Discurso Frente a Televisa de #YoSoy132. “Toma Pacífica a Televisa”
Convocados por una vergüenza que
nos afrenta, hoy estamos aquí, a las puertas de esta empresa mediática
ignominiosa, que se ha encargado de desinformar y manipular al pueblo mexicano.
A los pueblos de México:
Cuando llegamos estaba el mundo y
éramos ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión. Éramos cúmulo de
descontento, éramos fraudes electorales sin revolución, éramos Chiapas y 500
años sin nombre levantados en armas, éramos Aguas Blancas y el pueblo en la
tierra asesinado, éramos crisis y deudas ajenas, manos sin trabajo, éramos
huelga, barricadas aplastadas, Atenco y Oaxaca, mujeres violadas y asesinadas,
víctimas de represión. Éramos trabajo de esclavos, familias migrantes, infancia
calcinada, cuerpos en puentes colgados,
mártires (presas) del terrorismo de Estado, moneda de cambio en una campaña,
asesinato como libre mercado.
No fuimos buscados sino que
fuimos la ineludible consecuencia de un pasado y presente plagado de certezas
impuestas.
No somos sino que hemos sido.
Somos el efecto de la muerte y la indignación.
Asumimos la dignidad del difamado
y su lucha como propia. Dijimos que no éramos solo un número y que los números
no volveríamos a ser sirvientes callados de estadísticas y encuestas.
Dijimos que #Yosoy132 es ponerse
de pie ante la afrenta y negarse rotundamente a agachar la cabeza. Es no
aceptar la representación que nos imponen como realidad.
#YoSoy132 es un movimiento
estudiantil y social, político, apartidista, pacífico, autónomo,
antineoliberal, independiente de los partidos, candidatos y organizaciones que
responden a un programa electoral; un movimiento democrático donde la toma de
decisiones emana de sus asambleas locales y generales, que ha trascendido la
coyuntura electoral y seguirá organizándose y luchando para transformar
profundamente a México, como contrapeso a cualquier decisión y política que
vulnere los derechos e intereses de nuestro pueblo.
Emprendimos el camino y chocamos
con monumentos que para nosotros son murallas o fronteras, nos encontramos con
la muralla de un sistema económico que se presenta como inevitable, como un
absoluto impuesto a nuestras vidas. Sus ladrillos son la pobreza de más de la
mitad de los mexicanos y la obscena riqueza de unos pocos, donde los diez más
ricos del país concentran el equivalente al ingreso de los 40 millones más
pobres; un campo abandonado que sólo produce miseria y migrantes; la ausencia
de oportunidades que empuja a los desposeídos al crimen organizado; la venta de
lo colectivo para beneficio de unos cuantos; la concesión de megaproyectos por
encima de los derechos ambientales y
comunales. Sobre esta muralla los grandes poderes colocan, con descaro, para
cautivar nuestras aspiraciones, su opulencia, la promesa del progreso, el sueño
de algo propio que siempre permanece ajeno.
La muralla de la desinformación,
donde una minoría controla la opinión pública y la verdad es reducida a un
artículo más de consumo, concentrado en encuestas y spots publicitarios, en
personajes vacíos de telenovela, en una caricatura triste y cínica de la
realidad. Es en esta muralla donde levantan nuestra posibilidad de elegir, como
si en verdad hubiese elección alguna y no todo estuviera decidido de antemano
por el mejor inversionista.
La muralla que protege a las empresas
que envenenan nuestra comida y enferman a nuestros niños; que vuelve a la salud
un artículo de lujo en beneficio de corporativos y laboratorios extranjeros;
que abandona al enfermo y al necesitado, a la embarazada, al mutilado, al
discapacitado, al agonizante, al recién nacido y a la anciana para saciar la
avaricia anónima de las ganancias de la bolsa.
