Grupo ETC
Rebelión
Presentamos tres fragmentos de uno de los más recientes documentos de investigación del Grupo ETC, con atisbos y cifras del universo de personas, colectivos, comunidades, grupos, que reivindican el cultivar sus propios alimentos [en su sentido más vasto] en todo el mundo y que son muchos más de lo que luego suponemos. Campo y ciudad. Cultivo, recolección, animales de corral, pastoreo, caza y pesca. Este retrato contradice a una industria alimentaria que presume tener las soluciones para el hambre en el mundo.
La cadena alimentaria industrial
El modelo agroindustrial habla de una “cadena” alimentaria, con Monsanto en un extremo y Wal-Mart en el otro: una cadena sucesiva de empresas agroindustriales, fabricantes de insumos (semillas, fertilizantes, pesticidas, maquinaria) vinculadas con intermediarios, procesadores de alimentos y comerciantes al menudeo.
Noventa y seis por ciento de toda la investigación agrícola y sobre alimentos ocurre en los países industrializados y el 80 por ciento de esa investigación se ocupa del procesamiento y distribución de alimentos. En la última mitad del siglo pasado, la cadena alimentaria industrial se consolidó tanto que cada eslabón —de la semilla a la sopa— lo domina un puñado de multinacionales que trabajan con una lista de bienes de consumo cada vez más restringida, que tiene a la humanidad en peligro de desnutrición o sobrepeso.
La cadena alimentaria industrial se enfoca en menos de 100 variedades de cinco especies de ganado. Los fitomejoradores corporativos trabajan con 150 cultivos pero se enfocan en apenas una docena. De las 80 mil variedades comerciales de plantas que hay en el mercado, casi la mitad son de ornato. Lo que resta de nuestras mermadas reservas de peces viene de sólo 336 especies, que son dos terceras partes de las especies acuáticas que consumimos. Al perderse biodiversidad, el contenido nutricional de muchos de nuestros granos y hortalizas ha caído entre el 5 y el 40 por ciento, de modo que hoy tenemos que comer más calorías para obtener los mismos nutrientes que antes.
Ante el caos climático, la cadena alimentaria industrial nos impone un régimen de patentes que favorece la uniformidad por encima de la diversidad y refuerza un modelo tecnológico al que le cuesta más tiempo y dinero obtener una variedad diseñada en laboratorio que lograr cientos de variedades convencionales. En resumen, las empresas no saben quiénes padecen hambre, dónde se encuentran o qué necesitan.
El Banco Mundial y muchas agencias de desarrollo bilateral creen en la falacia de que el desarrollo agrícola puede escoger a voluntad qué eslabones de la cadena prefiere aprovechar. Esta visión es ingenua. La razón por la que empresas como Monsanto, DuPont y Syngenta (que controlan la mitad de la oferta comercial de semillas patentadas y más o menos el mismo porcentaje del mercado mundial de pesticidas) se concentran en engendrar cultivos como el maíz, la soya, el trigo y ahora el arroz es porque las grandes compañías procesadoras de alimentos, como Nestlé, Unilever, Kraft y ConAgra pueden manipular sus baratos carbohidratos como relleno (estos cuatro cultivos constituyen dos tercios del aporte calórico para los consumidores estadounidenses) y convertirlos en miles de productos alimentarios (y no alimentarios) que le “dan volumen” a mercancías más caras. A su vez, las empresas procesadoras buscan, por todos lo medios posibles, cumplir las exigencias de las grandes empresas de comercio al menudeo, como Wal-Mart, Tesco, Carrefour y Metro, las cuales demandan productos baratos, uniformes y predecibles en sus estantes y no dudan un instante en intervenir en otros eslabones de la cadena alimentaria para dictar el modo en que deben producirse los alimentos (y elegir cuáles agricultores serán aceptados)
Por medio de una cultura corporativa y mercados compartidos, algunos de los eslabones de la cadena alimentaria han desarrollado fuertes vínculos informales: por ejemplo, Syngenta mantiene una estrecha relación con Archer Daniels Midland; Monsanto con Cargill y DuPont con Bunge. (1) El modelo industrial es una cadena cargada de grilletes. Comprar en alguno de los segmentos implica comprar en todos los segmentos del modelo.
