Saludo e invitación del Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad al Movimiento #Yosoy132
Parafraseando a Simone Weil: Cuando se vive una
guerra sin sentido, la violencia que muy cuestionablemente era un medio, se
convierte en un fin en sí mismo. No empecemos otra vez la guerra de Troya.
Compañeras y compañeros:
Llevamos más de un año
como Movimiento buscando a nuestros desaparecidos y buscando justicia para
nuestros muertos. En ese tiempo hemos recorrido el país y hemos visto y
escuchado como los señores del dinero y de la muerte han hecho de México un
museo del horror donde lo inhumano se ha vuelto la constante. Hemos visto y
escuchado también como la mayoría de esas víctimas son jóvenes, hombres y
mujeres como ustedes a los que el sistema, el Estado y el crimen organizado les
quitaron la vida. Jóvenes como ustedes eran Alí Cuevas, estudiante de la FFyL
víctima de feminicidio, como Carlos Sinhue Cuevas, estudiante también de la
FFyL, como Adriana Morlett y Joaquin Carmona, estudiantes de Fac. Arquitectura
y como Jorge Mercado y Javier Arredondo, estudiantes del Tecnológico de
Monterrey; todos ellos asesinados. Por ellos, por ellas y por todos los muertos
de la estúpida guerra de Calderón, les pedimos un minuto de silencio.
Desde que nacimos como Movimiento por la Paz con
Justicia y Dignidad encontramos organizaciones políticas y sociales que nos
tendieron la mano desinteresadamente. También observamos como nuestro dolor y
dignidad generó simpatía en mucha gente que nunca antes había participado en
movimientos sociales. Con todos ellos y ellas caminamos al norte del país para
llegar hasta Ciudad Juárez, centro del dolor y la barbarie. Luego fuimos al sur
y pedimos disculpas a los migrantes centroamericanos que también reciben tratos
inhumanos por parte del Estado mexicano y del crimen organizado. Lo más
importante: por todo el país encontramos hombres y mujeres dignos que se
resisten a la política de muerte de Calderón.
Movidos por la pedagogía del diálogo y en un
esfuerzo por visibilizar a las víctimas, en nuestro existir hemos dialogado con
todos los que han querido escucharnos, y también hemos escuchado a todos los
que respetuosamente nos han hablado. Hemos vivido el dolor de perder a tres
compañeros: Don Trino y Pedro Leyva de Sta. María Ostula y Nepomuceno Moreno,
un padre que buscaba a su hijo. También sufrimos la desaparición forzada de
Marcial Bautista y Eva Alarcón, campesinos ecologistas del estado de Guerrero.
Hemos sentido como la angustia y la desesperación de nuestros compañeros y
compañeras crece al no encontrar sus hijos, hijas, padres, madres, hermanos,
hermanas... Hemos tenido alegrías y dolores. Hemos tenido aciertos y errores. Y
siempre, en todo momento, hemos mirado a los ojos y hemos puesto nuestra
dignidad por delante.
La emergencia nacional que diagnosticamos en 2011
se sigue agudizando: la violencia y la impunidad van en aumento y en los
últimos días encontró una nueva víctima: la democracia, esa que no alcanzó a
nacer en nuestro país. Como en 2011 seguimos insistiendo que los mexicanos
necesitamos de un nuevo pacto social que nos permita construir el piso mínimo
para rescatar a la nación.
Hoy estamos acá porque hemos visto con asombro y
gozo muchas calles y plazas de nuestro país ocupadas por su alegría; si
nosotras y nosotros mostramos el rostro del dolor e hicimos visible la tragedia
que enluta a decenas de miles de mexicanos, la emergencia nacional que la
violencia y la guerra provocaron, ustedes han revelado la cara más hermosa y
limpia de la patria: la de una juventud que no se rinde ante el desánimo y
enfrenta con valor e imaginación a la oscuridad.
Queremos que sepan que nos gusta mucho lo que
hacen y cómo lo hacen. Que vemos en ustedes una parte de ese México digno que
enfrenta a la muerte que la clase política nos impone. Con sus cantos y
consignas, con su ingenio e inteligencia, han retomado la dignidad de la
palabra verdadera, de la palabra que no esconde sino revela. Por eso les
decimos que junto a ustedes caminamos y seguiremos caminando, porque nosotros
creemos que la paz justa y digna por la que luchamos no es posible sin
democracia.
En estos días, 80 compañeros de nuestro Movimiento
se sumergen en las entrañas del imperio más poderoso de la historia.
Acompañados de más de 100 organizaciones de Estados Unidos de Norteamérica que
se han hermanado con nuestra causa, recorrerán 27 ciudades de ese país en un
esfuerzo por articular a nuestros pueblos en una lucha por la paz y juntos
exigir el fin de la política militarista en combate contra las drogas. A si
mismo seguiremos incansablemente visibilizando el dolor y poniendo las miradas
del mundo en nuestro país, éste al que lentamente asfixian. Estamos allá porque
sus gobiernos nos impusieron una guerra. Tuvimos que ir nosotros porque los
gobiernos mexicanos son serviles y obedientes, y porque entendimos, gracias a
ustedes y a muchos otros, que es el tiempo de los ciudadanos.
Por dichas razones y ahora que somos muchas y
muchos los que en las calles, en nuestros distintos espacios y de diversas
formas, nos hemos movilizado por el fin de la violencia y de un régimen
autoritario, invitamos a todas las organizaciones y a todos los ciudadanos a
sumarse a una Jornada internacional de 10 días por la paz y los derechos
humanos que inicia con el cierre de la caravana en Washington DC el 12 de
septiembre y que busca concluir el 21 de septiembre, día internacional por la
paz.
Durante esos 10 días buscaremos llenar de
contenidos, en el más amplio sentido, las demandas nacionales de justicia, de
dignidad y de paz. Demandas que tantas veces, por muchos años y por diversos
movimientos, se han enarbolado para reconstituir el pacto social y el país que
nos corresponde.
Compañeras y compañeros,
Aquí seguimos, caminando
por la paz, la justicia y la dignidad. Seguiremos hasta ver que esta guerra
termine, hasta que nos devuelvan a nuestros desaparecidos y encontremos
justicia para nuestros muertos.
Aquí seguimos y seguiremos luchando contra la
muerte.
Viva la vida
Viva el #YoSoy132
18 de agosto de 2012
Atentamente
Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad.
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