieta, ¿me podría aclarar lo que dijo al inicio de su participación en este cuento?
− ¿Lo del fanatismo?
− Sí, era algo como que hay quien esconde sus dudas de fe detrás del culto irracional.
− Eso.
− Pero, ¿cómo evitar el instalarse en uno de los tenebrosos cuartos de esa torva casa de espejos que es el fanatismo? ¿Cómo resistirse a los reclamos y chantajes para instalarse y militar en el fanatismo religioso o laico, el más antiguo sí, pero no el único actual?
− Simple − dice lacónico el gato-perro−, no entrando.
Construir muchas casas, cada quien la suya. Abandonar el miedo a la diferencia.
Porque hay algo igual o peor que un fanático religioso, y es un fanático anti religioso, el fanatismo laico. Y digo que puede ser peor porque éste último acude a la razón como coartada.
Y, claro, sus equivalentes: al homofóbico y machista, la fobia a lo heterosexual y el hembrismo. Y sume usted el largo etcétera de la historia de la humanidad.
Los fanáticos de la raza, el color, el credo, el género, la política, el deporte, etcétera, son, al final de cuentas, fanáticos de sí mismos. Y todos comparten el mismo miedo a lo diferente. Y encasillan al mundo entero en la cerrada caja de las opciones excluyentes: “si no eres tal, entonces eres lo contrario”.
− ¿Quiere usted decir, mi estimado, que los que critican a los fanáticos deportivos son iguales? – interrumpió Durito.
− Es lo mismo. Ahí tiene, por ejemplo, la política y el deporte, ambos de paga: en los dos los fanáticos piensan que lo profesional es lo que cuenta; en ambos son meros espectadores aplaudiendo o abucheando a los contrincantes, festejando victorias que no son suyas y lamentando derrotas que no les pertenecen; en ambos culpan a los jugadores, al árbitro, a la cancha, al contrario; en ambos esperan que “a la siguiente sí”; ambos piensan que si cambian de técnico, de estrategia o de táctica entonces se resolverá todo; en ambos persiguen a los fanáticos contrarios; en ambos se ignora que el problema está en el sistema.
− ¿Está usted hablando de fútbol? − pregunta Durito mientras saca un balón autografiado por él mismo.
− No sólo de fútbol. En todo, el problema es quién es el que manda, el dueño, el que dicta las reglas.
En los dos ámbitos se desprecia lo que no sea de paga: el fútbol llanero o callejero, la política que no confluya en coyunturas electorales. “Si no se gana dinero, ¿para qué entonces?”, se preguntan.
− Ah, ¿está usted hablando de política?
− Ni pensarlo. Aunque, por ejemplo, cada día que pasa es más evidente que lo que llaman “el Estado Nacional Moderno” es un montón de ruinas en venta de ocasión, y que las clases políticas respectivas se empeñan en rehacer, una y otra vez, la cúspide de un castillo de naipes derruido, sin darse cuenta que las barajas de la base están completamente rotas y ajadas, incapaces de mantenerse erguidas, ya no digamos de sostener algo.
− Mmh… será difícil poner eso en un tuit − dice Durito mientras cuenta para ver si se ajusta a los 140 caracteres.
− La clase política moderna se disputa quién será el piloto de un avión que hace tiempo se estrelló en la realidad neoliberal − sentencia el gato-perro y Durito agradece con una venia.
− ¿Entonces qué hacer? − pregunta Durito mientras guarda con recato su banderín de Los Jaguares de Chiapas.
− Eludir la trampa que sostiene que libertad es poder elegir entre dos opciones impuestas.
Todas las opciones terminantes son una trampa. No hay sólo dos caminos, de la misma forma que no hay dos colores, dos sexos, dos creencias. Así que ni ahí, ni allá. Mejor hacer un nuevo camino que sí vaya a donde uno quiere ir.
− ¿Conclusión? − pregunta Durito.
− Ni perro, ni gato. Gato-perro, para no servirle a usted.
