sábado, 30 de julio de 2011

Homenaje a Jan de Vos






Familia y amistades de Jan de Vos se encontraron para brindarle un homenaje con la musica, la palabra y las imagenes.
Musica desde la tradicional de San Juan Chamula, el rock tsotsil, la marimba, los sones veracruzanos, las palabras que al decirlas ponian a Jan ante quienes se reunieron, las imagenes que a saltos llevaban desde su infancia hasta los momentos mas recientes.
Recordar es pasar de nuevo por el corazon, esa tarde Jan paso por muchos corazones.

Kuxkux - La lechuza



Ali kuxkuxe
K'ot la me svulanot
Oy la me k'usi tas k'an ta xalvot
Jajaja

Ali kuxkuxe k'otlame svulanot
Oy la me k'usi tas k'an ta xalvot
Mume k'usi ta valbech'el
Me k'ot svulanote ta nae
Muyuk me k'usi chal
Nakano ox me chas bijumtasot
Ahhhhhhhhhh

Ali kuxkuxeeeeeeeee
K'ot la me svulanot ta ak'ubal
K'alal la cha vayee
Ali kuxkuxe k'ot la me svulanot
Oy la me k'usi tsk'an ta xalvot uuu

K'alal la cha vayek'ot
la me ok'uk ta naa
Yun la me oy k'usi tsk'an ta xalvot yaiuuu
Ahhhhhhhh

Ali kuxkuxeeee
K'ot la me svulanot tan a uuuuu
K'alal la cha vayeee
Ahhhhhhhhhh

Ali kuxkuxeeee




La lechuza
Llega a visitarte a tu casa
Hay algo que quiere advertirte
Jajaja

La lechuza llega a visitarte a tu casa
Hay algo que quiere advertirte
No le digas nada malo,
No la lastimes cuando llega a visitarte
Porque el ave no te está haciendo nada malo,
Sólo te advierte que debes tomar precauciones.
Ahhhhhhh

La lechuza
Llega a visitarte en la noche
Cuando tu estas durmiendo
La lechuza llega a visitarte a tu casa
Hay algo que quiere advertirte!

Cuando tu estas durmiendo,
Llega a llorar a tu casa
Y es porque necesita decirte algo!

Ahhhhhhhh

La lechuza
Llega a visitarte a tu casa
Cuando tu estas durmiendo
Ahhhhhhhh

La lechuza.

viernes, 29 de julio de 2011

Palabras de Julián Le Barón frente al Poder Legislativo

Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Mi mensaje va dirigido a toda la nación, a los ciento doce millones de habitantes que han presenciado y soportado el extremo del dolor, la deshumanización y la violencia que habitan hoy en Mexico.  Ustedes, los legisladores, que presumen ser nuestros representantes, se han mostrado ciegos a la muerte que los rodea, sordos a los gritos desesperados de indefensión que ahoga nuestros  sueños en el desprecio de un mundo negro. Yo los invito a que, a partir de hoy, con sus acciones, ayuden a impedir que nuestro legado quede sofocado, y se ahogue el águila en nuestra propia  sangre. Ustedes no pueden ser labradores de leyes que permitan  la atrocidad impune de decenas de miles de mexicanos: asesinados, desaparecidos, torturados, secuestrados y humillados, en estos últimos 4 años.

Mexicanas y mexicanos: es tiempo de dejar de ser víctimas, de dejar de pedir soluciones a interlocutores que han probado su indiferencia e incapacidad, y hacernos cargo nosotros mismos de nuestro destino, es tiempo de aceptar esa responsabilidad, por ello, es necesario que ustedes también participen en este  Movimiento por la Paz.

Mexicanas y mexicanas, ciudadanos de este país y de este mundo, apelo a sus conciencias; es momento de reconocer que también nosotros, todos  los habitantes que conformamos este país, somos responsables  de este holocausto, no sólo los criminales y los políticos. Cada peso que pagamos de impuestos es un voto de aprobación para que continúe nuestra desgracia, reflexionemos entonces  cómo es que al quedarnos callados y consentir que las cosas sigan tal como están, mostramos conformidad  con la burla, la vileza, la deshonra y la esclavitud.

Ustedes que son llamados legisladores y senadores, que dicen ser nuestros representantes y no lo son, es tiempo que se muestren ciudadanos, no es tiempo de escribir letras muertas, que parecen instrumento de burla, es tiempo de salir a las calles y manifestar el oprobio y la consternación ante la violencia que nos tiene de rodillas, es tiempo de gritar la verdad hasta que haga retumbar el pecho de todo México. Ciudadanos: la guerra no traerá la paz; las drogas y las armas no son el problema, el problema somos nosotros que hasta ahora no hemos sido capaces de indignarnos y unirnos.

Ni el presidente, ni los diputados y senadores, nos van a traer la paz. La paz será posible cuando reconozcamos todos que nuestro presente es la consecuencia de  cada una de nuestras acciones, y que sólo a través de la participación colectiva podremos cambiar a México.

Ando con poetas porque ellos saben que las palabras valen, que las palabras cuentan y que un hombre sin palabra, es un hombre sin dignidad. Yo les pido que midan sus palabras y las honren.

"He de llamar aquí, como si aquí estuvieran. Hermanos: sabed que nuestra lucha continuara aquí en la tierra." Pablo Neruda

Palabras de Javier Sicilia frente al Poder Legislativo

México D.F., 28 de julio de 2011


Señores y Señoras Legisladoras, compañeros y compañeras del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, compañeros y compañeras de la sociedad civil.

Antes de comenzar este diálogo, queremos empezar, como lo hemos hecho en todos los diálogos, con unos versos, esta vez de María Rivera: “Allá vienen los descabezados,/ los mancos,/ los descuartizados,/ a los que les partieron el coxis,/ a los que les aplastaron la cabeza,/ los pequeñitos llorando […] Allá vienen/ los que duermen en edificios/ de tumbas clandestinas:/ vienen con los ojos vendados/ atadas las manos/ baleados entre las sienes/ […] Allí vienen/ los muertos tan solitos, tan mudos, tan nuestros,/ engarzados bajo el cielo del Anáhuac, [a reclamarnos]”. En nombre de ellos, de nuestros muertos, de nuestros dolores y de la noche por la que atraviesa México, pido a todos los presentes nos pongamos de pie y guardemos un minuto de silencio.

Henos de nuevo aquí, en el Castillo de Chapultepec, después de caminar miles de kilómetros y abrazarnos para romper la soledad y el dolor que los criminales y un Estado omiso, coptado y corrupto nos han impuesto contra la verdad de nuestros corazones que es la paz y la amistad. Hemos llegado de nuevo aquí, dejando familias, trabajos, y llevando cargas más pesadas de las que podemos llevar, para, al igual que lo hemos hecho con el  Poder Ejecutivo, dialogar y recordarles lo que a pesar de los inmensos salarios que cobran y que son fruto del trabajo de los hombres y mujeres de bien de esta nación, es su deber. No nos gusta que sea así. Pero desde hace mucho, los Congresos de esta nación, en nombre de sus intereses partidocráticos y mezquinos; en nombre de sus privilegios y de sus negocios – el Estado, se los recordamos, no es, como lo concibió la cultura que nos dejó el antiguo régimen y que ustedes continúan cultivando como una enseñanza delincuencial, un botín político ni un lugar para contratistas, es lo que la nación ha ido construyendo con la sangre y el dolor de sus mejores hombres y mujeres y un lugar para los estadistas--, en síntesis, en nombre de una equivocada idea del gobierno, se han alejado de nosotros: no escuchan los ritmos y latidos del corazón de la patria y pretenden junto con los criminales y los otros poderes fácticos, secuestrar las aspiraciones democráticas y la esperanza de bienestar de la Nación. Ustedes lo hacen por omisión, ignorancia o complicidad; ellos porque ustedes no se lo han impedido. Sus recintos, el recién inaugurado del senado y la cámara de diputados, son la expresión arquitectónica de su aislamiento. Bunker de un poder que prefiere darle la espalda a los ciudadanos y contemplarse en el espejo de sus ambiciones traducidas en parálisis legislativa y en manipulación política que convierte los procesos electorales en un gran negocio para unos cuantos y en juego cruel de ilusiones para los ciudadanos.

Pese a eso, hemos llegado de nuevo a este Castillo –donde residió el imperio de quienes, como hoy, se equivocaron creyendo que con las armas extranjeras se resolverían los problemas de México; pero también de los jóvenes defensores de la patria y donde se firmaron, como un símbolo de la esperanza que hoy nos trae aquí, los Tratados de Paz de El Salvador—con la mejor voluntad. Pero también con profundas dudas de que en realidad nos escuchen y no se comprometan con México. Lo decimos así, no sólo por lo ya referido, sino porque hemos sido también testigos de actos inauditos cometidos por diputados –actos  que en otros países habrían  tenido desenlaces diferentes con apego a la verdad y la justicia—y porque a lo largo del tiempo no han hecho más que usar la palabra de manera humillante, es decir, demagógica –la más reciente es la manera en que han traicionado la exigencia ciudadana de la Reforma Política-- y, con ello, porque la palabra es sagrada, crear una profunda desconfianza entre los ciudadanos. Una frase del poeta Ezra Pound debería ser tema de meditación no sólo de ustedes, sino de cada ser humano de esta nación: “Cuando un hombre traiciona su palabra, o su palabra no vale nada o ese hombre no vale nada”. Ambas cosas, queridos legisladores, porque la palabra es el hombre mismo.

Sin embargo, como decimos, venimos con buena voluntad. Estamos convencidos de que más allá de los personajes, intereses y partidos que representan, más allá de los justos reproches que le hacemos y de las fundadas dudas de que quienes nos dicen que estos diálogos no servirá de nada, estamos convencidos de que ustedes, al igual que se lo dijimos al Presidente de la República, pueden oír –en este ejercicio plenamente democrático-- el latido humano de su corazón.