El tejido campesino de producción de alimentos
Sin embargo, el sistema alimentario dominante, durante la mayor parte de la historia y aún para la mayoría de la humanidad actual no es una cadena, es un complejo tejido de relaciones. Los alimentos se mueven en este tejido: los campesinos son también consumidores que intercambian entre sí; los consumidores urbanos son también cultivadores de alimentos propios que cultivan e intercambian sus productos; los campesinos son también, a menudo, pescadores, recolectores o sembradores de forrajes y sus tierras existen dentro de un ecosistema de múltiples funciones.
El 85% de los alimentos que se producen es consumido en la misma región ecológica o por lo menos dentro de las fronteras nacionales. Y la mayor parte se cultiva fuera del alcance de la cadena de las multinacionales.
La mayor parte de esta comida se cultiva a partir de variedades campesinas, sin utilizar los fertilizantes químicos que promueve la cadena industrial. Los campesinos crían 40 especies de ganado y casi ocho mil variedades. Los campesinos crían cinco mil de los cultivos domesticados y han aportado más de 1.9 millones de variedades vegetales a las existencias genéticas del planeta. Los pescadores campesinos recogen y protegen más de 15 mil especies de agua dulce. El trabajo de campesinos y pastores en mantener la fertilidad del suelo tiene un valor 18 veces superior al valor de los fertilizantes sintéticos que proveen las siete corporaciones más grandes del mundo en el ramo.
Los campesinos no hacen consorcios, pero están organizados. Existen 1 500 millones de campesinos en 380 millones de fincas, ranchos, chacras, parcelas; 800 millones más cultivan en las ciudades; 410 millones recolectan la cosecha oculta de nuestros bosques y sabanas; hay 190 millones de pastores y bastante más de 100 millones de campesinos pescadores. Por lo menos 370 millones de todos ellos pertenecen a pueblos indígenas. Juntos, esos campesinos son casi la mitad de la población mundial y cultivan al menos el 70 por ciento de los alimentos del planeta. Mejor que nadie, ellos alimentan a quienes sufren hambre. En 2050, para alimentarnos, necesitamos de ellos y de toda su diversidad.
Gráfica 1
70%: Los campesinos alimentan al menos al 70% de la población mundial
50% Porcentaje mundial de los alimentos producidos por campesinos
30% Porcentaje mundial de los alimentos que provienen de la cadena alimentaria industrial
12.5% Porcentaje mundial de los alimentos que proviene de la caza y recolección
7.5% Porcentaje de los alimentos que producen campesinos habitantes de ciudades
Los productores de alimentos en pequeña escala son aquellos hombres y mujeres que cultivan y cosechan alimentos y también frutos de los árboles, lo mismo que ganado, pescado y muchos otros organismos acuáticos. Entre ellos se incluye a los pequeños propietarios campesinos, a los granjeros y ganaderos familiares, a los pastores sedentarios o nómadas, a los pescadores artesanales y a los campesinos y jornaleros sin tierra, a los jardineros y hortelanos, a los pobladores de bosques, a los campesinos indígenas, a los cazadores y recolectores, así como a todos los usufructuarios en pequeña escala de los recursos naturales para producir alimentos. —Michel Pimbert. (2)
Campesinos: la cuenta en detalle
Mientras que los especialistas en estadística piensan en términos de una población de más o menos 1 500 millones de agricultores en pequeño (campesinos), la cifra más realista se aproxima al doble, si se considera plenamente a quienes cuidan hortalizas y crían animales en las urbes, a los pastores nómadas, a los pescadores y a la gente que cuida los bosques del mundo. Quienes tienen huertos en las ciudades con frecuencia se desplazan entre el campo y la ciudad y los pescadores también siembran. He aquí un cálculo diferente.