Y que nadie juzgue ni condene lo que no entiende, porque lo diferente es una muestra de que no todo está perdido, que hay todavía mucho que mirar y escuchar, que hay otros mundos aún por descubrir…
Se fue el gato-perro que, como su nombre lo indica, tiene las desventajas del perro y las del gato… y ninguna de sus ventajas, si es que las hubiere.
Ya amanecía cuando escuché una mezcla de maullido y ladrido sublime. Era el gato-perro cantándole, desafinado, a la luz de nuestros mejores sueños.
Y en alguna madrugada, tal vez lejana aún en el calendario y en incierta geografía, ella, la luz que me desvela y devela, entenderá que hubo trazos ocultos y para ella hechos, que tal vez sólo entonces le serán revelados o los reconoce ahora en estas letras, y sabrá en ese momento que no importaba qué caminos anduvieran mis pasos: porque ella fue, es y será, siempre, el único destino que vale la pena.
Tan-tan.
P.D.- En la que el Sup trata de explicar, en modo multimedia post moderno, la forma en que l@s zapatistas ven y se ven en su historia propia.
Bueno, primero hay que aclarar que para nosotras, nosotros, nuestra historia no es sólo lo que hemos sido, lo que nos ha pasado, lo que hemos hecho. Es también, y sobre todo, lo que queremos ser y hacer.
Ahora bien, en esta avalancha de medios audiovisuales que van desde el cine 4D y las televisiones LED 4K, hasta las pantallas policromas y multitouch de los celulares (que muestran la realidad en colores que, permítanme la digresión, no tienen nada qué ver con la realidad), podemos ubicar, en una improbable “línea del tiempo”, nuestro modo de ver nuestra historia con… el kinetoscopio.
Sí, ya sé que me fui un poco lejos, a los orígenes del cine, pero con eso del internet y las múltiples wikis que lo abundan y redundan, no tendrá usted problema en saber a qué me refiero.
A veces, podría parecer que nos acercamos a los formatos 8 y súper 8, y aun así el formato de 16 milímetros sigue estando lejano.
Quiero decir, nuestro modo de explicar nuestra historia parece como una imagen de movimiento continuo y repetitivo, con algunas variaciones que dan esa sensación de móvil inmovilidad. Siempre atacados y perseguidos, siempre resistiendo; siempre siendo aniquilados, siempre reapareciendo. Tal vez por eso las denuncias de las bases de apoyo zapatistas, hechas a través de sus Juntas de Buen Gobierno, tienen tan pocas lecturas. Es como si uno ya hubiera leído eso antes y sólo cambiaran los nombres y las geografías.
Pero también aquí nos mostramos. Por ejemplo, en:
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2013/11/13/la-jbg-corazon-del-arco-iris-de-la-esperanza-caracol-iv-torbellino-de-nuestras-palabras-denuncia-hostigamiento-y-agresiones/
Y sí, es un poco como si en esas imágenes en movimiento de Edison, de 1894, en su kinetoscopio (“Annie Oackley”), nosotros fuéramos la moneda lanzada al aire, mientras la señorita civilización nos dispara una y otra vez (sí, el gobierno sería el empleado servil que lanza la moneda). O como si en “La llegada del tren” de los Hermanos Lumiere, de 1895, nosotros fuéramos quienes permanecen en el andén mientras el tren del progreso llega y se va. Al final de este texto encontrará unos videos que le ayudarán a entender esto.
Pero he aquí que el colectivo que somos toma y hace cada fotograma, lo dibuja y lo pinta viendo la realidad que fuimos y somos, muchas veces con los negros de persecuciones y cárceles, con los grises del desprecio, y con el rojo del despojo y la explotación. Pero también con el color marrón y verde que somos de la tierra que somos.
Cuando alguien de fuera se detiene a mirar nuestra “película”, por lo regular comenta: “¡qué hábil tiradora!” O “¡qué arriesgado empleado que arroja la moneda al aire sin temor de ser herido!”, pero nadie comenta nada de la moneda.
