Impresiones Mías
Según la Wikipedia las experiencias cercanas a la muerte o ECM (en inglés, near-death experiences, NDEs) son percepciones del entorno narradas por personas que han estado a punto de morir o que han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido.
Algunas experiencias hablan de túneles al final de los cuáles una brillante luz blanca atrae a quien se halla en ese trance. Siluetas esbeltas, barbas blancas, dioses y jesúses, vírgenesmarías, armonía, paz y no sé cuántas cosas más, son los rasgos más comunes en casi todos los casos. Pero el único en que todos coinciden es el sentimiento de paz y armonía interior. Al final, un chasco, un señor con barbas o una virgenmaría les devuelven a su vida, se acabó la paz y la armonía interior. Lo sabemos porque estuvieron allí y volvieron para contárnoslo.
Cada día millones, miles de millones de personas tienen experiencias muy similares a estos trances que sólo se pueden entender en primera persona. Cada día millones, miles de millones de personas tienen Experiencias Cercanas a la Vida.
—Anabella es una niña haitiana. Tiene ocho años. El día 12 de enero de 2.010 su vida se rompió. Sus padres murieron en el terremoto. Desde entonces vive a varios kilómetros de lo que un día fue su casa, en un campamento provisional al que nunca podrá ver como su casa. Hará un par de días tuvo conocimiento de que unos parientes lejanos andaban buscándola. De repente un sentimiento incontrolable de alegría invadió su joven corazón. Un oscuro túnel de varios meses de longitud parecía llegar a su fin, anunciado por una luminosa luz blanca. Una silueta esbelta salió de la luz y se acercó a ella. Anabella estaba experimentando una experiencia cercana a la vida. El hombre le entregó una caja de cartón con la etiqueta “ayuda internacional”. Dentro había un juguete demasiado sofisticado, pinturas de colores y un diccionario. Cuando el hombre se hubo marchado, Anabella se entretuvo en buscar en el diccionario “campamento provisional” y “ayuda internacional”.
—Jasmin es una niña tailandesa. Tiene 11 años. Está muy asustada y se ha escondido. Su padre le dijo que no se preocupara, que todo iría bien. Chelian, su hermana mayor, tiene 14 años y pasó por lo mismo que ella pasará esta noche, hace ya casi tres años. Jasmin ha cerrado los ojos y ha visto un largo túnel, con una luz brillante al fondo: al otro lado la libertad. Un hombre de barbas blancas le susurra dulcemente “aún no llegó tu momento, debes volver”. Finalmente su padre la encuentra y la coge de un brazo. Casi de un salto la planta ante un hombre con barbas blancas que entrega mucho dinero a su padre. El hombre sonríe, el padre toma el dinero y Jasmin traga saliva entre palpitaciones. Jasmin ha estado a punto de cruzar el túnel y alcanzar la vida.
—Pauline es de Camerún. Es viuda, tiene 30 años y un hijo de 4 años, Pierre. Cada día recorre un mercado de Yaundé. Recoge lo que los vendedores no pueden vender. Cada día consigue llevar algo de comida para su familia. Hoy los vendedores han estado especialmente hábiles y casi no han desperdiciado mercancía. Vuelve con las manos vacías. Su hijo tiene hambre y le pregunta. Pauline sonríe amargamente y se dispone a preparar la cena. Enciende un fuego a unos metros de la puerta de su casa y le dice a Pierre “hijo, mientras se calienta la cena, échate a descansar. Cuando esté lista te avisaré”. El pequeño se relame y se echa a descansar de modo que no pierde de vista a su madre. Pauline se asegura de que Pierre no lo ve y echa en el agua de la cena un par de piedras de buen calibre. Se vuelve hacia el niño que ya casi sueña con la jugosa cena y le sonríe. Cuando Pierre cierra los ojos, una luz brillante le atrae desde el final de un túnel. Una virgenmaría negra viene con una olla humeante. Pierre está viviendo una bonita experiencia cercana a la vida.
—Svetlana es una joven ucraniana de 24 años. Acaba de licenciarse en Ciencias Físicas. Un hombre de su pueblo le ha hablado de una oportunidad de trabajo en España. Svetlana celebra con sus padres y su hermano pequeño su próximo viaje. Svetlana acaba de entrar en un largo, largo túnel. En el camino de ida varias cosas le extrañan. Hay más chicas como ella. Al principio todas parecen muy contentas, solo al principio. Al final del túnel, Svetlana ve que de entre un haz de luz resplandeciente una silueta esbelta sale a su encuentro. La luz es roja y forma unas letras, ilegibles en la distancia. Poco a poco, a medida que se acerca, puede leer una palabra: “Club”. Svetlana vuelve precipitadamente de su prematuro viaje a la vida.
—Ahmed es palestino y vive en Gaza con su padre y sin su hermano, sin su hermana y sin su madre, los tres muertos bajo los escombros de su casa, que se vino abajo durante un bombardeo israelí. Su padre le dijo que a finales de mayo, una flotilla traería entre otras muchas cosas, cemento y ladrillos con los que levantar de nuevo su casa, donde Ahmed solía jugar. Ahmed, completamente nervioso por el evento, intenta conciliar el sueño dentro de su pijamas de franjas. Con los ojos cerrados intenta imaginar su nueva casa y una triste sonrisa le brota al pensar que sus hermanos y su madre no podrán habitar en ella. Ahora se encuentra en un largo túnel, al final del cuál hay una luz, una luz como nunca ha visto antes; tan potente como dos, no, como tres soles. Una silueta sale de entre la neblina iluminada. Lleva casco y un fusil de asalto Tar-21, una bala le roza la oreja susurrando: “vuelve, aún no es tu momento”. Hoy, el niño con el pijama a rayas se llama Ahmed, es palestino y sobrevive en Gaza.
Estos son tan solo unos ejemplos, pero como podemos ver, cada día millones, miles de millones de personas en todo el mundo, tienen Experiencias Cercanas a la Vida, pero siempre hay algo o alguien que les impide cruzar el túnel.
Parafraseando a CNN+: “Está pasando, estamos pasando” 1
Nota: Me he tomado la libertad de sentirme libre y elegir personajes de ficción para demostrar esta triste realidad.
1 DRAE, acepción nº 50 de “pasar”. intr. Mostrar desinterés o desprecio por alguien o por algo. Pasaba DE su familia. Pasa DE trabajar.
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