Agricultores
De los 450 millones de establecimientos agrícolas, 382 millones (85%) tienen una extensión de 2 hectáreas o menos y las estadísticas se refieren a sus poseedores como pequeños propietarios o campesinos.(3) Casi 380 millones de estas fincas agrícolas están ubicadas en el Sur global, y al menos 1 500 millones de personas (cuatro por finca) viven en ellas.(4) Es significativo que 370 millones (5) son campesinos indígenas en por lo menos 92 millones de pequeñas fincas o rancherías. En total, es probable que los campesinos posean bastante más que la mitad de las tierras de cultivo del mundo. De las 1560 millones de hectáreas globales de tierras arables para cultivos estacionales o permanentes (muchos países clasifican como “campesinos” a quienes poseen 5 hectáreas o menos de tierra), los campesinos poseerían cerca de 764 millones de hectáreas y no menos de 225 millones de hectáreas estarían en manos de grandes agricultores.(6) Los agricultores medianos estarían en posesión de 571 millones de hectáreas (con un promedio de 36.8 hectáreas por cada uno).(7) Algunos investigadores incorporan las “fincas” campesinas con una extensión inferior a 0.1 hectáreas por persona. La inclusión de estos campesinos casi sin tierra a los cálculos de la productividad distorsiona fuertemente la productividad real de las unidades campesinas.
Pastores
Cerca de 640 millones de campesinos crían animales, más unos 190 millones de pastores nómadas crían ganado para su propio consumo y el de los mercados locales.(8) Como los pastores están en continuo movimiento y de manera rutinaria atraviesan fronteras nacionales, rara vez se les incluye en los cálculos sobre la seguridad alimentaria.
Pescadores
Existen en el mundo entre 30 y 35 millones de pescadores, pero probablemente más de 100 millones de campesinos están involucrados en actividades pesqueras, en el procesamiento y en la distribución de un volumen que asciende a cerca de la mitad del pescado capturado en el mundo para el consumo humano directo (unos 30 millones de toneladas métricas).(9) Estas cifras, sin embargo, sólo hablan de la producción campesina para el mercado y no de las actividades de pesca y acuacultura realizadas por los pueblos indígenas, los campesinos rurales y urbanos fuera del mercado. En total, 2 900 millones de personas obtienen 15% o más de sus proteínas de especies marinas o de agua dulce. En los países más pobres, el 18.5% de las proteínas son provistas por pescadores artesanales de pequeña escala o de autosubsistencia.(10) A diferencia de la mayoría de las empresas industriales de pesca y de los barcos-fábrica que surcan los océanos en busca de especies para fabricar alimento animal, los pescadores artesanales se concentran sobre todo en pescado para el consumo humano.
Gente que cuida huertos urbanos
Antes de la actual crisis alimentaria, se estimaba que unos 800 millones de personas estaban involucradas en la agricultura urbana. De éstas, 200 millones producen alimentos primordialmente para los mercados locales y logran dar empleo permanente a cerca de 150 millones de miembros de sus familias. En promedio, las ciudades del mundo producen casi un tercio de su propio consumo alimentario.(11) En tiempos de altos precios de los alimentos, las actividades de agricultura urbana y periurbana, así como de la cría de animales en traspatios, se incrementa significativamente.
Cazadores y recolectores
No es posible cuantificar la proporción del abasto alimentario proveniente de los bosques, las orillas de los caminos y carreteras y otras tierras “marginales”. Lo que sí sabemos es que al menos 410 millones de personas viven en (o junto a) zonas boscosas y de ellas obtienen muchos de sus alimentos y formas de vida. En total, 1 600 millones de personas obtienen una parte de sus alimentos y otros materiales necesarios para la vida de los bosques del mundo.(12) www.ecoportal.net
La edición es responsabilidad de Biodiversidad. http://www.grain.org/biodiversidad/
El documento íntegro, traducido por Octavio Rosas Landa, puede consultarse en http://www.etcgroup.org
Notas:
(1) Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (ceccam), se encuentra quienes señalan la necesidad de vigilar las relaciones entre los actores y sectores dominantes dentro de la cadena alimenticia corporativa.
(2) Michel Pimbert, Towards Food Sovereignty: Reclaiming Autonomous Food Systems, IIED, 2008.