O, en el tren de los Lumiere, dicen: “pero qué tontos, ¿por qué siguen en el andén y no se suben al tren?”. O “he ahí una muestra más de que los indígenas están como están porque no quieren progresar”. Alguno más aventura “¿Viste qué ropa tan ridícula usaban en esa época?”. Pero si alguien nos preguntara por qué no subimos a ese tren, nosotros diríamos “porque las estaciones que siguen son “decadencia”, “guerra”, “destrucción”, y el destino final es “catástrofe”. La pregunta pertinente no es por qué no nos subimos nosotros, sino por qué no se bajan ustedes”.
Quienes vienen a estar con nosotros para mirarnos mirándonos, para escucharnos, para aprendernos en la escuelita, descubren que, en cada fotograma, l@s zapatistas hemos agregado una imagen que no es perceptible a simple vista. Como si el movimiento aparente de las imágenes ocultara lo particular que cada fotograma contiene. Eso que no se ve en el trasiego cotidiano es la historia que seremos. Y no hay esmarfon que capture esas imágenes. Sólo con un corazón muy grande se pueden apreciar.
Claro que no falta quien venga y nos diga que ya hay tabletas y celulares con cámaras al frente y atrás, con colores más vívidos que los de la realidad, que ya hay cámaras e impresoras en tercera dimensión, que el plasma, el lcd y el led, que la democracia representativa, que las elecciones, que los partidos políticos, que la modernidad, que el progreso, que la civilización.
Que dejemos eso del colectivismo (que, además, rima con primitivismo): que abandonemos esa obsesión por el cuidado de la naturaleza, el discurso de la madre tierra, la autogestión, la autonomía, la rebeldía, la libertad.
Nos dicen todo eso editando torpemente que es en su modernidad donde se perpetran los crímenes más atroces; donde los infantes son quemados vivos y los pirómanos son diputados y senadores; donde la ignorancia simula regir los destinos de una nación; donde se destruyen las fuentes de trabajo; donde los maestros son perseguidos y calumniados; donde una gran mentira es opacada por otra mayor; donde se premia y encumbra lo inhumano y cualquier valor ético y moral es síntoma de “atraso cultural”.
Para los grandes medios de paga, ellos son los modernos, nosotros los arcaicos. Ellos son los civilizados, nosotros los bárbaros. Ellos son los que trabajan, nosotros los haraganes. Ellos son la “gente bien”, nosotros los parias. Ellos los sabios, nosotros los ignorantes. Ellos son los limpios, nosotros los sucios. Ellos son los bonitos, nosotros los feos. Ellos son los buenos, nosotros somos los malos.
Y olvidan, ellos y ellas, lo fundamental: ésta es nuestra historia, nuestro modo de verla y de vernos, nuestra forma de pensarnos, de hacernos nuestro camino. Es nuestra, con nuestros errores, nuestras caídas, nuestros colores, nuestras vidas, nuestras muertes. Es nuestra libertad.
Así es nuestra historia.
Porque cuando los zapatistas, las zapatistas, dibujamos una llave abajo y a la izquierda en cada fotograma de nuestra película, estamos pensando no en qué puerta abrir, sino en qué casa con qué puerta hay que construir para que esa llave tenga motivo y destino. Y si la banda sonora de esta película tiene ritmo de polka-balada-corrido-ranchera-cumbia-rock-ska-metal-reggae-trova-punk-hip-hop-rap-y-los-que-se-acumulen no es porque no tengamos noción musical. Es porque esa casa tendrá todos los colores y todos los sonidos. Y habrá entonces miradas y oídos nuevos que comprenderán nuestro empeño… aunque sólo silencio y sombra seamos en esos mundos venideros.
Ergo: nosotros tenemos imaginación, ellos sólo tienen esquemas con opciones terminantes.
Por eso su mundo se derrumba. Por eso el nuestro resurge, justo como esa lucecita que no por pequeña es menor cuando a la sombra abriga.
Vale. Salud y que los cumplamos muy felices, es decir, luchando.
El Sup haciéndose pelotas con los videos que tiene que poner para, como quien dice, ponerle la velita al pastel que no dice, pero se sabe treintañero.
México, Noviembre 17 del 2013.
Trigésimo aniversario del EZLN.
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Escucha y ve los videos que acompañan este texto:
Video que cuenta la historia del “Perro que era un gato por dentro”, de Siri Melchoir. Reino Unido, 2002.
