Las diferencias entre ambos es resumida de forma brillante por el periodista e historiador francés, Ernest Lesigne, bajo la forma de una serie de contrastantes antítesis.
"Hay dos Socialismos.
Uno es comunista, el otro es solidario.
Uno es dictatorial, el otro libertario.
Uno de metafísico, el otro positivo.
Uno es dogmático, el otro científico.
Uno es emocional, el otro reflexivo.
Uno es destructivo, el otro constructivo.
Ambos están por el máximo bienestar posible para todos.
Uno busca establecer la felicidad para todos. El otro busca hacer capaz a cada
uno de ser feliz a su manera.
El primero considera al Estado como una sociedad sui generis, de una esencia
especial,
el producto de una suerte de derecho divino aparte y por encima de toda la
sociedad,
con derechos especiales y con derecho a una obediencia especial;
el segundo considera el Estado como una asociación como cualquier otra,
generalmente manejada peor que las otras.
El primero proclama la soberanía del Estado,
el segundo no reconoce ninguna clase de soberanía.
Uno desea a todos los monopolios controlados por el Estado;
el otro desea la abolición de todos los monopolios.
Uno desea a la clase gobernada convertida en la clase gobernante;
el otro desea la desaparición de todas las clases.
Ambos declaran que el presente estado de cosas no puede perdurar.
El primero considera las revoluciones como los agentes indispensables de las
evoluciones;
el segundo enseña que la represión por si sola convierte a las evoluciones en
revoluciones.
El primero tiene fe en un cataclismo.
El segundo sabe que el progreso social es el resultado del libre juego de los
esfuerzos individuales.
Ambos entienden que estamos entrando en una nueva fase histórica.
Uno desea que no haya más que proletarios.
El otro desea que no haya más proletarios.
El primero desea tomar todo para todos.
El otro desea que cada cual tenga lo que le pertenece.
El primero desea que todos sean expropiados.
El otro desea que todos sean propietarios.
El primero dice: "Haz como desea el gobierno"
El segundo dice: "Haz como te plazca"
El primero amenaza con el despotismo.
El otro promete libertad.
El primero hace a cada ciudadano un sujeto del Estado.
El segundo hace al Estado un empleado del ciudadano.
Uno proclama que el sufrimiento de los trabajadores es necesario para el nacimiento de un nuevo mundo.
El otro declara que el progreso real no causará sufrimiento a nadie.
El primero tiene confianza en la guerra social.
El otro cree en las obras de la paz.
Uno aspira a comandar, regular, legislar.
El otro desea que exista un mínimo de comando, regulación, legislación.
Uno será seguido por la más atroz de las reacciones.
El otro abre horizontes ilimitados de progreso.
El primero caerá, el otro triunfará.
Ambos desean igualdad.
Uno bajando las cabezas que sobresalen muy alto.
El otro elevando las cabezas que están muy bajo.
Uno busca igualdad bajo un yugo común.
El otro asegurará la igualdad en completa libertad.
Uno es intolerante, el otro tolerante.
Uno asusta, el otro reconforta.
Uno desea dar instrucciones a todos.
El segundo desea que cada uno se instruya a sí mismo.
El primero desea sostener a todos.
El segundo desea que cada uno sea capaz de sostenerse a si mismo.
Uno dice:
La tierra al Estado.
La mina al Estado.
La herramienta al Estado.
El producto al Estado.
El otro dice:
La tierra al agricultor.
La mina al minero.
La herramienta al trabajador.
El producto al productor.
Hay sólo esos dos Socialismos.
Uno es la infancia del Socialismo; el otro su madurez.
Uno ya es el pasado; el otro es el futuro.
Uno dará lugar al otro.
Hoy cada uno de nosotros debe elegir por uno o el otro de esos dos Socialismos, o confesar que él no es un Socialista."
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