Vimos la gran pared alzada para
frenar a un pueblo con disposición de lucha al que sin embargo sistemáticamente
se le aisló. Una esperanza en ciernes obligada a gritar en el vacío. Desde los
días gloriosos de la División del Norte y el Ejercito Libertador del Sur, a las
rotundas peticiones de justicia de las madres cuyas hijas fueron asesinadas en
Ciudad Juárez y en el Estado de México, desde las grandes movilizaciones de los
estudiantes en el 29 a las de sus hermanos de 68, 71 y 99. Un pueblo cuyas
acciones y luchas eran fosilizadas y puestas en un museo y cuyo fondo se dejaba
de lado para que nadie preguntara, para que nadie supiera. Generaciones de
mexicanos con exigencias legítimas cuya única aspiración era la de construir
una nación digna y libre, sin desigualdades que se erigieran contra el derecho
de existencia de cada individuo y que vilmente fueron ignoradas una a una por
un afán de saqueo continuado que quiere que su voluntad sea la nuestra. Hace 12
años gran parte del pueblo le entregó sus mejores anhelos a un hombre y éste
cometió uno de los peores crímenes contra la nación: ignorar y pisotear su
esperanza. Él, ellos, un sistema que cree que no podemos mirar por encima de la
ciudad murada que nos han querido imponer.
Caminamos unos pasos y con la
fría estructura nos pegamos, es la ignorancia sombría, donde se preparan para
maquiladores los que tienen la suerte de ir a alguna escuela, donde la
educación pública es la educación de las telenovelas, donde el fin de enseñar
no es el aprendizaje sino el suministro de mano de obra barata para las
trasnacionales. Se erige en ésta como un regalo la modernización educativa y la
lógica donde sobrevive sólo el más apto, los exámenes estandarizados, el maestro
vuelto obrero mal pagado como modelo de superación.
Y al final, si aún tenemos
rostros y manos un reten nos cierra el paso, los muros de acero y concreto, los
muros piedras y balas, los muros donde mataron a tu hermana, de las
desapariciones forzadas, de los daños colaterales que desdibujan las caras, los
muros del miedo y las cabezas colgadas, de la impotencia, donde son presentados
niños muertos como líderes de bandas, donde no queda voz para protesta y menos
para deserción. El muro de la estrategia correcta donde fuiste acribillado para
que estuvieras seguro del crimen y del horror.
Hemos caminado, chocando contra
estos muros y buscado la salida, pero cuando los vemos en conjunto, hallamos
frente a frente un edificio, una estructura que sostiene una sociedad diseñada
para el beneficio de unos pocos. Donde arriba funcionan perfectamente sus
negocios y donde abajo somos aplastados todos. Un edificio muerto maquillado de
juventud, al que le rechinan sus bisagras y puertas. No queremos edificios
viejos, no queremos edificios decrépitos por su corrupción, no queremos muros
que nos aplasten. Las y los jóvenes queremos edificios vírgenes.
_______
Hemos emprendido el sendero de
lucha y hemos decidido caminar hacia adelante y nunca volver atrás. Con
nuestros puños derrumbaremos sus muros, nuestro grito retumbará en sus oídos
sordos y conmoverá los cimientos de su estructura. Nosotros, los que hemos
salido a las calles, mediante la concientización, politización y organización
del pueblo, con el poder de su cohesión y unidad, lucharemos, lucharemos por
conseguir derribar sus pilares, entre todos construiremos la democracia
auténtica de México y nuestro futuro, y este es el programa de lucha que
proponemos:
1. Democratización y transformación de los
medios de comunicación, información y difusión. Consideramos que sólo con
la socialización de los medios de difusión y un modelo de medios públicos, se
alcanzará una verdadera apertura mediática y se garantizará el derecho a la
información y a la libertad de expresión.
2. Cambio en el modelo educativo, científico y
tecnológico. Buscaremos una
educación verdaderamente laica, gratuita, científica, pluricultural,
democrática, humanista, popular, crítica, reflexiva, de alto nivel académico y
garantizada por el Estado en todos los niveles como obligación constitucional.
3. Cambio del modelo económico neoliberal.
La experiencia y la historia nos dan la certeza de que el mercado no es la
panacea para la solución de los males sociales y que el gobierno y la sociedad
deben de jugar un rol fundamental para resolver los problemas económicos que
aquejan al país. Por eso lucharemos por una economía humana, justa, soberana,
sustentable y de paz.
4. Cambio en el modelo de seguridad nacional.
Para la restauración de la paz, es imperante el retiro de las fuerzas armadas
de las funciones de seguridad pública; así como detener la criminalización,
represión y hostigamiento de la protesta social y de la población en general.
