No hace mucho fueron descubiertos, en el sacarral que antiguamente fue playa de Zumpa, en el Ecuador. Y aquí están, a todo sol, para quien quiera verlos: un hombre y una mujer yacen abrazados, durmiendo amores, desde una eternidad.
Excavando el cementerio de los indios, una arqueóloga ha encontrado este par de esqueletos de amor atados. Hace ocho mil años que los amantes de Zumpa cometieron la irreverencia de morir sin desprenderse, y cualquiera que se arrime puede ver que la muerte no les causa la menor preocupación.
Es sorprendente la espléndida hermosura, trátandose de huesos tan feos en medio de tan feo desierto, pura aridez y grisura; y más sorprendente es su modestia. Estos amantes, dormidos en el viento, parecen no haberse enterado de que ellos tienen más misterio y grandeza que las pirámides de Teotihuacán o el santuario de Machu Pichu o las cataratas de Iguazú.
Eduardo Galeano, Memoria del Fuego, III El siglo del viento.
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