(3) Joachim von Braun, International Food Policy Research Institute, “High and Rising Food Prices”, presentación ante la Agencia USAID, Washington, DC, 11 de abril de 2008. http://www.ifpri.org/presentations/20080411jvbfoodprices.pdf
(4) Ver van der Ploeg, Jan Douwe, The New Peasantries —Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalisation, Earthscan, 2008. “En todo el mundo hay ahora cerca de 1 200 millones de campesinos (Ecologiste, 2004; Charvet, 2005). ‘Los hogares de pequeñas fincas constituyen casi dos quintas partes [1300 millones de personas] de la humanidad’ (Weis, 2007:25). En 1996, el Informe sobre la Situación del Mundo en Relación con los Recursos Genéticos Vegetales de la FAO estimó que cerca de 1 400 millones de personas dependían de la conservación de sus semillas”. Ver Oxfam Briefing Paper 129, “Investing in Poor Farmers Pays”, (2009). Oxfam calcula que 1 700 millones de pobres viven en fincas pequeñas en países de ingresos bajos y medios y constituyen cerca de dos terceras partes de todos los agricultores en dichos países.
(5) IFAD, abril de 2009, “IFAD Policy on Engagement With Indigenous Peoples”, Borrador de Política para Aprobación, Consejo Ejecutivo, 97ª Sesión, Roma, 14-15 de septiembre de 2009. EB 2009/97/R.3/Rev.1
(6) Esto no significa que los campesinos tengan más tierra en total. La concentración de la tierra es brutal y se requiere a nivel mundial de una reforma agraria profunda. Los 225 millones de hectáreas de los grandes agricultores están en muy pocas manos. Sería el caso también de los “agricultores medianos”.
(7) Extrapolación de datos de von Braun. Ver Uwe Hoering, Who Feeds the World?, mayo de 2008, Servicio para el Desarrollo Eclesial, Asociación de las Iglesias Protestantes en Alemania (EED)– Evangelischer Entwicklungsdienst, pp. 8-9; “… las fincas pequeñas representan un 80% de las tierras agrícolas. Trabajando en pequeños campos, en condiciones difíciles y con medios escasos, estas unidades pequeñas contribuyen con cerca de la mitad de la comida que alimenta al mundo…”.
(8) Helena Paul, Almuth Ernsting, Stella Semino, Susanne Gura y Antje Lorch, Agriculture and climate change: Real problems, false solutions, A Preliminary report by Econexus, Biofuelwatch, Grupo de Reflexion Rural y NOAH-Friends of the Earth Dinamarca, septiembre de 2009. www.econexus.info.
(9) Yumiko Kura et al., “Fishing for Answers: Making Sense of the Global Fish Crisis”, Washington, DC, World Resources Institute, 2004, p. 37.
(10) FAO, Borrador de “Biotechnology applications in fisheries and aquaculture in developing countries”. “La pesca y la acuacultura aportaron cerca de 110 millones de toneladas de pescado para fines alimentarios en 2006, proveyendo así a más de 2 900 millones de personas con al menos un 15% de su ingesta protéica individual”. “…en los países de más bajos ingresos y déficit alimentario… la contribución del pescado a la ingesta protéica animal por persona fue significativa (18.5%) y es probablemente mayor a la que indican las estadísticas oficiales, en virtud del subregistro de la contribución de la pesca y la acuacultura de muy pequeña escala y de autosubsistencia”.
(11) WorldWatch Institute, State of the World 2007-Our Urban Future, 2007
(12) Mil 600 millones de personas dependen fuertemente de los bosques. Según el Banco Mundial, 60 millones de personas viven en los bosques tropicales y selvas de América Latina, el sudeste de Asia, y África occidental y, por supuesto, dependen de la conservación de los bosques para sobrevivir; 350 millones de personas viven en o cerca de densos bosques y dependen de ellos para su subsistencia o como fuente de ingresos y 1 200 millones de personas en los países subdesarrollados utilizan los árboles en sus casas para generar alimento e ingresos monetarios”.