Exigimos el esclarecimiento de los asesinatos como el caso del luchador social
de Carlos Sinuhé Cuevas y nos pronunciamos por un ¡Alto a los feminicidios y
crímenes de odio! Al mismo tiempo reivindicamos los procesos autónomos de
seguridad comunitaria y de organización contra los megaproyectos.
5. Transformación política y vinculación con
movimientos sociales. Para fomentar y fortalecer la democracia
participativa en la toma de decisiones, la construcción de políticas públicas y
el apoyo a los proyectos autónomos y autogestivos; proponemos el
enriquecimiento y creación de asambleas distritales, municipales, comunales,
locales y barriales. Todo esto, para la constitución de un poder popular y
ciudadano que vigile a los órganos de gobierno e implemente desde a sociedad
mecanismos para la solución de sus demandas. Abrazamos las voces de las
organizaciones y movimientos sociales, vinculándonos de manera solidaria en
búsqueda de alianzas que toman como principio el respeto a su autonomía, la
construcción de una relación horizontal y el reconocernos con humildad como uno
de tantos actores sociales que expresan el descontento social.
6. Salud. Lucharemos por el pleno
cumplimiento del derecho a la salud consagrado en el artículo 4º constitucional
y en la observación general 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (DESC) de la ONU. Nos oponemos al esquema neoliberal de salud
adoptado en las últimas décadas por el Estado mexicano y nos pronunciamos a
favor de un enfoque multidimensional e interdisciplinario del sector de la
salud.
______
Si queremos una democracia
auténtica, será ineludible la democratización de los medios. Como todos los
defectos de nuestra pobre democracia, la concentración y manipulación de la
información es una herencia que perdura del viejo régimen y del supuesto
cambio.
A lo largo de casi todo el siglo
XX, el PRI cooptó a sindicatos, empresas y movimientos sociales corrompiendo a
sus líderes e integrándolos a su sistema de favores. En el régimen del PRI las
empresas se congratulaban con el Estado para obtener privilegios y así, el
Estado lograba apuntalar su poder sobre todos los ámbitos de la vida política,
económica y social de México. El control de la difusión de la información y de
los medios de comunicación era fundamental para controlar las corrientes de
oposición y los movimientos sociales.
El contubernio Televisa-PRI tiene
más de 60 años de existencia. Emilio Azcárraga Vidaurreta, el abuelo del actual
presidente de Televisa, fundó en 1951 el canal 2, seis años después de la
creación del PRI. Azcárraga Vidaurreta concretó con el impulso del gobierno
priísta en turno, la concentración de los canales 2, 4 y 5 bajo una sola
compañía, Telesistema Mexicano, consolidando el monopolio de la televisión de
la época, el cual informaba sólo lo que al PRI le convenía, distorsionando la
información e ignorando a los movimientos sociales que cuestionaban las políticas
gubernamentales.
La manipulación más descarada fue
en el año de 1968, año en el cual el movimiento estudiantil fue atacado,
minimizado y censurado por el monopolio televisivo que en aquel entonces
produjo 28 telenovelas, entre ellas una cínicamente titulada “Pueblo sin
esperanza”. El día de la masacre en Tlatelolco, el 2 de octubre, Jacobo
Zabludowski anunció como principal noticia que había sido “un día soleado”.
¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día
siguiente, nadie.
La plaza amaneció barrida; los
periódicos
dieron como noticia principal
el estado del tiempo.
Y en la televisión, en el radio,
en el cine
no hubo ningún cambio de
programa,
ningún anuncio intercalado ni un
minuto de silencio en el
banquete.
(Pues prosiguió el banquete.)
Una de las páginas más negras en
la historia de la comunicación mundial, pues se traicionaba el derecho humano a
la información y se evidenciaba la alianza de los Azcárraga con el poder.
Gustavo Díaz Ordaz, desesperado por cegar a la población ante la realidad,
permitió dos canales más: los canales 8 y 13.