Por eso repetimos delante de ustedes, lo que no hemos dejado de repetir desde que nos pusimos a caminar: que el país, nuestro México, vive una emergencia nacional. Lo que exige de ustedes no sólo un cambio de actitud, acorde con lo que la democracia –el poder del pueblo, es decir, de los ciudadanos—significa, sino un esfuerzo extraordinario y humilde para evitar que la nación se precipite a un irremediable caos social.

En la violencia que vive el país y la violencia que golpea a millones de familias existe una corresponsabilidad de los tres poderes. Ustedes saben que la guerra emprendida por el presidente Calderón, que nos ha costado hasta ahora –así dicen las cifras-- 50 mil muertos, más de 10 mil desaparecidos, más de 120 mil desplazados, y la inseguridad y el miedo de millones de mexicanos, es ilegal. El llamado a la intervención de las fuerzas armadas en asuntos de seguridad pública obligaba al Presidente a pedir la autorización deese acto soberano. No lo hizo y con ello violó la Constitución. Pero ustedes, señores y señoras legisladoras, que tenían el poder para impedirlo, también la violentaron no sólo con la omisión a ejercer sus facultades y obligaciones, sino al asignarle a las Fuerzas Armadas el presupuesto para llevar a cabo esta guerra. Ustedes son también corresponsables de nuestros muertos y de nuestro dolor. No sólo por lo dicho, sino por muchas otras cosas más. O ¿cuánto tiempo se han tomado para dar respuesta a lo qué desde hace años se sabe del secuestro, tortura, crímenes y desapariciones de nuestros hermanos centroamericanos? ¿Por qué han tolerado el podrido Instituto Nacional de Migración erosionado por los tentáculos de las bandas criminales y no se anticiparon a los dolorosas voces del padre Solalinde y otros. Las voces del dolor y del reclamo? ¿Por qué no han impulsado con los sectores privado y académico iniciativas para identificar las zonas de mayor riesgo social y, junto con los ciudadanos de esas zonas, evitar que en ellas el crimen se apodere de los niños y de los adolescentes, convirtiéndolos en víctimas de la criminalidad? ¿Por qué no han tomado en los distritos que representan, en sus municipios y estados para enfrentar de forma integral y ciudadana los avances de las bandas criminales y sus complicidades con policías y autoridades? ¿Por qué --de cara a nuestros niños y jóvenes, a quienes sus políticas les han destruido el presente y les niegan el porvenir— no han aumentado el dinero destinado a la educación para abrir más matrículas y acortar las largas filas de miles de estudiantes que no alcanzan lugares en las escuelas y universidades? ¿Por qué, frente a la emergencia nacional que vive el país, no han construido una agenda nacional que se ponga al servicio de México y evite que las próximas elecciones sean, lo que ya se anuncian ser, las de la ignominia? Ustedes, hasta ahora, sólo han sido operadores políticos de los intereses partidocráticos y no, lo que deberían ser desde el momento en que asumieron sus cargos de legisladores: servidores de los ciudadanos.  Para ustedes la educación, la cultura, la ciencia, la vida de los pueblos y de los barrios, la participación ciudadana en los asuntos del Estado y la tragedia de las víctimas de la guerra, no han sido prioridad ni de su corazón ni del gasto público. Lo han sido y lo son, en cambio, sus partidos y sus elecciones onerosas y corruptas –y decimos sus elecciones porque no son las de los ciudadanos. Vean simplemente los votos que obtienen y la manera dispendiosa y corrupta en que recaudan gran parte de ellos--. Lo son también el armamento, la violencia y las obras suntuarias como las que los albergan.

De cara a esta realidad, pero también sabedores de que ustedes tienen una gran responsabilidad que desde su humanidad y su condición de legisladores deben asumir, venimos hasta aquí no para que nos digan que ustedes no son responsables, que la culpa la tienen las bancadas de los otros partidos o el ejecutivo o el judicial. No venimos tampoco a escuchar posicionamientos de partido, sino a que por primera vez rindan cuentas ante la nación y la historia, y nos digan, de un vez por todas, si van a optar por la paz o por la guerra.

Aquí, en este recinto, habemos 20 víctimas y 30 miembros del Movimiento de la Paz con Justicia y Dignidad, de diferentes organizaciones civiles, académicos, intelectuales, periodistas y a artistas que asesoran al Movimiento. Todos representamos no sólo a los asesinados y asesinadas, desaparecidos y desaparecidas, violados y violadas, torturados y torturadas de este país –víctimas reales con nombres, apellidos y rostros--, sino también y como una metáfora de México a otras millones de víctimas: los destrozados por una equivocada política económica, los niños y los jóvenes, a quienes a causa de esa política les hemos arrasado el presente y cerrado el futuro --y que conforman la mayor parte de las víctimas tanto inocentes como culpables de esta guerra--, los desplazados, los que han visto, en nombre de la economía global y de los intereses del dinero y de la muerte, arrasados sus territorios, sus familias, sus relaciones de soporte mutuo y han sido arrojados al desempleo, a la mendicidad, a la migración y al abandono, los ciudadanos todos que a causa de esa economía hemos visto destrozado nuestro aire, nuestra agua, nuestros árboles, nuestra naturaleza. En nombre de ellos y de la justicia que reclamamos, en nombre también de esta corresponsabilidad que tienen en esta guerra y en este dolor, venimos, en primer lugar, a que reconozcan ustedes también su deuda como representantes del pueblo y pidan perdón a las víctimas y a toda la nación que no han defendido ni representado con dignidad.

En segundo lugar, a que detengan la Ley de Seguridad Nacional que pretenden aprobar y la sustituyan por otra, trabajada junto con los ciudadanos. La Ley que pretenden aprobar vulnera las libertades y los derechos civiles descritos en la Constitución y confirma el oprobio de controlar la corrupción y la ineficiencia de las instituciones con la imposición de un Estado militar y policiaco. No podemos permitir que la democracia claudique frente al autoritarismo ni frente al caos y, en consecuencia, tampoco podemos permitir que la paz se rinda ante la guerra para conservar la partidocracia y las prevendas que traicionan a la patria. Los conminamos a que, del lado de los ciudadanos, emprendan el camino de la paz reconociendo su error y no convirtiendo en norma lo que a todas luces ha sido un grave desacierto. Por ello, pugnamos por una Ley de Seguridad que tenga como principio garantizar la seguridad humana y el respeto irrestricto a las libertades civiles y los derechos humanos; una Ley de Seguridad que entienda la seguridad desde una perspectiva ciudadana e integral, que tome en cuenta no sólo la realidad y la opinión de las comunidades, sino también que realice acciones de protección social y atienda con intensidad a los grupos más vulnerados por la violencia y la cooptación del crimen: jóvenes, mujeres, migrantes, campesinos, desempleados, marginados urbanos y adictos.

Se equivocan los que  piensan que la guerra de hoy nos conducirá a la tranquilidad de mañana; los que creen que esta guerra, que se ha llevado a miles de nuestros hijos, debe durar más años. Ninguna guerra en función de abstracciones, puede compensar la muerte de ninguno de nuestros hijos. Como decía Gandhi: “No hay camino para la paz; la paz es el camino” y por ello reclamamos una Ley de Seguridad que establezca las condiciones para ella; una ley, como decimos, para la paz con justicia y dignidad, y no la que se ha impulsado desde el Ejecutivo, que pretende institucionalizar la guerra, que multiplicará las víctimas y el sufrimiento, y que de ser aprobada por ustedes será un franco retroceso en el ejercicio de las libertades y de los derechos humanos en nuestro país; una Ley de Seguridad que contemple además el diseño de estrategias alternativas y ciudadanas que, con el apoyo del Estado y en acuerdo con las necesidades de cada lugar, apunten a la reconstrucción del tejido social y conduzcan al retiro paulatino del ejército de las calles; una Ley que contemple la generación de mecanismos para la despenalización de ciertas drogas y la reducción de su demanda y daño, y la creación de controles democráticos de nuestras policías mediante, por ejemplo, un Auditor Policíaco Independiente de la Policía Federal; una ley que ponga su centro en las personas y no en las instituciones, y que contribuya a establecer y definir una política de Estado en materia de seguridad, y que ponga claros límites al uso arbitrario de la fuerza y a las decisiones discrecionales en la aplicación de los recursos del Estado; una Ley que, en concordancia con lo que esta soberanía aprobó en materia de la reforma constitucional en derechos humanos, establezca no sólo garantías, pesos y contrapesos democráticos, sino las garantías de que las fuerzas de seguridad de cualquier índole actuarán siempre como cualquier servidor público, es decir, dentro del marco de la ley y fundando y motivando sus actuaciones; una Ley que le dé equilibrio y participación a los distintos poderes en la toma de decisiones.

La prueba más clara de la necesidad de esta Ley son las recientes declaraciones del Secretario de Marina que acusa, poniéndolos en mayor peligro, a los defensores de los derechos humanos de atentar contra la imagen de esta institución y de estar al servicio de la delincuencia. La discusión de esa Ley debe realizarse en paralelo al urgente diseño e instrumentación por parte del Legislativo de mecanismos eficaces y eficientes en la protección de defensores de derechos humanos y periodistas que en nuestro país sufren graves ataques o viven bajo serias amenazas, llegando incluso a ser motivo de preocupación internacional. La discusión de la Ley de Seguridad debe también tener como paralelo la aprobación de los marcos legislativos que lleven a la autonomía de los Ministerios Públicos.

Adicionalmente, señores y señoras legisladoras déjenos insistir en que las vejaciones que viven miles de centroamericanos en nuestro país son absolutamente  vergonzosa, al grado de que ante los ojos de la comunidad internacional lo que sucede con ellos es una tragedia que junto a lo que vivimos los mexicanos parece tomar las dimensiones de un Holocausto..

En tercer lugar, porque la paz implica también justicia y verdad, una tarea impostergable que debemos realizar juntos es la redacción de una Ley de Víctimas que contemple el acceso a la justicia, a la reparación del daño y a la atención integral, mediante un programa nacional de atención a la víctimas que además de incluir a los distintos niveles de gobierno incluya también un fondo público para este propósito y de acuerdo con los estándares internacionales y jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Asimismo, y contra la opinión del poder que siempre tiene miedo a la verdad y ante la incapacidad del sistema de procuración de justicia y de defensa de los derechos humanos para deslindar responsabilidades en cuanto a las víctimas de esta guerra.