Rebelión
Presentamos tres fragmentos de uno de los más recientes documentos de investigación del Grupo ETC, con atisbos y cifras del universo de personas, colectivos, comunidades, grupos, que reivindican el cultivar sus propios alimentos [en su sentido más vasto] en todo el mundo y que son muchos más de lo que luego suponemos. Campo y ciudad. Cultivo, recolección, animales de corral, pastoreo, caza y pesca. Este retrato contradice a una industria alimentaria que presume tener las soluciones para el hambre en el mundo.
La cadena alimentaria industrial
El modelo agroindustrial habla de una “cadena” alimentaria, con Monsanto en un extremo y Wal-Mart en el otro: una cadena sucesiva de empresas agroindustriales, fabricantes de insumos (semillas, fertilizantes, pesticidas, maquinaria) vinculadas con intermediarios, procesadores de alimentos y comerciantes al menudeo.
Noventa y seis por ciento de toda la investigación agrícola y sobre alimentos ocurre en los países industrializados y el 80 por ciento de esa investigación se ocupa del procesamiento y distribución de alimentos. En la última mitad del siglo pasado, la cadena alimentaria industrial se consolidó tanto que cada eslabón —de la semilla a la sopa— lo domina un puñado de multinacionales que trabajan con una lista de bienes de consumo cada vez más restringida, que tiene a la humanidad en peligro de desnutrición o sobrepeso.
La cadena alimentaria industrial se enfoca en menos de 100 variedades de cinco especies de ganado. Los fitomejoradores corporativos trabajan con 150 cultivos pero se enfocan en apenas una docena. De las 80 mil variedades comerciales de plantas que hay en el mercado, casi la mitad son de ornato. Lo que resta de nuestras mermadas reservas de peces viene de sólo 336 especies, que son dos terceras partes de las especies acuáticas que consumimos. Al perderse biodiversidad, el contenido nutricional de muchos de nuestros granos y hortalizas ha caído entre el 5 y el 40 por ciento, de modo que hoy tenemos que comer más calorías para obtener los mismos nutrientes que antes.
Ante el caos climático, la cadena alimentaria industrial nos impone un régimen de patentes que favorece la uniformidad por encima de la diversidad y refuerza un modelo tecnológico al que le cuesta más tiempo y dinero obtener una variedad diseñada en laboratorio que lograr cientos de variedades convencionales. En resumen, las empresas no saben quiénes padecen hambre, dónde se encuentran o qué necesitan.
El Banco Mundial y muchas agencias de desarrollo bilateral creen en la falacia de que el desarrollo agrícola puede escoger a voluntad qué eslabones de la cadena prefiere aprovechar. Esta visión es ingenua. La razón por la que empresas como Monsanto, DuPont y Syngenta (que controlan la mitad de la oferta comercial de semillas patentadas y más o menos el mismo porcentaje del mercado mundial de pesticidas) se concentran en engendrar cultivos como el maíz, la soya, el trigo y ahora el arroz es porque las grandes compañías procesadoras de alimentos, como Nestlé, Unilever, Kraft y ConAgra pueden manipular sus baratos carbohidratos como relleno (estos cuatro cultivos constituyen dos tercios del aporte calórico para los consumidores estadounidenses) y convertirlos en miles de productos alimentarios (y no alimentarios) que le “dan volumen” a mercancías más caras. A su vez, las empresas procesadoras buscan, por todos lo medios posibles, cumplir las exigencias de las grandes empresas de comercio al menudeo, como Wal-Mart, Tesco, Carrefour y Metro, las cuales demandan productos baratos, uniformes y predecibles en sus estantes y no dudan un instante en intervenir en otros eslabones de la cadena alimentaria para dictar el modo en que deben producirse los alimentos (y elegir cuáles agricultores serán aceptados)
Por medio de una cultura corporativa y mercados compartidos, algunos de los eslabones de la cadena alimentaria han desarrollado fuertes vínculos informales: por ejemplo, Syngenta mantiene una estrecha relación con Archer Daniels Midland; Monsanto con Cargill y DuPont con Bunge. (1) El modelo industrial es una cadena cargada de grilletes. Comprar en alguno de los segmentos implica comprar en todos los segmentos del modelo.