En 1972, por iniciativa de Luis
Echeverría, los canales 2, 4, 5 y 8 se fusionaron con el nombre de Televisa,
cuya dirección estaba a cargo del hijo de Azcárraga Vidaurreta: Emilio
Azcárraga Milmo, alias “el Tigre”, quien se proclamaba un “soldado del PRI y
del presidente”, y que decía hacer
“televisión para jodidos porque México era un país de jodidos”.
En 1993, Salinas de Gortari,
entregó a Ricardo Salinas Pliego la televisora Imevisión con los canales 7 y
13. En el 2002, Salinas Pliego, tomó por la fuerza las instalaciones de Canal
40, acto conocido como el Chiquihuitazo. El entonces presidente Vicente Fox, al
ser increpado sobre la responsabilidad del gobierno en estas acciones ilegales,
pronunció cínicamente su frase célebre: “¿Y yo por qué?”. Fox, que después de
décadas inauguraba la transición a la supuesta democracia mexicana, se
arrodilló ante los poderes fácticos del país, cuyo rostro más visible son los
medios de difusión de información. “¿Y yo por qué?” decía el valentón que
prometía sacar a patadas al PRI de los Pinos, “¿Y yo por qué?” decía el líder
del voto útil, el de las grandes promesas.
Poco antes de terminar su
periodo, en 2006, Fox, anticipó el pago de un favor al duopolio televisivo,
aprobando en una discusión de siete minutos en el Congreso, la llamada “Ley
Televisa”, la cual permite a los consorcios el uso del espectro radioeléctrico
sin ningún tipo de cargo y regulación, despojando al pueblo mexicano de un bien
público que le pertenece. Dos meses después, el monopolio mediático impulsó la
brutal represión que sufrieron los pobladores de San Salvador Atenco,
orquestada por el gobierno federal y el entonces gobernador del Estado de
México, Enrique Peña Nieto, en la cual fue asesinado nuestro compañero Alexis
Benhumea. Toda la información sobre las violaciones, asesinatos, agravios y
atropellos fue ocultada por varios medios de difusión.
Los poderes fácticos se
concentran en estos medios. De los diez hombres más ricos de México, cinco se
encuentran en las mesas directivas de las televisoras. Ricardo Salinas Pliego
es el segundo hombre más rico de México y casi duplicó su fortuna tan sólo el
año pasado. Grupo Salinas tiene empresas como Elektra, Salinas y Rocha, Banco
Azteca, TV Azteca, Italika, entre otras.
Pedro Aspe, quien fue Secretario
de Hacienda durante el gobierno de Salinas y dijo que la pobreza en México era
un “mito genial”, se encuentra en el Consejo de Administración de Televisa
junto con cuatro de los 10 hombres más ricos de México con intereses en todos
los sectores de la economía nacional.
Alberto Bailleres es el tercer
hombre más rico de México y es dueño de Palacio de Hierro, de Peñoles, la
segunda minera más grande del país, y accionario de Femsa, quien controla los
Oxxo’s, la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y Coca-Cola México.
Germán Larrea, el cuarto hombre
más rico de México, es el dueño de minas como las de Cananea y Pasta de
Conchos. En el 2006, por no contar con medidas de seguridad adecuadas, en una
explosión en la mina Pasta de Conchos murieron 65 mineros, de los cuales, a 6
años del incidente, sólo han sido rescatados dos cuerpos.
Roberto Hernández, el segundo
accionista más importante de Televisa, es el noveno hombre más rico de México.
Este personaje fue beneficiado con la privatización de los bancos con Salinas y
posteriormente por el rescate bancario iniciado por Zedillo. Finalmente,
habiendo quebrado a Banamex, banco con más de un siglo de antigüedad en México,
lo vendió al banco estadounidense Citibank, obteniendo jugosas ganancias y sin
pagar impuestos.
Emilio Azcárraga Jean, el
presidente de Televisa y de la dinastía que siempre se benefició de sus
relaciones con el poder, es el sexto hombre más rico de México y posee clubes
de futbol y acciones en distintos bancos. Ahora, con la tradición monopólica de
familia, se alía a través de Iusacell con su supuesto competidor: Tv Azteca.
Televisa y TV Azteca son la cara
más visible y el principal instrumento de la oligarquía que gobierna este país,
de los poderes fácticos que, de acuerdo a sus intereses, imponen y quitan gobernantes.