Esta Ley debe poner especial atención en aquellos grupos que se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad: niños y niños huérfanos de esta guerra, personas amenazadas por reclamar justicia, mujeres víctimas de la violencia, incluidos jóvenes que en una vergonzosa leva del siglo XXI son obligados a incorporarse a las filas de la delincuencia. Es una obligación de ustedes crear esta Comisión de la Verdad y Reconciliación como la establecida en Colombia que registre los 50 mil homicidios acaecidos en nuestro país durante la actual administración, haga valedero el derecho a la verdad, que nos diga el nombre y la historia de quienes han perdido la vida, de quienes están desaparecidos o de quienes están siendo amenazados y tiene que desplazarse de sus comunidades de origen, que establezca, además, con claridad cuáles de las víctimas cayeron en la guerra intestina del crimen organizado, quiénes fueron víctimas inocentes de la criminalidad, y quiénes perdieron la vida a manos de las fuerzas de seguridad y en qué condiciones, trátese de delincuentes o de ciudadanos inocentes. Esta Comisión de la Verdad –sus pretextos para no crearla, pretextos que encubren sólo el miedo—debe ser encabezada por ciudadanos independientes de probada integridad moral y defensores de los derechos humanos, pero creada oficialmente por el Poder Legislativo y dotada de recursos técnicos y financieros para sus funciones. Estas comisiones han sido una herramienta importante de humanización y reparación de daños en diferentes procesos de paz no sólo en América Latina, sino también en África y en Europa. Su luz ilumina el camino a la justicia, al reconocimiento de las víctimas, a la reconciliación y la convivencia.

En cuarto lugar, porque a nuestros niños y a nuestros jóvenes les hemos, con esta guerra y las equivocadas políticas económicas y sociales destruido el suelo y arrebatado la paz, les exigimos no sólo limitar a esa máquina de fabricar votos y complicidades llamada. el SNTE, sino también la protección para el desarrollo autónomo y las relaciones de soporte mutuo de las localidades, pueblos y barrios. Nuestros niños y nuestros jóvenes deben tener una gama amplia de opciones para elegir, hacer su vida libremente y engrandecer nuestra nación. No podemos aceptar ni permitir más que el destino de nuestros hijos y de nuestros nietos sea la migración, la miseria, la muerte o la violencia. Es inhumano, es criminal e inaudito lo que les hemos hecho. Es inaceptable que el Estado no garantice el derecho a la educación y que miles de jóvenes vean sus sueños frustrados porque no hay recursos.

Dentro de la emergencia nacional que vivimos, exigimos que la Cámara de Diputados que apruebe en el próximo presupuesto recursos suficientes para que todos los jóvenes del país que así lo deseen puedan estudiar su bachillerato y se den garantías para que quienes quieran y puedan realizar estudios universitarios lo hagan.

En quinto lugar, porque la paz y la democracia no pueden vivir sin una profunda participación ciudadana en los quehaceres del gobierno, les exigimos una profunda e inmediata Reforma Política que repercuta en los procesos electorales en puerta. Hasta ahora, ustedes señores y señoras legisladoras, encerrados como operadores de partidos en sus bunkers y no como representantes ciudadanos, se han negado a aprobar una Ley que apenas, con las candidaturas ciudadanas y las iniciativas ciudadanas, da un mínimo indispensable a esa participación. El país, además de eso, necesita, para salvar el profundo desgaste de legitimidad que guardan nuestras instituciones y que abona en favor de esta guerra atroz que nos tiene hasta la madre, necesita revocación de mandato, plebiscito, voto blanco, referéndum, límite de fueros, reducción del dinero destinado a los partidos y a las campañas electorales, y las acciones colectivas amplias e incluyentes. Estos instrumentos que ustedes nos niegan y tienen secuestrado al país son, en las circunstancias actuales, vías fundamentales e idóneas para rehacer la vitalidad perdida de nuestras instituciones; son las mejores armas --no hechas de pistolas, metralletas y balas, sino de votos y de sentido común-- que podríamos tener como país para vencer la violencia, la inseguridad y la corrupción que habita en nuestras instituciones. La Reforma –que si tuvieran voluntad política y responsabilidad ciudadana podrían aprobar en un periodo extraordinario y haciendo un transitorio al artículo 105 de la Constitución—ayudaría a que el Congreso rindiera cuentas a los ciudadanos y que sus miembros se convirtieran en lo que Morelos nombró con profunda sabiduría: “Siervos de la nación”. La sociedad, a diferencia de lo que ustedes creen y pretenden, no es un adjetivo, es el sujeto activo de la vida política y de las responsabilidades del Estado. Sin ella, ustedes ni ningún otro poder son posibles. Denos instrumentos de participación para que lo sigan siendo. De lo contrario cada vez más ciudadanos retirarán su apoyo a las elecciones y quedarán en la ilegitimidad absoluta.

En sexto lugar, porque la paz no puede crearse al precio de una competencia desleal y corrupta a la que nos tienen acostumbrados y ya que no quieren responsabilizarse de tener, en las condiciones de emergencia nacional que vivimos, un candidato civil y una agenda de unidad nacional, exigimos un sistema de transparencia de rendición de cuentas de las posiciones que a lo largo del proceso electoral tomen como legisladores.

Necesitamos, por ello, que juntos diseñemos un mecanismo autónomo de participación ciudadana que ajeno a esa magnífica institución, el IFE, que sus intereses mezquinos destruyen día a día (a veces en verdad ustedes creen que los ciudadanos somos idiotas; no han sido capaces en meses de nombrar a tres nuevos consejeros), permita transparentar ante toda la sociedad la actividad de los Congresos en los procesos electorales.

Si no se habilitan estos espacios tendremos en nuestras próximas elecciones un gobierno ignominioso que volverá a administrar el desafío del crimen organizado y repartirá el territorio del país entre poderes facticos, empleados políticos, carteles y la fuerza militar. En medio quedaremos las ciudadanos expuestos a su violencia cuando el pacto se rompa o requiera reacomodos.

Su responsabilidad es inmensa. Si la desprecian o no están a la altura o permiten que intereses particulares estén por encima de los de la República habrán pasado a la historia con el rostro del envilecimiento. “Nada –escribió alguna vez Kierkegaard, el padre del existencialismo que, en nombre de lo humano, nunca se permitió caer en las trampas de ningún poder—, nada, ningún error, ningún crimen es tan horrible […] como aquellos que el poder comete, porque lo que es ‘oficial’ es impersonal y por ello es el más profundo insulto que puede hacerse a las personas”. Su compromiso, señores y señoras legisladoras, es con los seres humanos de este país, no con procedimientos ni con intereses ni con alegatos ideológicos y partidistas. Hay que escoger entre la condenación y la conversión.

A continuación escucharán ustedes algunos testimonios de las víctimas que forman parte del Movimiento y que representan a miles en el país. Asimismo escucharán también la presentación de algunas propuestas legislativas, algunas de ellas con carácter de iniciativa, que les pedimos hagan suyas. Igualmente insistiremos en la resolución de algunos pendientes legislativos. Estamos conscientes de su papel de Estado y por ello formularemos, en lo que buscamos sea una demostración de lo que el Poder legislativo y la sociedad civil, acompañada de expertos, puede lograr definiendo objetivos y alcanzando logros comunes para beneficio del país. –hay que ver simplemente la Cámara de Senadores y la paradójicamente llamada estela de luz, insultos, por su costo, a la miseria en que la mitad de la población vive, un bunker y un monumento a la oscuridad y la incapacidad cerrado a los ciudadanos, sin ventanas que den a la ciudad y donde ustedes se encierran a espaldas nuestras para en nombre nuestro negociar privilegios personales y partidistas.

Atentamente

Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

miércoles, 27 de julio de 2011

Que el fascista noruego es antizapatista


Una trampa muy común de la propaganda negra se basa en el hecho de que los lectores de medios impresos y más aún los de medios electrónicos acostumbran leer apresuradamente los títulos de los textos, pero no siempre, y en algunos casos se puede decir “casi nunca” las notas completas.

Por eso la mayor parte de la gente puede quedarse con una idea falsa, una mentira pues, por un título tendencioso, tramposamente redactado.

En Veracruz, puerto jarocho hoy muy conocido por la violencia, una nota que decía “Me siento como ángel porque hago felices a los hombres” era el titular, hace muchos años, de un periódico que hoy ya no tiene el mismo nombre (se llamaba Sur). Era una entrevista a una joven trabajadora sexual, el entrevistador dice que era menor de edad. La frase del titular era del entrevistador: – ¿No te sientes como un ángel? – ¿Por qué? –Porque haces felices a los hombres. – … bueno… sí… Y el titular estaba hecho.

El titular que hoy criticaremos es muy tendencioso: “Que el terrorista noruego estudió al EZLN”. Así cabeceó el periódico de derecha Excélsior la nota de Carmen Álvarez, con el subtítulo o sumario: “Behring Breivik analizó al movimiento zapatista chiapaneco como ejemplo de revolución contemporánea”. Cf: http://excelsior.com.mx/index.php?m=nota&id_nota=756375

Si el lector se queda con ese titular, como la mayoría, se quedará con la idea maliciosa, y eso es lo que Excélsior busca, de que un terrorista estudió al zapatismo antes de perpetrar los homicidios que cometió. La asociación de las palabras “terrorismo” y “zapatismo” es lo el gobierno de Obama (y el de Calderón y el de Sabines, sus subordinados políticos) quisieran en la mente de muchos, para poder atacar con mano ancha a las comunidades autónomas zapatistas en Chiapas. Es contrainsurgencia mediática, pues.