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Un gato-perro en acción. Noten como vuelve a su identidad secreta cuando es descubierto.
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Brevísima referencia al inicio del cine. Ojo al mini corto: “Annie Oackley”, segundos del 20 al 26.
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“La Llegada del Tren”, de los hermanos Lumiere, 1895.
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Para un cumpleañero tan otro como es el ezetaelene, las Otras Mañanitas, con Pedro Infante y Los Beatles.
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martes, 12 de noviembre de 2013
La lucha por la tierra, por el territorio y por el planeta tierra
Pablo González Casanova
15-10-2010
Hay algo nuevo en la historia.
Por una parte, el capitalismo, como modo de dominación y acumulación, ha
entrado en una crisis terminal. Su capacidad de destruir ya no puede ser
superada por la de construir, con ese “happy end” que Schumpeter veía en cada
crisis económica. El capitalismo ya tampoco puede resolver los problemas de la
justicia social y el desarrollo. Sus soluciones, por lo demás, excluyeron de
sus beneficios a la inmensa mayoría de la humanidad. Hoy el neo-liberalismo
aumenta aún más sus políticas de acumulación a costa de los trabajadores, los
pueblos y las juventudes.
Lo que es imposible en el
capitalismo escapa al campo de lo incierto. Sólo quienes trabajan para el
imperialismo colectivo de Ananías intentan coléricos descalificar la
autodestrucción y la impotencia moral del capitalismo. Para ocultar o prolongar
su agonía el capitalismo se engaña así mismo: usa sofisticadas políticas de
desinformación, de mentiras científicas, de campañas publicitarias millonarias,
aparatosas y subliminales, de juegos de guerra abierta y encubierta, de
millones de muertos virtuales y reales, con daños buscados y otros esperados,
“laterales”.
Los embates del gran capital y su
inmensa red de asociados y subordinados buscan –a confesión de parte—que
pueblos y trabajadores pierdan su identidad, que partidos y sindicatos de
izquierda no cumplan sus ofrecimientos y desilusionen a sus partidarios, que
frentes y movimientos sociales abandonen sus rebeldías y se transformen en
ONG’s con políticas paternalistas, o de “acción cívica”, como el discurso
contrainsurgente las llama. El gran capital, y los estados de los países más
industrializados que lo apoyan, impulsan las luchas contra el “terrorismo” que
ellos mismos difundieron desde finales de los años cincuenta, y contra el
“narcotráfico”, ambos útiles para dominar y vender armas, para “lavar dinero” y
apropiarse de inmensas regiones estratégicas, ricas en recursos naturales y en mano
de obra barata.
De éstos crímenes, las fuentes
oficiales y bancarias dejan abundantes pruebas “clasificadas” y
“desclasificadas”, “encubiertas” y des-cubiertas por sus propios agentes, o por
los expertos “hackers” que se meten hasta el cerebro del Pentágono sin que éste
tenga la menor capacidad de identificarlos. El gran capital y el imperialismo
se oponen abiertamente a ese supuesto “desarrollo” que iba a beneficiar a todo
el mundo. Olvidan ese ilusorio “Progreso” que llevaría a la humanidad a un modo
de vida cada vez mejor. Ni decir nada de aquella orgullosa “Civilización
Occidental”, superior a cualquier otra. Ellos mismos destruyen cuanto tenían
por bueno.