Son empresas que producen y difunden información manipulada, confusa y
tergiversada, para hacer pasar por opinión pública lo que conviene al régimen
económico y político, para imponer a los gobernantes que ejecuten los proyectos
neoliberales de los grandes capitalistas tanto nacionales como transnacionales.
Desde el 2005, Jenaro Villamil
denunciaba en la revista Proceso las estrategias mediáticas para promocionar a
Enrique Peña Nieto, el nuevo representante de los poderes fácticos y del
proyecto económico neoliberal, y fraguar un proceso de imposición que se
pretende consumar este año. Esto se corroboró el mes pasado, cuando el
periódico inglés The Guardian publicó que una unidad secreta de Televisa vendió
una estrategia promocional al candidato priísta, basada en una “cobertura
favorable” en su noticiero principal y en los principales programas de
entretenimiento, así como en la difusión
de videos en cuentas de correo, facebook y youtube. El periódico dijo haber
revisado documentos que formalizaron la venta que hizo Televisa al candidato
del PRI, tales como una lista de tarifas que Televisa cobró a Peña Nieto para
construirle una imagen nacional de Gobernador del Estado de México de 2005 a
2011, mediante videos promocionales, y el despliegue de tácticas diseñadas para
hundir a sus oponentes.
De tal manera que, durante la
pasada jornada electoral, prevalecieron prácticas profundamente
antidemocráticas, como la violencia de Estado, la compra y la coacción del
voto, la manipulación mediática, el uso amañado de las encuestas y otras
prácticas ilícitas que alteraron la esencia del sufragio libre, informado,
razonado y crítico. Estos hechos nunca fueron informados, sino que por el
contrario, los medios, el presidente y las instituciones electorales descaradamente
calificaron la elección como transparente, ejemplar y pacífica.
Estas pruebas evidencian
ampliamente que el proceso de imposición de Peña Nieto como presidente tiene su
origen desde el 2005, y que empresas como Televisa han jugado un papel determinante
en tal imposición.
Advertimos que en caso de
consumarse la imposición se restauraría el viejo régimen político que practica
la violencia de Estado, la represión, el autoritarismo, la corrupción
generalizada, el encubrimiento, la opacidad en la toma de decisiones públicas,
la coacción del voto y demás prácticas antidemocráticas. EPN no debe ser
presidente no sólo por el régimen caduco al que representa y por su colusión y
subordinación a Televisa, sino por las amenazas que cierne sobre nuestro país la
privatización del petróleo a favor de las transnacionales norteamericanas, la
elevación de impuestos para el pueblo, la reforma laboral que legalice la
brutal explotación de los trabajadores y la pérdida de derechos laborales
indispensables, por último, la privatización del sector salud y de las
pensiones de los trabajadores, todas ellas serán impulsadas y respaldadas por
medios como ante el que hoy nos manifestamos.
Ante este peligro, llamamos a la
unión y organización de las fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la
transformación del estado actual mexicano. Sabemos que los estudiantes no
podemos solos y por ello, convocamos a todos los movimientos sociales,
organizaciones civiles y políticas, así como al pueblo en general a sumarse al
proyecto democrático de transformación social y reconstrucción nacional, a
través de la participación activa, de la discusión, toma de acuerdos,
actividades organizativas y sumarse a las acciones que llevaremos a cabo como
las acordadas en la Convención Nacional contra la Imposición.
Pueblo de México: ¡Hoy tenemos
mucho por hacer! Organizarnos será el primer paso. Desde nuestra causa, nuestra
comunidad indígena, nuestra milpa, nuestra plaza, nuestra selva, nuestras
creencias, invitamos a que se adhieran a nuestro manifiesto y acciones, que
desde sus territorios, sus organismos e historias que esperamos hacer nuestras,
podamos juntos entrar en contacto, podamos juntos entrar en confianza, luchar y
transformar a este nuestro México.
Éramos silencio, éramos dolor, éramos
opresión.
Quisieron arrebatárnoslo todo y
lo único que perdimos fue el miedo.
Ya no seremos más una voz
silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que gritan: ¡¡¡YA BASTA!!!
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