Lo que dice la nota de Carmen Álvarez es que Behring Breivik estudió al EZLN como se estudia a un enemigo. Es decir, el noruego es antizapatista. El párrafo inicial es muy tendencioso también, pero no eludir la oposición entre el noruego y los zapatistas: “Aun cuando su pensamiento es abiertamente antimarxista, Anders Behring Breivik, autor confeso de la masacre del viernes pasado en Noruega, estudió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de Chiapas para entender cómo funcionan las revoluciones de izquierda y adaptar estrategias para su propio movimiento extremista.”

Es una frase muy maliciosa: “su propio movimiento extremista” que pretende homologar a un asesino confeso de derecha con el EZLN, una organización de izquierda. Más adelante dice que el noruego estudió otras cosas: “En el documento, fechado este año en Londres, Breivik convocó a una revolución conservadora, nacionalista y antimarxista en Europa que demanda, entre otras cosas, el análisis de una amplia bibliografía de teóricos y protagonistas del marxismo, nacionalismo, fascismo y del zapatismo mexicano.”

Es decir, el noruego quiere impulsar una revolución conservadora contra los marxistas y los zapatistas, pero la autora mezcla todo lo que el noruego estudió, en una redacción más confusa que las ideas del multihomicida.
Excélsior usa un lenguaje que suaviza la oposición entre el multihomicida y los zapatistas: “Paradójicamente, de acuerdo con el documento, contó con el apoyo de marxistas para entender el funcionamiento de las revoluciones, sea cual fuere su tendencia ideológica.” Tiene que poner “paradójicamente”, porque es contradictorio el ideario del noruego con el de los zapatistas que dice la nota que “estudió”. Pero ¿cuántos lectores columbran que paradoja implica contradicción?

El noruego es contrario a las ideas de cambio social, como las ideas zapatistas. La reportera cita, entre los documentos “estudiados”, uno contra los zapatistas: “La bibliografía incluye un artículo que Judith Hellman escribió en 2000 para el Socialist Register bajo el título Chiapas virtual: el realismo mágico y la izquierda.” Es antizapatista desde la ironía del título. Y el contenido descrito por la reportera es antizapatista: “Además de hacer un profundo análisis de los antecedentes del movimiento y de sus detonadores económicos y políticos a nivel nacional e internacional, el extenso artículo de Hellman critica la fascinación de los europeos por la labor propagandística del subcomandante Marcos a través de Internet, pero sin estar dispuestos a profundizar en el análisis del fenómeno.”

Además cita otros documentos: “La bibliografía propuesta por Breivik con ayuda de expertos en marxismo sugiere también la lectura de Subcomandante Marcos, siete piezas sueltas del rompecabezas mundial, disponible en línea, así como el ensayo de Luisa Ortiz-Pérez, Marcos y la guerrilla del EZLN en Chiapas, publicada por las editoriales Colin Baker y Mike Tyldesley.”

Lo que no explicita más claramente es que Behring Breivik cree en la superioridad de los blancos sobro todas las demás “razas”, es racista.

Es decir, la ideología del personaje es del mismo tipo que la de los coletos chiapanecos antizapatistas, quienes quieren tener a los indígenas siempre dominados y por esos aborrecen el zapatismo.

Ya luego la nota del Excélsior habla de explosivos y de violencia. Pero la cizaña quedó sembrada, tramposa y mentirosamente poner juntos “terrorismo” y zapatismo. Lo que tanto la autora como el editor y el periódico Excélsior hacen es difamar y calumniar.

A las personas que más se pude identificar con la ideología de Behring Breivik en México es a los antizapatistas, quienes, como él, aborrecen el multiculturalismo por el que los zapatistas luchan: “Un mundo donde quepan muchos mundos”. Los fascistas, como se ha declarado el multihomicida noruego, luchan por un mundo donde no quepan los musulmanes, ni los indígenas ni ninguna otra “raza” o gente que la suya, la blanca. O bien que las otras “razas” quepan pero como sus esclavos, pero que no emigren a sus países, que se queden a trabajar y morir para alimentar el capitalismo, en Asia, África, América Latina.

Lo más parecido al pensamiento del “extremista” de derecha noruego que tenemos en México son los defensores del status quo y de la contrainsurgencia antizapatista en Chiapas, ejemplos: Pedro Ferriz de Con, quien explica los motivos de Behring Breivik con un entusiasmo que parecen más una apología que una explicación.

Ni el título, ni el sumario, ni el cuerpo de la nota explican claramente que el noruego multicitado es enemigo de las revoluciones, enemigo del EZLN, y también que no se puede inspirar en ellos porque aborrece el pensamiento multi o pluriculturalista como el de los zapatistas y porque los zapatistas nunca han usado métodos terroristas. Es más se han deslindado de los grupos que utilizan esos métodos.

La analogía más verosímil del noruego es con el presidente de México, como escribiera un usuario de Facebook: “En Noruega un fanático de derecha dejó decenas de muertos porque no desea una Europa multicultural, en México un fanático de derecha ha dejado decenas de miles de muertos porque Estados Unidos necesita vender armas, comprar drogas, controlar a la población, reinstalar la esclavitud…”

Pero el trabajo de notas como ésta, se basa en la idea de oro de la propaganda negra: “Miente que algo queda”. El lector desinformado asociará las ideas que, con toda falta de ética, Excélsior mezcló sin explicar, aclarar ni analizar: Eso se llama mala conciencia, o como dice el pueblo mexicano “mala leche”

Alguito de Carlos Montemayor

"Para el Occidente es obvia la calendarización de la historia: creemos que lo que ha ocurrido una vez ocurrió sólo en ese momento y nada tiene que ver con el momento siguiente. Para la cultura indígena el tiempo tiene otra naturaleza, otra rapidez (u otra lentitud quizás), y es uno de los secretos de la resistencia cultural y de la capacidad combativa de esos pueblos. Para ellos el pasado se encuentra en otra dimensión que sigue coexistiendo con el presente. La memoria indígena es un proceso de revitalización del pasado. Las festividades, las danzas, los rezos, la tradición oral, son la fuerza de una memoria que se comunica con esa otra dimensión en que las cosas siguen vivas."
Carlos Montemayor

El rabito de la nube

Había una vez una nube que era muy chiquita y muy solita que andaba, lejos de las grandes nubes. Chiquita era, apenas un rabito de nube. Y cuando las grandes nubes se hacían lluvia para pintar de verde las montañas, volando llegaba la nubecita para ofrecer sus servicios, pero mucho la despreciaban porque era muy pequeña.

-Tú no aportas nada -le decían las grandes nubes-, eres muy chiquita.

Y mucho la burlaban, y entonces la nubecita se iba muy triste a otro lado para lloverse, pero a donde llegaba la hacían a un lado las grandes nubles. Y así se fue muy lejos la nubecita, hasta que llegó a un lugar muy seco, sin una ramita siquiera, y la nubecita le dijo a su espejo (porque resulta que la nubecita cargaba un su espejo para platicarse cuando estaba sola):

-Aquí está bueno para lloverse porque nadie viene.

Y entonces la nubecita empezó a hacer una gran esfuerzo para lloverse y por fin le salió una gotita. Entonces la nubecita se desvaneció y se transformó en gotita de lluvia. Poco a poco se fue cayendo la nubecita que ahora era ya una gotita de lluvia. Solita se iba cayendo y nada había abajo que la esperara. Y solita cayó por fin la gotita. Como mucho silencio había en ese desierto, mucho ruido hizo la gotita cuando cayó encima de una piedra. Y entonces se despertó la tierra y preguntó:

-¿Qué es ese ruido?

-Fue una gota de lluvia que cayó -le respondió la piedra.

-¿Una gota de lluvia? Entonces va a llover. ¡Rápido! ¡Prepárense porque va a llover! -le avisó a las plantas que estaban escondidas del sol bajo la tierra.

Y las plantas se despertaron rápido y se asomaron, y por un momento todo ese desierto se cubrió de verde, y entonces las grandes nubes desde lejos lo miraron tanto verde y dijeron:

-Allá hay mucho verde, vamos a llovernos en aquel lugar que no sabíamos que estaba verde.

Y se fueron a lloverse en ese lugar que antes era un desierto, y mucho llovió y las plantas crecieron y todo quedó verde de una vez.

-Suerte que existimos nosotras -dijeron las grandes nubes-, porque sin nosotras no hay verde.

Y nadie se acordó en ese momento del rabito de nube que se hizo gotita y que con su ruido despertó a los dormidos.

Nadie se acordó, pero la piedra sí guardó el recuerdo de la gotita de lluvia. Pasó el tiempo y se desvanecieron las grandes nubes primeras y murieron las primeras plantas. Y a las nuevas plantas que nacieron y a las nuevas nubes que llegaron la piedra que no muere nunca les contó la historia del rabito de nube que se hizo gotita de lluvia.

(El Sup-hipocampo)

La no Revolución Mexicana en Chiapas - Jan de Vos

Jan de Vos nos comparte su mirada sobre la Revolución Mexicana en Chiapas




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martes, 26 de julio de 2011

La historia de Chiapas - Jan de Vos

Jan de Vos nos cuenta la historia de Chiapas.





...sin conocer el pasado no hay identidad, y sin identidad no hay dignidad...
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Jan de Vos: la canoa que llegó al mar


Luis Hernández Navarro
Artesano comprometido con la elaboración de una historia que sirva de herramienta para la recuperación de la dignidad de los pueblos indios, historiador riguroso e imaginativo, critico del poder, Jan de Vos falleció el pasado 24 de julio.
El autor de de Nuestra raíz nació en 1936 en Amberes, Bélgica, en el seno de una familia católica de nueve hermanos. Su lengua materna fue el flamenco. Creció en plena guerra mundial y vivió en una casa ocupada por el ejército alemán. Con el inicio de los bombardeos se trasladó al campo.

Asistió a un colegio de jesuitas y a los 17 años entró a una universidad francófona. Durante dos años estudió historia y derecho. A los 19, influido por un maestro al que admiraba, entró a la vida religiosa. Terminó la carrera de historia y se siguió con las de filosofía y teología.