A más de incrementar el número de
hambrientos, de enfermos curables, de sin empleo, de desechables, de
extremadamente pobres y esqueléticos, de empobrecidos y des-regulados, los
señores del gran capital persiguen con saña, aprisionan, expulsan, y eliminan
entre fobias racistas y fanáticas, a quienes buscan escapar de los infiernos de
la miseria y pretenden trabajar en las regiones metropolitanas del mundo. Los
trabajadores inmigrantes, los “sin papeles”, son cosificados y deshumanizados
con creencias racistas, darwinianas y con religiones de hombres blancos, padres
de familias enternecedoras que se sienten amenazados por sus víctimas, y que
hasta se ríen cuando las ven sufrir, o cuando juegan con sus cuerpos y humillan
su dignidad.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Felices los normales
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
Roberto Fernández Retamar
martes, 5 de noviembre de 2013
Violencia, capuchas, anarquismo
Babel
Javier Hernández Alpízar
Es, más que inexacto, falsear los hechos, reducir la violencia en las manifestaciones recientes (del 1 de diciembre del 2012 al 2 de octubre de 2013, para poner dos fechas) a unos cuantos infiltrados, manipulados o “acelerados” que terminan (contra su voluntad) siendo usados por el poder. Como dijera una de las editoras de Kaos en la Red (medio alternativo atacado cibernéticamente en las semanas recientes: ¿ven como las agresiones no son algo incidental ni local?): si reducimos la violencia a unos infiltrados, estamos ocultando gran parte del fenómeno, es decir, que hay rabia en México, hartazgo en las filas populares, especialmente en uno de los sectores más agredidos: el juvenil.
Reducir la violencia a unos cuantos encapuchados es un monumento a la hipocresía. La hipocresía de denunciar la violencia de los encapuchados, pero callar la violencia estructural de un país que está sacrificando a su futuro: sus jóvenes, su infancia, sus mujeres. La hipocresía de denunciar las capuchas, pero apapachar a las sociedades anónimas que han vandalizado y destruido el país: su campo, su gente, su economía, su historia. La hipocresía de criminalizar el anarquismo, pero aplaudir al franquismo en el poder: a los empresarios mexicanos socios comerciales de los empresarios franquistas, émulos locales de las políticas pinochetistas, sumisos ante el fascismo made in USA.
¿Quién tiene la autoridad moral para criticar a los jóvenes encapuchados?: ¿La pseudoizquierda que los ha venido reprimiendo desde los años noventa, incluso en fechas altamente simbólicas como los 2 de octubre y el 10 de junio? ¿El panismo que bañó en sangre al país como ni siquiera el priismo lo había logrado hacer? ¿El priismo que solamente tiene para los jóvenes: muerte violenta, represión, un empleo en el crimen, corrupción y una sociedad sin futuro? ¿Los medios de masas venales, quienes han mentido siempre a su auditorio e incluso jamás retratan el fenotipo de la gente de este país? ¿Los bienpensantes que protestan con el permiso y la bendición del GDF represor, y luego de ver frustradas sus esperanzas, una vez tras otra se repliegan obedientemente a decir su jaculatoria: “estaríamos mejor con López Obrador”? ¿La izquierda domesticada, permitida o permisionada?
Es verosímil que hay infiltrados de los gobiernos de EPN y del GDF-PRD en las marchas, enviados expresamente para generar imágenes de violencia y darle una coartada a la represión de Estado (federal y del DGF- PRD), pero también es inocultable que algunos jóvenes, hartos de ver cerrados todos los caminos a un cambio verdadero y ver traicionado el deber de la sociedad de darles un espacio, un mañana, están usando la violencia para expresar su rabia.
No son las violencias equivalentes ni simétricas: la una es la violencia del poder, amparada cobardemente en la impunidad institucional y sistémica, violencia coordinada entre el gobierno federal priista y el DGF perredista, con el aplauso del PAN y los medios de comunicación caceroleros; la otra, la juvenil, es la violencia de quienes responden a la cerrazón, en un país donde el poder ha taponado todas las salidas políticas, toda esperanza. No se trata de justificarla o no, de legitimarla o no, sino de entender por qué ocurre, para no legitimar la represión dividiendo las manifestaciones en “pacíficas” o “delictivas” y por ende “reprimibles”. Si no se entiende un problema, en lugar de respuestas y posibles soluciones, se apuntalará la violencia supuestamente “legítima” del opresor.
Los jóvenes son recibidos a la vida adulta, escolar y laboral o, mejor dicho, a la negación de ellas, con una inscripción dantesca: “quien entre aquí abandone toda esperanza”. Pero cuando usan la fuerza y la violencia, ante un sistema cuyo recurso político hacia ellos ha sido precisamente el binomio: fuerza y la violencia, los acusan de “provocadores”, “infiltrados” y “manipulados”. Suena más bien a fallida autoexculpación de una izquierda que debiera estarse cuestionando por haber llevado al poder a semejantes represores y haberlos equipado con programas como el Cero Tolerancia que trajo de Nueva York a México DF López Obrador, usando dinero público, vía Rudolph Guiliani.
