jueves, 26 de abril de 2012

MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE


Celebro que Amnistía Internacional esté ampliando y profundizando su lucha por la plenitud de los derechos humanos.
Ojalá que esto nos ayude a que nunca más se acepte la pobreza como si fuera costumbre, porque la pobreza es una maldición que mata callando, sin bombas que estallen ni balazos que aturdan,
Y que el desarrollo económico se deje de desarrollar la injusticia en un mundo que ya padece mil millones de hambrientos,
Y que este mundo ya no sea un barco que viaja con más náufragos que navegantes,
Y que los países pobres dejen de obedecer las órdenes del mercado mundial, y que sus inmensos cultivos de exportación no sigan convirtiendo a los campesinos y a los pescadores en mendigos,
Y que nos dejemos de confundir el progreso con el exterminio de la tierra, el agua y el aire, que expulsa a los pobres y los condena a ser vagabundos sin patria,
Y que este mundo enamorado de la muerte destine a la dignidad humana los miles de millones de dólares cada día destinados a la industria militar, que es el nombre artístico de la industria del crimen,
Y que nos dejemos de preocuparnos tanto por dar de comer a los autos y empecemos a dar de comer a las personas,
Y que empecemos a entender que los quince niños que cada minuto mueren de hambre o enfermedad curable no mueren de muerte natural, sino que son asesinados,
Y que empecemos a entender que el asesino es el sistema que se dedica a matar hambrientos en lugar de matar el hambre, porque está en guerra contra los pobres y no contra la pobreza,
Y que la riqueza se deje de comer pobreza, como si fuera la cosa más natural del mundo, porque ¿qué sería de la riqueza sin brazos baratos para trabajar y sin países baratos que comprar?
Y que nos dejemos de aceptar que los pobres vayan presos por ser pobres, como si fuera la cosa más natural del mundo, porque si no fueran pobres, robando se convertirían en prósperos banqueros y matando llegarían a ser condecorados generales,
Y que los países más poderosos del mundo, cuyo bienestar proviene en gran medida de la humillación de los demás, se dejen de tomarnos el pelo,
y que se dejen de mentir los numeritos de las estadísticas,
y que se dejen de firmar compromisos que jamás cumplirán prometiendo reducir la pobreza, mejorar la salud, salvar el ambiente, proteger los derechos humanos y salvar la paz universal,
y que sus actos ya no confirmen el viejo proverbio francés que dice que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
Y que al menos sean un poquito menos hipócritas, ya que no saben ser más justos.

Eduardo Galeano

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