Sus primeros años de vida profesional se desempeñó como profesor en colegios jesuitas, hasta que se cuestionó dedicarse a educar a los hijos del príncipe y chocó con una vida académica gris. En 1973 se trasladó a Colombia a realizar trabajo pastoral. Vivió, primero, en un barrio pobre en la ciudad de Medellín, y luego en un pueblo de campesinos y pescadores negros y mulatos, descendientes de esclavos, en la zona selvática. Se enamoró de la población afrodescendiente, de la selva tropical, del océano Pacífico y de las hamacas, que le recordaban con su movimiento el útero materno.

La experiencia colombiana lo marcó para siempre. En 1973 se fue a vivir a Chiapas, donde colaboró con la diócesis de San Cristóbal, dirigida por don Samuel Ruiz. Un año antes se había publicado el libro de Gustavo Gutiérrez sobre la Teología de la Liberación. En 1974 se realizó en la entidad el Congreso Indígena, momento nodal en la reconstitución de los pueblos originarios en el estado.

Jan de Vos hizo trabajo pastoral en la entidad, vinculado al proyecto Los indígenas merecen ser sujetos de su propia historia. Fue comisionado para colaborar en la reconstrucción de la historia indígena regional. Atendió los servicios religiosos de la parroquia de San José Obrero, una modesta ermita en San Cristóbal. Como oficiaba cantando y tocando la guitarra, se corrió el rumor de que era protestante.

Su primer escrito fue un ensayo sobre fray Lorenzo de la Nada, el dominico que el siglo XVII chocó con la jerarquía religiosa y huyó a la selva para vivir con los indios. Con paciencia y fortuna, De Vos siguió sus huellas y se identificó con su actitud vital.

En 1981 y 1982 las autoridades gubernamentales lo quisieron detener y expulsar del país por su compromiso con los indígenas, por lo que dejó el convento de Chilón. Tuvo entonces que dedicarse al trabajo escolar en la Universidad Iberoamericana. Su interés en ser historiador surgió así del fracaso de su vocación inicial como agente de pastoral. Nunca fue un historiador académico tradicional.

En 1986, a los 50 años de edad, tomó la difícil decisión de abandonar la Compañía de Jesús, tanto por razones personales como institucionales. Un factor central en su ruptura con la jerarquía religiosa fue su incomodidad con la clericalización de la institución. Tuvo entonces que dejar su trabajo de investigador del CIES.

Jan de Vos hablaba flamenco, francés, alemán, inglés y español. Leía, además, griego y latín. En su formación influyó decisivamente la obra de Hegel, especialmente el capítulo sobre La conciencia infeliz de La fenomenología del espíritu y la dialéctica del amo y el esclavo. La temprana lectura de la novela La vida sencilla, de Wiechert Ernst, lo marcó para siempre y lo inspiró para alejarse del poder.

En sentido estricto, como historiador no tuvo maestros. Admiró, sin embargo, la obra de Luis González y González y de Edmundo O’Gorman, de quien aprendió su posición crítica. Tuvo gran aprecio y respeto por la calidad intelectual y ética de Daniel Cosío Villegas.

Para explicar la utilidad de la historia, Jan de Vos la comparaba con la mujer que va a consulta con el sicoanalista. En las primeras sesiones, la señora parece decirse a sí misma que no entiende por qué está allí, pero conforme la terapia avanza, comienza a hablar sobre su niñez y juventud, y a comprender la relación que existe entre su pasado y su infelicidad actual. La señora –decía Jean– simboliza a la sociedad y la función del historiador es hacer la historia clínica del mal ahora existente, punto de partida para su solución.

El investigador definió su actividad como la de un sabicultor, y la comparó con el trabajo realizado por los campesinos: solitario, sostenido, paciente y amoroso. El conocimiento del pasado –sostuvo a propósito de los pueblos indios– es necesario para construir una identidad. Y, a su vez, la identidad es un elemento central para tener dignidad.

Jan de Vos es autor de una vasta colección de libros de historia de los pueblos indígenas de Chiapas, escritos con una prosa apasionada e intensa. Entre otros, destacan: La paz del dios y del rey: la conquista de la selva Lacandona, 1525-1821, Oro verde: la conquista de la selva Lacandona por los madereros tabasqueños, 1822-1949 y Una tierra para sembrar sueños: historia reciente de la selva Lacandona, 1950-2000.

En la redacción de muchos de sus libros utilizó textos de la tradición oral, que son, desde su punto de vista, la otra manera de recordar el pasado, la contraparte del esfuerzo individual de quien escribe la historia. En esos textos, el historiador encuentra la forma en que la comunidad recupera su pasado, a través de leyendas, mitos, cuentos, rezos y rituales, contados por gente dotada con el don de la narración.

En 1995 fue invitado por el EZLN para participar en la Mesa sobre Derechos y Cultura Indígenas. Para él fue una experiencia inolvidable. Orgulloso, encontró que varios de los comandantes rebeldes habían sido sus alumnos en el seminario. El zapatismo –dijo– permitió que los indígenas hicieran realidad un gran sueño: el de conseguir la dignidad que merecen.

Jan de Vos pensó su vida como una travesía rumbo al mar a bordo de diversas embarcaciones. Este 24 de julio, la canoa que conducía llegó al termino de su viaje, cargada con una obra única para comprender la historia de los pueblos indígenas de Chiapas.

Un abrazo a Emma Cosío Villegas.

lunes, 25 de julio de 2011

Las mejores armas


Hermann Bellinghausen
 
Conforme avanza la crisis causada por la criminalización de la vida civil, mayor es la pérdida de identidades y certidumbres de lo que solía ser México. Los ciudadanos nos hemos convertido en espectadores de nuestra propia desgracia, protagonistas en cuánto víctimas, colaterales o no, de la agotadora emergencia nacional, que ya duró y no tiene para cuando. No es el caso, hasta cierto punto, de la porción significativa de la población conformada por los indígenas, dato más allá de lo estadístico. De ellos viene la única respuesta sólida, realista y legítima a las interrogantes de la confusión nacional: defenderse, recuperar lo robado, resistir y no sólo aguantar. No dejarse.
 
Muy propio de la crueldad intrínseca del neoliberalismo es descartarlos, condenarlos a desaparecer, así sea de manera vergonzante, diluirlos o matarlos. Para ellos, los indios son nuestros africanos. Sobran. Y además conservan bajo sus plantas el suelo más o menos intacto que le queda a esta saqueable nación. En tiempos de desbocada voracidad capitalista, los poderes van tras ellos. Andan de cacería, ínclitos herederos de los vaqueros del porfiriato que salían a cortar cabelleras de indios, para después llegar a cobrarlas a los cuarteles.

Los censos de población llevan décadas masacrándolos, mermándolos, negándolos. Varias veces los antropólogos han hablado de genocidio estadístico. No obstante, México no es, digamos, Argentina, donde el cambio de una o dos preguntas determina si son unos pocos miles o un millón los indígenas registrados. Aquí son un chingo como quiera, y su cultura (civilización, diría Guillermo Bonfil) está muy presente en el entramado de nuestra existencia cotidiana. De hecho, en sentido opuesto al mestizaje que festinan hoy los pensadores criollistas, existe uno donde lo indígena no es estrictamente étnico, y amestizarse no implica volverse moderno y occidental, sino otra cosa, malgré Fukuyama, y sin embargo es contemporáneo y viable. Ha venido ocurriendo con gran fuerza en otras partes del continente. En Ecuador y Bolivia los pueblos indios alcanzaron el centro de la vida política y espiritual, y han impulsado transformaciones muy positivas de sus Estados nacionales.

Y las mingas, las resistencias contra la erradicación de los cultivos propios, las hidroeléctricas, minas, petroleras y carreteras, son las noticias más alentadoras que nos llegan de Colombia, Honduras, Guatemala, Brasil, Perú o Chile, si bien ninguno de estos países se encuentra tan descompuesto como México.
Es urgente aprender la lección. Más allá de las cartografías (y los calendarios, añadirían los zapatistas), hay un Sur y un Norte. En este Sur, que incluye a los rarámuri de Chihuahua y yaqui de Sonora, ya no digamos huicholes de Jalisco y Nayarit, tepehuanes de Durango, oaxacalifornianos de San Quintín a San Joaquín, se han extendido los territorios en resistencia y salvaguarda de sí mismos, como no lo ha sabido hacer nuestro rico Norte, impotente como nunca. El Sur pobre posee la clara conciencia de ser un recurso de toda la humanidad, y de la naturaleza. Ya no sólo la primera, como bien enseñan y elaboran con inteligencia los pueblos andinos y amazónicos. A diferencia del capitalismo mundializado y sus urbes, en las comunidades meridionales la gente, las plantas, las bestias, el agua, el aire y la memoria intangible son una misma cosa. Algo que desde las alturas del poder y la ideología dominante suena a mafufada, un efecto de Avatar.

No se trata de eso, y los poderes lo saben. No debiera sorprender que este Sur haya sido militarizado desde mucho antes, ni que la violencia militar, paramilitar y delincuencial que hoy se ejerce en calles, carreteras y cantinas del Norte se ensayara primero con los pueblos indígenas. Mas hay una diferencia entre este Sur y un Norte donde podemos meter las ciudades del centro y el sur geográficos, las plazas del narco, las playas desnacionalizadas: en el Sur de los pueblos indios y campesinos, éstos se defendieron y se defienden, saben qué y cuánto pueden perder (no sólo sus cadenas, que de por sí muchos ya se quitaron), y contra los cálculos político-económicos, siguen juntos, formando comunidad, cada día más lejos de los partidos políticos. En las montañas de Guerrero y Chiapas, Cherán y Ostula, Atenco, las Huastecas, el istmo de Tehuantepec (oígalo bien, Andrés Manuel), Vícam, el desierto de Virikuta, los pueblos originarios del estado de México, Morelos y el sur defeño.