Elena Poniatowska pretendió contrastar a los jóvenes anarcos con los hermanos Flores Magón (pregoneros y partícipes de más de un alzamiento armado) y con Durruti (quien no solamente usaba armas, sino perpetraba asaltos como recurso político), con ello la plagiaria de libros de González de Alba solamente exhibió su ignorancia e incongruencia. Es sintomático que el público que la sigue venerando tenga que hacer caso omiso de cada vez más plagios, pifias y dehonestidades literarias y políticas de la ahora crítica de jóvenes anarquistas.
Afortunadamente, la gracia de los jóvenes anarquistas es que no pedirán permiso a las “personalidades” que se sienten herederas del 68, pero son ya mascotas del poder y de la derecha: los jóvenes defenderán su dignidad como ellos decidan, en un país con las puertas cerradas a la decencia y al cambio; abiertas solamente para los priismos que campean no solamente en el PRI, también en las izquierdas satélites del PRI y en el PAN, que mientras más se opone al PRI más se parece a él. Si Gómez Morín viviera, tendría que fundar un partido para oponerse al neofascismo panista.
Ante el arrojo de los jóvenes anarquistas, lo que deberían sentir los viejos pseudoizquierdistas que pretenden regañarlos es vergüenza: pues fueron precisamente sus errores y complacencias parte de las causas que arruinaron este país, y es debido en buena medida a esa autocomplacencia, triunfalismo estéril y conformismo con cuanto ex priista les pusieron de candidato, que dejaron por herencia a los jóvenes un presupuesto para gases lacrimógenos y balas: es el legado que izquierdas y derechas le brindan a los jóvenes; y aun tienen el cinismo de pretender juzgarlos.
Por otra parte, la violencia es un tema difícil de pensar: tabuada en parte, asimilada hipócritamente cuando proviene del poder, condenada solamente cuando es la respuesta airada de los oprimidos, vista con fascinación acrítica por algunos. (¿Recuerdan el sarampión de simpatía por la película “Con v de vendetta” entre votantes fustrados de AMLO en 2006?) Sin embargo, parece ser el camino que ha elegido el poder para controlar el conflicto social en el país. Parece haber una estrategia clara para sabotear todos los caminos no violentos y llevar a los movimientos sociales al callejón de los golpes y corretizas: lo cuestionable es pensar que lo más inteligente sea ir a pretender confrontar al poder precisamente ahí a donde éste quiere enfrentar al movimiento social.
Han surgido voces que no solamente reivindican la violencia como herramienta política radical sino que se burlan de los movimientos políticos no violentos: olvidan que, en el México moderno, esos movimientos no violentos son los que han incomodado al poder, que la violencia del poder es para aplastar no a unos pocos anarquistas con molotovs (que en este momento no representan para el poder ningún desafío), sino a una movilización social que una violencia inaudita no ha logrado frenar. La violencia del poder es una confesión de impotencia política, y por más radicales que pretendamos ser, no podemos negar que quienes han logrado representar una piedra en el zapato de ese poder son movimientos sociales esencialmente no violentos.
Usar la violencia no es sinónimo de ser más radical, ni más revolucionario, ni más fuerte, como usar la movilización no violenta no es sinónimo de tibieza o confusión política: pretender una ecuación: violencia= autenticidad política, es tan ingenuo y falto de visión como querer ocultar el hartazgo con el sambenito de “los infiltrados de EPN para desprestigiar al democrático GDF”. De ambos simplismos debemos precavernos para no ocultar el fenómeno social: el hartazgo y la persistencia en buscar un cambio social en México. Después de todo, la violencia no es un medio o una herramienta neutra: siempre que se usa, genera asimetrías y poderes opresores, resultados nada antiautoritarios ni ácratas, como puede verse. Por ello también la ecuación anarquismo= violencia es sumamente dudosa.
Fuente:Zapateando
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