Hoy recibí una carta de once compañeros en prisiones mexicanas que se  encuentran en huelga de hambre. El trato que reciben es un ejemplo  alarmante del desprecio del actual gobierno hacia las aspiraciones y los  derechos de los pueblos que suprime y domina. Debemos protestar dentro  de nuestras posibilidades. ¡Actúen por favor! ¡Alcen la voz!
Esta es la respuesta que envié a los prisioneros:
Muchas  gracias por su carta; fue un honor recibirla. Están ustedes acusados de  asesinato porque no se atreven a acusarlos de amor. Y son sus ejemplos  de amor lo que ellos temen.
La valentía de su huelga de  hambre proviene del hecho de que saben bien que sus vidas tienen un  sentido, y este sentido resuena dentro de ustedes y para los demás en el  transcurso de cada largo día.
Mientras tanto, sus captores están perdidos en la violencia del sinsentido.
Reciban mi solidaridad y aretes para la esperanza.
John Berger 
*Francia
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