Nace el EZLN
Sylvia Marcos
Habiendo acompañado al zapatismo todos estos tiempos, ante uno más de
sus aniversarios y sufriendo la intensificación de ataques y agresiones
concertados a muchas comunidades Bases de Apoyo Zapatistas, levanto mi
voz:
Recuerdo mi andar de estos años junto al zapatismo.
Trato de imaginar el proceso creativo profundo por el que pasaron esos
primeros seres extraordinarios que se comprometieron a encontrarse con
las luchas por la justicia ya existentes en la selva chiapaneca. No, no
llegaron a “enseñarles” como hacer la revolución. Tampoco llegaron a
entrenarlos en la toma del poder por las armas. Lograron poner entre
paréntesis sus entrenamientos previos, los marcos estrictos de teorías y
prácticas de lucha que aprendieron antes de llegar. Ahí con los mayas
insumisos y rebeldes, se trataba de aprender otros caminos. Lo dijo
Marcos, uno de ellos, en varias ocasiones. “Nos dimos cuenta de que no
sólo no nos entendían, sino de que su propuesta era mejor”.
Como
resultado de esa apertura, la búsqueda de la justicia se tornó mas
compleja, se volvió pacifica, se expresó en símbolos mayas, y en
expresiones mayas traducidas al español.
Así se enriquecieron las
luchas y pudieron encarnar el fenómeno inédito que ha sorprendido al
mundo. Este fenómeno, que fue y que sigue siendo una realidad vivida y
practicada, signo de que otro mundo es posible del que se puede hablar
con esperanza, tiene como nombre Ejercito Zapatista de Liberación
Nacional y como manifestación civil sus Caracoles de gobernanza
autonóma. Es un ejercito con propuestas de resistencia pacifica, de toma
de decisiones por consenso y horizontales, sin interés de tomar el
“poder” en el que se fomenta y favorece la participación de las mujeres.
Los de arriba no entienden, porqué es una realidad que no se ve desde
arriba. Para quién hace política desde arriba, el zapatismo es un cúmulo
de absurdos, en el mejor de los casos, una paradoja inexplicable. Estas
paradojas se clarifican en los ojos de quien ve las cosas desde abajo;
se transforman entonces en el mejor vehiculo para internarse en los
significados profundos del zapatismo. La riqueza metafórica, el
simbolismo filosófico profundo y la ceremonialidad zapatista se arraigan
fuertemente en las cosmovisiones mayas y mesoamericanas. El Sup es un
traductor que supo poner su evidente talento poético al servicio de esta
cosmovivencia y de su expresión en lengua española.
Lo que es
realmente sorprendente es que esos seres, esa gente urbana y
universitaria, al encontrarse con las comunidades mayas lograron
respetar, comprender y acatar las enseñanzas de un “viejo Antonio”, por
ejemplo. Las incorporaron y acogieron en su propuesta, entrando así en
profunda relación con la visión y el hacer de los mundos mesoamericanos.
Supieron deshacerse de todo lastre de discriminación, aquella que
desfigura hasta los discursos políticos de la izquierda, en los cuales
los pueblos indígenas aparecen demasiadas veces como objeto de “ayuda”,
de “desarrollo”, de “educación” y no como lo que son, sujetos de los que
se puede aprender y que ya abrieron un nuevo camino que ha iluminado la
esperanza bajo tantos cielos de este mundo.
Este camino es hoy una
posibilidad viva que se manifiesta en una resistencia pacifica sostenida
que los de las ciudades, los mestizos, sólo podemos admirar. ¿Por qué
tanto miedo, por parte de los poderes tanto gubernamentales como
fácticos? ¿Por qué, entre ellos, esta concertación en la agresión, esta
desmedida en la violencia? ¿Por qué?
Sabemos que los paramilitares
están armados con la anuencia de los tres niveles del gobierno :
federal, estatal municipal. Entonces, las agresiones a las bases de
apoyo zapatista plantean una interrogante lacerante. Es en estas, las
BAZ que vive y prospera la propuesta civil, alternativa y autonóma
zapatista. Comunidades como Comandante Abel, Union Hidalgo, Guadalupe de
los Altos, San Marcos Avilés, Moisés Gandhi y también Jechvó. Sufren
todas y casi simultáneamente desplazamiento armado, agresión sexual,
destrucción de sus escuelas autónomas, ataques violentos, invasión de
sus tierras y territorio.
¿A que le temen para que desplieguen tanta fuerza destructiva?
¿Cual es el peligro de la propuesta, la resistencia y la supervivencia zapatista para el orden capitalista imperante?
¿Será porque demuestran positivamente que otras formas de vida en
justicia y dignidad son posibles? ¿Que las satisfacciones de la vida y
la alegría de ser no tienen que regirse por el consumismo y la
mercantilización? ¿Que se puede “vivir bien”, como lo aseguran las
comunidades andinas en Suramérica, con otras formas de organización, de
gobernanza y de producción campesina en las que la mejor forma de vivir
no es la acumulación de bienes materiales, sino la solidaridad
comunitaria y el compartir lo que hay?
Aquí dejo mis preguntas,
esperando que las respuestas, contundentes y honestas y llegando desde
muchos rincones del mundo acaben por exponer la destructividad de estas
agresiones criminales que están matando también nuestra esperanza.
Sylvia Marcos
17 de Noviembre 2012
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