El tejido campesino de producción de alimentos
Sin embargo, el sistema alimentario dominante, durante la mayor parte de la historia y aún para la mayoría de la humanidad actual no es una cadena, es un complejo tejido de relaciones. Los alimentos se mueven en este tejido: los campesinos son también consumidores que intercambian entre sí; los consumidores urbanos son también cultivadores de alimentos propios que cultivan e intercambian sus productos; los campesinos son también, a menudo, pescadores, recolectores o sembradores de forrajes y sus tierras existen dentro de un ecosistema de múltiples funciones.
El 85% de los alimentos que se producen es consumido en la misma región ecológica o por lo menos dentro de las fronteras nacionales. Y la mayor parte se cultiva fuera del alcance de la cadena de las multinacionales.
La mayor parte de esta comida se cultiva a partir de variedades campesinas, sin utilizar los fertilizantes químicos que promueve la cadena industrial. Los campesinos crían 40 especies de ganado y casi ocho mil variedades. Los campesinos crían cinco mil de los cultivos domesticados y han aportado más de 1.9 millones de variedades vegetales a las existencias genéticas del planeta. Los pescadores campesinos recogen y protegen más de 15 mil especies de agua dulce. El trabajo de campesinos y pastores en mantener la fertilidad del suelo tiene un valor 18 veces superior al valor de los fertilizantes sintéticos que proveen las siete corporaciones más grandes del mundo en el ramo.
Los campesinos no hacen consorcios, pero están organizados. Existen 1 500 millones de campesinos en 380 millones de fincas, ranchos, chacras, parcelas; 800 millones más cultivan en las ciudades; 410 millones recolectan la cosecha oculta de nuestros bosques y sabanas; hay 190 millones de pastores y bastante más de 100 millones de campesinos pescadores. Por lo menos 370 millones de todos ellos pertenecen a pueblos indígenas. Juntos, esos campesinos son casi la mitad de la población mundial y cultivan al menos el 70 por ciento de los alimentos del planeta. Mejor que nadie, ellos alimentan a quienes sufren hambre. En 2050, para alimentarnos, necesitamos de ellos y de toda su diversidad.
Gráfica 1
70%: Los campesinos alimentan al menos al 70% de la población mundial
50% Porcentaje mundial de los alimentos producidos por campesinos
30% Porcentaje mundial de los alimentos que provienen de la cadena alimentaria industrial
12.5% Porcentaje mundial de los alimentos que proviene de la caza y recolección
7.5% Porcentaje de los alimentos que producen campesinos habitantes de ciudades
Los productores de alimentos en pequeña escala son aquellos hombres y mujeres que cultivan y cosechan alimentos y también frutos de los árboles, lo mismo que ganado, pescado y muchos otros organismos acuáticos. Entre ellos se incluye a los pequeños propietarios campesinos, a los granjeros y ganaderos familiares, a los pastores sedentarios o nómadas, a los pescadores artesanales y a los campesinos y jornaleros sin tierra, a los jardineros y hortelanos, a los pobladores de bosques, a los campesinos indígenas, a los cazadores y recolectores, así como a todos los usufructuarios en pequeña escala de los recursos naturales para producir alimentos. —Michel Pimbert. (2)
Campesinos: la cuenta en detalle
Mientras que los especialistas en estadística piensan en términos de una población de más o menos 1 500 millones de agricultores en pequeño (campesinos), la cifra más realista se aproxima al doble, si se considera plenamente a quienes cuidan hortalizas y crían animales en las urbes, a los pastores nómadas, a los pescadores y a la gente que cuida los bosques del mundo. Quienes tienen huertos en las ciudades con frecuencia se desplazan entre el campo y la ciudad y los pescadores también siembran. He aquí un cálculo diferente.