Aún si nos obstinamos en no verlos ni oírlos, aquí están. Ni impotentes ni derrotados. Organizan guardias tradicionales, policías comunitarias; los mayas de Chiapas, un ejército rural. En un país donde cualquiera anda armado a lo bestia y a lo tarugo, estos pueblos son los únicos que se comportan con responsabilidad. Sólo para ellos (y eso que son los mexicanos más modestamente pertrechados, cuando lo están), las mejores armas son las que no se disparan. Primero la vida, aluego verigüamos.

¿Y después, qué?


Carlos Fazio
 
México vive días inciertos y sombríos. El país se nos escapa de las manos. Los clanes gobernantes no tienen una sola idea fecunda. La política se nutre de la ficción y la mentira. Sólo la propaganda, la deformación y los mitos tenazmente difundidos pueden negarlo. El gobierno ha sido y continúa siendo el principal factor del caos, el desorden y la violencia en que vivimos. Es tedioso recordar verdades tan simples, que la violencia engendra más violencia. También, que en el mecanismo de la violencia –acción y reacción– siempre la responsabilidad mayor corresponde al poder.
 
En la violencia prosperan y se consolidan los más fuertes. Con la excusa de la guerra a la criminalidad, ante la cobardía de unos y la indiferencia o complicidad de otros, de manera paulatina se ha venido construyendo un Estado cívico-militar, con su barbarie, sus detenciones ilegales, sus cateos, persecuciones, retenes, torturas, ejecuciones sumarias, desapariciones forzadas. Con sus fosas comunes y sus daños colaterales.

El uso arbitrario de la fuerza pública y de las armas de fuego no traerá la pacificación anunciada. El delito no se puede combatir con delito. Además, quienes disponen del poder confunden autoridad con mando y no quieren oír, ni escuchar, ni atender, ni entender. Un sector importante del país quiere paz con justicia y dignidad. Pero a todas las proposiciones de cambio de estrategia y diálogo, el monologuista de Los Pinos responde: tenemos la razón, la ley y la fuerza. La paz del poder es de cárceles y cementerios. Felipe Calderón se considera dueño absoluto de la verdad y practica un maniqueísmo inquisitorial. El Estado soy yo, la ley soy yo. Con él está todo el país sano –los buenos mexicanos– y quienes no están con él están contra él. Son un peligro para México. Son los hechos, que lo desautorizan y condenan cada día, los equivocados, no él. Problema de percepciones. La incapacidad no da autoridad. Es su negación.

El pasado 13 de julio, durante una reunión con integrantes de la comisión bicamaral de Seguridad Nacional del Congreso, tres generales y un coronel del Ejército Mexicano exigieron a legisladores la aprobación de un marco jurídico que amplíe y legalice la participación de esa rama de las fuerzas armadas en la guerra sucia de Calderón. Una guerra que bajo la pantalla de la lucha anticrimen ha cobrado más de 50 mil muertos y 10 mil desparecidos. El Ejército y la Marina han sido los principales instrumentos del comandante supremo de las fuerzas armadas en esa confrontación fratricida, definida por el subsecretario de la Defensa, general Demetrio Gaytán Ochoa, como un conflicto asimétrico contra un enemigo que no tiene rostro.

La jerga militarista denomina guerra asimétrica a la que se da entre dos contendientes con una desproporción de los medios a su disposición, sean militares, políticos, económicos, mediáticos. En la guerra asimétrica no existe un frente determinado ni acciones militares convencionales. Es un conflicto irregular que se basa en golpes de mano, combinación de acciones políticas y militares, propaganda negra, operaciones encubiertas y sicológicas, implicación de la población civil y otras operaciones similares. Entre esos medios se cuenta la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo (incluido el de Estado), la contrainsurgencia, la guerra sucia o la desobediencia civil.

Tras los atentados terroristas de 2001 en Estados Unidos, la potenciación de un enemigo asimétrico fue utilizada por la administración de George W. Bush para lanzar sus operaciones bélicas imperialistas y neocoloniales en Afganistán e Irak. Desde entonces, como complemento del enemigo interno, la noción pasó a formar parte de la doctrina de seguridad nacional estadunidense en su lucha contra el terrorismo, que no es un adversario, sino tan sólo una forma de violencia política, por lo que su supresión no es un objetivo político clausewitziano que pueda terminar con una victoria y una paz.

Según declaraciones de generales del Comando Norte del Pentágono, las operaciones militares en Afganistán e Irak se basan en la contrainsurgencia clásica, lo que implica acciones propias de la guerra sucia y el terrorismo de Estado (verbigracia, el uso de la tortura sistemática, la ejecución sumaria extrajudicial y la desaparición forzada), combinadas con la utilización de aviones no tripulados (drones) artillados y el ametrallamiento de civiles en retenes, como ha quedado ampliamente documentado.

Dado que desde 2002 México quedó integrado de facto al perímetro de seguridad y al Comando Norte de Estados Unidos, y que existen acuerdos militares secretos con ese país en el marco de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (2005), signados bajo el halo de la guerra al terrorismo, es lógico concluir que las tácticas utilizadas por Washington en Afganistán e Irak (practicadas antes en Colombia) se han venido utilizando en el territorio nacional. En particular, durante el sexenio de Calderón, con un crecimiento exponencial de la violencia.

En ese contexto, esta semana, el titular del Ejecutivo y las fuerzas armadas intentarán arrancar al Congreso una ley de seguridad nacional que profundiza un modelo de país autoritario, de tipo policiaco-militar y al margen de la Constitución, y que, de aprobarse, vulnerará el espíritu de la supremacía del orden civil sobre el castrense. A la mexicana, los que mandan y sus aliados circunstanciales intentan levantar una fachada constitucionalista para una dictadura larvada. De paso, se pretende preservar el anacrónico fuero castrense o de guerra, en beneficio de una casta. De su inmunidad e impunidad.

¿Y después? Porque siempre hay un después. Después, los gobernantes de la hora, que marchan a contramano de la historia, comprobarán que han sido otros tantos aprendices de brujo. Por eso, ahora, más que ayer, el dilema es resistir o someterse. (Con un abrazo al hermano mayor, Jorge Turner.)

José Saramago, la consistencia de los sueños

Recrean en San Ildefonso la vida de un hombre que se hizo a sí mismo
La compañera del Nobel de Literatura evocó algunas de sus reflexiones sobre el mundo actual: veía como obligación cívica empeñarse antes de que el lodazal se instale en nuestros corazones
Foto
La muestra reconstruye el mundo personal del escritor portugués mediante obra inédita, textos literarios originales, apuntes, diarios, fotografías, cartas, muebles y otros objetos personales. En la foto, Pilar del Río frente a una imagen de Saramago con Gabriel García MárquezFoto María Luisa Severiano
Arturo Jiménez
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de julio de 2011, p. 2
Antes de los ataques, Noruega parecía un paraíso, pero este viernes fue un infierno, dijo la periodista y traductora Pilar del Río, compañera de vida del escritor portugués José Saramago (1922-2010).
Del Río expresó esa preocupación mientras traía a cuento algunas reflexiones sobre el mundo contemporáneo, incluidas en los libros del premio Nobel de Literatura, durante la inauguración este sábado de la exposición itinerante José Saramago, la consistencia de los sueños, que tras montarse en Lanzarote, Lisboa y Sao Paulo ahora se instala en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Saramago hizo literatura, pero no para contar su vida, sino sus obsesiones: el poder, la religión, las leyes que no parecen ser aprobadas para que los derechos no colisionen, sino para tejer enjambres que nos esclavicen, expresó durante una charla en el Anfiteatro Simón Bolívar, en San Ildefonso.
A las leyes religiosas me refiero, a esas que mandan matar o cuidar la pasión o enfriar y castigar el cuerpo; a las leyes que mandan contra el otro, no tu semejante, sino tu enemigo, porque tiene otro estilo de vida u otro color, agregó Del Río, presidenta de la fundación que lleva el nombre del escritor.
Miremos hoy Noruega, que parecía el paraíso y ayer (viernes) en Noruega se desencadenó el infierno por la intransigencia. El sueño de la razón genera monstruos, repetía Saramago con Goya, que para él no era un pintor: era un filósofo.
Saramago advertía –continuó– sobre la contaminación y suciedad del mundo, que era para él algo inaceptable, un dolor, una obligación cívica en la que debía empeñarse antes de que el lodazal se instale definitivamente en nuestros corazones.
Tal vez lo veamos por estos claustros
Para Saramago, los sueños eran consistentes cuando se podían levantar del suelo, como del suelo se levantan las cosechas, las casas, los hombres y las mujeres, comentó Del Río en relación al título de la exposición.
Vamos a hacer un viaje por Saramago, el mejor viaje posible, según el propio José dijo. Se descubrirán documentos y se confirmará que la forma de estar en la vida de este portugués y mexicano, como un día lo definió Carlos Fuentes, es la mejor posible, porque es la de quien utiliza la herramienta del pensar, y junto a la herramienta del pensar, la herramienta del sentir. Saramago era un hombre contenido, pero emocionado.
Y compartió una posibilidad: Paseando por estos claustros de San Ildefonso tal vez veamos a Saramago mirando sorprendido todo esto que se ha montado por él, y diciéndonos que estamos locos. Y tal vez sea verdad que lo estemos, locos de amor y de solidaridad por quien tanto amó y tanto dio de sí mismo.
Esta vez la inauguración de dicha muestra sobre la vida y la obra del autor de El Evangelio según Jesucristo y de Ensayo sobre la ceguera revistió un carácter especial, ya que fue la primera vez que se hizo sin la presencia física del escritor, quien había participado en las otras tres aperturas.
A través de más de mil 600 objetos y el apoyo de videos y otros recursos multimedia e instalaciones, la exposición es un recuento de la creatividad y existencia de 87 años de José de Sousa Saramago, quien nació en 1922, en una aldea de una familia de campesinos sin tierras.
Una persona como cualquiera de nosotros, que fue obrero mecánico, oficinista, periodista, traductor, poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, humanista, comunista, zapatista y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1998.
La muestra reúne obra inédita, textos literarios originales, manuscritos y mecanografiados, apuntes, diarios, fotografías, cartas, muebles y otros objetos personales, además de la medalla del Nobel, en una reconstrucción de su mundo personal y creativo, y de su pensamiento crítico y humanismo.
Fernando Gómez Aguilera, curador y director de la Fundación César Manrique y amigo muy cercano de Saramago, respondió a la pregunta del moderador Eri Cámara, curador de San Ildefonso, sobre qué verá el visitante de la exposición: Una experiencia de emociones, las palabras hemos querdio convertirlas en emociones. En emociones contenidas, no escandalosas. Los libros son emociones también. El pensamiento riguroso ha de sostenerse sobre emociones vinculadas a la búsqueda de la verdad, del conocimiento, a la compasión, una línea central de la actividad literaria e intelectual de Saramago: compadecerse de los otros, de los compañeros.
Y esa tarea suya de pensar compadeciéndose en los demás, agregó Gómez Aguilera, quien consideró a Saramago una de las pocas conciencias universales en todo el mundo, es la que se buscó en la exposición, y por eso el reto fue pasar las palabras a imágenes también, sin que las palabras se perdieran.
Luego de la charla se realizó la inauguración oficial en el patio central de San Ildefonso, con la participación de funcionarios de culturales del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México y el Gobierno del Distrito Federal.
Si visitan la exposición y les gusta, dijo ahí Pilar del Río, digan a quien no la ha visto, cuéntenle a los demás que se trata de la vida de una persona como todos nosotros, no de elite, no universitaria, que se hizo a sí mismo y que fue ejemplo de la gente sencilla que, a base de trabajar, nos ennobleció a todos. Y eso le hace falta mucho a México.

