En palabras de Jacobo Silva Nogales
El lugar más profundo de las grietas |
Una batalla como muchas cosas en la vida en las que debe vencer esa dificultad.
Sólo que en ese momento te ves obligado a combatir en condiciones más desventajosas que nunca. Ellos, los torturadores, saben que tú tienes información y tienen la tarea de obtenerla para aniquilar a los tuyos. Tienen toda la fuerza de su lado, tú tienes tus convicciones, ellos cuentan con todo el tiempo del mundo para lastimarte, tú cuentas con tus convicciones, ellos tienen a su favor el saber que todo lo que hagan podrá quedar impune, a tu favor están tus convicciones, ellos tienen especialistas que les asesoran, como médicos y siquiatras que les indican cuánto más puede resistir tu cuerpo y en dónde concentrar sus esfuerzos para quebrarte moralmente, tú tienes tus convicciones, ellos tienen la experiencia directa de muchas torturas que han hecho; tú tus convicciones, ellos tienen técnicas para no dejar huellas y después negar la tortura y hacer que nadie o pocos te crean, tú tienes tus convicciones.
Si al final tus compañeros no fueron aniquilados, conservas tu vida y tus convicciones, entonces ganaste, pues a veces conservar o mantener las fuerzas propias es ya una victoria; después, cuando todo haya pasado, tú tendrás la tarea de obtener información sobre la tortura y tus torturadores, entonces tú tendrás la fuerza moral y la razón de tu lado; tendrás todo el tiempo y la paciencia del mundo para investigar; sabrás que, si quieres, nada quedará impune; tendrás a otros que te asesorarán para buscar justicia; tendrás la experiencia tuya y otras experiencias; para entonces las huellas del cuerpo habrán desaparecido pero no las de la memoria y ellas te servirán para indagar y llegar a aquel duro momento.
Eso es la tortura, una batalla que empieza en un punto y vuelve a él irremediablemente, si tienes tus convicciones.
Cavalho iba rumbo al aeropuerto cuando se escribió esto y en la televisión se veía llorar de alegría a algunos sobrevivientes de la tortura y a los familiares de otros.
Nazar Haro espera su turno mientras tanto ¿Recordará los lamentos de sus víctimas de ayer?
Jacobo Silva Nogales.
Ex-preso político.
Centro Federal de Readaptación Social
La Palma, Almoloya de Juárez,
Estado de México.
Jacobo Silva Nogales, Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) fue detenido el 19 de octubre de 1999 y desde entonces permanece en una cárcel-tumba (llamada reclusorio de alta seguridad). Unos días después fue detenida su compañera, Gloria Arenas Agís, Coronel Aurora del ERPI. Ambos fueron torturados, sometidos a un juicio plagado de irregularidades, y condenados a 50 años de prisión.
A Jacobo lo golpearon de forma salvaje en todo el cuerpo, principalmente en los genitales; lo colgaron de las muñecas con las manos esposadas hacia atrás, le ponían una tabla en el cuello para estirarlo al mismo tiempo que unos policías se le colgaban de las piernas (horca palestina), después le aplicaron toques eléctricos en los genitales, axilas y pezones; lo envolvieron en una sábana mojada y lo sentaron en un cubo de metal, lo fijaron a este y le aplicaron descargas eléctricas en las sienes, a la vez que le ponían un perro de cada lado de los oídos azuzándolo como para que lo atacara. Todo el tiempo lo amenazaron con que si no aceptaba lo que ellos decían lo iban a matar y a tirar en un barranco, así como a su esposa (que fue obligada a escuchar todo eso desde el cuarto contiguo), su hija y sus hermanos; también le decían que le iban a llevar a su añosa madre, a la vez que le mencionaban algunos nombres de personajes de la política para involucrarlos, cosa que él no aceptó. En medio de la tortura, que duró 5 días, fue obligado a firmar varios papeles que nunca vio porque estuvo siempre vendado de los ojos, a más de permanecer esposado.
Durante su estancia en la prisión su actividad principal fue la pintura, con la que ha ganado premios y reconocimientos.
Jacobo Silva obtuvo su libertad recientemente. Ahora junto con el CCTI, se prepara para llevar su caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, acusando al Estado Mexicano por el delito de Tortura.
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