Agricultores
De los 450 millones de establecimientos agrícolas, 382 millones (85%) tienen una extensión de 2 hectáreas o menos y las estadísticas se refieren a sus poseedores como pequeños propietarios o campesinos.(3) Casi 380 millones de estas fincas agrícolas están ubicadas en el Sur global, y al menos 1 500 millones de personas (cuatro por finca) viven en ellas.(4) Es significativo que 370 millones (5) son campesinos indígenas en por lo menos 92 millones de pequeñas fincas o rancherías. En total, es probable que los campesinos posean bastante más que la mitad de las tierras de cultivo del mundo. De las 1560 millones de hectáreas globales de tierras arables para cultivos estacionales o permanentes (muchos países clasifican como “campesinos” a quienes poseen 5 hectáreas o menos de tierra), los campesinos poseerían cerca de 764 millones de hectáreas y no menos de 225 millones de hectáreas estarían en manos de grandes agricultores.(6) Los agricultores medianos estarían en posesión de 571 millones de hectáreas (con un promedio de 36.8 hectáreas por cada uno).(7) Algunos investigadores incorporan las “fincas” campesinas con una extensión inferior a 0.1 hectáreas por persona. La inclusión de estos campesinos casi sin tierra a los cálculos de la productividad distorsiona fuertemente la productividad real de las unidades campesinas.
Pastores
Cerca de 640 millones de campesinos crían animales, más unos 190 millones de pastores nómadas crían ganado para su propio consumo y el de los mercados locales.(8) Como los pastores están en continuo movimiento y de manera rutinaria atraviesan fronteras nacionales, rara vez se les incluye en los cálculos sobre la seguridad alimentaria.
Pescadores
Existen en el mundo entre 30 y 35 millones de pescadores, pero probablemente más de 100 millones de campesinos están involucrados en actividades pesqueras, en el procesamiento y en la distribución de un volumen que asciende a cerca de la mitad del pescado capturado en el mundo para el consumo humano directo (unos 30 millones de toneladas métricas).(9) Estas cifras, sin embargo, sólo hablan de la producción campesina para el mercado y no de las actividades de pesca y acuacultura realizadas por los pueblos indígenas, los campesinos rurales y urbanos fuera del mercado. En total, 2 900 millones de personas obtienen 15% o más de sus proteínas de especies marinas o de agua dulce. En los países más pobres, el 18.5% de las proteínas son provistas por pescadores artesanales de pequeña escala o de autosubsistencia.(10) A diferencia de la mayoría de las empresas industriales de pesca y de los barcos-fábrica que surcan los océanos en busca de especies para fabricar alimento animal, los pescadores artesanales se concentran sobre todo en pescado para el consumo humano.
Gente que cuida huertos urbanos
Antes de la actual crisis alimentaria, se estimaba que unos 800 millones de personas estaban involucradas en la agricultura urbana. De éstas, 200 millones producen alimentos primordialmente para los mercados locales y logran dar empleo permanente a cerca de 150 millones de miembros de sus familias. En promedio, las ciudades del mundo producen casi un tercio de su propio consumo alimentario.(11) En tiempos de altos precios de los alimentos, las actividades de agricultura urbana y periurbana, así como de la cría de animales en traspatios, se incrementa significativamente.
Cazadores y recolectores
No es posible cuantificar la proporción del abasto alimentario proveniente de los bosques, las orillas de los caminos y carreteras y otras tierras “marginales”. Lo que sí sabemos es que al menos 410 millones de personas viven en (o junto a) zonas boscosas y de ellas obtienen muchos de sus alimentos y formas de vida. En total, 1 600 millones de personas obtienen una parte de sus alimentos y otros materiales necesarios para la vida de los bosques del mundo.(12) www.ecoportal.net
La edición es responsabilidad de Biodiversidad. http://www.grain.org/biodiversidad/
El documento íntegro, traducido por Octavio Rosas Landa, puede consultarse en http://www.etcgroup.org
Notas:
(1) Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (ceccam), se encuentra quienes señalan la necesidad de vigilar las relaciones entre los actores y sectores dominantes dentro de la cadena alimenticia corporativa.
(2) Michel Pimbert, Towards Food Sovereignty: Reclaiming Autonomous Food Systems, IIED, 2008.