Jan de Vos In Memorian

JAN:

TU SÚBITA PARTIDA



ME HA DEJADO



ESTUPEFACTO,



ATÓNITO,



PERPLEJO:



SIN QUERER DARME CUENTA



DE QUE HAS MUERTO . . .



(Miguel Angel García A.

tu amigo de siempre)

WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS

miércoles, 20 de julio de 2011

Me llaman calle - Manu Chao

Cuidemos a Raúl Vera


Bernardo Barranco V.
 
Las advertencias a Raúl Vera no hay que dejarlas pasar. No darles la trascendencia que se merecen es exponer la integridad física del obispo más comprometido con los sectores sociales más vulnerables que tiene México. Aunque sea chocante para muchos, de lejos, el mejor obispo que tiene este país. El mensaje de las mantas colocadas el jueves pasado en los barandales de la catedral de Saltillo es una señal de intimidación e insinuación de represalias contra el obispo Vera. Fuentes de la diócesis han indicado que no han sido los primeros intentos de amenaza, ya que en ocasiones anteriores se han recibido llamadas telefónicas anónimas. Amnistía Internacional advierte a las autoridades para proteger al obispo a fin de garantizar que continúe su trabajo en defensa de los derechos humanos de los migrantes, viudas, mineros, homosexuales y de personas vulnerables.

El estilo pastoral de Vera es de compromiso decidido por los pobres y por las causas de aquellos sectores excluidos por la sociedad. A lo largo de su trayectoria como obispo, Raúl Vera ha demostrado una voluntad inquebrantable en la acción concreta para mejorar la calidad de vida de la población oprimida de México. Desde su consagración, el 6 de enero de 1988, como obispo de Ciudad Altamirano, Guerrero, y posteriormente como obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el 14 de agosto de 1995, mostró una particular sensibilidad por los campesinos e indígenas. Y, al contrario de lo que se pensaba, confirmó y fortaleció el trabajo de Samuel Ruiz. Con poco más de diez años al frente de la diócesis de Saltillo, Vera ha estado muy comprometido frente a la grave situación que viven los derechos humanos en México. Poniendo en peligro su propia seguridad, el obispo Vera López habla en voz alta, sin tapujos y sin miedo contra las violaciones de derechos humanos, la corrupción, los abusos del poder, la ausencia legalidad y de justicia.

La palabra obispo procede del latín episcopo, que se traduce como vigilar. Un obispo es ante todo un pastor: vigilante, cercano y pendiente de su pueblo; ése es su ministerio de servicio. Siguiendo el símbolo del rebaño, comunidad de creyentes, es un maestro de la verdad, como solía subrayar frecuentemente Juan Pablo II. En la tradición de la Iglesia, el obispo es sucesor de los apóstoles y guía de la Iglesia en nombre de Jesucristo. Siguiendo las recomendaciones de San Pablo en una carta a Timoteo, el Código de Derecho Canónico recoge en su canon 378 que, para la idoneidad de los candidatos al episcopado, se requiere que el interesado goce de buena reputación (fama) y que esté impregnado por la firmeza de su fe, buenas costumbres, piedad, celo por las almas, sabiduría, prudencia y virtudes humanas, y dotado de las demás cualidades que lo hacen apto para ejercer el oficio de que se trata.

El episcopado mexicano no ha tardado en respaldar al obispo. Manuel Corral Martín, secretario ejecutivo de relaciones institucionales de la CEM, declaró de inmediato: No admitimos que se le ataque o amedrente. Más allá de las ideologías o el pensamiento que podamos tener, es una persona, un sacerdote y, como tal, hay que respetarlo y apoyarlo. Las advertencias contra Raúl Vera son sutiles y malintencionadas. Queremos un obispo católico. Como si su labor pastoral estuviera al margen o violentando el rol de los obispos. Y es que los obispos mexicanos, en general tan timoratos como pasivos, no son el modelo ideal del quehacer de un obispo, siguiendo las renovaciones de la Iglesia en el Concilio Vaticano II. Al contrario, deberíamos exigirles a la mayoría de los obispos que sean verdaderamente católicos y comprometidos con su grey, que sean más valientes y osados; que abandonen la zona de confort en la que desde hace lustros se han instalado. Que sean más pastores y menos burócratas de la fe. Raúl Vera, con todas sus controversias, resulta ser el obispo más católico y fiel a su ministerio. En este compromiso, la sociedad lo ha sabido reconocer, porque ve en él la congruencia evangélica de un pastor comprometido.

En su infatigable apostolado de denuncias Raúl Vera ha abierto demasiados frentes. Por ello tenemos que proteger a Vera. En América Latina hemos sido testigos de atentados a ministros de culto, católicos y cristianos, que han enarbolado las causas de los derechos humanos y enfrentado el abuso de los poderes. Recordemos a monseñor Enrique Angelelli, obispo de La Rioja, Argentina, quien fue asesinado el 4 de agosto de 1976, volviendo de la parroquia de Chamical, después de acompañar a esta comunidad dolorida por la muerte de los padres Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, cruelmente asesinados. Angelelli encuentra la muerte en la localidad de Punta de los Llanos. Recordemos a monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, comprometido con los derechos y libertades civiles de los salvadoreños; el 24 de marzo, Romero es asesinado por un francotirador mientras oficia misa en la capilla de un hospital. Recordemos al colombiano Isaías Duarte Cansino, arzobispo de Cali, quien denunció abusos y privilegios de narcotraficantes; fue victimado el 17 de marzo de 2002 en el Valle del Cauca, Cali. No podemos pasar por alto el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, con distintos móviles, el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto de la ciudad de Guadalajara. Su trágica muerte convulsionó al país entero y la propia Iglesia tardó años en reponerse.

Sería un error gravísimo, como sociedad, pasar por alto o banalizar las advertencias a un obispo solidario y humanamente generoso, que ha sabido ser católico, pastor de los derechos humanos. ¡Cuidémoslo!

sábado, 16 de julio de 2011

Defensa de la Madre Tierra y el Territorio

El Seminario de ASECSA ha terminado y la presentación final fue la del compañero Domingo Hernández, integrante del movimiento Wakib Kej (7 venado), y trató sobre la defensa de la Madre Tierra y el Territorio, que sus palabras nos ayuden a seguir andando los caminos que la Vida Digna nos pide recorrer.




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Defensa Madre Tierra

viernes, 15 de julio de 2011

¿El futbol cubrió la masacre?