(3) Joachim von Braun, International Food Policy Research Institute, “High and Rising Food Prices”, presentación ante la Agencia USAID, Washington, DC, 11 de abril de 2008. http://www.ifpri.org/presentations/20080411jvbfoodprices.pdf
(4) Ver van der Ploeg, Jan Douwe, The New Peasantries —Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalisation, Earthscan, 2008. “En todo el mundo hay ahora cerca de 1 200 millones de campesinos (Ecologiste, 2004; Charvet, 2005). ‘Los hogares de pequeñas fincas constituyen casi dos quintas partes [1300 millones de personas] de la humanidad’ (Weis, 2007:25). En 1996, el Informe sobre la Situación del Mundo en Relación con los Recursos Genéticos Vegetales de la FAO estimó que cerca de 1 400 millones de personas dependían de la conservación de sus semillas”. Ver Oxfam Briefing Paper 129, “Investing in Poor Farmers Pays”, (2009). Oxfam calcula que 1 700 millones de pobres viven en fincas pequeñas en países de ingresos bajos y medios y constituyen cerca de dos terceras partes de todos los agricultores en dichos países.
(5) IFAD, abril de 2009, “IFAD Policy on Engagement With Indigenous Peoples”, Borrador de Política para Aprobación, Consejo Ejecutivo, 97ª Sesión, Roma, 14-15 de septiembre de 2009. EB 2009/97/R.3/Rev.1
(6) Esto no significa que los campesinos tengan más tierra en total. La concentración de la tierra es brutal y se requiere a nivel mundial de una reforma agraria profunda. Los 225 millones de hectáreas de los grandes agricultores están en muy pocas manos. Sería el caso también de los “agricultores medianos”.
(7) Extrapolación de datos de von Braun. Ver Uwe Hoering, Who Feeds the World?, mayo de 2008, Servicio para el Desarrollo Eclesial, Asociación de las Iglesias Protestantes en Alemania (EED)– Evangelischer Entwicklungsdienst, pp. 8-9; “… las fincas pequeñas representan un 80% de las tierras agrícolas. Trabajando en pequeños campos, en condiciones difíciles y con medios escasos, estas unidades pequeñas contribuyen con cerca de la mitad de la comida que alimenta al mundo…”.
(8) Helena Paul, Almuth Ernsting, Stella Semino, Susanne Gura y Antje Lorch, Agriculture and climate change: Real problems, false solutions, A Preliminary report by Econexus, Biofuelwatch, Grupo de Reflexion Rural y NOAH-Friends of the Earth Dinamarca, septiembre de 2009. www.econexus.info.
(9) Yumiko Kura et al., “Fishing for Answers: Making Sense of the Global Fish Crisis”, Washington, DC, World Resources Institute, 2004, p. 37.
(10) FAO, Borrador de “Biotechnology applications in fisheries and aquaculture in developing countries”. “La pesca y la acuacultura aportaron cerca de 110 millones de toneladas de pescado para fines alimentarios en 2006, proveyendo así a más de 2 900 millones de personas con al menos un 15% de su ingesta protéica individual”. “…en los países de más bajos ingresos y déficit alimentario… la contribución del pescado a la ingesta protéica animal por persona fue significativa (18.5%) y es probablemente mayor a la que indican las estadísticas oficiales, en virtud del subregistro de la contribución de la pesca y la acuacultura de muy pequeña escala y de autosubsistencia”.
(11) WorldWatch Institute, State of the World 2007-Our Urban Future, 2007
(12) Mil 600 millones de personas dependen fuertemente de los bosques. Según el Banco Mundial, 60 millones de personas viven en los bosques tropicales y selvas de América Latina, el sudeste de Asia, y África occidental y, por supuesto, dependen de la conservación de los bosques para sobrevivir; 350 millones de personas viven en o cerca de densos bosques y dependen de ellos para su subsistencia o como fuente de ingresos y 1 200 millones de personas en los países subdesarrollados utilizan los árboles en sus casas para generar alimento e ingresos monetarios”.
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