José Cueli
 
La angustia y la incertidumbre de los sangrientos actos del fin de la semana pasada y las posibles y terribles consecuencias nos tienen sumidos en un estado de consternación que aparentemente escondió el triunfo de la Sub 17.
Perplejos y aturdidos ante tanto horror, los sentimientos que nos invaden apuntan hacia una angustiante sensación de vulnerabilidad extrema. La depresión paraliza el alma y la desesperanza nos invade. El desvalimiento y el dolor se entremezclan mientras las listas de muertos y desaparecidos, ésas si, ¡van al alza!
Sin embargo, no podemos permitir que el dolor nuble nuestra capacidad de reflexión y menos aún que el rencor oscurezca nuestro entendimiento. Quizás lo más dramático y duro de aceptar es que no hemos aprendido nada, absolutamente nada de nuestra historia. Como animales dando vueltas en la noria, nos vemos instalados en la compulsión a la repetición y nuestra gran civilización parece no habernos servido más que para matarnos los unos a los otros de manera cada vez más sofisticada.
Pero, ¿cómo transmutar en lenguaje esa compulsión a repetir a la destrucción, si no llega a la conciencia y ésta se ve obnubilada por el odio y el rencor? ¿Cómo transmutarla en lenguaje y negociación pacífica y racional, si el instinto de muerte (descrito por Freud) es un reactivo al revés, una inopinada visión retrospectiva de lo que es y no es? El mundo se nos revelaba con ínfulas de urbanidad electrónica suprema, pero desmentida por las disonancias de la agitación estruendosa de las masacres, el hambre, las desigualdades brutales y las ejecuciones, que rebasan la razón y nos confrontan a una sensación de fracaso y de impotencia. Repetición inelaborable de la historia que se repite sin enmienda.
En 1920, tras haber vivido la experiencia de la guerra y a la luz de reflexiones profundas acerca de la conducta humana, Freud escribió el texto Más allá del principio del placer, donde introduce la pulsión de muerte. En él se conjuntan de manera clara y original las diferentes formas de lo que suele llamarse lo negativo: odio, destrucción, agresión y sadomasoquismo. Pulsión de muerte, que como una fuerza irrefrenable, se propone reducir, en forma regresiva, lo más organizado a lo menos organizado, las diferencias de nivel a la uniformidad y lo vital a lo inanimado, la muerte como fin último. Pulsión de muerte que, silenciosa emerge como energía destructiva que se vuelve sobre el otro, o sobre lo que de mí mismo proyecto en el otro.
Las naciones progresaron y su avance material sirvió para proporcionar a sus pueblos medios más poderosos de destrucción. En cambio, su avance moral y racional no le ha servido para sostener la fraternidad entre los hermanos y sí para confirmar que en el fondo de la persona se ocultan fuerzas irracionales que, tal como describió Freud, compulsivamente se repiten y tienden a la destrucción. Parece indudable que la raza humana no tiene enmienda y que el proceso de evolución cultural es una ilusión. Los muertos del fin de semana aniquilan una vez más lo construido, determinando un nuevo caos acompañado de una estela de dolor que se convierte en trauma inelaborable que, en un intento fallido de elaboración de lo traumático, tenderá a repetirse una y otra vez.
Violencia engendra violencia, atacamos al supuesto enemigo porque nos refleja nuestra peor parte y al matarla en el otro creemos poder deshacernos de aquello que le proyectamos y que nos resulta intolerable en nosotros mismos. No toleramos la imagen de nosotros mismos que el otro nos refleja. De allí nuestra intolerancia a la diferencia, al otro, y a lo que el otro me dice de mí mismo.
¿Cuándo será el tiempo para reflexionar y no para actuar nuestros impulsos destructivos reprimidos y desplazados en el otro? El tiempo de asumir con conciencia y no acicateados por el odio, que en nosotros habitan, en las profundidades de nuestro inconsciente, fuerzas irracionales ocultas desde donde podemos actuar lo peor de nosotros mismos.
Hay que recordar, como decía Freud, para no repetir.

Crece oleada contra modelo extractivo


Raúl Zibechi

La reacción de los pueblos contra el modelo extractivo es cada vez más intensa y se está conformando una alianza de hecho entre diversos sectores sociales. Hace pocos meses fueron los obreros que construyen la central hidroeléctrica de Jirau, sobre el río Madera, en el estado brasileño de Rondonia, los que se levantaron contra las pésimas condiciones de trabajo. Hace dos años fueron los indígenas amazónicos de Bagua, en Perú, los que enfrentaron las concesiones petroleras, con un saldo de más de 30 muertos.

En junio el levantamiento fue en el sur peruano, abarcó buena parte del departamento de Puno y se dirigió contra proyectos mineros e hidroeléctricos. Desde hace varios años la resistencia a la minería viene creciendo en toda la región. Tambogrande y Ayavaca se inscribieron en los últimos años en la historia de la resistencia a la minería, ambos en el norte peruano. Hace dos meses, en Cocachacra, en el sur del país, la población consiguió frenar el proyecto minero Tía María. Allí donde la población puede expresarse, lo hace masivamente contra la minería trasnacional.

El reciente levantamiento en Puno tiene algunas particularidades que muestran un camino. En primer lugar, fue una lucha extensa e intensa: 45 días de paros, en los cuales hubo seis muertos y 30 heridos por la represión ordenada por el presidente Alan García Pérez, que en pocos días dejará el gobierno. Por dos veces los manifestantes intentaron tomar el aeropuerto de Juliaca, la principal ciudad del departamento, con unos 300 mil habitantes. Lo consiguieron, pero la represión se cobró cinco muertos. Palos y hondas contra fuego real.

Desbordando la contención policial, las multitudes sitiaron la ciudad, quemaron la comisaría de Azángaro y destrozaron locales de varias trasnacionales en Juliaca, según informa el mensuario Lucha Indígena, dirigido por Hugo Blanco. Las principales formas de lucha fueron los paros indefinidos, con masivos cortes de carreteras y marchas de varios días hasta las ciudades, que llegaron a reunir hasta seis comuneros.

En segundo, fue una lucha masiva en la que participaron comunidades aymaras y quechuas, campesinos, trabajadores urbanos, comerciantes, estudiantes y profesionales, y contó por momentos con el apoyo de autoridades locales. Se consiguió tejer un vasto frente social. El Frente de Defensa de los Recursos Naturales del sur de Puno fue uno de los referentes principales, pero no el único, ya que se trató de una amplia convergencia, en la cual participan organizaciones locales y de base, y otras que integran la Conacami (Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería).

En tercer lugar, no fueron acciones locales ni contra una empresa. La resistencia se focalizó contra el proyecto hidroeléctrico Inambari, un conjunto de cinco represas para proveer de energía a Brasil, que viene siendo cuestionado desde hace varios años porque desplaza miles de campesinos y afecta los ecosistemas. Pero también contra la explotación minera Santa Ana de la canadiense Bear Creek Mining. Además, se unieron a la lucha las comunidades que quieren la limpieza del río Ramis, contaminado por minería formal e informal, y los que rechazan otros emprendimientos mineros en uno de los departamentos más pobres del país.

En cuarto lugar, los sucesos de Puno muestran que la oleada contra el modelo extractivo en Perú se expande desde las iniciativas puntuales, en general contra la minería, hacia confluencias entre luchas de diversos departamentos. A finales de junio, mientras ardía Puno, se realizó un encuentro en Islay (sur de Arequipa), donde se registró la resistencia a la mina Tía María en Cocachacra, en el que participaron comunidades afectas de Tacna, Moquegua, Puno, Cusco y Arequipa.

La tendencia viene siendo a la generalización del conflicto en toda la sierra andina y parte de la selva amazónica. El gobierno deja 227 conflictos sociales y ambientales no resueltos, tres veces más de los que encontró García hace cinco años cuando ocupó el Palacio de Gobierno. Su sucesor, Ollanta Humala, anunció que aumentará los impuestos a la minería y el agronegocio para poder cumplir sus metas sociales, entre ellas pensiones vitalicias a los mayores de 65 años y construcción de colegios y hospitales.

Es poco probable que esas medidas consigan frenar la actual oleada andino-amazónica contra el modelo extractivo, que viene creciendo desde las profundidades de la sociedad peruana desde hace más de una década. La población del sur y de las regiones donde se asientan los más resistidos proyectos mineros, hidroeléctricos y petroleros ha votado masivamente por Humala. En Puno, alrededor de 80 por ciento en varios distritos. Sin embargo, no esperaron que asuma el nuevo presidente para que resuelva sus problemas.

Todo indica que no habrá tregua, aunque un descenso significativo de la represión conseguirá desdramatizar los conflictos. Hay dos hechos que hacen pensar que la resistencia al modelo seguirá su curso. La primera es que existe plena conciencia que se trata de una tregua, ya que los proyectos han sido aplazados pero en modo alguno anulados. El capital trasnacional no va a permitir que el Estado peruano incumpla sus compromisos y multiplicará sus presiones.

En el caso de la hidroeléctrica Inambari, Brasil está muy interesado en asegurar y diversificar sus fuentes de energía. Los gobiernos de Lula y García firmaron en 2010 un acuerdo para el suministro de hidroelectricidad. Humala pudo llegar a la presidencia, entre otras razones, por el apoyo del gobierno brasileño que se concretó en la presencia directa de dos asesores personales de Lula.

La segunda es que hay cada vez mayor conciencia de que no se derrota el modelo a escala local ni por caminos legales. El poder del capital trasnacional es tan fuerte, tan densa la malla legal que lo protege, y tiene tanta capacidad de corromper, que sólo será posible ponerlo en fuga con levantamientos simultáneos en las más diversas geografías. Quizá estemos asistiendo a los primeros pasos en esa dirección.

sábado, 9 de julio de 2011

Por una educación publica, gratuita y de calidad

Declaración de la Asamblea popular de la Plaza Síntagma (3-julio-2011)



“Aviso a la Troika, a los bancos y a los futuros inversores tanto griegos como extranjeros que tienen en el punto de mira la propiedad pública griega.

Un gobierno depuesto y dictatorial, que no representa al pueblo griego, acaba de aprobar una propuesta de ley con la intención de vender a precio de coste el suelo y la propiedad pública, contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos.

Comunicamos a cuantos tienen los ojos puestos en una futura oportunidad de inversión que no tardaremos en derrocar este gobierno, que en breve tendrá que dar cuenta de sus crímenes en contra del pueblo y del país. Sus firmas y sus proyectos de ley son papel mojado. No los ha aprobado el pueblo griego, que por supuesto no los reconoce.

A todos los aspirantes a inversores les advertimos que no se les ocurra acercarse a las ventas y subastas de nuestro suelo y nuestra propiedad pública, mucho menos comprarlos. En cuanto el pueblo reconquiste la soberanía del país, no sólo perderán todo lo comprado, sino que no se les devolverá el dinero pagado por ello.

Advertimos también que, hasta el momento en que recuperemos el control del país, haremos cuanto esté en nuestras manos, mediante la autoorganización, por impedir y sabotear las posibles inversiones, y lo haremos en defensa de nuestros derechos, según se desprende tanto de la Constitución griega como de los derechos de los seres humanos y de los pueblos reconocidos internacionalmente.

Que ningún aspirante a inversor se atreva a participar en las rebajas de suelo y propiedad pública de Grecia sin ser consciente del alto riesgo que corre su inversión. En el caso de que dicha inversión se lleve a cabo, recibirá la “bienvenida” en un país que cuando se ve privado de su libertad, sabe engendrar Canaris y reducir a escombros puentes sobre el Gorgopótamo”.*

La asamblea popular de la plaza de Síntagma, 3/7/2011
* Canaris fue un almirante griego de la guerra de independencia (1821-1830) que consiguió destruir la flota turca en 1822. La destrucción del puente sobre el Gorgopótamo (25-11-1942) fue una de las hazañas heroicas de los partisanos griegos contra la ocupación alemana.